jueves, 31 de diciembre de 2009

DE AQUELLOS BARROS, ESTOS LODOS

¡Si ya lo decía yo! Que no era bueno que el Barcelona club de futbol ganara el “mundialito” de clubs. Que aunque sea una pepla de club, que ha ganado la mayoría de los títulos por pura chorra, a última hora, de penalti inexistente, al resbalarse, sin querer, sin méritos y jugando fatal, ahora no hay quién les aguante. El Real Madrid club de futbol, lleva una trayectoria de muchos años en línea, cosechando títulos y siendo el embajador de España allá donde iba. Con una españolidad impecable, con humildad y haciendo las delicias de la afición propia y extraña. Y digo humildad porque hay que ser muy modesto para no haber suturado los labios de tanto forofo foráneo –valga la rebuznancia- que ahora quieren inventar la historia haciendo de un año de cosecha propiciada por los hados y la incomprensible suerte, que premia muchas veces a quien no se la merece, una goma de borrar la trayectoria completa del club de España por excelencia, El Real Madrid Club de Futbol. Ya no hay 31 Ligas, 17 copas del Rey, 9 copas de Europa, 1 supercopa de Europa, 2 copas de la UEFA, 1 copa de la Liga, 8 supercopas de España, 3 copas Intercontinentales, 2 copas Latinas, 2 pequeñas copas del mundo, 5 trofeos mancomunados, 18 veces campeón regional. Ya no existe nada de eso, sólo la machada de un club separatista con un Presidente y un entrenador separatistas, con la mayoría de los socios separatistas y destilando hiel por los colmillos en contra del Real Madrid como representante vivo del centralismo.

No hay tertulia deportiva de radio o televisión, en la que no se produzcan enfrentamientos – a veces violentos- entre seguidores de uno y otro equipo de futbol. No hay vez que no se haga mofa del Real Madrid, de su Presidente, de su entrenador y de sus jugadores. Descaradamente eliminan todos los méritos del Real Madrid, para declarar abiertamente que lo que valen son los seis títulos en un año, y que lo más del mundo galáctico es Messi y sus hordas separatistas.

Digo por segunda vez, que yo he gozado de los triunfos de todos y cada uno de los clubs españoles, dentro y fuera de España. Pero esto es pasarse de la raya, de frenada, de pueblo y de lo que se quiera. Concluyentemente: no ha sido bueno para los intereses de España, del resto de los clubs y del Barcelona en particular, que hayan ganado los seis títulos posibles en un año. Y es verdad, los han ganado. El mérito, de una forma u otra, es indudable. Pero, señores, seamos sensatos y humildes. Gozar de los triunfos propios es honesto, e incluso conveniente. Denostar los ajenos me parece rastrero e infame. ¡Ya lo decía yo! No es bueno que el Barcelona Club de Futbol haya ganado el “mundialito”.

miércoles, 30 de diciembre de 2009

PARA CREYENTES

Dios creó a los hombres a su imagen y semejanza. Les ordenó crecer y multiplicarse, y les dotó de libre albedrío, para que hicieran con su vida lo que su necesidad de experiencias les indicase en cada caso. De esto se desprende, que el hombre, en el ejercicio de este don divino, puede interrumpir su propia vida a su capricho, siempre que tenga íntegras y en correcto funcionamiento sus capacidades mentales. Otra consideración –que no nos ocupa- es las consecuencias que pudieran derivarse del hecho. En este terreno no soy capaz de entrar. No sería franco, ni escribiría con la verdad. No lo sé.

Si esto es así –que tiene todos los visos de serlo- el ser humano racional puede hacer con su vida lo que quiera: Vivir bien, mal, feliz, infeliz, con salud, con dolor, rico, pobre, tener una muerte plácida, atroz, esperar pacientemente su hora final o interrumpir su ciclo vital, bruscamente, cuando así lo decida, arrojándose al vacío, tirándose al paso de un vehículo. O de una forma lenta e insidiosa, drogándose, bebiendo, agotando deliberadamente su capacidad vital o dejándose morir, sin capacidad de reacción, ante una desgracia.

Y si la gente se está suicidando lentamente, a su voluntad y libre albedrio ¿por qué no hacerlo mediante el hambre voluntaria? Haidar, ha estado ejerciendo constantemente su derecho al libre albedrio, y se la debe permitir que lo utilice a su capricho ¿Por qué prohibir la voluntad humana en el ejercicio de su derecho inalienable de decidir sobre cómo y hasta cuándo quiere vivir? ¡Qué manía de interferir decisivamente en la voluntad del prójimo!

En su afán de intervenir, decidir y poner el mingo, un determinado gobierno prohíbe fumar en puntuales lugares públicos. Pero, ni ellos, en su magnificencia absolutista, pueden prohibir a la gente que fume ¡Estaría bueno! ¡Hasta ahí podíamos llegar! Sólo faltaba que nos prohibieran tener vicios, comer o beber a nuestro antojo. Estaría bueno que se erigieran en una especie de taumaturgos, que intentaran moldear la voluntad humana para plegarla a las conveniencias de estos desgarramantas, que lo único que manejan aceptablemente es la propaganda política. Ni con actuaciones e intenciones espurias, se puede conseguir que un ser humano actúe en contra de su voluntad, de sus intenciones y de su libre albedrio.

Haidar puede hacer, decir o pensar lo que le dé la gana. Pero “ellos” no pensaban, ni decían lo mismo cuando un significado activista del separatismo de determinada región de la España, una, grande y libre, se embarcó voluntariamente en su huelga de hambre privada, para forzar al gobierno de estos chupalápidas a actuaciones fuera del derecho y de la unidad de la Patria. Entonces, el huelguista de marras, podía hacerlo impunemente, porque estaba ejerciendo su libertad.

Pues, eso: Menos chorradas intentando justificar lo inexplicable, y dejemos de prohibir a gente adulta y en pleno uso de sus facultades mentales, que hagan con su humana estructura lo que les venga en gana –siempre que no me cojan a mí en la redada-.

A este paso van a prohibir, por decreto ley, que la gente trasnoche y se mame, o que –lo que sería muy chusco- se vayan voluntariamente a la cama, a colmarse mutuamente de dicha y alegría pa el cuerpo. ¡No te fastidia, hombre…!

LA FELICIDAD DE CHARO IZQUIERDO (Directora de Yo Dona)

Estoy empeñado en el proyecto de vivir sin preocuparme por lo que digan, hagan o piensen los demás: Mis amigos, mi familia, los famosos, los políticos… Sin embargo, cuando intuyo que puedo ayudar a alguien con mi bagaje de experiencias de 40 años de ejercicio de la medicina pública y privada, primero pregunto: ¿Quieres que te diga lo que pienso? Luego, me atengo a la respuesta. Con mis pacientes actúo de manera diferente: Me supongo que, si están sentados en mis sillas de confidente quieren que mejore su calidad de vida. Así es que, sin preguntar, arremeto contra ellos con todo el arsenal de mi sabiduría.

Nuestro caso –el tuyo, el mío- no tiene nada que ver con los dos supuestos anteriores: No eres mi paciente, y no te puedo preguntar. Para cuando recibiera tu respuesta, se me habría ido la olla y la intención. Me atrevo, por tanto, de sopetón, a decirte lo que pienso de la felicidad.

La felicidad depende del especial enfoque con el contemplo mi interior y el mundo que me rodea. Al respecto, me dirijo a mis pacientes en los siguientes términos: “En este momento estoy a gusto, feliz. Hago lo que me gusta, estoy con personas que me agradan, aquí y ahora, ejerciendo la profesión que me subyuga, en un sitio agradable, que he hecho para mí, con una música sublime, una temperatura ideal, no me espera nadie. Es el colmo del bienestar (felicidad). Pero si me salgo de esta situación ideal de felicidad, para pensar en los pacientes que esperan en la salita, o en las múltiples propuestas para cuando acabe la consulta, me estoy boicoteando la felicidad de mala manera. Y, además, me estreso”.

¿Qué es la felicidad? Vivir la vida concentrado en el momento y con la intensidad de un jugador de élite. Sentir el agua en mi piel, la rugosidad de la manopla de crin, el olor del gel de ducha, y la suavidad de mis manos acariciando mi cuerpo. Cumplir mi cometido impecablemente, con toda mi potencia de atención, sin pensar en otra cosa. Hacer las cosas que no me gustan como si me gustasen. Amar incondicionalmente.

Los humanos hemos sido adiestrados para buscar la felicidad, y a Dios, fuera de nosotros: Allí arriba, en una pareja, en un casoplón, en un buen estatus, en la notoriedad. Y la felicidad no está ahí; está dentro de mí y en ningún otro lugar. Yo no puedo fundar mi felicidad en nada, ni en nadie, porque, correspondientemente, si pierdo la base de mi felicidad –cosa probable- nunca más volveré a tener dicha; quedará destruida mi felicidad para siempre, sin posibilidad de reparación.

Si me permites, la clave de la felicidad está en vivir cada momento como si fuera el último, y amarse a sí mismo y a los demás incondicionalmente.

Me encantaría saber tu opinión. Mi e-mail es: edesoto@telefonica.net.

Un saludo con toda mi admiración para ti. Enrique de Soto Toledano (Médico).

LA SALUD DE MI ADMIRADA BÁRBARA ALPUENTE

Querida y muy admirada Bárbara. ¡Que no cunda el pánico! Soy médico, ejerzo como O.R.L. (Otorrinolaringólogo) hace 35 años en Palencia, y he estudiado muchas disciplinas que han ayudado a mis pacientes.

Mi educación, dorada en el crisol de los Hermanos maristas y de una familia aristocrática, me obliga a pedirte permiso para ejercer contigo el “tuteo”. Mi intuición me dice que me lo concedes. Me quedo tranquilo al respecto y continúo.

Me haces mucha gracia. Paso contigo unos ratos muy agradables, y comparto, en buena medida, tus comentarios y tus opiniones. Si no es por tu columna, “Salud”, no me hubiera atrevido a escribirte, pero este tema es mi pasión. La salud. Bonita palabra; soezmente empleada en multitud de ocasiones. Inicuamente ignorada en otras. Y, siempre, mal entendida.

Me gusta mucho el comentario de tu amiga Ana -a quien me agradaría conocer- : “La vida es letal”. Es bonito, original, pero absolutamente inexacto. La vida, en sí, es salutífera; los que la hacemos letal somos nosotros. Me gusta mucho, por lo intuitivo del aserto –quizá extraído de algún libro de autoayuda- lo de: “Los nudos son las obsesiones, los traumas, los miedos…” que paralizan o ralentizan la energía –añado-, porque con ellos no dejamos que todo fluya con naturalidad.

Tengo un par de verdades elaboradas a lo largo de 40 años de ejercicio profesional. Y de miles de pacientes embutidos en mi zurrón de caminante. Una de ellas, la mejor, la señera, el lábaro de mi ideario, es: “El pensamiento es creativo. Si piensas bien, vives bien; si piensas mal, vives mal. Y a esto precisamente se refieren las “obsesiones, los traumas y los miedos que producen –dependiendo de la intensidad con que se viven- las enfermedades orgánicas que padecemos. Otra es: “La mayoría de las enfermedades tienen su origen en la mente (son psicosomáticas). Y tú lo sabes bien y lo expresas magníficamente en tu párrafo: “Ahora mismo tengo fiebre, una calentura y síntomas de colon irritado (igual por algo que he dicho, no sé, el colon es muy suyo). Y todo porque soy la somatización en persona”. Pero, permíteme, somatizas porque piensas, y tus pensamientos te crean conflictos afectivos que, a su vez, generan los síntomas y la enfermedad.

¿Qué hacer para no enfermar? ¡Va por ti, querida Bárbara! Lo primero y fundamental: Vivir el momento. El pasado ya pasó, no me puede afectar. El futuro lo hago yo momento a momento. Entonces ¿qué me queda?: Este momento. Es lo único que hay. El estrés y la enfermedad nacen de: estoy trabajando aquí y estoy pensando allá. De manera que, 1º: Vive el momento. Segundo: Cuando seas consciente de que estás elucubrando (la clásica “paja mental”), retómate y céntrate en lo que estás haciendo. O cambia tu elucubración negativa por otra positiva.

Este mes de Diciembre he publicado un libro con alguna de mis experiencias en el campo de la paramedicina, que me han conducido por este camino de rosas que es la vida. Se llama La Serpiente de Fuego, y si te interesa, sentiría un inmenso placer al ofrecértelo como presente. En él podrías leer estas cosas que te he escrito, y otras muchas muy interesantes en el terreno de la mente y la enfermedad.

Te remito al blog de mi página: w.w.w.enriquedesoto.es

Si has tenido la paciencia de leer esta carta hasta el final, te doy las gracias por ello. Si no, también te doy las gracias por tus artículos. Perdona: ¿Tienes algo que ver con Moncho Alpuente? Un brazo muy sentido.

EL AMOR

- ¿Cómo puedes ser tan insensible y tan hosco conmigo? ¿No tienes algo de cariño para mí? Yo te amo, estoy sensible contigo ¿Por qué no me correspondes en la misma medida?

- ¡Ay, caramba! ¡Déjame en paz! Siempre estamos con lo mismo. Ya me conoces; los Macalla somos así: incapaces de demostrar nuestros sentimientos. No sabemos expresar lo que sentimos con palabras. Somos fríos. Yo soy como mi abuelo y como mi padre ¿Qué quieres? Las cosas son como son…

¡Vaya chorrada inventada y aprendida de memoria! Pues, si sois así los Macalla, me parecéis bastante mamones. Sólo hay una manera de amar: Incondicionalmente.

La gente, tú, yo, estamos programados para recibir amor; para obtener caricias positivas a cambio de un buen comportamiento. Pero eso se comprende en los niños. Para su buen desarrollo físico y mental, deben recibir atenciones, caricias y amor de sus padres. Pero llegados a la edad adulta, ya no deberíamos necesitar que nos amaran. Sin embargo existe una programación de la mente humana desde la infancia: El género humano necesita ser amado, gratificado y halagado para poderse sostener en unos parámetros correctos de comportamiento. Pero, en realidad, el hombre lo único que necesita de una forma vital es amar. Sólo eso, amar con todo su ser. Y el amor que debe de ofrecerse a sí mismo y a los demás, o es incondicional o no es amor. Yo te amo y tú haz con mi amor lo que quieras. No me importa el resto, sólo quiero y necesito amarte. Te amo tanto que deseo tu entera felicidad. Pero no te exijo nada a cambio. Si no, actuaría como en los negocios: Yo te doy si tú me das otra cosa a cambio.

El verdadero amor es algo sublime de lo que muy pocas personas pueden jactarse. Casi nadie tiene esa clase de amor para ofrecer. De manera que siempre andamos exigiendo el pago de nuestra dedicación o de nuestro cariño. ¡Estoy harta de dar siempre, estoy más que harta! Por una puñetera vez, me podías dar tú a mí. Me podrías ofrecer tu amor, tu consideración y tu respeto. Pero este trueque no funciona. Esta es la causa de la fractura de tantas parejas después de un breve ensayo general con todo –como en las obras de teatro- Es necesario amar sin pedir nada a cambio, nunca. La necesidad vital es amar; no ser amado, amar. El amor es lo único que no se agota con su uso. A medida que lo vas dando, se te va multiplicando exponencialmente, hasta que llega un momento en que piensas que vas a estallas de tanto amor acumulado.

Mientras el hombre no aprenda a amar incondicionalmente, no se podrá hablar de amor, porque estará errando los términos: hablará de trueque, comercio, negocio. Todo menos amor.

Para ser feliz y hacer felices a los que te rodean –incluida tu pareja- ama incondicionalmente. Esta es la clase de amor de la que hablaba Jesús de Nazaret, y que es tan incomprendida. Este es el amor al que se refería cuando decía: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”.

Es poco fácil: estoy en ello. Pero comprendo que es lo que hay, y que es la asignatura pendiente de la humanidad. Y, que, una vez aprobada, cambiará radicalmente la manera de ser, de sentir y de actuar de todos los seres humanos.

jueves, 24 de diciembre de 2009

REGALO DE NAVIDAD

No quiero pasar este día sin acordarme de la gente. Hay quien opina que estas fiestas son protocolo, comercio, rutina, paparuchas, bazofia. Pero la verdad es que todo se impregna de un halo especial que ablanda el alma y, por un momento, piensas que todo es bello y que la gente es buena, y que estamos seguros en este lugar. A todos les llega este aroma de santidad, a los buenos, a los malos, a los trabajadores, a los vagos, a los ricos, a los pobres, a los niños, a los ancianos. Y, quieran o no, sienten algo especial en el corazón y en la cabeza. La unión de los seres queridos, para unos es una delicia y un consuelo; para otros un dolor y una rémora. Para unos, dar es un placer, otros dan esperando recibir. Para unos la familia es una obligación triste de cumplir, para otros la familia es una belleza y cada vez que se coincide a uno se le ensancha el alma. Pero, si cuando coincides con la familia pudieras leer los pensamientos, te horrorizaría en tal grado que no lo podrías soportar. Estoy empezando a leer los pensamientos. Así que anhelo que a mi familia, a mis amigos, a mis enemigos, a los políticos, a los buenos, a los políticos, a los pobres, a los políticos a los trabajadores, a los políticos, a los ancianos, a los políticos, a los sinceros, a los políticos, a los honrados, les vaya todo muy bien en la vida y que, cuando sean mayores, tengan unos gobernantes iguales que ellos, unos amigos, iguales que ellos, y una familia igual que ellos.


Toda esta broma me ha servido para recapacitar en lo que no debo de hacer nunca. En realidad yo pienso que la felicidad está dentro de mí. No en la familia, ni en los amigos, ni en los políticos, ni en la gente. En mi interior. No debo buscarla en otra parte. Sólo dentro de mí. La Navidad la llevo en el corazón y querría compartirla con todo el mundo: con los que me dejan y con los que no me dejan. Que seáis todos inmensamente felices, conmigo y sin mí. Un abrazo desde el corazón.

miércoles, 23 de diciembre de 2009

LOS PARADIGMAS DEL DEPORTE

¡Que, no! ¡Que no tengo envidia, ni nada de eso! Sólo expongo mi manera de pensar al respecto. Yo ya tengo vendido todo el bacalao. A veces lo vendí a buen precio, y otras me timaron; pero lo vendí. ¿Me empeño en decir a la gente lo que tiene que decir, hacer o pensar? ¡No! Con una meridiana simplicidad me dedico a vivir el momento y a no juzgarlo. Sin embargo, tengo una extraña compulsión a escribir como si fuera de carne y hueso; como si perteneciera a esta loca raza de humanos que caminan hacia su destrucción moral y psíquica. Ha pasado en el final de todas las civilizaciones y la nuestra no va a ser una excepción. Mircea Elíade, filosofo rumano, estudioso del chamanismo y de las religiones, lo expresa muy bien en su libro El mito del eterno retorno. El título habla por sí mismo de la sistemática periodicidad en los intentos de destrucción de la raza y de la civilización. En su primer capítulo, reza así:

En el detalle de su comportamiento consciente, el “primitivo”, el hombre arcaico, no conoce ningún acto que no haya sido planteado y vivido anteriormente por otro, otro que no era un hombre. Lo que él hace, ya se hizo. Su vida es la repetición ininterrumpida de gestas inauguradas por otros”.

Somos reiteradamente estúpidos al ignorar la historia que, aparte de constituir un soporte cronológico de los hechos acaecidos en el pasado, como ejercicio mental para los estudiantes, es un ejemplo vivo de lo que se debe y no se debe hacer, dadas las consecuencias de explicación intachable en sus textos. Pero vivimos inmersos en tics y manías que a nuestros mayores les condujeron al abismo. ¿Será que nos consideramos más listos que nuestros abuelos? Eso debe ser, porque estamos cometiendo, tozudamente, las mismas equivocaciones que ellos cometieron.

Es pueril e irreflexivo bajar siempre por las rodadas que nos han llevado a chocar contra el mismo pino. Pero nos empeñamos en repetir el mismo camino, una y otra vez. Y, una y otra vez, acabamos con la piñonera incrustada en la rugosa corteza del árbol piñonero. Las ideas, como los convenios, están para ser revisados al cabo del tiempo. Pero ideas y convenios parece que toman carta de naturaleza y nadie quiere arriesgarse a cambiar ni un palitroque de una eñe. Así andamos dando trompicones con ideas tan agostadas, a mi manera de ver, como los valores académicos, el deporte, los ideales, la comunicación, la basura de los medios, etc.

Ponen, en este momento, a Messi como el paradigma de la excelencia; como ejemplo para la juventud; como dirección a la que hay que llegar, sí o sí. Pero, reflexiono, ¿Es bueno acudir al deporte como medio de vivir opíparamente a costa de un físico trabajado y de unas cualidades, la mayoría de las veces innatas, que te aúpan al cenit, no de los ingenios, sino del músculo? He dicho varias veces –perdón, creo que solamente una vez- que el aforismo “Mens sana in córpore sano”, está rigurosamente errado de principio. La colocación de las palabras es correcta de esta forma: “Corpore sano in mens sana” Repito que el estado orgánico responde al estado de la mente y no al contrario. Que se vive como se piensa, y no al contrario. Que la mayoría de las enfermedades son de origen psicosomático, y no al contrario. Y que, definitiva y concluyentemente, por mucho ejercicio físico que se practique, la mente puede estar extraviada de lo más. ¿Por qué no colocan al Dr. Cavadas como paradigma para la juventud, en vez de entronizar a un deportista de élite? ¿Por qué no cambiamos alguna vez de rodadas para no darnos de piños contra el árbol? ¿Por qué no enseñamos a nuestros hijos el ser, en vez del tener? ¿Por qué los educamos en la competitividad en vez de educarlos en la solidaridad. En:“vamos a unirnos para demostrar nuestras habilidades, no uno contra otro, sino yo contra mí mismo”?

martes, 22 de diciembre de 2009

DESPUÉS DE LA TEMPESTAD

No me guía la envidia, ni la rivalidad, ni el forofismo. Hubiera preferido que el Barcelona club de futbol fuese un club español como el Sevilla o el Valencia; con una ausencia total de nacionalismo, con amor a España. Entonces quizá hubiera gozado de sus triunfos, como si los hubiera conseguido el Real Madrid.

No es bueno el endiosamiento. No es conveniente estar en la cima sin madurez y sin la humildad de los grandes. A eso me refería en mi comunicado anterior sobre el mundialito. El Barcelona club de futbol ha accedido a los seis títulos que ostenta, después de una serie de vicisitudes, casualidades y causalidades muy interesantes, y, sobre todo, aupado, mantenido y recreado por una afición que, no sólo adora al Barcelona club de futbol como a sus madres o como a un dios menor, sino que odia, con los cinco sentidos, a todo lo que no sea catalán y catalanista, fundamentalmente al representante del centralismo inventado por estos dementes que quieren hoy prohibir las corridas de toros en Cataluña, y mañana, como dije, se separarán de España fabricando un muro, ya no de la vergüenza, del sonrojo humano.

A partir de este momento, no sólo Messi será para ellos el más grande de todos los tiempos, sino que erigirán monumentos, esculpirán estatuas y construirán grandes edificios conmemorativos del año en que el Barcelona Club de Futbol consiguió –de una manera u otra- seis títulos (todos los posibles, ya no hay más), y que su ídolo mediático Leo Messi –le compadezco con todo mi ser- ganó el balón de oro y se le consideró como el mejor jugador de futbol de todos los tiempos, y al Barcelona Futbol Club, como el mejor club de futbol de la galaxia desde los tiempos de los egípcios.

¿Cómo acabará la cosa? Ya no hay rival, ni oponentes, ni títulos conseguidos por el Osasuna, por el Valladolid o por el Recre. Sólo existe en el panorama deportivo el Barcelona Futbol Club y sus seis títulos en un año. El Real Madrid será siempre un aspirante a igualar los triunfos del Barcelona Club de Futbol, y la afición, ahora más que nunca, dirá de los socios y simpatizantes del Real Madrid Club de Futbol que son patéticos y que les tienen envidia.

Pero en este mundo, la rueda de la fortuna gira para todos por igual. Y el que en una vuelta está arriba, en la siguiente puede estar abajo. Son las experiencias que necesita el ser humano para aprender. Y sólo se puede contemplar esta situación bajo el punto de vista de la experiencia: Para el Barcelona Club de Futbol, para el Real Madrid Club de Futbol, para las respectivas aficiones, para los jugadores, para los entrenadores, para los directivos, y para las madres de todos nosotros –incluídas las de los políticos que nos quieren meter en un pozo sin fondo- .

Mientras tanto, si el Real Madrid gana, yo estaré feliz; y si pierde, yo estaré feliz. Si el Barcelona gana, yo estaré feliz porque es un club de futbol de España; y si pierde, yo estaré feliz de igual manera.

DOCTOR: SÁLVEME LA PIERNA, POR FAVOR

DESPUES DE CONSEGUIR QUE NO LE CORTARAN UNA PIERNA, PROTESTÓ AIRADAMENTE PORQUE LE DAJARON COJO.

Siempre me impresionó la vivencia de hace algunos años. Por aquel tiempo el Hospital Provincial “San Telmo”, contaba algo en la sanidad palentina. Jugaba en igualdad de condiciones con la Residencia Lorenzo Ramírez. Era un punto de referencia para las urgencias, sobre todo traumatológicas. Todos los accidentes del norte, acudían a San Telmo que estaba más cerca que la Residencia. Allí había un gran equipo de traumatología encabezado por el Dr. Dn. Bonifacio Aguayo Lorent “El Boni”. Magnífica persona, buen médico, cirujano habilidoso donde los haya y buen jefe de su gente. Lloramos mucho su pérdida y ahora recordamos sus anécdotas. Fue Presidente del Palencia club de futbol y, of de record, nos contaba los sobornos de todo tipo a los que se sometían los árbitros de segunda “B”.

Aquel día hubo un accidente de tráfico, grave, en la carretera de Burgos. Tres ambulancias llegaban al mismo tiempo con sus alarmas a todo meter. Todo el personal médico estábamos alertados de la llegada de varios politraumatizados y, en aquellos días –de diferente matiz bajo muchos puntos de vista- salíamos a la puerta del hospital para recibir a los pacientes. Bonifacio, el primero. Uno de aquellos accidentados, con una de sus piernas en malísimo estado, rogaba al Boni, a gritos y con lágrimas en los ojos, que le salvara la pierna. ¡Por favor, doctor, sálveme la pierna, por Dios¡ ¡Sálveme la pierna, por lo que más quiera! –exclamaba al borde la pérdida de conciencia-. El Dr. Aguado se empleó a fondo. Después de dudar mucho si amputarle aquella extremidad prácticamente machacada, y después de una laboriosa intervención de más de 8 horas, durante las que reconstruyó huesos, realizó injertos, suturó músculos, canalizó venas y arterias y recuperó nervios, le dejó la pierna entera, en espera de la evolución. Después muchas semanas de curas y de cuidados, la pierna cobró vida y pasó el peligro de gangrena e isquemia grave. A los tres meses de rehabilitación, el paciente era capaz de andar solo, con ayuda de unos bastones, y a los cinco meses fue capaz de dejar los apoyos. Aquel paciente que llegó al hospital con la pierna destrozada, había tenido la inmensa fortuna, gracias a Dios y al doctor Aguayo, de acabar con una cojera ligeramente visible.

Los humanos somos olvidadizos y, fundamentalmente, poco agradecidos. Al poco tiempo de abandonar los bastones para siempre. Aquel humano que había salvado su pierna - como le suplicaba al Boni antes de entrar en el quirófano-, hablando con un conocido, se atrevió a decir: “Pues ya ves lo que es la vida. Aquí me tienes: cojo gracias al Boni”. Las súplicas y la dedicación del Dr. Aguayo no sirvieron de nada ante la poca conciencia del hecho que demostró el paciente. Así somos los humanos.

Hoy he reproducido una reacción parecida en mi persona, pero he tomado conciencia de ella y me ha servido como experiencia. Lo cuento rápido para no aburrir:

Después de buscar una imprenta que nos tuviera a tiempo mi libro de autoayuda La Serpiente de Fuego, cuando nos manda los primeros ejemplares, que debíamos de presentar a la Diputación para cobrar la subvención que nos había concedido para su edición, me pongo como un monstruo de las galletas, porque han mandado los libros equivocados, y para más abundamiento, las tapas no cierran bien. De manera que después de rogar porque tengan el trabajo a tiempo –argumento principal de la película- me pongo como una bestia por otros motivos. El caso es protestar y echarle la culpa al que se deje. Así somos la raza humana. Menos mal que algunos tomamos conciencia de nuestros errores y aprendemos de ellos. Amén.

lunes, 21 de diciembre de 2009

PALENTINOS EN ESPAÑA

La verdad es que no voy por la vida de elato. Nunca ha sido mi carácter, pero, de vez en cuando a uno le gusta que le pasen la mano por el lomo, que le acaricien la espalda y los oídos con alguna palabra de cariño, de complacencia, o de parabién. Son pocas las ocasiones en la que esto ha ocurrido: mis padres – que ya no existen – y dos o tres personas más, la mitad por alagar. Pero la coba es muy bien recibida para alentarte a seguir con tus vanas pretensiones de extender tus raras ideas por el mundo; para saber lo bien que haces algo o lo que alguien te quiere y te aprecia. Hoy he tenido una sobredosis de cariño y de consideración al leer el blog Entre Líneas, de mi querido amigo Javier Jurado Merino. Me acuerdo de aquel chiste de un escritor que publica un libro y se encuentra a un amigo que le comenta: “He comprado tu libro” ¡Ah! ¿Has sido tú? – le pregunta el escritor- .

No sabía que nadie siguiera mi blog, pero me he enterado por su madre –mi querida amiga Ana Mari -, que él lo lee con interés. Por si esto fuera poco, he leído una glosa que me dedica en su cuaderno. Y, además, un comentario de un presunto paciente mío, anónimo, que reza así:

“¡Hombre, mi médico! No sabía que tuviera páginas web. La verdad es que es un tipo entrañable, único en su especie”.

Tengo llena el alma de la tibieza que reconforta, en estos tiempos de aíres gélidos en todos los aspectos. He dejado de escribir en Facebook porque no he recibido ningún comentario: ni positivo, ni negativo, nada de nada. Y, la verdad, clamar en el desierto no me apetece. Pero, mira por donde, esta doble anécdota me ha hecho pensar que es bueno que siga con mis comentarios.

Creedme, cuesta tan poco regalar un piropo, una frase de agrado, un: “Te quiero”, un beso salido desde el corazón –incluso a los amigos del mismo sexo y condición, como hacen las mujeres entre sí-, un papelillo escrito, una flor, una mirada de complicidad, un guiño del ojo izquierdo. Y, ahora, todavía más sencillo y oportuno, desear a la gente felicidad.

Gracias a ti, amigo Javier por espolear mi intención de seguir escribiendo. Que tengas unas maravillosas vacaciones en tu Palencia querida. Igual tengo ocasión de verte. Gracias también a mi paciente anónimo, que me tacha de entrañable y único en mi especie. ¡Abrazos a los dos!

sábado, 19 de diciembre de 2009

LA HONRADEZ MAL ENTENDIDA

A Don Lorenzo Silva. En referencia a “La Viga y la Paja” del XL semanal de fecha 15 de Noviembre de 2009.

Muy Sr. Mio:

Entre:”Debemos creer en la existencia de personas honestas y trabajadoras que merecen una recompensa” y: Premio ésta carta…”Porque un poco de ironía, y de autocrítica, no está de más para enfrentar este ya cotidiano y desesperanzador cataclismo” Media un abismo.

Soy de los que tienen la convicción filosófica e ideológica de que: “La gente puede hacer, decir, o pensar lo que le dé la gana, porque de lo suyo gasta..” Pero también tengo por cierto, que cuando me pisan el pie, siempre voy a preguntar: ¿Por qué me pisas? Me haces daño.

Estoy jubilado de un sistema provincial de salud. Ejerzo la medicina en una ciudad de Castilla y León, y en mis 68 años, siempre he procurado ser honesto y honrado; actuar en bien para todo el mundo. Jamás se me ha ocurrido pringarme en el IVA, ni descargar música ni películas de internet, ni he pensado en trucar la toma de luz para pagar menos. Y pienso que nunca voy a ocupar un cargo público, porque, con esta manera de pensar y de actuar, no me permitirían permanecer mucho tiempo en él, por agravio comparativo. Tengo la sospecha de que ningún dolo tiene justificación moral, y que la frase “El que roba a un ladrón tiene cien años de perdón” la acuñó Luis Candelas, para buscarse una coartada moral.

He oído en algunos programas radiofónicos de opinión, que “los oyentes no entienden la ironía”. Pero son palabras y se las lleva el viento. En letra impresa es complicado decir digo, donde dije Diego. Y la prensa la lee todo el mundo –he exagerado deliberadamente- Y su espacio, más, porque son escritos cortos y sin complicaciones; de los que no exigen coger el diccionario para ver el significado de alguna poco frecuente expresión.

Por último, no creo que mis familiares y amigos, que saben de mi condición moral, vayan a leer, nunca, nada negativo de mi persona. Y si lo hicieran, tendría ganado a pulso que me llamaran sinvergüenza, porque me lo merezco. Yo no he votado en mi vida; mis ideas van por otros derroteros. Pero tengo el humano deber de exigir al que me manda –me da igual el puesto que ocupa en el escalafón- que tenga moral y que esa moral se traduzca en honradez y hombría de bien. Jamás me ha dado envidia de los chorizos, ni de los incultos, ni los incapaces, ni de los mediocres. Y nunca he aceptado a un superior que no me demostrase su valía intelectual, moral y humana. Me miro por dentro y me encuentro satisfecho de mi proceder ético y estético.

A ver si va a tener razón Don Ramón María del Valle Inclán cuando, completando la frase de Mourlane Michelena, le dijo a su amigo Jacinto Miquelarena: “Qué país, Miquelarena, aquí el que no nace hijo de puta, acaba siéndolo con el tiempo”.

jueves, 17 de diciembre de 2009

EL MUNDIALITO DE CLUBES

La verdad es que estar por encima de las circunstancias es una gran cosa. Entonces las circunstancias no pasan por encima de ti; tú pasas por encima de las circunstancias. De esta manera no sufres porque la gente no hace, no dice o no piensa lo que tú quieres –que le pasa a todo el mundo- y te limitas a pensar que todo el mundo puede hacer, decir o pensar lo que le dé la gana, porque de lo suyo gastan y están viviendo su experiencia vital. Esta filosofía, inspirada en la ciencia chamánica, te hace vivir mejor, más feliz y con menos complicaciones. Pero es tan lindo criticar de vez en cuando…Sin afán de que la gente se someta a tu voluntad; simplemente por divertimento.

Ayer reflexionaba yo sobre lo malo que es el sentimiento de “voy de sobrado por la vida”, siendo un mantecón; o “después de mí, el diluvio”, siendo un auténtico gilipollas. A la gente no le puede dar cuartelillo porque se endiosa, se vuelve tonta del culo y así no vamos a ninguna parte. Los adeptos –y a veces adictos- fomentan los sentimientos de superioridad de la gente, siendo unos tocados por el dedo divino, con un florero en su sucio culo; es decir, sin ningún mérito. El pasado, ya pasó, no me puede afectar. Lo malo es que los mentecatos, los cucuruchos y los cachirulos, se aferran a los logros del pasado como a una tabla de salvación. Y eso no funciona porque vivimos en este momento, no en el 2-6, ni en el 5-0. No. Vivimos hoy. Y, hoy, es muy malo que la gente siga teniéndola lisa, porque no se sabe nunca dónde vamos a ir a parar con la suerte del pardillo.

A veces me permito el lujo –la verdad es que pocas- de dejar aflorar mis instintos de gran dictador –como todo el mundo-, y pienso lo que fulano, mengano o zutano deberían de hacer. En estas, me sorprendo deseando fervientemente que el Barcelona futbol club no gane el “mundialito”, porque si lo gana, apaga y vámonos. Se acabó el Madrid, el Valencia, el Sevilla, el Recre, España, el castellano y la madre que te parió. Y con el subidón de Alcorcón, de los títulos que les ha reglado la providencia con la mediación de algunos árbitros, del 1-0, del independentismo, de Laporta, del entrenador –que también suda de España el muy asqueroso- y del plebiscito de independentismo que ha sido un fracaso para el resto de España, pero para ellos es como la gloria bendita, hacen un muro de hormigón armado para separarse de España y de todo lo español. Entonces es cuando el Barcelona futbol club, va a ser más que un club…

Acto seguido oigo las declaraciones de Higüaín, delantero del Real Madrid, que con un par y un palito, se declara poco favorable a que el Barcelona gane el “mundialito”. ¡Pues claro! ¿O es que a los socios y a los jugadores del Barcelona les gusta que el Madrid gane algo? Lo que pasa es que el resto no lo dicen. De momento Laporta puede seguir con sus veleidades independentistas arropado por los triunfos del Barcelona, y Guardiola –que tiene un apellido de lo más cortijero de reses bravas- con una flor en el recto, porque, hay que ver la suerte que tiene el pavo con los goles a última hora, con los árbitros y con la plantilla. Pero hay que darse cuenta de que esto son circunstancias. Hoy es así, mañana, no.

Pero, como colofón, sería maravilloso para todo el mundo que el Barcelona no ganase el “mundialito”. Se asentaría, tendría menos humos y su entrenador y su presidente, cambiarían el discurso nefasto de independentismo, por otro más patriótico de ¡Viva España y la madre que la parió! Que, entre otras consideraciones, se atiborra de cava y productos catalanes. Así es la vida.

LOS PORQUES DE LAS ENFERMEDADES ORGÁNICAS

El cuerpo humano es la máquina perfecta por excelencia. No hay artefacto ideado por la humana mente que se asemeje a este amasijo de células de distinta naturaleza y con distintas funciones, que constituyen el ser vivo. Cada órgano, cada aparato, tienen su misión específica para desarrollar sus cometidos a la perfección. Sus fisiologías son perfectas, como perfecto es el Ser que los creó. La maravilla de esta creación divina es un reto para todos aquellos que pretendan emular al Sumo Hacedor. Simplemente es imposible acercarse a años luz de la incomparable belleza de los seres vivos; de su capacidad vital, de sus recursos, de su economía, de su funcionamiento.

Cada pieza del engranaje está concienzudamente; sublimemente pensada, para actuar con toda su capacidad; perfectamente, impecablemente. Y cada una entona el canto preciso para que el coro entero suene a música celestial; se escuche como una perfecta melodía que al oírla, los cabellos se erizan y una corriente eléctrica recorre el cuerpo de arriba abajo. ¡Qué maravilla es el ser humano! Sólo me cabe ponerle una pega: Su perfecto funcionamiento está regido por el pensamiento.

Los órganos son inertes, no tienen capacidad de pensar, ni de razonar. Tienen su impronta genética –parte del concierto del Creador- que les impulsa a efectuar intachablemente su plan fisiológico. Ninguna orden emana de su interior, ninguna idea surge de su perfecta armonía. Sólo obedecen a las órdenes supremas del que los creó. No se puede hablar, en este contexto, del “oncogén” –que yo no he visto, ni conozco, ni me lo han presentado- porque el oncogen –gen responsable de los procesos cancerígenos de la humana arquitectura?- existe en todos los organismos vivos. Cada individuo posee los suyos, pero para que desencadenen una respuesta orgánica negativa; para que se cumpla la orden de: “Reproduce tus células anárquicamente para producir un tumor”, es necesario poner en marcha el maldito oncogén con la química transmisora de mi pensamiento.

El máximo rector de la fisiología de las glándulas de secreción interna – y por tanto de los órganos- es el cerebro humano. Los órganos no tienen capacidad de pensar por sí mismos, sí obedecen a las decisiones de los pensamientos de mi cerebro. Así, ante una situación de emergencia: pánico, furia, ira, estrujamos las hormonas de las cápsulas suprarrenales para poner en circulación adrenalina y noradrenalina, que preparan al organismo para combatir o huir de un potencial peligro echando mano de toda su energía de reserva. El corazón acelera sus pulsaciones, se acelera la frecuencia respiratoria para captar más aire. El hipotálamo produce corticotropina, que obliga a la hipófisis a segregar hormona adrenocorticotrópica, que a su vez obliga a la corteza suprarrenal a liberar a la sangre glucocorticoides, de los que el fundamental es el cortisol, que prepara al organismo a enfrentar la tensión movilizando todas sus reservas energéticas: Extrae los aminoácidos almacenados en los músculos y en otros tejidos, ayuda a que lleguen al hígado y acelera su conversión en glucosa que tanto se necesita; también libera los ácidos grasos del tejido adiposo. Pero todos estos procesos tienen origen en nuestro entorno, no nacen en el interior de nuestros órganos. Estos sólo responden a las órdenes que vienen codificadas desde nuestro cerebro alertado por nuestros pensamientos de ira, miedo, supervivencia o apareamiento.

El resumen es sencillo. El cuerpo humano, lo creó el Profundo para durar diez veces más de lo que lo hace, para dar más oportunidades a los seres vivos para seguir aprendiendo. Los órganos no tienen capacidad de pensar y por tanto de decidir por sí mismos, si deben cambiar su funcionamiento o si deben de empezar a reproducir anárquicamente un grupo de las células de las que están compuestos. Los órganos de nuestra economía funcionan acompasados a los mandatos de nuestro cerebro que, a su vez, responden a nuestros pensamientos o instintos.

¿Quién causa entonces las enfermedades orgánicas? No estoy hablando en esta ocasión de las patologías orgánicas ocasionadas por venenos, alimentos en mal estado o consumidos en exceso; falta de una suficiente alimentación, alcohol, drogas, inhalantes letales, accidentes y catástrofes naturales. Me refiero exclusivamente a las patologías por mal funcionamiento orgánico, sin otra mediación que la del cerebro humano. Dejo la respuesta a mi pregunta al criterio del agudo lector. En el fondo de su corazón sabe, perfectamente, a qué se deben sus enfermedades. ¿O, no?

jueves, 10 de diciembre de 2009

EN ESPAÑA SE DEMANDA MÁS ASISTENCIA SANITARIA QUE EN EUROPA

EN ESPAÑA HAY UN 40% MÁS DE DEMANDA ASISTENCIAL QUE EN LA COMUNIDAD ECONÓMICA EUROPEA.


El grado de satisfacción espiritual, social y material de una persona repercuten indefectiblemente en su estado orgánico. Ergo, el grado de satisfacción espiritual, social y material de un pueblo, repercuten indefectiblemente en el estado orgánico de sus miembros. Y esto no lo digo yo, lo dice la OMS (Organización Mundial de la Salud) y lo comparten todos los sanitarios del mundo que sepan de qué va esta movida de las enfermedades y de los médicos. A mayor confort, mayor salud. Pero esto no es un dogma, es la norma general. La mejor alimentación, la mejor higiene y el mayor confort económico, mejoran la salud. Pues naturalmente ¿Qué creemos, que Dios es el que manda las enfermedades como llovidas del cielo, en castigo por las malas acciones de la humanidad? ¿A estas alturas de la peli? ¡Amos anda!

Para los ateos –que creo que los hay; no por convicciones profundas, quizás más por esnobismo-, la cosa está resuelta: No existe Dios, no existe nadie que me mande enfermedades. Para los católicos es más complicado, y como no hay mandamientos al respecto, nos tenemos que conformar con la tradición, y la tradición indica que Dios es el máximo victimario de la creación. Frases como: “Dios te lo dio; Dios te lo quitó” o “Hágase la voluntad de Dios” o “Dios lo quiso”, refiriéndose a enfermedades o decesos, están a la orden del día, expresando claramente los sentimientos tradicionales de la gente con respecto a Dios. Pero la plebe se busca mediadores entre ella y los hombres. En principio los curas, pero como han caído en el ostracismo y la desgracia, y además ya no hacen guardias para confesar a la gente, ahora los médicos en general y los psicólogos en particular.

En el orden de la cadena de la morbilidad hispana:

Primero. Me levanto un día con dolor de estómago. Me alarmo mucho dejando volar mi imaginación y haciéndome pajas mentales: ¿Qué me pasará? ¿Será grave? ¿A ver si tengo una úlcera sangrante y me tienen que operar? ¡Pues si que estoy apañao! ¡Me ducho –bueno, los que se duchan- y me voy cagando leches al ambulata!.

Segundo. Los médicos que me atienden en el Centro de Salud (¡Toma sofisticación estúpida, salida de la mente calenturienta de un político, al que se le ocurrió que no estaba muy bien puesto el nombre de Ambulatorio y había que cambiarlo!), al no tener medios para establecer un diagnóstico de certeza, me remiten a la consulta del especialista de digestivo de la Residencia Sanitaria, con lo que, inmediatamente, se duplica el gasto y la plétora de enfermos.

Tercero. Los especialistas de digestivo me mandan una gastroscopia, unos análisis y una bacteriología para descartar la existencia de un Elicobacter pílori, posible responsable de un hipotético ulcus gástrico. Pero estas pruebas llevan su tiempo y hay una cola del “quince” Me dan hora para el mes que viene, y estamos a cuatro.

Cuarto. A la mañana siguiente ya me duele menos, y al otro día ya no me duele nada. Pero, claro, tendré que ir a hacerme lo que me han mandado.

Quinto. Después de mucho pensarlo y aunque me daba perezón, voy a hacerme las pruebas. Tengo que volver al día siguiente porque se les ha averiado el gastroscopio. Los análisis son normales y en la bacteriología no han detectado Elicobacter. El tubo que me meten por la boca me hace la puñeta durante la exploración, que lleva a cabo un pardillo bajo la atenta mirada del jefe (luego me entero que era su hijo que estaba haciendo prácticas. Si es un adjunto enseguida se va a ocupar de enseñarle). La exploración dicen que es normal. ¡Vete tú a saber si el criterio del pardillo era fiable!

Sexto. Al cabo del tiempo –indefinido- me dan el informe en el que dicen que no tengo nada. Se lo llevo al Especialista de familia y me dice que no me preocupe y que seguramente han sido los nervios.

Y toda esta parafernalia, todo este gasto, todas estas chorradas, para decirme que son los nervios. ¡Si yo lo sabía! ¡Si los disgustos no traen nada bueno! ¡Si es que la parienta me pone a cien! Y, claro, luego el dolor de estómago. ¡Que un día me sale una úlcera o se me perfora la tripa, o ¿qué sé yo?!.

Segundo factor de riesgo: El especialista está muy mal pagado; el peor pagado de la Comunidad Europea. Al especialista le ha bajado considerablemente el poder adquisitivo. Pero tiene que llevar a sus hijas a estudiar a Irlanda en Verano, y durante el curso tienen que ir a los mejores colegios. No en vano son hijas de un médico especialista del Sistema Comunitario de Salud. Pero la cosa no da para más. Pero si hacemos tapón en el hospital, conseguimos que la dirección haga “peonadas” para operar a la “lista de espera” (que no es una señora que se pasa de lista y que está en espera) por la tarde y cobrar un extra por ello. Y habrá que poner una consulta privada. Naturalmente no irán privados, pero con las compañías de seguro libre nos vamos apañando. Pero, claro, si hacemos tapón en el hospital, algún paciente se irá a mi consulta privada de pago, aunque luego le opere en el hospital concediéndole el privilegio de adelantarle la intervención, por aquello de que me está pagando mis honorarios en casa.

Tercer factor de riesgo: No sé cómo voy a acabar el mes. Hace dos meses que estoy en paro y el subsidio por desempleo no me llega para alimentar a toda la familia, y el único que curra en casa soy yo. ¡A ver!, los niños estudian y la María trabaja en casa y le limpia los mocos a los gemelos, que ya tiene bastante. “Me pongo enfermo con la situación”

…Y va este hijo puta y deja escaparse a los piratas después de haber pagado un rescate con mis impuesto, que a mí me permitiría vivir toda la vida a cuerpo de rey, que es lo que van a hacer con el dinero los mamones de los corsarios. ¡A mí me va a dar algo con esta situación de mierda!

La gente no hace ni una puta casa. Hace dos años que no me como una rosca. No hago ni un puto proyecto. No sé cómo voy a pagar a los dos arquitectos, a los dos aparejadores y a la secretaria. Les tendré que mandar a la puta calle. Y a ver qué comen. Y a ver qué como yo. ¡Esta situación me enferma! ¡Cualquier día me da un infarto y la palmo!

Me han bajado las ventas como un 40% con respecto al mismo mes del año pasado. Si esto sigue así me voy a ver obligado a hacer un ERE. Con lo que yo he sido para mis empleados. Con lo que yo les he cuidado. Con los desvelos que he tenido, y ahora los putos bancos, a pesar de que el gobierno les ha dado un pastón a fondo perdido, no te dan ni un puto duro, ni líneas de descuento ni pollas en vinagre. Como no tengas solvencia no te dan ni un duro. Y si tengo solvencia, ¿para qué quiero su puto dinero? Me estoy empezando a marear. Voy a tener que ir al médico.

¡Jay, no se vende na en el mercadillo! ¡No sé que van a comerse este mes los churumbeles! ¡Voy a tener que empezar a randar otra vez, con lo tranquilo que vivía siendo honrao, chacho! Como Undebel no lo arregle, me pego un tiro, o me muero de un torzón. ¡Hay, omaíta, como me duele el vacío! ¡Me voy a tener que ir al “dembulatorio”!.

Me contó un cirujano que ingresaron en el servicio a un paciente en Octubre con una oclusión intestinal grave. La laparotomía demostró la existencia de un tumor de colon con abundantes metástasis. Le hicieron un apaño y lo aparcaron en una habitación esperando su próximo deceso. Era un pobre parado. El 22 de Diciembre le tocó un zurrón de pasta en la lotería de Navidad. El 3 de Febrero le dieron de alta. La medicina oficial lo etiquetó de “curación espontánea”. Para mí que tuvo algo que ver la pastorra que le tocó.

Moraleja:

“Mejora la satisfacción ciudadana y disminuirás drásticamente la demanda sanitaria”. ¡Seguro, oiga! ¡Entonces! ¿Quién tiene la culpa de que en España haya más de un 40% de demanda sanitaria que en Europa?...

miércoles, 9 de diciembre de 2009

LAS ADICCIONES

A lo largo de muchos años de ejercicio de la medicina –casi cuarenta- he tenido ocasión de presenciar, en vivo, varios síndromes de abstinencia. Uno de ellos estuvo a punto de dar al traste con el físico de una enfermera. El hecho transcurrió en un antiguo hospital de Madrid, el Instituto de Ciencias Neurológicas, donde operaba mi maestro Fernando Olaizola. Había intervenido a un paciente, miembro de la alta sociedad de finanzas de España, de septoplastia, 48 horas antes. En aquellos tiempos se taponaba la nariz del paciente, con objeto de que no se produjesen hemorragias intempestivas, con una gasa continua que se introducía en la nariz, a presión, impregnada de una pomada antibiótica. De esta guisa, el paciente sólo podía respirar por la boca. Lo cierto es que la situación siempre era incómoda y muy molesta. Unas personas la soportaban mejor que otras, pero el hecho se sufría más que se soportaba.

Después de pasar una noche infame, el enfermo le rogó a una enfermera que le quitara aquel taponamiento que le estaba poniendo al límite de la tolerancia. Naturalmente la ATS se negó aduciendo que ya había llamado al médico que decidiría, en su caso, el procedimiento a seguir. La histeria del hacendado fue en aumento en poco tiempo y, llegado al colmo del paroxismo, se dirigió al armario, cogió un revolver y amenazó a la enfermera con pegarla un tiro si no le quitaba aquel taponamiento torturador inmediatamente. La pobre chica se desmayó del susto en el preciso momento en el que el Dr. Olaizola y yo llegabamos a la habitación. Entre ambos y otro enfermero logramos reducir al aquel hombre que lo que tenía era un síndrome de privación alcohólica. Con la oportuna medicación se quedó dormido y feliz.

El operado estaba fuera de sí y sus facciones eran diferentes al sereno semblante que mostraba en la consulta y antes de entrar en quirófano. La anécdota le valió a Fernando Olaizola un barco de 6 metros de eslora, que le regaló el ricachón en desagravio.

Otra deprivación, esta vez de tabaco, la viví en la persona de un compañero, adicto a la nicotina que, en una ciudad extraña donde fuimos a dar unas conferencias, estuvo dando vueltas por toda la ciudad hasta comprar un paquete de cigarrillos con el que saciar sus ansias de tabaco. Creía que le conocía, pero los hechos me demostraron lo contrario.

La tercera fue el “mono” de un paciente adicto al caballo, que ingresó en el departamento de Psiquiatría del hospital justo cuando yo llegaba. No puedo describir con palabras certeras el rostro de aquel muchacho que más parecían las facciones de una gárgola. La lividez de la muerte le salía por todos sus poros y permanecía sin pestañear lo más mínimo, con sus ojos desorbitados y la lengua fuera goteando como un animal.

Son hechos desgraciados para el que los sufre y para la conciencia del que los ve. Pero aquí he referido tres síndromes de abstinencia, uno alcohólica, otro tabáquica y el tercero de una droga de las llamadas “duras” como la heroína. No sólo existen estos “monos” referidos a alcohol, tabaco y drogas “duras”, a diario millones de ciudadanos sufren síndromes de abstinencia de salud total, de bienestar, de analgésicos, de antidepresivos, de euforizantes, de antihipertensivos, de anticolesterolémicos y de cualquier otro fármaco que se hayan acostumbrado a consumir, por prescripción facultativa o no. Está en nuestro entorno, lo vemos a diario desde que tenemos uso de razón. Todo el mundo está ansioso, angustiado, frustrado, colérico, asustado, y nadie sabe gestionar estos estados de ánimo. Todo el mundo, en la era contemporánea, se ha acostumbrado a tomar pastillas en vez de gestionar sus emociones, y como todo el mundo las toma, yo no tengo más remedio que tomarlas, ya que pertenezco a la manada de locos que me han enseñado a estar loco, sin comprender mi verdadera esencia y sin hacerme cargo de a qué se juega en este planeta. Nos han programado para vivir nuestras emociones sin gestionarlas en absoluto, porque todo el mundo las controla con un ansiolítico, con un relajante diacepóxido o con un antidepresivo, y nadie, en ninguna circunstancia, se hace cargo de sus emociones y las vive sin criticarlas y sin juzgarlas, dejando que pasen por consunción. Digo exactamente igual de los dolores, de los que la humanidad actual está llena. Todo el mundo toma pastillas analgésicas para los dolores de cualquier naturaleza. Y si duele mucho, el analgésico va creciendo de potencia, y la potencia del medicamento va increschendo junto con la dosis de acostumbramiento al fármaco que sufre el ciudadano. Todo el mundo, de una forma u otra sufre, a diario, y las más de las veces por prescripción médica, un síndrome de deprivación de uno u otro producto de farmacia.

Pero el ser humano tiene potencialidad para reparar sus problemas físicos que, definitivamente, se provoca él mismo. El ser humano es el mayor agente patogénico de sí mismo, pero no lo sabe. Se cree que por preocuparse, hacerse cábalas mentales, tener pánico de la situación y acudir inmediatamente al galeno la cosa se soluciona. No es así. El paciente se queda tranquilo de momento porque el médico lo ha atendido y le ha prescrito uno u otro fármaco que, si es efectivo, tiene necesariamente efectos secundarios. Y la verdad es que a quién Dios se la dé, San Pedro se la bendiga. No vas a estar aquí ni un minuto más de lo que tienes asignado, y todo lo demás son puras especulaciones. ¡Qué suerte tuvo que estaba el médico allí mismo! ¡Si no es por esa circunstancia, se hubiera muerto, oye! Mentira. No había llegado su momento, y nada más.

Los seres humanos somos como aquel león a quien crió una oveja y se creyó oveja hasta que le cogió un león y le enseñó su verdadera figura en el agua tersa y cristalina de un lago. La imagen que tenemos de nosotros mismos, no procede de nuestra experiencia directa; sino de las opiniones de otros. Una personalidad impuesta desde fuera, reemplaza a nuestra verdadera personalidad que podía haber crecido desde nuestro interior. Simplemente nos convertimos en otra oveja del rebaño, incapaces de movernos libremente e inconscientes de nuestra propia y verdadera identidad. Haz lo que sea necesario para despertar tu león interior.

martes, 8 de diciembre de 2009

ISBN

Los libros, en general, pueden ser más o menos grandes, gordos, bonitos, feos, bien editados, mal, amenos, tostones, de arte, de historia, de literatura, científicos, de autoayuda, pero siempre tienen un dato que les une como un hilo conductor. Todos ellos, junto al depósito legal, exhiben, tímidamente, unas siglas seguidas de unos números separados por guiones: es el ISBN. En el idioma inglés, son las siglas de International Standard Book Number. Lo que traducido al castellano significa “Número estándar internacional del libro”.

Creo que nadie, nunca, bajo ninguna circunstancia, excepto aquellas personas que se dediquen a editar libros, lo habrán leído. La mayoría ni se habrán percatado de su existencia ni para qué sirve ni cuál es la razón de su discreta presencia, pero está relacionado con la base de datos de libros editados en España.

Esta base de datos contiene referencias bibliográficas de todos los libros editados en España desde 1972. Está gestionada por la Agencia Española del ISBN. Los datos los proporciona el propio editor al tramitar la solicitud de asignación de ISBN, obligatoria desde 1972. Contiene más de 900.000 referencias de ediciones en castellano, catalán, gallego y euskera, tanto disponibles como agotadas. Permite realizar búsquedas por ISBN, autor, título, materia, editorial, año, serie o colección, y lugar de publicación.

Me parece que la cosa está muy clara. Si no, les ruego que me formulen alguna pregunta al respecto. Hasta aquí todo normal, una ocasión de aprender algo nuevo, que no habíamos manejado hasta la fecha. La cosa se empieza a complicar cuando, una semana antes de enviar la maqueta de un libro a la imprenta, la secretaria del ejecutivo de arte que interviene en el diseño y maquetación de libro, portada, etc., le dice al autor, que si tiene el número ISBN, imprescindible para la edición y ulterior venta del libro en estabelecimientos del ramo. ¿ISBN? ¿Y qué puñeta es el ISBN? – pregunto – Pues un número que tiene que figurar en la edición de una manera obligatoria, pero no te preocupes que yo voy a intentar hablar con la responsable de estos extremos en la Junta, y te digo – me contesta la buena de Carmen -.

La cosa es que hay que solicitarlo en Madrid en la Agencia Estatal del ISBN que está sita en la calle Santiago Rusiñol 8, Los trámites duran aproximadamente una semana si se piden desde aquí. ¡Madre mía! ¡Nos pilla el toro! Cuarenta ejemplares del libro tienen que estar encima de la mesa de la responsable del Departamento de Cultura de la Diputación, antes de fin de año, para que se haga efectivo el pago de la subvención que me ha concedido la Exma. para editar el libro. ¿Pero por qué tendrán que ser las cosas tan difíciles para mí en casi todos los aspectos de mi vida? Si tiene solución, no te preocupes, y si no la tiene, no te preocupes. Así que vamos a ocuparnos del asunto.

Después de mucho indagar, consigo enterarme de que, si lo hago presencial, es decir, si voy personalmente a presentar la solicitud, me dan un número y a las 48 horas me facilitan el ISBN. ¿Pero cómo me voy a ir a Madrid sólo a presentar la solicitud? ¡Esto es de locos! Claro, que podría pedirle el favor a Cristina o a mi hermana. En todo caso follón grande y enorme. Atisbo la posibilidad de mandar la documentación por mensajería, con orden de retorno de respuesta. Al parecer es un servicio que deben de tener las agencias de transportes importantes, que consiste en que tienen personal que lleva presencialmete el sobre a la agencia correspondiente, y con el número que les asignan, vuelven a las 48 horas y le dan el ISBN (¡estoy harto de las dichosas siglas!).

Otro aspecto psicodélico de la trama es el formulario, en el que hay términos que desconocemos, yo, Carmen y el sunsum cordam. Me atrevo a llamar a la agencia de ISBN de Madrid, con la esperanza de que me coja el listo, amable y sublime de turno. Esto no es fácil, la mayoría de las veces el interlocutor, o te confunde o no sabe lo que le dices o le has pillado en el mal día rematado que todos tenemos de vez en cuando, y se reviste de pontifical para darte dos hostias por teléfono.

Buenos días, le habla Fulanito de la Concordía, ¿En qué puedo ayudarle? ¡Vaya! ¡La cosa parece que tiene buen comienzo! Respiro hondo, doy gracia a Dios y respondo: “Buenos días caballero. Le llamo desde Palencia. Quiero publicar un libro, tengo la solicitud delante y le rogaría que me pasase con alguien que me pudiera asesorar”. Yo mismo – contesta -, dígame que desea. ¡Huy, qué bien, me ha tocado el buen samaritano! ¡Vamos a aprovecharlo! “Pues mire – continúo -, quiero que me ayude a rellenar el formulario porque hay términos que yo desconozco…”

Con una bendita paciencia ante mi desconocimiento manifiesto, me ayuda con palabras sencillas y me conduce por todos los cajetines de la solicitud, desde el primero hasta el último. ¡No me lo puedo creer! Pero es así. Hoy me ha tocado la lotería. “Si es tan amable por último y agradeciéndole de corazón su gran ayuda, le pregunto: Pienso mandarles la solicitud por mensajería con orden de retorno ¿Es esto posible?” Naturalmente, caballero, lo hacemos a diario. Acuda a una agencia de transportes con servicio de mensajería y mándenos el sobre con orden de retorno. El mensajero nos trae el envío y le damos un número con el que tiene que volver a recoger el ISBN a las 48 horas. “Bueno, pues muchísimas gracias y que pase buen día” Igualmente le deseo caballero.

Al descender de los cielos, busco el teléfono de una agencia de transportes. Desde el número que marco me remiten a otro específico. Me contestan como “Servicio de mensajería de ---, dígame” Después de escuchar mis pretensiones y cuando me empezaba a cabrear, invoco la palabra mágica: ISBN, y todo se aclara. ¡Ah, bueno! Sí señor, tenemos un servicio específico para envíos a ISBN. Incluso una persona se encarga en concreto de estos trámites. El precio es nosecuantitos y todo muy rico, muy abundante y muy barato. Muchas gracias por su magnífica información. Bueno ya van dos samaritanos. El día es de los que a mí me la ponen.

Me hago una fotocopia del DNI, la meto junto con la solicitud en un sobre dirigido a la agencia del ISBN. Me dirijo a la despacho de transportes más próximo, de las mismas siglas que la que me han asegurado por teléfono la existencia de un servicio de mensajería con orden de retorno. La señorita que me atiende, vieja conocida por otra parte, me asegura no saber nada del asunto. Hace averiguaciones telefónicas e incluso pone en duda que yo haya llamado al sitio correcto. Según dice una paciente: “Ya llevo una semana bien, el maderazo tiene que estar al caer”. Les juro que yo no pienso así, pero hay veces que las circunstancias me hacen dudar de mis parámetros mentales. Al final no me asegura que mi carta tenga respuesta, y como es vital para mí tener el número ISBN antes del jueves, me voy a de allí para intentar dar una solución buena y rápida a mis pretensiones.

En la siguiente agencia de otra compañía de transportes, saben perfectamente lo que pido y me hacen los trámites oportunos en menos que canta un gallo. Me voy satisfechísimo con mi trámite. He quedado en llamar a la niña de la agencia el jueves para ver si ha podido conseguirme el ISBN.

Bonito e instructivo ¿No?

lunes, 7 de diciembre de 2009

IN GOD WE TRUST

IN GOD WE TRUST

7.12.09

“In God We Trust” es uno de los lemas nacionales de los Estados Unidos. Fue elegido por el Congreso en el año 1956, y oficialmente se sitúa a continuación de "E Pluribus Unum" ("De muchos, uno") de acuerdo al código de los Estados Unidos, Título 36, Sección 302. El Presidente Eisenhower firmó la resolución de dicha ley el 30 de julio 1956.

Ambas ideas me llenan el alma de fervor interior, de calor humano, de seguridad y de confianza. Un pueblo que invoca a Dios en su dinero, en su himno y en su corazón, al ponerse la mano diestra sobre él, aparte de otras consideraciones y argumentos que pueden –y lo hacen a diario- hacer los enemigos de Dios, de la moral y de Yanquilandia, me parece un pueblo lleno de confianza y de sentido, que tiene leyes para cumplirlas y una justicia totalmente independiente del Estado, libre y sensata. Que, por lo menos sobre el papel, tiene una moral, lejos del puritanismo que le atribuyen, que, a mi manera de entender, tampoco es pernicioso o dual, sino una manera de ver la vida. Quizá demasiado utópica, pero una manera al fin y al cabo.

Los Puritanos ofrecieron un punto de vista alternativo a los planteamientos indigenistas, con un “pensamiento del nuevo mundo”, en el que las correas de transmisión culturales, veían al nuevo ser humano, redimido por la obra de Cristo, animado por las teorías, creencias y doctrinas de la transcendencia del hombre y azuzado por la ética de “causa efecto”, con la obligación de crear una “Nueva Jerusalen”, “una ciudad brillando sobre un monte,” en tierras Americanas. De ahí que, el paradigma Puritano dirigiera sus energías a la creación de una Nación totalmente pactada con Dios.

Para el Puritano en América, todo, en el amplio sentido de la palabra total, se halla bajo la tutela y supervisión divinas. Por lo tanto, desde los asuntos más excelsos hasta los terrenales, todos eran vislumbrados como vigilados por la Providencia Divina. A partir de estas creencias y voluntades, existe una seguridad del retorno de Cristo a este mundo nuevo.

¿Qué se puede objetar a estas ideas que, necesariamente, tienen que nadar en el piélago de la moral, de la ética, de la bondad y de las buenas costumbres? Puede haber, como en todas partes, gentes que usan y abusan de su poder para intentar instaura un estado de cosas al margen de estos valores. Pero como base, a mí se me hace la boca agua, sólo imaginando un pueblo supervisado, a conciencia, por la Providencia Divina.

Cuando los gobernantes intentan, al margen de la democracia y de los valores éticos y morales, dar la vuelta a la tortilla, me da que tienen mucho que ocultar y muchas faltas que cometer, y su único refugio es la ausencia de moral que pueda impedir tropelías. Y como el lábaro de la moral es la figura de Cristo que, según el NT (Nuevo Testamento), dio la vida por todos nosotros, intentan eliminarlo porque cada vez que lo ven les remuerde la poca conciencia que les queda –todos son descendientes de gentes de bien, con moral y con éticas intachables- y ver un crucifijo, sea donde sea, es como para Drácula ver los ajos; se les arruga la cara, se pone la coló quebrá y se lo hacen en los calzoncillos.

Me parece una buena idea lo de colgar en cualquier parte, incluso en las aulas o en las clases de los colegios públicos, obras de arte. Me refiero al Cristo de Velázquez o La Sagrada Familia del cordero de Rafael. ¿Qué? ¡No son crucifijos! ¡Son obras de arte! ¡No se atreverá la Ministrilla de Culturilla, a retirar obras de arte de las paredes de las aulas o colegios, públicos o privados!

miércoles, 2 de diciembre de 2009

CARMEN, LA CARTONES

CARMEN, "LA CARTONES"

2.12.09

Me gusta que cada cual haga lo que le dé la gana siempre que le haga feliz lo que hace. Y si no le hace feliz es absurdo que lo haga, de manera que cuando alguien hace algo, será porque le gusta y le hace feliz.

Carmen, con Fernandito, el librero y Eliodoro Gallego, forman parte del paisaje palentino, como el Cristo del Otero o el Puente de Hierro. Encorvada, arrugada, sucia, con faldas hasta el borde sus calcetines mugrientos. Lo único que le falta es un pañuelo a la cabeza para ser igual que “Doña Rogelia”. Pero tiene un encanto que para sí quisieran los políticos. Siempre de acá para allá recogiendo cartones de los puntos de recogida de basura; siempre acarreando papelones mucho más grandes que ella, de manera que los tiene que llevar de lado para poder ver el camino. Siempre seria, comprometida con su trabajo, como si la hiciera falta para vivir; como si tuviera que alimentar a su prole. Pero no tiene prole y no aguanta ni a sus sobrinos a decir de las malas lenguas, que ¡vete tú a saber! El caso es que siempre lleva una mueca de medio risa socarrona que a mí me resulta alucinógena; como diciendo: Rite, rite, que como no te apartes tú…

Siempre que la veo la saludo, me mira y me responde a mí: “Adios, Carmen”, con un: “Adios, hombre”. Ella es feliz. Bendita sea Carmen con toda su mugre y con su andar vacilante y siempre acartonado. ¡Que Dios te bendiga!

FERNANDITO, EL LIBRERO

FERNANDITO, EL LIBRERO

2.12.09

Fernando forma parte del paisaje palentino. Palencia no sería igual sin la presencia de Fernando en conferencias, foros, exposiciones, plenos...Yo diría: Fernando y su "maletón"; el maletón que siempre le acompaña, unido tenazmente a su mano diestra. Siempre amable, siempre locuaz, siempre simpático. Siento que no me haya pedido "auto stop". Me hubiera gustado compartir con él un trayecto. Cuando le vea la próxima vez, le ofreceré hacerle un reportaje. Fernando, me caes muy bien. Junto con Miguel Negrete, Eliodoro Gallego y Carmen "la cartones", hacéis de esta ciudad una anécdota maravillosa. Enrique de Soto.

¿QUÉ LE PASA A NADAL?


¿QUÉ LE PASA A NADAL?

2.12.09


Con todos mis respeto a Nadal y a un deporte que me gusta ver en TV, pero que desconozco absolutamente.

Durante mi larga vida he practicado muchos deportes. Mi versatilidad era encomiable (Como no tengo quién me alague, voy a hacerlo yo mismo). Todo fibra, nunca tenía un tirón ni una distensión. Jamás he tenido una lesión hasta los 40. Entonces tuve una rotura fibrilar en el abductor de la pierna derecha, al dar una patada lateral sin calentar previamente. En aquellos tiempos imperaba la fortaleza física y el corazón. No había mucha competencia en ningún deporte de competición, porque los buenos eran buenísimos y los malos todos los demás. Las ligas de futbol, las de baloncesto, el tenis; cualquier deporte de alta competición, prácticamente tenía asignados los tres primeros puestos. Es lo que había. Ahora es diferente. Al olor de los sueldos millonarios y las primas estrambóticas, los deportistas se han puesto a entrenar como locos y se han igualado las potencias físicas. La diferencia ahora está en la concentración.




Yo no sabía lo que era la concentración hasta que no he empezado a practicar Tai Chi. Es una técnica oriental de defensa y ataque, cuyos movimientos son tan precisos y reglados, que de no estar en los que estás, es imposible que te salga un movimiento que se asemeje a la perfección. Empecé la disciplina queriéndome comer la técnica como siempre he tenido por costumbre, pero a los pocos meses me di con la cabeza en la pared. Uno de mis compañeros de disciplina, ya veterano, al pedirle por favor algún video donde pudiera ver los movimientos, me dijo que era inútil. Poco a poco –me recomendó- Es una bobada que veas nada en video o en un libro; al final vas a tener que asimilar los movimientos con el tiempo. A los dos años de practicarlo, he entendido lo que me decía Fernando: El Tai Chi es una disciplina cuyo aprendizaje se mide por décadas. Para practicarlo hay que estar pendiente de lo que haces si quieres que te salga algo parecido a la realidad purista que enseña el maestro Mendoza.

Esto es la concentración: Siempre pendiente de la secuencia de movimientos, de la posición de las manos, de la cabeza, del tronco, de los pies; de la sincronía entre los miembros, de la respiración…Y si te desconcentras no das ni una a derechas; no te sale nada. Ni que decir tiene, que si tienes problemas personales, practicar una de estas artes marciales, es un magnífico antídoto contra el estrés. No piensas, no padeces. Es una meditación de dos horas; las que duran las clases que yo hago. Dos horas concentrado centran mucho. Y yo me propongo estar centrado y concentrado todo el tiempo. Imagino cómo será un deporte de competición con respecto a la concentración. No te puedes permitir un pensamiento diferente de lo que tienes que hacer en cada momento, porque una distracción puede suponer perder un punto vital.

Nadal, por sus problemas personales, está desconcentrado; pensando en su culo y no en el juego. Pero no hay mal que cien años dure, ni cuerpo que lo aguante. En su caso ya no necesita la pasta de los premios: ya tiene suficiente para retirarse. Así que tendrá que tirar de él la afición y las ganas de ganar. ¿Llegará un día en el que se le olvide definitivamente el problema familiar? Categóricamente, sí. Pero ¿cuánto le durará la tontería? Ni él mismo lo sabe. Puede recapacitar, centrarse y romper con el pasado en un mes, en un año o seguir haciéndose pajas mentales hasta que se muera. Pero, cuidado, es un deporte de juventud que no te permite estar pensando en el mañana. Es una lástima. Si no hubiera sido por su problema, a estas alturas podía haber ganado 8 ó 10 títulos más.

lunes, 30 de noviembre de 2009

DEJAR DE FUMAR ES POSIBLE


DEJAR DE FUMAR ES POSIBLE

30.11.09


No está demostrado de una manera fehaciente que el tabaco produzca cáncer de pulmón ni de laringe ni de boca ni de lengua. Es una simple deducción médica basada en la estadística. En mis cuarenta años de ejercicio de la medicina, jamás he leído en una revista de solvencia los experimentos que hayan demostrado, taxativamente, que el tabaco es el responsable del carcinoma humano, que en nada tiene que ver con el carcinoma en animales de experimentación. Es un hecho cierto, no se me ocurre negarlo, que el tabaco es un irritante poderoso de mucosas: de la boca, de la faringe, de la laringe, de la tráquea y de los bronquios, por orden descendente. Sin embargo me niego a creer que el tabaco desencadene, per se, un tumor maligno. Y, aunque así fuera –que insisto, no lo es- en nada variaría mi planteamiento para que el tabaco perjudique mínimamente al hombre (No lo digo para ofender, siempre se ha englobado en la palabra hombre al espécimen del género humano, sea cual sea su sexo).

Los ciudadanos, en general (Meto en la palabra a personas de ambos sexos), no tienen el respeto debido a las cosas y a sus congéneres. Y los objetos y a las personas que nos rodean y conviven cotidianamente con nosotros, hay que respetarlos con un trato exquisito; impecable. Hay que abrir las ventanas de la casa de par en par, en invierno y en verano, para que la casa se airee y respire. Es el “ventilar” de nuestras madres. “Abre las ventanas que hay que ventilar” –he oído a mi madre toda la vida-. Hay que eliminar el polvo –no sacudiendo las alfombras y las mopas por la ventana, que eso son prácticas del pueblo-, sino aspirando concienzudamente, que para eso se han inventad las aspiradoras. Hay que doblar la ropa después de quitársela, porque, si no, la ropa se arruga, se taza y se deforma. Cuando se mueven muebles, sillas, butacas, no es conveniente arrastrarlas porque se raya el suelo. El culo de los cacharros y de las sartenes de cocina hay que limpiarlos tenazmente con estropajo de aluminio para quitarles las quemaduras (si tengo tiempo os contaré la anécdota de mi amiga Cristina, a quien una pariente la regaló, como si de un tesoro se tratara, una sartén carbonizada). No se pueden golpear los objetos que no funcionan a la primera, ni darle patadas al coche porque no arranca. Hay que cuidar y mimar a la gente que te cuida y que te mima; hay que regar el jardín para que no se sequen las flores.

Me ha salido un pequeño tratado de “Cómo actuar en la vida, para escrupulosos”, pero no pretendía aleccionar a nadie sobre hechos que son incontrovertibles y que debían de estar en las prácticas diarias de todo el mundo, porque todas las actitudes tienen su parte práctica, su parte estética y su parte moral. Así, no pueden pensar de qué color van a pintar el techo mientras hacen el amor con su marido/marida… , por ejemplo. Pues, Señor, hay mucha gente que no demuestra ningún respeto a sus semejantes, a los objetos, ni a nada. Y aquí meto a los fumadores –a casi todos, por no decir todos-…En este momento me acabo de acordar de aquel chiste en el que una persona humana pregunta a otra del mismo género, estirpe y condición, si sabe cómo de llaman los habitantes de Guadalajara, y el interpelado contesta: “No, todos no” Sigo. Los fumadores no le tienen ningún respeto al tabaco. Fuman en cualquier lugar y en cualquier circunstancia: en la montaña, en la playa, haga frío o calor, trabajando, estudiando, viendo la televisión, comiendo, follando…Se les fuman los cigarros los ceniceros, que es el colmo del desinterés, y no se acuerdan cuándo se han fumado el último. Están ansiosos e insatisfechos; son el colmo.

Otra reflexión es el complejo de culpa que sufren los fumadores. Se consideran como peleles por no ser capaces de dejar una cosa, que ellos saben positivamente que les perjudica hasta el extremo de dar con sus huesos en la tumba. Yo sé que me perjudica, pero no hay huevos de dejarlo.

Hasta ahora tenemos varios argumentos que constituyen los pilares de mi propuesta:

- El tabaco no produce cáncer. Lo más, una irritación de mucosas.

- Con esta premisa, ya no existe el complejo de culpa, porque el tabaco no te va a matar.

- No le tienes respeto al tabaco, y al tabaco hay que respetarlo como a cualquier objeto o a cualquier adlátere.

- Fumas en cualquier sitio y bajo cualquier circunstancia. La mayoría de tus pitillos se los fuma el cenicero a medias contigo.



Las dos primeras aseveraciones son obvias; tienes que creerlas a pies juntillas. Las dos siguientes tienes que tenerlas integradas porque son verdad.

Mi propuesta final: Ritualiza el acto de fumar. No fumes a tontas y a locas. Piensa en lo que haces. Sácale el mayor partido al hecho de fumar, puesto que te gusta tanto.

Cuando te propongas fumar, sólo fuma, no hagas nada al mismo tiempo. Apártate para fumar a un sitio tranquilo y, a poder ser sin factores de interrupción. Siéntate cómodamente, enciende una vela y un incienso. Prende el cigarrillo como los fumadores de puros encienden su veguero, con paciencia, con mimo. Agita el pitillo para que se airee una vez encendido. Y, por fin, dale la primera calada degustando, paladeando, embocando el humo, sintiendo como resbala por la lengua, por la tráquea, hasta llegar a los pulmones. Luego hazte consciente del recorrido en sentido inverso hasta que lo exhales por la boca y por la nariz. Coméntate cómo te sientes en voz alta: ¡Qué bueno está esto! Esta chupada me ha llegado hasta el dedo gordo del pie derecho. No me extraña que la gente se enganche al tabaco ¡Qué bueno está! ¡Qué placer! Y así, centímetro a centímetro, hasta el agotamiento de la fuente de deleite. Y con cada cigarro, lo mismo, la misma técnica, el mismo placer.

Yo aseguro, según mi experiencia, que si siguen ustedes este método –nada fácil por otra parte. Nadie dijo que fuera sencillo ser impecable-, si no dejan de fumar, fumarán 2 ó 3 cigarros al día. La OMS (Organización Mundial de la Salud) juzga como permisible hasta 5 cigarrillos al día. ¡Que ustedes lo fumen bien!

jueves, 26 de noviembre de 2009

YO ME CISCO EN SUS REPAJOLERAS MADRES

YO ME CISCO EN SUS REPAJOLERAS MADRES

26.11.09

Existen variadas formas de mentar a la madre de uno. Se puede uno acordar de su madre en sentido coloquial, incluso con cierto gracejo, como los andaluces cuando refiriéndose a un andoba gracioso dicen: ¡Mira, el hio-puta, que ange tiene!. El epíteto puede aumentar de categoría cuando a alguien se le llama, hijo puta; pero no pasa a mayores: ¡Qué hijo puta eres, cachondo! Otro escalón sube al “hijo de puta”. Ahí ya hay que sacarse las manos de los bolsillos por si hay que repeler la respuesta. La cosa va con mala baba. Como nada tiene un final, podemos aumentar la gravedad del insulto utilizando: “hijo de la gran puta”. Se emplea mucho en la vida cotidiana nombrar a los malos, malos, “hijos de la gran puta”. Y la cosa no tiene por dónde cogerla cuando una persona se encara con otra llamándola “hijo de la grandísima puta” Entonces ya se desatan las hostilidades y hay que procurar dar y que no te den.

Hay una modalidad de insulto que se deriva de las anteriores, tomando de ellas el significado esencial: La madre. Así: “Me cago en tu puta madre” es un insulto que, habitualmente nada tiene que ver con la categoría moral de la señora que le parió, que la pobre ya tuvo bastante con los dolores del parto y con aguantarlo de por vida. Floreados de la anterior son, por ejemplo: Me cago en tu putísima madre o me cago en la puta que te parió.

Todos estos improperios no van dirigidos, como ya he dicho, a las madres de algunos hijos de la gran puta; sólo aluden a ellos mismos, con la intención de que les suba la adrenalina, de que se sientan ofendidos y, por una miserable vez, respondan como hombres íntegros; como caballeros sin armadura. Las personas educadas, de bien, que han pasado por la garlopa de la enseñanza religiosa, que ha tenido unos padres con moral, ética y principios, acuden a subterfugios y a sofisticaciones para llamar por su nombre a los hijos de la grandísima puta. Así una forma “agradable” sería: “Me cisco en tu pajolera madre” o “Eres un hijo de una doncella del amor fingido y de la moral extraviada” Claro, que puede haber variantes como: “Eres un mamón de mierda”, mejor aceptado o ¡Valiente mamonazo que estás hecho, hijo de la grandísima meretriz!

Hechas estas salvedades, que ponen en su justo punto mi manera de pensar con respecto al tema y mi esmerada educación, yo me cisco en las repajoleras madres de los responsables de las normas que rigen España, de derechas, de izquierdas y de centros, que han permitido, a lo largo de los años, que el 90% de los españoles, estemos en situación de indefensión. Me refiero, concretamente, a los contratos basura –que yo llamaría “de mierda infecta”- que permiten a las compañías de seguro libre, tener a sus médicos; a los profesionales que les dan de comer; al motivo fundamental sin el que ellas se morirían de hambre. Enumero sucintamente: a) honorarios de escándalo –consulta médica de especialista no más de 25 euros- b) ausencia de seguridad social, jubilación, seguro propio c) despido inmediato por decisión unilateral sin mediar falta alguna d) prestación de las consultas propias, del material de exploración, del tiempo y la sabiduría…

Estos tíos, graciosos, piensan que van a vivir toda la vida en la impunidad más absoluta y que no se van a morir nunca. Pues, no. Se van a morir y van a tener unos pedazo de remordimientos que no les van a dejar vivir. No es una amenaza; es lo que pasa siempre con los “hijos de la grandísima puta”. Se creen que se van a perpetuar, que van a vivir como Matusalén. ¡Ja, ja! Y yo voy a vivir para verlo, que es lo que más les va a joder a estos “mamones de mierda”. Es broma, naturalmente. Yo soy una persona muy educada. En los Hermanos Maristas, sin ir más lejos.

domingo, 22 de noviembre de 2009

ELEGÍA A MI AMIGO PEDRO LUIS


ALEGÍA A MI AMIGO PEDRO LUIS

22.11.09


Lo conocí poco después de mi llegada a Palencia. No sabría decir cuándo ni dónde. Pero me chocó el extraño parecido físico que ambos teníamos. Mucha gente nos confundía: Dr. Calvo, Dr. Calvo –me llamaban a veces por los pasillos del hospital. No –contestaba yo- Se ha confundido, soy el Dr. De Soto. Es que nos parecemos mucho el Dr. Calvo y yo. Éramos de la misma estatura, del mismo porte, igual de “calvos” uno que otro, excepto en el apellido. Había un detalle que nos distinguía de lejos, a juzgar por los comentarios de la gente, Pedro Luis tenía una leve y extraña cojera al andar, como si no quisiera ir muy deprisa, queriéndolo.

Era calmo, apacible y simpático. Nunca le he visto discutir ni elevar el tono de voz. Imagino que tendría sus gatos en la barriga, igual que cada hijo de vecina, pero no lo demostraba. Cumplía con su trabajo escrupulosamente y jamás le he oído hablar mal de nadie.

Gozaba de gran respeto por parte de todos sus compañeros y, que yo sepa, no tenía enemigos, ni siquiera enemistades. Yo me encontraba a gusto con él. Me imagino, aunque sea mucho suponer, que él también estaba a gusto conmigo. Las veces que hablamos, estábamos de acuerdo. Pero como la regla siempre tiene una honrosa excepción, traigo a mi memoria una intranscendente discusión que mantuvimos acerca de la transcendencia del espíritu humano. En aquella circunstancia me di cuenta de la gran sabiduría que atesoraba en materia espiritual, no en vano había estado muy en contacto con el clero. Nunca, sin embargo, se me ocurrió preguntarle por qué se había alejado de la vida religiosa. Se oía que había ejercido durante algún tiempo el ministerio sacerdotal, pero no lo podría asegurar. Jamás lo oí de su boca y en ningún momento sentí curiosidad morbosa por los aspectos de su decisión. Hay algunos compañeros en el ejercicio de la medicina, que se hubieran enterado de cualquier entresijo de su vida. De hecho, sé de buena pluma, de algunos que se saben la vida y milagros de Pedro. Nunca me ha interesado meterme en corral ajeno. Si lo oigo, lo oigo, pero no lo escucho. Y al cabo de los días (ni siquiera semanas) ya no me acuerdo de lo que me contaron. ¿Pero no te acuerdas que te lo conté el otro día? ¿Estás tonto, a qué? Pues no me acuerdo, chico, ¡qué se le va a hacer!. Pues bien, salió la conversación acerca del espíritu humano y en ella me quiso ilustrar sobre la diferencia sustancial que había entre la inmanencia y la transcendencia. Siendo la primera la unión esencial e inseparable por naturaleza, del espíritu con el Creador. Y la segunda la consecuencia grave o muy importante de las acciones del espíritu en este plano, con posibles consecuencias futuras. Ya digo, toda una fuente de sabiduría.

Yo lo definiría como bueno, en toda la extensión de la palabra bueno. Un día le comprometí para hacer, a la limón, uno de los programas de divulgación médica que todas las semanas me sacaba de la manga, y se exhibían en la TV local. No se resistió. Yo creo que no le cabía un piñón por el culo con la oferta, que le permitía ilustrar a los demás con sus conocimientos sobre urgencias médicas. Aquel día lo preparó todo para aleccionar sobre la actuación frente a una quemadura doméstica, una herida, un atragantamiento, etc. Para explicar los primeros auxilios y la respiración boca a boca, tenía un muñeco de apariencia totalmente humana. Estaba boca abajo. Ya estábamos grabando. Se acercó a aquel remedo de hombre, le dio la vuelta, no sin dificultad porque tenía un peso similar a un humano, y dejó al descubierto un pene enorme, que le colgaba flácido entre las piernas y que servía para enseñar a los alumnos de enfermería a sondar la uretra. Nos reímos hasta hartarnos, comentamos, en vivo y en directo, algunas escabrosidades con respecto a la virilidad del muñeco y luego, nos enjugamos el llanto y seguimos grabando. Cada poco nos venía a la memoria el hecho y nos partíamos de risa. Recuerdos agradables de una gran persona con la que compartiré una parcela en el cielo, cuando yo me decida a dejar este mundo de permanencias.

Él tenía una vida muy diferente a la mía. Eso propició que nuestros encuentros no fueran más frecuentes, pero nos veíamos casi a diario en el hospital y echábamos nuestras parrafadas. Un día me vendió unas acuarelas de una sobrina suya que estudiaba “Bellas Artes” y que conservo colgadas en unas paredes preferentes de mi casa donde las veo todos los días. Y, naturalmente, siempre que las veo me acuerdo de Pedro Luis; de mi sosias, con el que tantas veces me han confundido. Quedó pendiente de hacerme un Dopller de extremidades inferiores. Por una causa o por otra nunca lo hicimos. ¡Quién sabe si en otra vida cumpliremos con la promesa!.

La última vez que lo vi fue en mi consulta. Le encontré muy desmejorado y sentí la obligación de meterle en la vía del pensamiento positivo. Parece que comprendió mi punto de vista, y hasta incluso me prometió que iba a tratar de llevar a la práctica las ideas que yo le había dado. Le llamé poco después por teléfono y me confesó que era superior a sus fuerzas meditar durante 20 minutos. Quedamos en vernos, pero me cuesta trabajo inmiscuirme en la intimidad de una persona. Pensé: “Si me necesita, ya me llamará”.

Hace tres días acudí a su entierro. Después de tres semanas en la UVI, sin ser consciente de nada (pienso), se decidió a dejar este mundo. Pedro Luis: Allá donde te encuentres, te envío un sincero abrazo. Dejaste una profunda huella en mi alma. Te recordaré siempre con tu bata blanca impoluta, tus gafas de diseño, que te hacían todavía más parecido a mí y tu disimulada cojera que hacía que pensara que con una pierna querías ir más deprisa que con la otra.

¡Salve, Pedro! ¡Hasta siempre, amigo!

domingo, 15 de noviembre de 2009

RESPETO Y TOLERANCIA PARA LAS MINORÍAS


RESPETO Y TOLERANCIA PARA LAS MINORÍAS

15.11.09


El padre se está afeitando. La cosa no puede producir extrañeza si no es porque lo está haciendo con una navaja barbera, de las de antes de la guerra; de las que cortan un pelo en el aire. Vamos, de tomo y lomo. O, lo que es lo mismo, que es muy grande e importante. El hombre era diestro en estas lides. Su padre, fallecido de un entripado, fue barbero de postín; de los de antes, de los que afeitaban un huevo. Y le había enseñado al hijo con arrobo, con deleite, lo que debía hacer: cómo debía inclinar la hoja de la navaja para que cortara el pelo pero no la piel, cómo debía tratar el pellejo adyacente con los dedos de la mano siniestra, para estirar el cuero y que el filo resbalase cortando y no hiriendo. Todo un curso de varios años; que nada se aprende de sopetón y sin sudar la camiseta. Acabó el hijo siendo tan hábil en su cometido como su progenitor. Y era de ver el asombro de sus amigos cuando, en las ocasiones en las que se afeitaban juntos, le veían, incrédulos, sacar de una funda de cuero rojo, una reluciente navaja barbera de acero quirúrgico y cachas de marfil negro. Grabado en el metal: “Prades e hijos. Albacete”. De otro paquete de fieltro negro, un afilador de corambre, en el que frotaba el filo de la navaja con un vaivén que producía un sonido inconfundible para los que lo haya escuchado alguna vez. Después del introito, mojaba una barra cilíndrica de jabón, y con una brocha de afeitar de pelo de tejón, se espumaba la cara. Tomaba la navaja con la mano derecha. Pulgar, índice y corazón, asían suavemente el mango del acero, y el meñique elevaba ligeramente la cacha de protección para que no se cayera por su peso. Luego, en cuatro pasadas por cada carrillo, y dos más por la barbilla, acababa la faena, que era de dos orejas y rabo. Indefectiblemente, al saludar a la concurrencia, oía una salva de aplausos.

El hijo le observaba con la boca abierta, por una de cuyas comisuras caía un hilillo de saliva, y con los ojos desmesuradamente abiertos; sin pestañear. El padre le miró de reojo y, con la cara ya afeitada, dejó el instrumental encima del lavabo y se enjuagó con agua abundante. Se secó con una toalla de hilo, tomó la navaja y se la ofreció al niño. Tenía un osito de peluche agarrado con amor, pero lo soltó inmediatamente ante aquella propuesta. Cogió torpemente el instrumento con ambas manos y empezó a manipularlo. A las primeras vueltas, el acero salió de las cachas y brilló reflejando las luces del espejo. El niño se quedó absorto en la contemplación de aquella maravilla que su padre había dejado en sus manos, y con la candidez de los dos primeros años de su vida, llevó sus dedos al filo de aquella hoja templada y curtida en cien batallas…

Dejo el final de esta historia a la imaginación del lector. Pienso que habrá desenlaces para todos los gustos. Mi intención es, perdón por el morbo, que el final sea el peor entre todos posibles.

Hay ocasiones en las que la tolerancia no es de recibo. Imagino que el sobrecogedor relato de la navaja de Albacete, habrá servido para hacer recapacitar sobre el respeto y la tolerancia mal entendidos.

Uno de los finales posibles de la historia:

Los hados, prestos a atender a los mortales, evitaron que el niño se deshuesara la mano. Emocionado con el nuevo juguete, corrió en pos de su padre con aquella arma afilada como una cuchilla de afeitar. Le encontró en la cocina, de espaldas a él, manipulando en la encimera. Riendo, blandió la navaja y le propinó un corte limpio en la pantorrilla, justo en el hueco poplíteo, seccionando limpiamente el nervio ciático poplíteo interno y la vena y arteria poplíteas. El padre lo sintió como un trozo de hielo que le traspasara la pierna de parte a parte. Cayó al suelo anonadado y miró a su hijo con incredulidad. No podía articular palabra. El niño, riendo a carcajadas por la caída y los gestos de papá, insistió en la gracia y le endiñó otro mandoble que le cortó la cara de parte a parte. Se llevó la mano al chorro de sangre que manaba de su mejilla. Se sintió débil; agotado. La sangre de su pierna era un manantial extenuante. El niño siguió riendo y le asentó otro navajazo. Esta vez cortó la carótida interna y la yugular. Bañado en sangre y sin comprender, aquel hombre que había dejado una navaja barbera en manos de su candoroso infante, expiró en pocos segundos. El niño corrió a refugiarse debajo de la mesa de camilla de la salita, riendo a carcajadas y esperando que su papá le viniera a buscar.

Y el respeto y la tolerancia mal entendidos, en manos bisoñas e inexpertas, pueden crear dramas, casi inconscientemente. Sin querer.

Un tertuliano, joven e inexperto. Posiblemente inculto y agresivo, defendía la otra tarde, a ultranza, y aprovechando como foro una cadena de TV de audiencia suficiente, el independentismo de determinada autonomía, tomando como ejemplo la rivalidad entre el equipo de futbol de su autonomía y otro equipo de otra diferente. El resto de tertulianos veían oportunas las invectivas, y respetaban y mantenían una auténtica tolerancia con aquel infante que blandía, por encima de sus cabezas, una navaja barbera, dispuesto a jugar con la concurrencia, "sin intención de hacer mal a nadie"…Por supuesto. Y exigiendo respeto por sus ideas.

El independentismo folclórico es un bate de beisbol. El independentismo furibundo es una navaja barbera.

Para el respeto y la tolerancia mal entendidos, transigencia cero.

HONRADEZ: ¡QUÉ MAL ENTENDIDA ESTÁS!


HONRADEZ: ¡QUÉ MAL ENTENDIDA ESTÁS!

15.11.09


A Don Lorenzo Silva. En referencia a “La Viga y la Paja” del XL semanal de fecha 15 de Noviembre de 2009.

Muy Sr. Mio:

Entre:”Debemos creer en la existencia de personas honestas y trabajadoras que merecen una recompensa” y: Premio ésta carta…”Porque un poco de ironía, y de autocrítica, no está de más para enfrentar este ya cotidiano y desesperanzador cataclismo” Media un abismo.

Soy de los que tienen la convicción filosófica e ideológica de que: “La gente puede hacer, decir, o pensar lo que le dé la gana, porque de lo suyo gasta..” Pero también tengo por cierto, que cuando me pisan el pie, siempre voy a preguntar: ¿Por qué me pisas?. Me haces daño.

Estoy jubilado de un sistema provincial de salud. Ejerzo la medicina en una ciudad de Castilla y León, y en mis 68 años, siempre he procurado ser honesto y honrado; actuar en bien para todo el mundo. Jamás se me ha ocurrido pringarme en el IVA, ni descargar música ni películas de internet, ni he pensado en trucar la toma de luz para pagar menos. Y pienso que nunca voy a ocupar un cargo público, porque, con esta manera de pensar y de actuar, no me permitirían permanecer mucho tiempo en él, por agravio comparativo. Tengo la sospecha de que ningún dolo tiene justificación moral, y que la frase “El que roba a un ladrón tiene cien años de perdón” la acuñó Luis Candelas, para buscarse una coartada moral.

He oído en algunos programas radiofónicos de opinión, que “los oyentes no entienden la ironía”. Pero son palabras y se las lleva el viento. En letra impresa es complicado decir digo, donde dije Diego. Y la prensa la lee todo el mundo –he exagerado deliberadamente- Y su espacio más, porque son escritos cortos y sin complicaciones; de los que no exigen coger el diccionario para ver el significado de alguna poco frecuente expresión.

Por último, no creo que mis familiares y amigos, que saben de mi condición moral, vayan a leer, nunca, nada negativo de mi persona. Y si lo hicieran, tendría ganado a pulso que me llamaran sinvergüenza, porque me lo merezco. Yo no he votado en mi vida; mis ideas van por otros derroteros. Pero tengo el humano deber de exigir al que me manda –me da igual el puesto que ocupa en el escalafón- que tenga moral y que esa moral se traduzca en honradez y hombría de bien. Jamás me ha dado envidia de los chorizos, ni de los incultos, ni los incapaces, ni de los mediocres. Y nunca he aceptado a un superior que no me demostrase su valía intelectual, moral y humana. Me miro por dentro y me encuentro satisfecho de mi proceder ético y estético.

A ver si va a tener razón Don Ramón María del Valle Inclán cuando, completando la frase de Mourlane Michelena, le dijo a su amigo Jacinto Miquelarena: “Qué país, Miquelarena, aquí el que no nace hijo de puta, acaba siéndolo con el tiempo”. Me resisto a creer que no queden personas con moral intachable, como usted, en quien poderse mirar.

sábado, 14 de noviembre de 2009

LO MEJOR ES ENEMIGO DE LO BUENO


LO MEJOR ES ENEMIGO DE LO BUENO

14.11.09


Esta frase, por otra parte bien construida y sonora donde las haya, la creó un neurólogo para consolar a los pacientes mediocres. Sigmund Froid dijo: “He sido un hombre afortunado en la vida. Nada me fue fácil” Y debió de pensar: “Si no facilito las cosas a mis pacientes, lo van a pasar fatal, porque no son tan inteligentes como yo mismo”.

Al grito de: “Mediocres del mundo, uníos” los partidarios de lo bueno, dejaron de buscar denodadamente lo mejor, y eligieron (entre otros modus vivendi) la carrera política, en la que, estaban muy seguros, no se les iba a exigir un cumplimiento impecable de sus obligaciones, ni una búsqueda de la excelencia, ni se les juzgaría por realizar de una manera pésima su trabajo. Se instalaron, desde aquel momento, en las cualidades que podían cubrir ocasiones y momentos con frases, unas veces grandilocuentes, otras campanudas y las más, vacías, que no iban a servir más que para eso: para salir del paso sin ninguna obligación de cumplir sus promesas. Una mediocridad palmaria, a todas luces permitida por aquellos que se ven reflejados en la medianía y en el adocenamiento, pero inservible para lograr metas, construir futuros y arribar a buen término.

El género humano es perfecto en su concepción (fue creado por Dios), e ilimitado en su creatividad (Dios lo hizo creador, a Su imagen y semejanza). Pero hay una única pega que hace que el ser humano sea mediocre: No cree en sus capacidades. Se arrellana, por tanto, en el cojín de la comodidad y, cada día con más ahínco, se conforma con dejar pasar los minutos rascándose la barriga como los monos. Por, no sé qué espurias intenciones, cada vez se exige menos a la juventud. Y la juventud responde con una total desidia, desprecio y apatía. “Dame un ser humano; déjame educarlo a mi manera, y lo transformaré en un superhombre” Esta frase es similar a: “Dame un punto de apoyo y moveré el mundo”. Por eso los que deciden, se han opuesto siempre a la excelencia, a la educación integral y al cultivo de los valores morales.

Con una ingenuidad infantil, un tertuliano escritor de fortuna, inteligente y muy conservador, decía el otro día: “Si se exige un código ético en la clase política, llegaría un momento en el que les aburriría y dejarían de practicarlo. Porque estamos inmersos en una absoluta amoralidad. La sociedad es amoral y, por tanto, dudo de la regeneración…” “Pero ¿Quién tiene la culpa de la amoralidad de la sociedad?” –preguntó el profesor- “La clase dirigente que, creando una sociedad inmoral y amoral, se ve arropada y validada para hacer de su capa un sayo” –contestó con convicción de lo que decía un alumno aventajado. “¿Y cuántos políticos son amorales dentro del gobierno y de la oposición, y del resto de los partidos?” –inquirió una tertuliana- “Todos” –respondió el que había lanzado la bomba en medio de la sala.

Cuando el individuo que forma parte de la sociedad, no ha sido educado con responsabilidad, ética y estética. No puede responder con responsabilidad a ningún llamado de la vida. Y ¿Qué es responsabilidad? Es, solamente: Responder con habilidad. Y yo añadiría: Y con ética y con moral. ¿Por qué? Porque estas cualidades son las que llevan a la sociedad al éxito, a la convivencia, a la solidaridad (antes caridad) y al cumplimiento de los valores, que son fundamentales para el desarrollo de las relaciones.

En mi época se nos exigía mucho en el colegio. Yo fui a los maristas de Fuencarral, y allí, no solamente nos pedían lo mejor, sino que lo fomentaban. Desde los cursos inferiores, todo el día inculcaban la superación del ser humano. Frecuentemente se organizaban certámenes de dibujo, de declamación, expresión oral, gimnasia…Cuando se acercaban las fiestas de San José (Así se llamaba el colegio) ya se preparaban los eventos, muy elaborados y muy cuidados. Me acuerdo de una representación de los alumnos en la que yo intervine, en el cine Paz, justo enfrente de la entrada principal del colegio. Hacíamos una puesta en escena de cuadros de zarzuelas famosas. Y había que ver con que profesionalidad actuaban mis compañeros. ¡Qué gallardía y que instinto de superación! Cuando veo los fines de curso de los colegios americanos, se me caen los palos del sombrajo comparándolos con los españoles. Allí se superan, hacen de los críos verdaderos profesionales que cantan, bailan y actúan con todo su corazón. Nada que ver con los bodrios y esperpentos que montan aquí para salir del paso.

A los críos hay que exigirles mucho. Los niños tienen una alta capacidad de respuesta a la exigencia. Responden con sus mejores registros si se les pulsa el bordón de la forma adecuada. Ahora, si se les deja a su aire; si se les pide cada vez menos, y si pasan de curso con cinco signaturas pendientes, en lo que se van a convertir es en mediocres, cazurros, viciosos, y seguros de que es mejor hacer las cosas bien que muy bien. Y en esta vida, como decía mi bisabuelo, no hay más que dos maneras de hacer las cosas: Muy bien y muy bien.

Como ven, una cosa se solapa con la otra, y un concepto lleva a otro. Y esto me avoca a decir, como colofón, que todo se debe elaborar con los hilos de la exigencia y con la urdimbre de la excelencia. Existe una cosa por encima de lo bueno, que es lo mejor. Y hay otra cosa por encima de lo mejor, que es la excelencia.
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