Hablo desde mi experiencia de sesenta y dos años contados a partir de la adquisición del uso de razón, que se supone que se compra, te viene, te conceden, al cumplir los siete años de edad.
José María "El Tempranillo" |
En mi época de fascista redomado, que por cierto se vivía con valores, con esperanza en el futuro –aunque sea un ejercicio que repúdio-, y con una estricta idea de la moral, no existía una ‘casta’ política como ahora. Los Ministros se extraían de la sociedad, al margen de los partidos, por méritos académicos y por currículum. Podía ser que uno de aquellos elegidos fallara en las espectativas del innombrable, pero no era lo común. Habitualmente era gente muy preparada, muy sensata y con medio de vida saneado, que no tenían ninguna necesidad de emponzoñarse robando vergonzosamente el dinero del erario, ya que no del contribuyente, porque los ciudadanos no pagaban impuestos directos a Hacienda. Los elejidos seguían viviendo en su casa de siempre, y la única diferencia estribaba en que en el portal se instalaba una pareja de la policia armada, los apelados ‘grises’ por el color de su indumentaria, que vigilaba la entrada de extraños al edificio.
Luis Candelas |
Eran lo mejor de cada casa, la flor y nata: Filósofos, economistas, abogados ilustres, licenciados en políticas, que habían demostrado su capacidad y su valía en el desenvolvimiento de sus profesiones, y sus triunfos en los asuntos difíciles que les ponía la vida a su alcance. De esta manera, sus actuaciones eran meditadas, brillantes en su concepción y eficaces en sus resultados. Sólo de esta manera puede prosperar un pais: con estructuras excelentes, con una Universidad preparada, con industrias apoyadas y florecientes impulsadas por la investigación; con una enseñanza modélica que forme a ciudadanos capaces y entrenados para la Universidad; con una escala de valores y con una idea estricta de la moral, del respeto, y de la educación.
Los siete niños de Écija |
No he podido hablar de lo que hay actualmente, porque en nada se parece a lo que me he referido hasta ahora. Solo un vistazo por encima nos hace ver la podredumbre actual de una ‘casta’ política en la que entran los ‘iniciados’, naturalmente, en la mentira, en la ignorancia, en la rapiña, en la ausencia de moral y en la única idea de permanecer en el poder ‘ acosta de lo que sea’. Quedan vetados absolutamente los honrados, los sinceros, los preparados y los inteligentes. Con este panorama yo recomendaría pensarlo dos veces antes de decidir, no ya a quién votar, no; antes de decidir si votar o no hacerlo, y de esta manera, no hacerse cómplice de las tropelías de esta ‘casta’.
Rompo una lanza –ya me estaban llamando al orden- por cuatro, bueno, tres políticos honrados, que me han comentado que existen en este páis, y a los que van a defenestrar de sus respectivas agrupaciones políticas, porque no aguantan su honradez y su hombría. Queda dicho.
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