A los varios meses se me ocurrió, como hacen otros bloggeros, añadir un contador para hacerme a la idea –bastante masoquista por cierto– de cuántas personas visitaban mi blog. Y si lo visitaban, posiblemente se pararían a leer el artículo del día, y si era así yo me sentiría muy complacido y satisfecho. Abrir mi propio sitio todas las mañanas y ver en el contador que han entrado tantas personas me estimula a seguir escribiendo. Pero tengo un asunto pendiente. Me gustría que opináseis sobre lo que escribo y sobre las idea que expreso. Sólo tengo una persona asidua a los comentarios, mi gran amigo Jurado. E incluso él, que trabaja y mucho, no tiene tiempo de comunicarse mucho conmigo. Por si la dificultad estriba en el método para escribir los comentarios directamente en el blog, os doy mi e-mail para facilitaros la labor. edesoto@telefonica.net. Así no hay pérdida.
Y como os prometí, aquí os escribo un pequeño artículo sobre la Huerta de Guadián y algunas fotos. De vez en cuando iré glosando algunos de los rincones maravillosos de Palencia y alguno de sus monumentos. ¡Gracias por leerme!
PARQUE DE LA HUERTA DE GUADIÁN
Me gusta Palencia, la ciudad que me adoptó hace la friolera de 32 años. Toda una vida vivida intensamente, tanto para lo malo como para lo bueno. Y una de las cosas que me hacen gozar del tránsito es la Palencia vegetal; sus parques y jardines de los que disfruto muy frecuentemente. Uno con los que me solazo es el parque de la Huerta de Guadián. Entro por la puerta de la plaza que se forma en la terminación de la avenida de Manuel Rivera y el empiece de la de Modesto Lafuente, también puerta del Salón de Isabel II (Antigua José Antonio); bajo los escasos peldaños protegidos por una barandilla escultórica, elaborada con un tronco de olmo viejo y seco por Teo Calvo, y paseo por una avenida bordeada de castaños de indias. A escasos treinta metros, a derecha e izquierda, se extienden dos placitas con sendas fuentes gemelas de hierro fundido, rodeadas por parterres de pensamientos. Un poco más allá, a la izquierda se emplaza, vieja pero perenne, la capilla románica de San Juan Bautista, del siglo XII, trasladada hasta aquí, para orgullo de Palencia, desde el pueblo de Villanueva del Rio anegado por las aguas del pantano de Aguilar. Siempre que puedo hago una visita a su interior, me siento y medito cinco minutos, suficientes para llenarme de paz. Enfrente hay un bosquecillo con un olmo, dos ciruelos, cinco cedros, un árbol de los tulipanes y un árbol del paraíso. Siguiendo por la alameda, vas contemplando, a derecha e izquierda plátanos, arces, cipreses, robles, hederas, ginkgos y chopos, hasta llegar a un reloj de sol, formado por doce columnas romanas representando las horas, y en el centro una columna truncada, encima de un pedestal, que hace de gnomon.
Reposo en un banco de madera cercano a las fuentes, cierro los ojos y escucho el canto de las hojas y el trino de los pájaros. Sólo en estas ocasiones gozo plenamente de lo que Dios ha creado en su magnificencia, y soy consciente de la gran belleza que encierra la ciudad.
Huerta de guadián
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Cómo que no te va a felicitar nadie? Esto es como lo de las redes sociales, baste que lo ponga por alguna parte para que todo el mundo arroje un "¡Felicidades!"
ResponderEliminarPor mi parte, que queden las mías porque el blog es una gozada. ¡Y que cumpla muchos más!
Bonita descripción para celebrar el aniversario.