lunes, 16 de julio de 2012

COMUNICACIÓN


Estamos en la era de la comunicación. Hoy todo el mundo se cree tocado por el dedo divino, coge el ordenador y empieza a teclear como un poseso. La mayor parte de las veces, casi todas – porque todas es un poco exagerado–,  sin nada que decir, sin nada que comunicar. Pensamientos vacíos, hueros de contenido, vivencias de todos los días que tiene prácticamente el 100% de los mortales. Interesante, nada; aleccionador, menos. Y precisamente las personas que podrían ser ejemplo vivo para el resto, por su experiencia, por sus vivencias, por la filosofía que han logrado poseer a base de palos, no escriben porque creen que no tienen nada que decir.

Ese es el mundo actual: Un montón de mediocres diciendo bobadas, y un montón de gente inteligente, formada y rica en conceptos y vivencias, callada por modestia mal entendida. El viernes por la mañana recibí una gran alegría y he querido dormirla para no expresar mis sentimientos sobrealimentados por la calidad del hecho. Así, haciendo que pasen las horas, las cosas cobran su verdadera dimensión y su real perspectiva. Me encontré en un quiosco de periódicos, al que suelo ir a diario para comprar la prensa, mentirosa, por supuesto –Yo compro el periódico para hacer los sudokus y los crucigramas, y, muy en segundo lugar, para leer los encabezamientos de los artículos o de las noticias– Allí me encontré con un conocido, con el que, hace algunos años, coincidía en las reuniones esotéricas. Es un buen docente y trufa sus enseñanzas con las simientes recibidas antaño por maestros de la felicidad y de vivir el momento.

Después de saludos de rigor, me comunica el nombre de una película de Nick Nolte que, según él, tiene mucho que ver con lo que yo escribo referente a ‘vivir el momento’. ¡Ah! ¿Sigues mi blog? –le pregunté. No sólo lo seguía, sino que pasaba algunas fotocopias de pasajes o de secuencias a sus alumnos, entre los que tenía algunos éxitos en la consecución de la felicidad. Mi sentimentalismo me hizo que brotaran algunas lágrimas de mis ojos, que intenté que pasaran desapercibidas. Yo me encontraba a caballo entre aquellos que tienen algo que decir y no lo dicen y, quizá, entre los que escriben a lo tonto. Pero después de esta anécdota, ya nunca más  consideraré mi trabajo inútil y baldío.

Me conformo con que solamente una de entre las miles de visitas que recibo en mi blog sedimente mi filosofía y le sirva para vivir mejor. Esa es la verdadera razón por la que  escribo, y ahora estoy satisfecho de mi trabajo. Ya nunca más pensaré que no tengo derecho a escribir, ni a decir a la gente lo que tiene que pensar, decir o hacer, porque mi intención no es que cambie de pensamiento, sino que, ese pensamiento no le dañe.

La película se llama “El guerrero pacífico” y el enlace es:   http://youtu.be/H-4zhIsA-Kg

Tengo un extracto escrito, de 14 páginas, con los diálogos más interesantes. Me proponía colgarlo completo, pero me parece mucho contenido para el blog, así que, si le interesa a alguno no tengo inconveniente en mandarle un PDF.
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...