Todavía tengo la
compulsión de asistir a reuniones a las que me invita el organizador. Si puedo
aportar algo estoy satisfecho, si no, me limito a hacer lo que me sugieren sin
estorbar a los demás. No obstante oigo, observo
y me doy cuenta de lo perdida que está la peña y lo que necesita una
dirección precisa.
Hoy día, con la
cantidad de ofertas que existen, la gente se vuelve ‘to loca’. Yo no sabría, a
mis años y con la cantidad de cursos, prácticas y lecturas que llevo encima,
por dónde empezar, con qué quedarme. La verdad es que unas resuenan dentro del
corazón más que otras, pero hay tal cantidad que resulta complicado quedarse
con algo.
Otro problema es la
capacidad didáctica del ‘maestr@’. Detrás de cada maestro existe un ego
desmesurado y una propensión a creer que el alumno ya sabe lo que él supone que
debe de saber. Y la realidad es que el alumno sabe algunas cosas, pero no
todas. Y si le lías de mala manera nunca llegará a saber nada concreto.
La gente busca varitas
mágicas con las que sentirse iluminado inmediatamente; a la voz de “¡¡Yaaa!!”.
Nada más lejos de la realidad. No existen varitas mágicas, ni pases de manos,
ni energías que no requieran una total colaboración por parte del alumno,
paciente, que requiere la ayuda. Cada uno debe de trabajarse sus manías,
compulsiones, vicios, malos quereres, mal carácter, por medio de técnicas que
mejoren la relación consigo mismo y, por consiguiente con los seres que les
rodean. No existen fórmulas mágicas, sólo existe la voluntad de cada uno para
mejorar el ego y lo aprendido.
Repito hasta la
saciedad lo mucho que he hecho, lo mucho que he trabajado, las muchas manos que
han sentido mi cuerpo, las muchas fórmulas esotéricas que han empleado con mi
humilde persona, los muchos duros (moneda preeuropea integrada por cinco
pesetas) que he invertido para que algunos “maestros” pudieran pagarse casa y
sustento, y otros, veraneo en Marbella.
Voy a ser muy concreto
y muy duro. De las mil técnicas que he aprendido, de los mil trucos que he
llevado a cabo, de los mil libros que he leído, sólo me he quedado con algunos
(pocos) conceptos, y con tres prácticas; dos de las cuales ejecuto muy
frecuentemente y la tercera sólo a ratos y cuando me acuerdo.
Ahí van los conceptos:
1.- Vive
el momento. El pasado ya pasó, no me puede afectar. El futuro no
existe.
2.- Yo
sufro porque los demás no se atienen a mi voluntad: No hacen, dicen o piensan
como yo quiero y eso me enferma.
3.- El origen de los
males del sujeto son los apegos (deseos sin cuya compleción yo no puedo ser
feliz). Eliminados los apegos, eliminado el sufrimiento.
4.- Diferencia
esencial entre daño y ofensa. El daño es un hecho que me acaece sin mi
participación: Voy por la calle y me arrolla un ciclista por detrás. En la
ofensa yo participo en un cincuenta por ciento porque me doy por ofendido.
5.- Las cosas que nos
pasan en este mundo, buenas y menos buenas, responden exactamente a una
programación previa que nosotros hemos llevado a cabo antes de recalar en este
planeta llamado Tierra. Dios no participa en nuestros males. Él no es culpable
de nada de lo que nos pasa. Somos nosotros los que hemos escrito previamente la
novela de nuestra vida con sus luces y sus sombras, sus desastres y sus éxitos.
6.- Dios no nos va a
juzgar en el momento de nuestro tránsito. Nosotros lo vamos a hacer, y, a fe
mía, más duramente que la misericordia Divina lo haría.
7.- El cien por cien de
las enfermedades son de origen psicosomático. Todas corresponden; están
provocadas, por conflictos emocionales. Si pensamos mal, vivimos mal. Si
pensamos bien, vivimos bien.
8.- Puesto que todo
corresponde a una programación muy precisa, dejemos que la vida actúe, que pase
lo que tenga que pasar. Si tiene solución, no te preocupes; si no
tiene solución, no te preocupes. En todo caso, no te preocupes, ocúpate.
9.- Sé impecable en
todo lo que hagas. Cuida tu trabajo, cuida tus objetos, cuida el medio
ambiente, cuida a la gente que te rodea.
10.- No te preocupes
por las cosas indefectibles. Si llueve da gracias, ponte zapatos de lluvia y
abre el paraguas. Haz lo mismo con las cosas que se apartan de tu poder.
11.- Cuida tu cuerpo,
no lo maltrates. Come sano, bebe suficiente agua, haz ejercicio, limpia tus
filtros: Pulmones, hígado, riñones, con baños de sal, tisanas drenantes y
alimentación vegetariana un día por semana.
12.- Créeme: Todas las
enfermedades son de origen psicosomático, ya te lo he dicho antes. Por tanto
cuida tus conflictos emocionales causantes de tus enfermedades, y no te fíes
excesivamente del criterio de la medicina actual. Mis queridos colegas hacen lo
que pueden, pero eso no es suficiente. Actualmente me resulta más fiable la homeopatía
que la medicina tradicional. Y, concluyentemente, la mejor medicina preventiva
es no pensar mal y no crearse conflictos emocionales.
He aquí las prácticas:
1.- Meditación
Transcendental. (MT) Te ayuda a no pensar mal. La técnica es permanecer
20 minutos recitando un mantra, y si el pensamiento te lleva a abandonarlo y pensar
otra cosa, asume que lo que tienes que hacer es abandonar tus pensamientos y, fácilmente,
volver al mantra. En la vida diaria, si piensas mal, tomas conciencia de ello y
te sumerges en el pensamiento positivo, acostumbrado a hacerlo a diario durante
la MT.
2.- Tai
Chi.- Es una meditación en movimiento. Si no estás en lo que estás, no
te sale la serie, de manera que te obliga a estar pensando en lo que haces y en
nada más. Esto mejora la mente, la limpia y deja que el cerebro lleve a cabo
sus procesos de reparación orgánica.
3.- Rebirthing.-
Respiración conectada y consciente. Oxigena todas las células orgánicas, limpia
la mente y sana el cuerpo.
Esto es un resumen
breve de mi filosofía y de mis prácticas. Durante muchos años me han ayudado a
mantener mi equilibrio y mi salud. Puede haber otros cócteles, pero este es el mío
y me ha funcionado. Y, por supuesto sus efectos están garantizados, o te
devuelvo el dinero!!!!!!.
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