miércoles, 2 de marzo de 2011

EL MIEDO SEGÚN LA FILOSOFÍA ZEN

"Si tienes miedo, tienes miedo ¿por qué hacer de ello un problema? Sabes que tienes miedo igual que sabes que tienes dos manos. ¿Por qué hacer de ello un problema? (...) El miedo está ahí: acéptalo, hazte consciente de él. ¿Qué ocurrirá? Súbitamente sentirás que ha desaparecido. Y eso es la alquimia interior: los problemas desaparecen cuando se los acepta, y se vuelven cada vez más complejos si se crea un conflicto respecto de ellos. Si el sufrimiento está ahí y súbitamente llega el miedo, acéptalo. Está ahí y nada se puede hacer al respecto, no creas que estoy hablándote de pesimismo. Cuando te digo que nada se puede hacer al respecto, te estoy dando la clave para resolverlo. El sufrimiento está ahí; es parte de la vida y parte del crecimiento; no tiene nada de malo. El sufrimiento se vuelve maligno sólo cuando uno sufre y no se saca nada del sufrimiento.




(...) Todos somos cobardes. Las personas que se llaman valientes sólo muestran una fachada. En lo profundo son tan cobardes como todos los demás; mejor dicho, más cobardes. Sólo que para ocultar su cobardía han creado una fachada de valentía que los rodea, y a veces actúan de modo que todos sepan que son valientes. Pero su valentía no es más que una pantalla. ¿Cómo podría ser valiente el hombre, si el hombre no es más que una hoja al viento?. ¿Cómo no va a temblar esa hoja? (...) Pero la sociedad ha creado problemas con todo y se lo ha transmitido a todos sus miembros.

Si un niño tiene miedo a la oscuridad le decimos: "No tengas miedo, no pasa nada, sé valiente". ¿Por qué? El niño es un inocente, es natural que le tema a la oscuridad. Pero con nuestra recomendación, se esfuerza en no tener miedo y se pone ansioso; todo su ser quiere temblar pero él trata de reprimirlo. Soporta la oscuridad, pero en tensión (...) Si hubiera atravesado la oscuridad temblando, llorando y gimiendo, sin ninguna de nuestras recomendaciones, se hubiese dado cuenta de que no había nada que temer. Cuando uno se reprime nunca experimenta las cosas en su totalidad, nunca gana nada con ellas." (Osho, Un pájaro al viento)




Tenemos miedo a la muerte, miedo a cualquier cambio, miedo a la pérdida, al dolor, a la enfermedad, al sufrimiento, miedo a la soledad, a la vejez, al deterioro, a nuestras limitaciones, a que no nos acepten los demás, a no ser suficientes, miedo al fracaso, a morirnos de hambre, a defraudar al compañero…Tenemos muchos miedos en el talego. Pero a mí me enseñaron que hay que vaciar el talego; que no hay nada qué temer. Al fin y al cabo, yo me he puesto las situaciones que necesito para crecer, incluso las que producen pavor. Sólo tengo que ser consciente de ello y tratar de aprender con una actitud positiva y una reacción coherente.

Somos divinos envuelto en un papel de humanos, y alguna vez debemos desenvolver a nuestro ser y dejarle libre. Él no tiene miedo; es el que nos protege de las acechanzas del humano. Si le pelamos una vez al día haciéndonos conscientes de que lo tenemos dentro, aprenderemos que hay que tener miedo sólo a una cosa: a tener miedo. (Miguel Ángel Labra (Reflexiones)).

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