jueves, 30 de diciembre de 2010

Viaje al México profundo. Secuencia 5. Palenque. Agua Azul.

Aquí está la quinta entrega de la serie de vídeos 'Viaje al México profundo'. Para mejor comprensión os entrego una breve reseña de Palenque y de las Cascadas de Agua Azul

PALENQUE


Palenque es una ciudad maya, ubicada en lo que hoy es el estado mexicano de Chiapas, cerca del río Usumacinta. Es uno de los sitios más impresionantes de esta cultura. En comparación con otras ciudades mayas, se la considera de tamaño mediano: menor que Tikal o Copán, destaca por su acervo arquitectónico y escultórico.

El área descubierta hasta 2005 abarca 2,5 km², pero se estima que sólo se ha explorado menos de un 10% de la superficie total que alcanzó la ciudad, permaneciendo aún más de mil estructuras cubiertas por la selva. En 1981, Palenque fue designada "Zona Protegida". La Unesco la declaró Patrimonio de la Humanidad en 1987.

CASCADAS DE AGUA AZUL

La Reserva especial de la Biosfera Cascadas (cataratas) de Agua Azul, es un área protegida de reconocimiento internacional. Sus cascadas se forman gracias a los afluentes del río Otulún, Shumuljá y Tulijá, formando cañones no muy profundos con acantilados verticales que dan origen a sus cascadas blanquiazules. Se encuentran al norte del Estado de Chiapas, en el municipio de Tumbalá a 64 km de la ciudad de Palenque (60 km por la carretera 199 que va a Ocosingo y 4 km por un desvío de terracería). Las aguas tienen ese hermoso color azul por las sales de carbonatos que llevan disueltas. La vegetación es de tipo selva de montaña. Exuberante, en algunas partes cubre el río. Es común ver troncos de árboles petrificados, caídos.


Viaje al México profundo. Secuencia 5. from Enrique de Soto on Vimeo.

lunes, 27 de diciembre de 2010

CONTESTACIÓN A PEDRO

Hay quien no sabe más que protestar por todo y sumirse en la más negra desesperación. Como un colaborador de Yodona que escribe en la misma página que Bárbara Alpuente y está luchando contra todas las ideas cristianas, posiblemente para hacer prosélitos para su causa anticlerical. Yo le contesto con la carta que expongo a continuación y por su contenido, se ve fácilmente lo que decía el fulano en la suya.


No sé cómo llamarte para empezar mi carta. ‘Querido amigo’ no hace honor a la verdad. Ni eres querido –no te conozco– ni eres mi amigo. Quizá cuando llegues a mi edad y aprendas más de la vida y te abras a percibir otras realidades, podamos llegar a serlo, si tú creces deprisa y yo me estanco una temporada. Así que te llamaré simplemente Pedro.

Pedro: No tienes derecho a hacer proselitismo negativo con tus panfletos anticlericales y anti doctrina católica. Se ve que estás muy jodido, amigo. ¿De qué te sirve entonces ser inteligente, saber escribir y tener un trabajo remunerado por hacer el caldo gordo a los ateos? Hay gente que es sencilla y toca la zambomba, y pone el belén y escribe a los Reyes Magos y es feliz. No hace falta hacer elegías a la negritud para ser un puñetero desgraciado. Yo te veo pegando propaganda electoral dentro de muy poco y viviendo de lo que te den en un partido anticlerical y anti Dios, como tú. Y no es que ser creyente sea lo más de lo más, pero al menos tiene la ventaja de la esperanza en algo o en alguien. La desesperación de los ateos nace de la falta de paradigma, porque la política y la pasta no son buen espejo dónde mirarse. Y más ahora cuando la permisividad, la mediocridad y la apatía se han instaurado, de la mano de los antidoctrina, en toda la sociedad, y tienen ‘peones de brega’ que, como tú, que les hacen el juego sucio y el caldo gordo.




Tú serás capaz de adoctrinar a tus hijos en tus cicateras verdades, con tal de salirte con la tuya y demostrar, al cabo del tiempo, lo jodido que está todo y la mentira de ciertos conceptos que a ti te hacen desgraciado de lo más, pero que a la gente sencilla la hacen feliz. Y tus hijos, cuando se den cuenta de las maniobras de su padre, renegarán de ti por haberles privado de cosas tan sencillas como tocar la zambomba, poner el belén, escribir la carta a los Reyes Magos, o cantar villancicos.

Todo es más sencillo y más complicado de como tú lo ves. Mi realidad es que yo he escogido a los negros, las pateras, el gobierno, el belén y las zambombas antes de aterrizar en este bello y maltratado planeta azul. Y nadie puede interferir en mi elección, nadie. Dios existe, pero no es el muñidor de este caos, ni de los partidos, ni del deporte, ni de las drogas. Todo está escogido por nosotros con su consentimiento. Y el motivo de todo ello es que yo lo necesito para aprender y pasar página.

Sólo de esta manera yo puedo reprimir la tentación de echar sapos y culebras por mi boca en tu contra y en contra de todo aquello que no esté de acuerdo con mi especial manera de ver la vida cuando me pongo en el plano humano. Luego me acuerdo de mi parte divina y de que yo he escogido mis circunstancias, me calmo y pido perdón por mis raptos de rebeldía, y toco la zambomba, pongo el belén y le pido paz a los reyes magos. Y el niño negro que nace en una patera no representa ningún consuelo para mí porque su vida la escogió él estando en algún lugar recóndito de la galaxia, esperando a encarnarse en humano de este planeta para experimentar todo aquello que necesita para completar su formación.

Esta es mi verdad y soy feliz con ella. La tuya es muy distinta y estás encabronado. He ahí la pequeña diferencia entre tener un espíritu por encima de la carne, y no tenerlo. Y si después todo, lo que ahora me hace feliz no existe, que me quiten lo bailado.

Enrique de Soto Toledano. Médico jubilado. edesoto@telefonica.net.

viernes, 24 de diciembre de 2010

HOLA, SOY ENRIQUE. FELIZ NAVIDAD

Hasta bien entrada mi pubertad no sabía qué día era cuál. Confundía Noche Buena con Noche Vieja. Tenía que andar preguntando

- ¿Hoy, qué es, Noche Buena o Noche Vieja?

- Noche Buena, Enriquito, Noche Buena. El 24 de Diciembre es Noche Buena ¿Cuántos años me lo vas a preguntar?

- ¿Entonces Noche Vieja es fin de año?

- Qué sí. Que Noche Vieja es fin de año…

No os creáis que hace tanto tiempo que he tenido claro el asunto. Hace algunos años todavía confundía Noche Buena con Noche Vieja. Hoy en día ya he aprendido a distinguir ambos días. Cosas de la experiencia.

Toda la familia reunida en la mesa, adornada con espumillón, velas y ramitas de acebo. El ‘misterio’ en el belén, con la Virgen, San José, con su vara de nardos, el niño en las pajas, la mula y el buey. Y en el centro la fuente de lombarda con castañas y de segundo, gallina en pepitoria. Era una tradición; una preciosa tradición que yo he procurado mantener viva a lo largo de los años. Quizá, en aras al cambio, le añadí bacón ahumado en trocitos, que complementa muy bien los sabores de la lombarda y las castañas. Naturalmente, no podían faltar las zambombas y las panderetas, que acompañaban a los villancicos después de la cena. Toda la tarde estaban abiertos los puestos de zambombas y panderetas en cualquier plaza de Madrid. Y, si no, te ibas a la Plaza Mayor y allí tenías todo tipo de instrumentos, desde las susodichas zambombas, hasta los sufridos y baratos matasuegras.



¡Cuánto daban de sí las zambombas y las panderetas! Ahora ya no se estilan. Es rarísimo ver una buena zambomba de toda la vida, de aquellas que tenían una caña lisa y una escarapela de colores en la punta. De aquellas que había que frotar con un buen salivazo en la mano diestra hasta que vibrara todo el parche. ¡Una verdadera delicia de acompañamiento!

Después de cenar, a la Misa del Gallo, donde te veías a escondidas con María José, sin que se enteraran ni sus padres, ni los tuyos. Y si había suerte, os poníais uno al lado del otro y subrepticiamente os cogíais la mano y se os aceleraba el corazón.

Verdaderamente, otros tiempos aquellos del Nacimiento con el castillo de Herodes y la Anunciación a los pastores. Ahora hay que poner el ‘Misterio’ escondido entre las bolas del árbol de Navidad. Otros tiempos, sí señor. Otros tiempos en los se vivía el ‘Espíritu de la navidad’ y todo el mundo procuraba dar lo mejor de sí mismo a los demás y sanar las rencillas. Ahora todo se arregla con decir que eso se debe de hacer todo el año. Pero, demontres, aunque sea una vez al año. Porque, si no, ni en Navidad va a haber ‘espíritu’ de conciliación. La gente está tan ‘Payá’ que ya no tiene ni un día al año para dar lo mejor de sí a los demás.

¡Qué más da que los demás no te llamen durante todo el año! ¡Llámales tú, so capullo! Manda tu orgullo a hacer puñetas, coge el teléfono y desea a aquel que no ha llamado en todo el año, feliz navidad, de corazón!

miércoles, 22 de diciembre de 2010

EL DÍA DE LA LOTERÍA

Hoy se ha celebrado el sorteo de la lotería de Navidad. Me trae recuerdos de mi infancia. Oír desde la cama la melopea de los niños del colegio de San Ildefonso cantando los números, es un extraño runrún en mi cabeza. Coincidía con los villancicos, el belén, las zambombas y las panderetas. Era tiempo de alegría y amor. Es extraño que la gente escoja estos días para reconciliarse con aquellos que están alejados de nosotros. Con lo fácil que sería estar todo el año festejando que estamos vivos y que nos amamos. Más tarde la cantinela la oía en el Hospital mientras recibía a algún paciente. Siempre se oía de lejos procedente de alguna radio que mantenía viva la ilusión de los premios.

La gente compra un décimo de lotería con la ilusión de que le toque, pero nadie se para a pensar qué puede pasar después. Yo compro todas las semanas unas apuestas de los ‘Euromillones’. Si me toca es un zurrón de pasta de los de antes de la guerra, cuando un millón era eso, un zurrón de pasta, y si no me toca no se me ocurre frustrarme. La gente, en general no se frustra porque no le toque un premio porque tiene asumido de antemano que no le va a tocar. Después, cuando a alguien le toca, siempre ha tenido un presentimiento, o ha cambiado el número por otro, o le ha venido dado en circunstancias extrañas. Y si le ha tocado la emoción se desboca y el ánimo se levanta, sin reparar en que todo depende de lo que pase después. De hecho, las encuestas entre los supermillonarios de los premios, la mayoría de las veces no tienen un desenlace muy agradable.

El dinero es bueno o malo según el concepto que uno tenga de él. Durante un curso de prosperidad, el que lo impartía nos hacía calificar el dinero en general. ¿Qué piensas del dinero? ¿Qué es para ti el dinero? Define el dinero. Si las respuestas eran negativas, no tenías fácil que el dinero acudiera a ti. Sólo te recompensaba si lo amabas y no le hacías responsable, como habitualmente, de los males del mundo.

El papel que representa para el ser humano el dinero va desde el rosa al amarillo; de la mierda a la gloria. No tiene término medio. Pero todo el mundo tiene el concepto de que es fundamental para vivir. Sin embargo, mucho más de tres cuartas partes de la humanidad vive sin apenas dinero. Y en algunos países africanos, ni existe siquiera. Y no es fundamental para que esta gente viva y sea feliz, y se case y se reproduzca. Y los Masái tienen una altísima expectativa de vida.




Tengo por categóricamente cierto que el dinero no da la felicidad, y ni siquiera ayuda a conseguirla. El dinero es el dios de esta era. Y como a un dios la gente le tributa veneración, sacrificios humanos y oraciones. Pero todo eso sobra en el momento en el que recapacitas y te das cuenta de que nada exterior a ti puede proporcionarte la felicidad. Si la felicidad está en algún lugar, desde luego no la busquemos en el dinero. Tampoco en el resto de las cosas que la gente toma como imprescindibles. Nada de eso es la causa de mi felicidad. Por lo tanto, no puedo buscarla en el dinero, ni en el amor, ni en la amistad, ni en el triunfo. La felicidad está dentro de mí y en ningún otro lugar.

El truco está en darse cuenta de que no es real que si a mí me faltan aquellas cosas en las que todo el mundo funda su felicidad, nunca la podré alcanzar. Es irreal que si yo apoyo mi felicidad en Adelaide, cuando me falte Adelaide, me faltará la felicidad. Es ficción que si yo fundo mi felicidad en el dinero y algún día me arruino, se escapará la felicidad junto al dinero; ya nunca más volveré a ser feliz.

La lotería y los premios de azar están fabricados por los elementos que mantienen la sociedad de consumo. Y ellos también fomentan los tópicos como: ‘Sin dinero no hay felicidad’ o ‘El dinero no da la felicidad, pero ayuda a conseguirla’.

El verdadero trabajo de campo en este planeta, es saber dormir en un colchón de látex y encima de unas pajas; poder comer unas migajas y un capón de cascajares; poder vivir en una choza de paja y en una suite de un hotel de muchas estrellas; ser feliz con Adelaide y sin Adelaide ser feliz.

TEOTIHUACÁN

Teotihuacan (náhuatl: Teōtihuácān, «Lugar donde fueron hechos los dioses; ciudad de los dioses» )? es el nombre dado por los mexicas a los restos de centro urbano antiguo de Mesoamérica anterior a ellos y que alcanzó mayor apogeo durante el periodo Clásico y actualmente una zona arqueológica localizada en el valle del mismo nombre, que forma parte de la Cuenca de México. Dista a unos 45 kilómetros al noreste de la Ciudad de México y forma parte de los municipios de San Juan Teotihuacan y San Martín de las Pirámides, en el noreste del estado de México. Aunque la ciudad llegó a tener una superficie de aproximadamente 21 km2, en la actualidad el conjunto de monumentos arqueológicos que se encuentra abierto a la visita del público representa aproximadamente la décima parte de la ciudad original. Llegó a contar con una población de entre 150 y 200 mil habitantes en su época de mayor esplendor.

Desde el periodo mesoamericano, la ciudad de Teotihuacan fue objeto del interés de los pueblos que sucedieron a los teotihuacanos en Mesoamérica. En el Templo Mayor de México-Tenochtitlan se han descubierto numerosas reliquias de origen teotihuacano, por lo que se ha llegado a la conclusión de que entre los primeros exploradores del yacimiento arqueológico se encuentran los propios mexicas. No fue sino hasta finales del siglo XIX cuando se restauraron los monumentos más sobresalientes de la ciudad: los basamentos hoy conocidos como Pirámide del Sol y Luna, localizados en las inmediaciones de la Calzada de los Muertos, llamada así por investigadores de principios del siglo XX.

Teotihuacan fue inscrita en la lista del Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1987. Es la zona arqueológica del país con mayor afluencia de turistas, por encima de sitios como Chichén-Itzá y Monte Albán. A pesar de lo que pudiera suponerse dada la gran cantidad de monumentos restaurados del sitio, las excavaciones arqueológicas en Teotihuacan continúan hasta nuestros días, y han dado como resultado un paulatino incremento en la calidad y cantidad del conocimiento que se tiene sobre esta ciudad, de la que, por cierto, se desconocen cuestiones tan importantes como su nombre original y la filiación étnica de sus fundadores. Se sabe, en cambio, que fue un sitio cosmopolita, por la presencia documentada de grupos originarios de la costa del Golfo o de los Valles Centrales de Oaxaca.



Viaje al México profundo. Secuencia 4. from Enrique de Soto on Vimeo.

martes, 21 de diciembre de 2010

REFLEXIÓN SOBRE EL DOLOR

Durante el viaje chamánico a México en el 2005, me tocó asumir el papel de Emperador –Tlatoani en Nahuatl–. Y el cargo conlleva una serie de obligaciones, como la de celebrar consejos periódicamente y solucionar problemas con la ayuda de los asesores. Durante uno de los primeros, salió a relucir el papel de otro personaje, Prometeo-Quirón. Prometeo es un personaje de la mitología griega, adorado como introductor del fuego e inventor del sacrificio, y considerado el protector de la civilización.

Engañó a Zeus dos veces y éste se vengó de Prometeo haciendo que le llevaran al Cáucaso donde fue encadenado por Hefesto con la ayuda de Bía y Cratos. Zeus envió un águila (hija de los monstruos Tifón y Equidna) para que se comiera el hígado de Prometeo. Siendo éste inmortal, su hígado se regeneraba cada noche, y el águila volvía a comérselo cada día. Este castigo había de durar para siempre, pero Heracles pasó por el lugar de cautiverio de Prometeo de camino al jardín de las Hespérides y le liberó disparando una flecha al águila. Esta vez no le importó a Zeus que Prometeo evitase de nuevo su castigo, al proporcionar la liberación más gloriosa a Heracles, quien era hijo de Zeus. Prometeo fue así liberado, aunque debía llevar con él un anillo unido a un trozo de la roca a la que fue encadenado.

Encarna así el dolor constante y diario. Y el personaje debe de arrostrar a diario las incomodidades sin una sola queja, pero pueden acompañarle en su dolor cualquier miembro de la comunidad que se brinde a compartir con él su problema, su pena, su desencanto o su hastío. Yo, como Emperador, propuse al pueblo que asumiéramos entre todos el dolor de Prometeo, ya que, en este caso, su padecimiento era inútil. Y, además, le pedí que hiciera un panegírico en alabanza del dolor, explicando qué opinaba él del asunto. Rafael Sainz, que encarnaba el personaje, abordó el problema bajo un punto de vista tremendamente psicológico, haciendo una diferenciación entre dos conceptos muy diferentes, pero que se unen para desencadenar un tercero que completa la tesis. Los tres conceptos son: Dolor, emoción y sufrimiento.



Prometeo encadenado


El dolor es una sensación molesta y aflictiva de una parte del cuerpo por causa interior o exterior. También se puede definir como un sentimiento de pena y congoja. Reparar en que, en la primera definición, aparece la palabra ‘aflictiva’. Y ‘afligir’ es causar tristeza o angustia moral; preocupar, inquietar. Pero la aflicción viene provocada por la preocupación o la inquietud, que son términos que van unidos al dolor, aunque no tienen por qué formar parte de él.

La emoción es una alteración del ánimo intensa y pasajera, agradable o penosa, que va acompañada de cierta conmoción somática. También es el interés expectante con que se participa en algo que está ocurriendo. Y cuando se unen los dos conceptos: Dolor y expectativa o emoción, se desencadena el tercer concepto que es el sufrimiento. Y el sufrimiento es padecimiento, dolor o pena. Pero, a mi manera de ver, nada tiene que ver el dolor con el sufrimiento. Es decir, el dolor no tiene por qué desencadenar sufrimiento si no va unido a la emoción.

El dolor en sí, no tiene que significar más que molestia. Mayor o menor, pero hasta ahí. Y si no metemos la emoción del pensamiento de: qué pasará, ¿será malo?, se queda ahí, en la simple molestia. Sólo cuando metemos la idea de desastre, incertidumbre y pesar por las consecuencias, se desencadena el sufrimiento. Y el sufrimiento es un escalón más elevado en la escala del dolor simple.

Es muy reflexivo el encadenamiento de los tres conceptos, para explicar que el dolor no tiene por qué convertirse en sufrimiento, si no se une a la emoción de la incertidumbre.

Este tipo, Rafael Sainz, del que he perdido completamente la pista, era muy inteligente y sabía expresar sus ideas de una manera clara y contundente. A mí me ayudó mucho en mi labor de Emperador y de él recuerdo muchas enseñanzas como la del perro: «Cuando te topes con algo, olisquea. Si no te lo puedes comer y tampoco te lo puedes follar, échale una meada y sigue tu camino».

En la quinta secuencia del viaje a México tendréis ocasión de verle y escucharle.

lunes, 20 de diciembre de 2010

EL VICIO DE NO PEDIR

El asunto es recurrente. Lo saco a colación porque hay mucha gente que lo padece, tanto en el papel de sufridor como en el papel de oidor. Me refiero al quejido inveterado que emiten algunas personas cuando se encuentran insatisfechas por algún motivo.

- Y, fíjate, he estado con catarro en casa. Con estos fríos no he podido salir durante dos días. Dos días, por Dios. Y no ha venido nadie a verme. Está muy bien llamar por teléfono para ver cómo estoy. Pero la que está sola soy yo. ¿Y qué hago en casa, yo sola, tirada en el sillón, o haciendo punto, o mirando la tele como una tonta?

Hay algunas personas de cierta edad para las que la diversión estriba en salir a la calle; en ver a la gente y en mirar escaparates. Porque no saben hacer otra cosa. No tienen una vida plena porque la costumbre las ha metido en una espantosa rutina en la que no existen más que dos o tres actividades que no les satisfacen en absoluto. Si viven en familia hacen lo posible por llamar la atención; en ser el centro de la familia. Y si viven solas todavía es peor, entonces las demandas son constantes y habitualmente infundadas.

No han aprendido otra forma de relación que la de jugar al fallo. Esperan constantemente que hagas algo que a ellas no las satisface para exponer sus quejumbrosas demandas. La mayoría de las veces, ante ellas, la familia se siente culpable. Ellas lloran y los demás se arrepienten de su descuidada conducta. Ambos navegan en aguas turbulentas, sin darse cuenta del verdadero juego que consiste en que yo me quejo para que me atiendas y tú te sientes absolutamente culpable. Y luego echamos unas lagrimillas y a los pocos días volvemos otra vez al juego.

Es una estúpida forma de relación esa de jugar al fallo. Lo mejor sería aprender a pedir; base de la convivencia. Si yo no pido, nunca podré saber si la gente está dispuesta a satisfacer mis deseos, incertidumbre que se soluciona pidiendo. Yo no sé qué quieres en cada situación si no me lo dices. Y yo no estoy obligado a saberlo. De verdad. Puedo aproximarme a tus deseos, pero de una manera marginal, sin entrar en el verdadero fondo de la cuestión. Sólo estaré acertado si tú me dices qué quieres y, además, cómo lo quieres, y además durante cuánto tiempo.

- Hija, estoy sola y me encuentro triste. Tengo catarro y no me encuentro bien ¿Te importaría venir a verme un rato?

- Pues claro. Ahora mismo, en cuanto acabe de recoger, me planto allí.

¡Qué situación tan diferente a la anterior, en la que hay culpables y rencores!. Y todo por no pedir. Pero si no pides, no te quejes.

Está técnica es imprescindible en la relación entre personas y en todas las facetas de la vida, sobre todo en la relación pareja y, profundizando, en el plano sexual. Yo me levanto cada día con una pasta diferente y posiblemente con unas apetencias diferentes. Cada día me despierto con un carácter interno diferente y con un clima mental distinto. Hoy me apetece una cosa, pero mañana me pueden apetecer dos. Y, además, azules índigo. Pero es imposible que tú lo sepas si yo no te lo digo. Solución: En vez de quejarme de que no me das, o de la forma en la que me lo das, te lo pido y te oriento sobre la manera en la que quiero que me lo des. Sólo de esta forma sabré si estás dispuesta a darme lo que yo demando y sólo así podré satisfacer mis necesidades.

Si me quejo sólo consigo rechazo y que alguien se pueda sentir culpable por algo que yo puedo solucionar de un plumazo ¿Cómo? Pidiendo. Ha sido la técnica de los frailes. Desde que las religiones se implantaron en el planeta, siempre ha habido alguien dispuesto a pedir en nombre de Dios, de la Iglesia, de la salvación de las almas, o para el mantenimiento del culto. Y la gente lo da con agrado. No creo que nadie daría nada, si no se lo pidieran con cualquier pretexto. Y qué mejor pretexto que lo necesito.

jueves, 16 de diciembre de 2010

VIAJE AL MÉXICO PROFUNDO. Secuencia 3.

Para una mejor comprensión de la secuencia 3 del viaje, aquí os reseño una breve ilustración de la zona arqueológica de Malinalco:

Malinalco se encuentra al sur del Estado de México a 70 km. de la ciudad de Toluca y a tan sólo dos horas y media de recorrido en automóvil desde la Ciudad de México. Goza durante todo el año de un clima cálido moderado y húmedo que ha atraído a varios residentes de la capital mexicana que han establecido sus casas de fin de semana en este lugar.


La zona arqueológica de Cuauhtinchan pertenece al periodo postclásico. En ella es notable el edificio llamado Cuauhcalli, que significa 'Casa del sol' o 'Casa de las águilas'. Es uno de los pocos edificios monolíticos en el mundo, es decir, tallado de una sola piedra, y único en América. En la época prehispánica, aquí estaba localizado el lugar más importante del centro ceremonial. En su cumbre se ordenaban los guerreros aztecas, después de subir 13 niveles y 354 escalones. En dicha cumbre hay un altar semicircular y diversas representaciones de águilas y jaguares, relacionados con los dos tipos de guerreros: los guerreros águila y los guerreros jaguar. Además hay representaciones de dioses, guerreros, serpientes y un huehuetl.

El huēhuētl es un instrumento musical de percusión prehispánico, usado por aztecas y otras culturas relacionadas. Consiste en una especie de tambor tubular construido con el tronco de un árbol ahuecado, colocado verticalmente y abierto en su fondo. Este instrumento puede ser percutido a mano o con baquetas de madera. Se sustenta en tres soportes tallados en la base donde posee ranuras. La parte superior estaba cubierta con una piel estirada, generalmente de ocelote. Al igual que el teponaxtle, estaba exteriormente grabado con figuras y leyendas alusivas a los ritos a que se destinaba, o bien con figuras humanas, zoomorfas o geométricas. Era de variadas dimensiones.

Este edificio data del año 1501, llamado 9 calli por los mexicas, fecha en la que el emperador Ahuízotl ordenó la construcción de los edificios ceremoniales que ahora conforman la zona arqueológica. La estructura está incompleta, pues su construcción fue interrumpida con la llegada de los conquistadores españoles.

En el resto de la zona arqueológica hay basamentos piramidales con reclinatorios y un patio para danzantes de forma semiesférica, en donde se encontró un mural con la representación de una procesión de sacerdotes.

Malinalco fue un lugar de entrenamiento y consagración de guerreros.


Viaje al México profundo. Secuencia 3. from Enrique de Soto on Vimeo.

ES MI HOMBRE

Está muy ofendida y humillada por su pareja, a la que ama profundamente, –¿verdaderamente le ama?–. La situación es que él tiene un corazón como una casa de huéspedes y reparte la baraja entre cuatro o cinco jugadoras. Quiero creer, por los indicios, que con conocimiento de todas. Vamos, uno de esos tipos que se lo comen todo, y si te gusta, bien, y si no te gusta, también. Ella lo sabe y él no lo niega. Ella traga y él tan pancho. El intríngulis de esta situación es que ella se pasa el día demandando un estatus diferente. Desearía ardientemente que él dejase a todas las demás para constituirse en la única y singular pareja de un putero por naturaleza. La auténtica pareja ejemplo para todo el mundo: Él en bata de andar por casa, ella haciendo punto. Él lee el periódico y de vez en cuando comenta alguna noticia. Ella asiente con la cabeza o ríe alborozada con alguna ocurrencia. Cenan, hacen el amor una vez por semana, siempre en la postura del misionero, y el día siguiente transcurre de la misma manera que los mil anteriores; ambos se quieren, comparten y no les pasa por la cabeza ningún tipo de infidelidad, ni siquiera de pensamiento.





Pero lo que es, es, y no puede ser de otra manera. Ni él va a cambiar, ni se va a transformar en el ser maravilloso, amoroso y honesto que ella desea, ni ella va a llegar a adoptar la solución de las antiguas heroínas de guión cinematográfico. Pero ella se empeña en ser infeliz y en desear constantemente que todo cambie a su favor.

No hay más que dos soluciones posibles: O se traga el sapo todos los días y hace que le guste la situación de compartir –que el fin y al cabo resulta bastante solidario–, o le manda a hacer puñetas y se dedica a vivir feliz sin la desdicha puesta como una camiseta de esas a las que no se puede renunciar aunque se caigan de raídas.

Me repetiré una vez más. La gente hace lo que le dejan hacer, los niños hacen lo que les dejan hacer sus padres, los ciudadanos hacen lo que les dejan hacer las autoridades competentes, y los maridos hacen lo que les dejan hacer sus esposas. Y no existen componendas en este razonamiento. Tu pareja te pone miserablemente la cornamenta porque tú le dejas que te la ponga. Ni más ni menos. Y no tienes derecho a quejarte. Mantener una situación ambigua es indeseable. Las cosas tienen que ser limpias y declaradas previamente.




- A mí me huelen los pies ¿aceptas esta pequeña servidumbre? ¿No?, pues me parece muy bien tu decisión. ¿Lo aceptas? Vale, pero luego no vengas dando la chapa con que me lave los pies que me huelen a Cabrales.

Es una cualidad de la mayoría de los humanos el quejarse por casi todo y en cualquier situación. Y la mayoría de las quejas son solucionables a poco que se quieran solucionar. Ahora, si lo que pretendes es tener algo que comentar, pues bien. Si lo que pretendes es rentabilizar tu pena, pues bien. Yo no voy a evitar el que acudas a mí siempre que lo necesites –es lo que yo he escogido–, pero no voy a cambiar mi discurso jamás. Siempre te diré que está en tu mano cambiar la situación, cambiar tu entorno, cambiar tu vida, dejar un vicio, comenzar a aprender inglés o a tomar clases de danza.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

OPINIÓN

Ya sabéis de mi periódica propensión a emitir juicios mundanos sobre los hechos que acaecen en el día a día de España y de nosotros, los españoles. Como premisa adopto siempre una postura ecléctica y pienso en las motivaciones sobrenaturales, y en que todo funciona con un orden perfecto dentro de este barullo, pero, de vez en cuando, exhibo mi opinión como para que no se me olvide que ando todavía a ras de suelo y por muchos intentos que hago no consigo elevarme y volar. Y hay días que me tocan tanto la fibra, que tengo que hacer una auténtica catarsis con alguien de mi cuerda y de mi absoluta confianza. Y ayer fue uno de esos días en los que sale a flor de piel toda la verdad reflexiva e inteligente, y que hay que proclamarla a los cuatro vientos para que los demás sepan que todavía hay gentes de buena fe que piensan en lo correcto sin esperar recompensas por mentir descaradamente.

La democracia es aquella forma de gobierno en la que todos los ciudadanos son iguales ante la ley, y todos ellos tienen derecho a voto cuando cumplen la mayoría de edad. Dicho en pocas palabras, todos los hombres y mujeres tiene necesariamente que ser iguales, pero no sólo ante la ley y ante las urnas, sino en su capacidad intelectual, en su nivel humano y en su sabiduría. Al menos eso sería lo adecuado. De otra forma nunca pueden ser iguales. Igual que hombre y mujer, por mucho que se empeñen los políticos, no pueden ser ni remotamente iguales, ni física, ni mentalmente, ni en sus aspiraciones, ni en sus actos, ni en nada. Sólo ante una igualdad clónica de cerebros y mentalidades, puede haber una igualdad ante la ley y ante las urnas.






Esto es una premisa al comentario. Y este aserto no puede ser rebatido en absoluto, ni en su contenido, ni en su sentido, ni en su significado, porque está palmariamente claro, menos para aquel ciudadano que tenga algo que ganar diciendo lo contrario. Hace dos días oí en una tertulia de televisión a un personaje famoso para la gente de mi generación, menos para los modernos, refiriéndose a los medios de comunicación y las elecciones, decía que los gobiernos manipulan descaradamente los comentarios, las opiniones y los hechos para decantar a una parte importante del electorado en su favor; esa masa de gente que tiene un índice intelectual por debajo de la media y que piensan con el mondongo en vez de emplear la razón –cosa cada vez más frecuente en España gracias a la clase dominante–. Inmediatamente, alzó la voz otro contertulio que tendría algo que cosechar con su defensa numantina de la democracia, diciendo que eso era una afirmación antidemocrática, y que en esta forma excelsa de gobierno todo el mundo era igual, desde el premio extraordinario de doctorado, hasta el barrendero que ejerce muy dignamente su cometido. Hago inciso para comentar que no estamos hablando de la dignidad de los individuos mientras cumplan estrictamente con su deber, sino de su intelecto zarandeado por las opiniones vertidas en los medios por los que, como he dicho, tienen algo que ganar con sus opiniones. Enlazo otra vez con el comentario del susodicho apesebrado, que continúo vertiendo toda una serie de despropósitos acerca de las ideas fascistas, dictatoriales, etc., etc. Y habrá gentes que lo estuvieran escuchando que se habrán tragado todas las mendacidades que salieron por su boca y, o porque también tienen algo que rapiñar, o porque piensas con las tripas, le darán la razón en todos los puntos de su esperpento dialéctico.

Luego, comentamos durante la sobremesa el caso y no llegamos a ninguna conclusión, ni siquiera de orden práctico, sobre la mejor forma de gobierno. Los comentarios daban bandazos entre la dictadura o la monarquía extraparlamentaria, y la democracia como la menos mala de las otras formas de gobierno posibles. Desde luego descartamos absolutamente que, ésta en la que nos movemos, fuera una democracia, ya que uno de los pilares de una democracia auténtica es la independencia de los poderes, cosa que está demostrado que no existe–excepto para esa masa por debajo del índice intelectual medio– por cientos de resoluciones judiciales que favorecen al gobierno en un cien por cien.






¿Qué nos queda? Reformar la mentalidad de la gente adoptando las medidas conducentes a mejorar la calidad de la enseñanza por una parte, y por la otra conceder becas reales para los alumnos que, demostrando una capacidad suficiente para abordar con garantías una carrera universitaria, no tengan medios materiales para ello. Y si no empezamos por ahí todo seguirá igual por los siglos de los siglos. Y seguirán triunfando unos u otros pero con la misma mentalidad de vivir a costa de la política sin pensar en el bien común, ni en el futuro.

Y todo esto ocurrirá mientras la masa de la que hablamos; esa masa formada por individuos que piensan con las asaduras, y por la juventud deformada por las facilidades flagrantes que les han concedido para hacer lo que les da la gana, no se eduque de una manera contundente y meditada para crear ciudadanos inteligentes y con sentido común, que defenestren a la clase política actual. Mientras tanto, ajo y agua: A jorobarse y aguantarse.

martes, 14 de diciembre de 2010

CREO EN DIOS

El ser humano necesita soportes para sostenerse, tanto físicos como espirituales. Desde que el mundo es mundo y apareció el hombre en el globo terráqueo, nació la necesidad de confiar en algo, de tener una meta, un gurú, un sacerdote que nos pusiera en contacto con lo que quiera que hubiera creado el Universo y fuera el responsable de nuestras vidas. La indefectibilidad de la muerte de los seres humanos, ha sumido en el desconcierto a la gente, siempre. Las peguntas surgen del fondo del individuo como para adquirir cierta confianza en nuestras acciones con respecto a lo que pueda haber ‘más allá de la vida’. Y siempre ha habido alguien dispuesto a darle respuestas, que al mismo tiempo, resonaban en sí mismo produciendo una especie de lenitivo.




Lo cierto es que el ser humano siempre ha sido confiando en esas respuestas, porque no tenía más remedio. Si yo no sé la verdad, alguien la sabrá, y si ese alguien me comunica algo más o menos creíble, lo adoptaré como cierto en espera de alguna señal del infinito que me confirme o me desmienta el asunto. Y si no surgen señales espontáneas, ya se encargará alguien de asegurar que durante el sueño o en alguna otra circunstancia extraña se le ha comunicado la verdad, que correrá de boca en boca constituyéndose en doctrina.

A lo largo de los milenios, ha existido una religiosidad que impulsaba a la humanidad hacia un creador, supremo hacedor de la vida y de la muerte y, por lo tanto, responsable subsidiario de lo acontecido y por acontecer. Todo el mundo pagaba los servicios de un intermediario y este quemaba ofrendas animales y humanas para aplacar la ira de los dioses caprichosos y ávidos de justicia. Y cuando el hombre se apartaba de la línea de conducta que le acercaba al paraíso, había alguien dispuesto a volverlo al buen camino y a limpiar las faltas de lo ya recorrido.

Todo el mundo vivía de algún forma en la religiosidad y era un lábaro la idea de la concordancia entre las acciones y las reacciones; la ley, buena acción – premio, pecado – castigo.

Esto mantenía al hombre en un ten con ten espiritual que le impulsaba a ser consciente de sus buenas o malas acciones. Bien es verdad que siempre ha habido gente que con una mano se daba golpes de pecho y con la otra se dedicaba a apuñalar al prójimo. Pero la verdad es que siempre había sistemas de neutralización de las entidades que se apartaban del camino perjudicando gravemente a los demás en su físico o en sus intereses.





Me dirijo al hecho actual de la falta de religiosidad de los ciudadanos que, impulsados por las ideas sesgadas de los que debían de constituir ejemplo y guía, se acostumbran a hacer lo que les viene en gana sin pensar en las posibilidades de que las obras sean bumerang que se vuelvan contra el que las lanza. Aparte de esto existe una necesidad imperiosa de creerse todo lo que dicen o hacen los famosos. Hace poco he leído un artículo en el que se habla de una supuesta periodista, que en el ejercicio de sus funciones, sorprende a una super famosa arrojando un envase de cartón a una papelera. Suponiendo que aquello podía ser fuente de una noticia, rebusca ávidamente en la papelera y halla el envoltorio de una crema para el cutis. Acude a un amigo farmacéutico en busca de información del producto y, cuál no sería su sorpresa al enterarse de que era una crema barata y de uso no habitual. Ofrecida la noticia en prensa, a los pocos días se agotó la crema en la mayoría de las farmacias de Madrid.

¿Qué pasa? ¿Por qué la gente se lo cree todo a pies juntillas y sin embargo está de moda no creer en Dios? ¿Qué tiene una famosa que no tenga Dios? ¿Por qué la gente cree en los políticos y no en Dios? Quizá a los políticos, por mucho daño que me hagan, los puedo echar con mi voto y a Dios, por mucho que vote estará allá arriba mondándose de risa de lo estúpidos que son los humanos. ¿Qué nos queda a la gente de a pie? Una cosa que siempre ha existido, y puede que siempre exista, aunque, en estos momentos no está en la cresta de la ola. Hablo de la fe, esa virtud que nos impulsa a creer en lo que vemos y a confiar en Dios como mi guía y protector, que me otorgó el ‘libre albedrio’ para que yo fuera feliz, pero que lo he prostituido dando el poder al materialismo y al dinero como fuente de sexo y poder.

domingo, 12 de diciembre de 2010

UNA VUELTA DE TUERCA

Es evocador para mí ver los vídeos del viaje a México del 2005. Me hace revivir algunos momentos sublimes –la verdad es que muchos–, de los que viví, y me acuerdo de multitud de enseñanzas chamánicas que aprendí.





Estando en Malinalco –último vídeo–, muy cerquita del DF, instalados en el chalet de un amigo de Jaime, nos proporcionó un taller delicioso de ritmo y coordinación, impartido por Luis (si alguna vez supe su apellido o su alias, lo olvidé), maestro en este arte. Allí nos llevó un ‘tambor’ para cada uno. Y digo tambor porque no estoy muy ducho en las clases de instrumentos de percusión de parche que nos llevó para que los tocáramos. El caso es que había para todos. Al iniciar el taller nos previno de la actitud que debíamos de mantener en todo momento si queríamos establecer una buena relación con los demás. La clave del asunto, como de cualquier actividad que vayamos a emprender, es estar al cien por cien; estar ahí con cuerpo y alma. En una de las fases, una ayudante empezó a tocar un djembé con maestría, y nos recomendó que dejásemos que las vibraciones nos penetraran y que, poco a poco, fuéramos sacando de dentro el ritmo que nos sugerían. Así, poco a poco, fue creándose un clima de percusión aceptable para gente que no está avezada a este tipo de actividad. En otra fase del taller nos explicó la naturaleza mágica del tambor y su poder curativo. No en vano emite vibraciones muy poderosas que pueden armonizar las de nuestros átomos. En realidad somos átomos en una determinada vibración que puede ser modificada por vibraciones externas sutiles o por otras más penetrantes. Nos aconsejó que tocáramos el tambor con asiduidad como método de meditación, creación de armonía y curación.





Fue una hora y media durante la que estuve en el rollo al cien por cien, entre otras cosas porque te llevaba l ritmo y no tenías más remedio que adaptarte a la circunstancia. En el último video, que colgaré esta semana, veréis unos trocitos de aquel inolvidable taller de percusión.

Al finalizar, Jaime agradeció la sabiduría de Luis, su entrega y los consejos que nos había regalado, e hizo votos para que algún día se repitiera o tuviéramos la fortuna de verlo en España. Ante nuestra subida esa noche a la zona arqueológica para practicar una ceremonia muy interesante. Nos dijo que al igual que habíamos estado al cien por cien en el taller, único sistema para sacar algo en limpio de él, debíamos mantener la misma aptitud allá arriba, en la zona de poder.

Siempre lo mismo. No hay profesor, religioso, chamán, sabio, anciano, que no tenga dentro la enseñanza ancestral de ‘vivir el momento con intensidad’; al cien por cien; con cuerpo y alma. Buen papel hubiéramos hecho si durante el taller de percusión, cuando teníamos que coordinar las vibraciones que emitíamos con los tambores, hubiéramos estado pensando en las musarañas.

A mí me va bien el sistema. Procuro estar en mí el mayor número de momentos posibles del día. Y cuando me salgo de mí mismo, procuro retomarme con la mayor celeridad, porque, de lo contrario, no sé a dónde me llevarán mis pensamientos.

viernes, 10 de diciembre de 2010

CITIUS ALTIUS FORTIUS




Citius altius fortius es una locución latina que significa "más rápido, más alto, más fuerte". Este es el lema de los Juegos Olímpicos, que junto con los cinco aros de diferentes colores entrelazados, que representan a cada uno de los continentes, y con la antorcha, simbolizan el espíritu olímpico. La frase fue pronunciada por el barón Pierre de Coubertin en la inauguración de los primeros Juegos de la Edad Moderna, en 1896 (Atenas).

El lema fue ideado por el dominico fray Henri Didon para el frontispicio de su Colegio Alberto Magno de París. Didon era amigo de Coubertin.

Desde ese momento todos los atletas del mundo se esfuerzan para hacer cumplido honor a la frase Citius, altius, fortius. Y a fe mía que lo hacen y muchos lo logran batiendo cada día un record diferente. Es extraordinario contemplar los adelantos físicos de la gente. Cada cuatro años se pulverizan las marcas de los juego anteriores, y cada cuatro años, suben al pódium los más selectos de cada disciplina; lo más florido del mundo del deporte.

Decía Punset que cualquier atleta que llega a la élite del deporte, ha debido de entrenar un mínimo de diez mil horas. Pero además, ha tenido que someterse a largos ejercicios de musculación específicos para su especialidad en los gimnasios, y además se han tenido que privar de muchos alimentos, de excelente paladar, para no añadir grasa a su economía, y además han tenido que dosificar sus salidas nocturnas y sus horas de sueño, y además han tenido que renunciar a muchos de los placeres del dolce far niente…

Todos. Fijarse bien. Todos los humanos, azuzados por los medios de comunicación, y por la necesidad de vender los productos de investigación farmacéutica, intentan mejorar su calidad de vida mediante el consumo de pastillas para calmar los nervios, para sobreexcitar el sistema nervioso, para dormir, para espabilar, para no dormir y para volver a hacerlo, para calmar el más mínimo dolor, y para sobrellevar una emoción negativa o una positiva. Todo el mundo se droga. El Valium es uno de los productos relajantes del sistema muscular más vendidos en el mundo, y mucha gente busca las vueltas a los médicos de cabecera para que les receten ansiolíticos y antidepresivos.

Casi todos los concertistas y casi todos los músicos consumen estimulantes y bradicardizantes del funcionamiento cardiaco para enfrentarse al público en un recital. Casi todos los comunicadores utilizan técnicas para evitar el pánico escénico que se desencadena cuando se tienen que enfrentar a un auditorio. Y el consumo de estupefacientes, de euforizantes y de drogas sintéticas y naturales está a punto de venderse en los supermercados.

Dentro de cualquier disciplina deportiva, se recurre a métodos físicos y químicos para aumentar el rendimiento. Alguna de estas sustancias están permitidas y otras no ¿Por qué?. En el fondo no hay dos atletas iguales, de la misma manera que cada ser humano es único e irrepetible. Y, o a todos les dan leche, o a todos café con leche, pero a unos sí y otros no, no es juicioso. Los atletas que practican la halterofilia y los que participan en los concursos de musculación, se hinchan a tomar esteroides, que es lo que les permite aumentar su masa muscular. Y ¿por qué a estos sí y a otros no?.

Es notorio que la igualdad de oportunidades no iguala a la gente. Unos consiguen sus metas y otros no. Pero en esto influyen una serie indefinida de mecanismos que facilitan o se oponen a la obtención de las metas. El ser humano está influido por mil parámetros físicos, psíquicos y ambientales que le están zarandeando constantemente y variando su línea de conducta. No se puede hablar de la generalidad porque –repito– cada persona es única e irrepetible. Y a unos les sienta bien la EPO (Eritropoyetina, hormona de síntesis que aumenta la cantidad de glóbulos rojos y mejora el rendimiento muscular) y otros les sienta como una patada en el lomo.

¿En defensa de quién se prohíben las maniobras de drogar o dopaje? ¿Del deportista? De una forma u otra, se dope o no, su rendimiento se verá afectado por otra serie de factores, no únicamente por las drogas de síntesis. Soy partidario de que cada cual escoja su camino, dentro o fuera de la legalidad. Si es dentro magnífico; si fuera los organismos competentes se encargarán de neutralizarlo.

¿Quién, dentro del deporte, no ha recurrido al dopaje en algún momento? ¿Por qué tanto humo con el dopaje? ¡Qué casualidad que salgan estos casos, como el de Alberto Contador, Marta Domínguez –que por su relevancia van a ser un bum– en los momentos precisos para que la gente piense en esto y no en la pésima gestión de unos organismos que se quieren perpetuar en el poder a pesar de su inepcia.

La estrategia del ‘cuerpo único’ que adoptan los bancos de peces para despistar a sus depredadores, es útil para ellos, pero no para mí. Yo no soy un pez y pretendo moverme por mis propias ideas, no por las ideas que algunos personajes quieren que yo tenga. ¡Qué curioso que para una cosa tan difícil como esta, rápidamente movilicen a la Guardia Civil y les den toda serie de facilidades, hasta dilucidar la verdad, y en el 11-M, todo el mundo sea imbécil!

Marta Domínguez es una víctima propiciatoria que van a inmolar, sin importarle a nadie ni un pimiento, para desviar la atención de los problemas que verdaderamente deberían de ocupar a la gente. Yo, de una forma o de otra, siempre estaré con ella.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

VIAJE AL MÉXICO PROFUNDO. SECUENCIA 2.

Aquí tenéis la segunda entrega del viaje chamánico. La dejaré en el día algunas fechas y luego la colgaré en la columna de la derecha. Buen provecho.


Viaje al México profundo. Secuencia 2 from Enrique de Soto on Vimeo.

LOS DÍAS ACIAGOS

Últimamente sólo se me ocurren, de pasada, cosas negativas. Me pasa de tarde en tarde, pero cuando me pasa tengo que poner en marcha toda mi sabiduría para controlar el influjo nefasto que producen en mí. Empiezo por criticar a todo bicho viviente. Para mí hay demasiadas cosas criticables que yo habitualmente no pongo en tela de juicio por la inutilidad de la maniobra, que siempre redunda en mi perjuicio. Pero cuando tengo el día me fijo hasta en los mínimos detalles y me pregunto qué pensarán los que están por encima de esos locutores que le meten coces al diccionario en la mayor impunidad, o esos redactores que escriben cosas inverosímiles, o esos presentadores de TV que están mostrando unos comportamientos que, indefectiblemente van a influir en la gente.



Tanta era mi crítica en una época determinada de mi vida, y tanto era el daño que me hacía, que no tuve más remedio que elaborar una técnica para andar por casa, que me apartara de la crítica. Cuando era consciente de que estaba criticando y que esa crítica me estaba elevando el nivel de adrenalina, ponía en práctica la técnica 180 grados. Consiste en darte la vuelta hasta 180 grados de tu punto de vista y empezar a definir mentalmente lo que ves en ese momento. Supongamos que estoy en casa con la mirada puesta en la pantalla del televisor. No estoy viendo nada en particular y eso me deja tiempo para pensar, entonces soy consciente de que estoy pensando pestes de fulano. Me levanto, giro 180 grados y defino lo que está delante de mi vista. ¡Hombre, el cuadro de Murias! Lo compré en una exposición que celebró hace treinta años en la casa de cultura que había enfrente de lo que hoy es La ‘Chapó’. Me costó muy barato comparado con los precios del arte hoy en día. Me acuerdo de que Carlos Grau, que me acompañaba, se compró otro. Pero el más bonito era el mío. Y, chau, chau, se me ha olvidado completamente lo que estaba criticando.

¡Qué más me da que un entrevistado en radio o TV responda a una pregunta del entrevistador: ¡Para nada! Sabiendo yo que es un vulgarismo que a algún/a estúpid@ se le ocurrió para hacerse notar y le salió también que ya nadie, excepto yo y dos más, contestan: No, o en absoluto, que es lo que hay que contestar! ¡Qué me va o qué me viene que en las tertulias de radio o de TV no se puedan ni siquiera escuchar los comentarios, porque hablan todos a la vez, elevando la voz y atacándose unos a otros como si les fuera la vida en su propia razón! A mí me da igual, pero el caso es tener razón. Pero con la razón no se vive, ni se come, ni se crece, ni se goza, ni se ama. La razón es siempre fuente de polémicas y de desastres.



Cuando atravieso el Rubicón de estos días aciagos. Por cierto y por si no sabéis que significa pasar el Rubicón. Ahí va una pequeña explicación, porque el saber no ocupa lugar.

El río Rubicón (en italiano, Rubicone; en latín Rubico) es un corto río de régimen torrencial del nordeste de Italia, que discurre por la provincia de Forlì-Cesena y desemboca en el mar Adriático. Parece que el nombre deriva del color del agua, ya que discurre por una región arcillosa, que tiñe el agua de un color rubí.

Nace en algún lugar poco determinado y encuentra la Vía Emilia a la altura de Savignano sul Rubicone. Se suele identificar con el Pisciatello en sus inicios y como el Fiumicino hasta el mar.

En época de los romanos, señaló por un período (época tardorrepublicana, entre 202 a. C. y 27 a. C.) la frontera entre Italia, considerada parte integrante del territorio de Roma, y la provincia de la Galia Cisalpina y, por tanto, estaba prohibido que los generales lo cruzasen en armas.

El río entró en la historia por ser su cruce el detonante o casus belli de la Segunda Guerra Civil de la República de Roma. Marcaba el límite del poder del gobernador de las Galias y éste no podía –legalmente– adentrarse en Italia con sus tropas. La noche del 11 al 12 de enero de 49 a.C. Julio César se detuvo un instante ante el Rubicón atormentado por las dudas: Cruzarlo significaba cometer una ilegalidad, convertirse en enemigo de la República e iniciar la guerra civil.

Julio César dio la orden a sus tropas de cruzar el río, pronunciando en Latín la frase «Alea iacta est» (la suerte está echada) según Suetonio. De acuerdo con Plutarco (en sus “Vidas Paralelas”) Julio César citó en griego la frase del dramaturgo ateniense Menandro, uno de sus autores preferidos: «ἀνερρίφθω κύβος / anerriphthô kubos» que significa «¡Que empiece el juego!»).

De este evento proviene la expresión «cruzar el Rubicón» que expresa el hecho de lanzarse irrevocablemente a una empresa de arriesgadas consecuencias.

Política y retóricamente, las dos orillas del Rubicón, separadas por un estrecho caudal muy fácil de cruzar, representan la seguridad de la pertenencia a la tiranía y la peligrosa libertad.

Pues bien, cuando atravieso el Rubicón de estos días aciagos en los que no se me ocurre nada más que criticar lo que veo, o lo que oigo, lo primero que hago es ser consciente del hecho: ¡Vaya, ya llegó el día de la crítica bumerán! Y entonces despliego todas mis técnicas. Junto con la del 180, me suele dar buen resultado rezar mantras como el muy famoso «Om Nama Sivaya» o como el facilón: «Om Tare Tutare Turi Soha». Todo menos dejarse llevar por la absoluta inutilidad de la crítica aviesa y sibilina que no conduce más que a aumentar la secreción de adrenalina.

domingo, 5 de diciembre de 2010

RITUALES

Siempre he estado a favor de los rituales, no en lo que tienen de esotéricos, sino en su sentido humano. Todo aquello que eleve ligeramente el espíritu y nos haga soñar, es bueno. Y en este sentido, los rituales son buenos porque nos hacen soñar. Y si los llevamos a cabo creyendo firmemente en sus resultados positivos, éstos se realizarán sin ninguna duda. Congregados alrededor del altar, con las velas encendidas y todo el fervor del que seamos capaces, todos los miembros de la familia, amigos y allegados, recordarán este momento durante mucho tiempo. «Lo que crees, creas».

EL ESPÍRITU DE LA NAVIDAD

El espíritu de la Navidad es una tradición perteneciente a los países nórdicos y que, desde hace varios años, ha sido adoptada en toda Europa como parte de las costumbres propias de esta época navideña. Según cuenta la leyenda, el espíritu llegó al planeta proveniente de una galaxia lejana y se instaló en la región Norte, en lo que hoy se conoce como la península escandinava. Este espíritu es descrito como una energía que viene desde del centro de nuestra galaxia y que llega año tras año para repartir: paz, amor, armonía y alegría.




Tradicionalmente el Espíritu de la Navidad se recibe con un ritual efectuado el 21 de diciembre, exactamente entre las 10:00 y las 12:00 de la noche. el Espíritu de la Navidad desciende para acompañarnos en estas fiestas navideñas.

El ritual se lleva a cabo el día 21 de diciembre, entre las 10 y las 12 de la noche. Entre estas horas es cuando desciende sobre la Tierra El Espíritu de la Navidad. Y depende de nosotros y de nuestro fervor, el que se convierta en algo vivo –si creemos–, o en algo inútil –si no creemos.

Para el ritual necesitamos los siguientes elementos:

1.- 1 vela azul, 1 vela amarilla, 1 vela roja.

2.- 1 cono o varilla de incienso de benjuí o mirra.

3.- Esencia de azahar (flor blanca del naranjo).

4.- Cerillas.

5.- Cuartillas.

6.- Algo para escribir.

7.- Tijeras.





Simbología:

Vela azul: paz.

Vela amarilla: alegría y felicidad.

Vela roja: amor.

Incienso de Mirra: paz y prosperidad.

Esencia de azahar (flor blanca del naranjo): amor, suerte, dinero, energía física, alegría y salud.





Forma de realizar el ritual

1.- Cuando tenemos todos los elementos colocamos las velas en triangulo, el incienso y la esencia sobre un altar que hemos preparado para la ocasión.

2.- Encendemos las velas en el sentido de las agujas del reloj, prendemos el incienso y esparcimos unas gotas de esencia por el ambiente.

3.- Abrimos todas las puertas y ventanas de la casa para darle la bienvenida al Espíritu de la Navidad.

4.- Nos concentramos en silencio durante unos minutos percibiendo esa energía buena y positiva que nos trae el Espíritu de la Navidad, empapándonos de ese bienestar colectivo tan anhelado; de los deseos universales de paz, amor y prosperidad para todos. Visualizamos la Tierra llena de luz, paz y armonía donde todos los seres son felices. Pensamos también en nuestros objetivos particulares, visualizamos nuestros sueños cumplidos.

5.- Escribimos en el papel nuestros deseos por orden de prioridad (se recomienda pedir primero por la paz, en segundo lugar por el propio país, en tercer lugar por familiares y amigos y en cuarto lugar por nosotros mismos). Es conveniente escribir la lista de deseos en renglones independientes y sólo por una cara del folio. Una vez finalizado el ritual debemos conservar este papel hasta el año siguiente.

6.- Si el año anterior hemos realizado este mismo ritual sacamos el papel con nuestros deseos expresados entonces. Recortamos en tiras los que se han cumplido y los quemamos en la llama de las velas dando gracias mentalmente por esta realización.

7.- Dejamos que las velas se consuman totalmente.

En esta noche, la más larga del año, demos la bienvenida al Espíritu de la Navidad. Cojamos su mano y dejemos que su energía nos envuelva. Olvidemos los aspectos superfluos y triviales de la celebración navideña y centrémonos en lo esencial: ser mejores con nosotros mismos y con los demás. Y de esta forma alcanzaremos la luz.

sábado, 4 de diciembre de 2010

NEVADA EN PALENCIA

No me puedo sustraer de compartir con vosotros la nevada. Salí por la mañana, forrado de abrigo porque estábamos a 6 grados bajo cero, y me lié a hacer fotos y películas en la Huerta de Guadián y en el salón. Como, lo bueno, si breve, dos veces bueno, esta es una pequeña muestra. Un saludo.


jueves, 2 de diciembre de 2010

A GUISA DE EXCULPACIÓN

El álbum de los momentos sublimes es el título de un curso de chamanismo que, como casi todos, cursé con Agustín Delgado. En él postula el principio básico de toda filosofía: «Vive el momento». Pero le da una dimensión diferente, para compensar la pérdida de recuerdos, o la insensatez de traer del pasado escenas que nos laceraron el alma, para revivir aquellas emociones negativas.

No recomienda no pensar en el pasado; «El pasado ya pasó, no me puede afectar», sino que aconseja fabricar en un recóndito lugar de la mente, un álbum de aquellos momentos en los que nuestro espíritu estaba transido de una felicidad sublime. Durante los tres días que dura el curso, aparte de otras muchas actividades, nos dedicamos a evocar aquellos momentos especiales, que nos arrobaron el corazón, y para no perderlos en el desván del olvido, hacer con ellos un cuaderno; un álbum de los momentos sublimes. Él mismo recuerda una travesía en motora, durante la que tuvo la emoción de verse rodeado de ballenas que, como si se alegraran de ver a sus visitantes, batían sus colas contra el agua, resoplaban por sus tubos de ventilación lanzando el agua a veinte metros como si se tratase de un geiser magnífico lleno de vida, y rozaban su inmensa anatomía con las paredes de la exigua embarcación. Tan lleno estaba de la sensación divina que le embelesaba, que en ningún momento pensó en el potencial peligro que suponía estar al lado de un mamífero de cerca de sesenta toneladas, inconsciente, quizá de su propia fuerza. Aquellas escenas supusieron para él un punto de inflexión en su manera de pensar, de hablar y de actuar. Pasado un tiempo, cuando ideó el curso y lo tituló: «El álbum de los momentos sublimes», incluyó su anécdota con las ballenas para ilustrar el programa.




Esos momentos pueden sacarnos de problemas convirtiendo las situaciones indeseables en momentos felices. Una de mis formas de pasar un rato agradable, arrumbando en un rincón los pensamientos deleznables, es ojear mis álbumes de fotografías o ver las películas de mis aventuras, o de los cursos de chamanismo –¡Ojalá pudiera tenerlas todas!–, que veo con delectación y se me pasan las horas lánguidas. Si alguna persona de mi primer o segundo círculo me acompaña, entonces la tarde rezuma placer. Él pregunta y yo despliego toda mi memoria y todo mi poder narrativo para hacerle vivir mis momentos, mientras que yo los degusto a mi vez.

El viaje a México supuso para mí, como para Agustín su episodio con las ballenas, un anclaje fantástico para evocar en los momentos de penuria, indecisión o marasmo mental. Algo importante a nivel terapéutico. El pasado ya pasó, pero nos dejó su carga emocional, y es bueno, en los momentos de declive del ánimo, desempolvar esos recuerdos que nos hicieron vibrar de planta a cuero.

Este parlamente no suena a justificación. Es una justificación. Porque se podría pensar que con estas veleidades podría estar contradiciendo mi postulado vital: «Vive el momento» El pasado no existe, el futuro tampoco. Lo único que existe en la realidad es el presente. Pero si llenamos el presente de rosas, aunque sean del pasado, viviremos unos momentos entre flores.

VIAJE AL MÉXICO PROFUNDO

He aquí, por fin, el vídeo del viaje a México. Después de devanarme los sesos y molestar, por activa y por pasiva, a mi informático de cabecera, Daviz Gonzalez Viñas, y a mi querido amigo Rafael Martinez, experto en videos y del que he aprendido lo poco de sé de edición, creo que he conseguido poder ofreceroslo. Ya me comentaréis vuestra impresión. Un saludo para todos.



Viaje al México profundo. Secuencia 1 from Enrique de Soto on Vimeo.

Lo incluyo también en la barra derecha para que se pueda acceder a él sin buscar en los post.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

EL FACTOR HUMANO






El factor humano es aquello que favorece o se opone a determinada acción del hombre. El elemento o concausa que determina el resultado de una acción.

El humano; el hombre, es impreciso, inesperado, imprevisible, caprichoso y proclive a la melancolía y a dejarse afectar gravemente por causas externas a él. Hasta que no te encuentras en determinada circunstancia no sabes de qué manera vas a reaccionar, ni por dónde vas a salir, ni cuáles serán los resultados del hecho. Pero lo que depende del ser humano, yo lo pondría siempre en cuarentena, y no apostaría muy fuerte por si acaso. No estoy hablando en sentido peyorativo, sino en el más estricto papel de abogado defensor, para arrimar el ascua a la sardina de mi raza.

Cuando una persona se ve obligada a decidir, lo hace, pero con desgana, porque sufre la falta de seguridad que nos caracteriza a todos –a unos más que a otros–, pero a todos en general. Y esta inseguridad que está presente en el género al que pertenecemos, de una manera u otra, influye en la cuenta de resultados de la historia del hombre en la tierra.

¿Nos debemos culpar por ello? No. Solamente hagámonos conscientes de nuestra escasa infalibilidad y procuremos, en lo sucesivo, aprender de los errores y de la historia. Esto lo podemos aplicar a cualquier orden de la vida, pero me voy a remitir a la faceta deportiva, y por lo tanto la más humana de todas. En el deporte influyen, creo que más que en otros ámbitos, los factores externos, sobre todo psicológicos. Me viene a la memoria, para ilustrar el aserto, el bajón que sufrió Rafael Nadal en su juego a raíz de sus tristes circunstancias familiares, que le hicieron salirse de sí mismo y no coordinar sus movimientos para ganar partidos. Pues si esto pasa con una persona, qué no pasará en un deporte que depende de 22 jugadores, dos entrenadores y cientos de miles de humanos que rodean el evento. Cada uno tiene sus implicaciones morales, afectivas y familiares. No son máquinas engrasadas y afinadas para conseguir su óptimo rendimiento, están sujetos a múltiples variables que hacen cambiar decisivamente el resultado del experimento. Todos los jugadores del equipo, además de estar entrenados y conservar sus características y rendimiento físico al máximo, tienen que prepararse psicológicamente, estar con la mente limpia y relajada y mantener su poder de concentración, fundamental para cualquier actividad humana.

Cada uno de los veintidós jugadores que corren por el campo en la unidad de tiempo, están sometidos a su propia presión, a la presión de cada uno de los compañeros de equipo, a la presión de cada uno de los rivales, a las de los entrenadores y la del público en general. Demasiadas presiones para una sola persona. Y, claro, no se pueden aventurar pronósticos, porque sobre el papel debería de acabar de una determinada forma con arreglo a factores lo más ajustados posibles, pero cuando interviene el factor humano, puede dar al traste con la lógica y con el resto de parámetros manejados por los medios de comunicación, por las casas de apuestas y por el público en general.

Veintitantas variables son muchas para plantearse cualquier pronóstico. Yo añadiría el factor de incertidumbre que desempeña un factor decisivo en cualquier experimento en física cuántica. Es el que dice que cualquier experimento varía con arreglo al ojo del observador. ¿Sabes lo que son cientos de miles de mentes empujando, la mitad para un lado y la otra mitad para el otro? ¿Sabes lo que son las mentes de los protagonistas sometidas a presiones de todo tipo?

Cuando yo jugaba al futbito, era integrante de un equipo de amigos que jugábamos algún torneo de Palencia. Cuando el entrenador me sacaba al campo, mi estado de ánimo era caótico: los nervios me tenían absolutamente acelerado, y esa rapidez provocada por la secreción masiva de adrenalina, no me dejaba concentrarme, ni coordinar mis movimientos de la debida manera. Esto dificultaba en gran medida mi rendimiento que se veía más disminuido si cabe cuando alguien de la familia estaba viendo el partido. No me puedo imaginar lo que sentirán los jugadores de futbol, observados constantemente por cientos de miles de personas, con la presión del entrenador, de los compañeros y del sueldo, muchas veces injustificado con arreglo a los méritos.

Así se comprende que el Madrid perdiera ayer frente a un equipo más conjuntado, más concentrado y con más motivación. La presión y la concentración que se opone a ella, son decisivos para el rendimiento de los partidos. Desconozco si hay estudios de los parámetros físicos del jugador antes del partido, durante el partido y después de él, comparándolos con los acontecimientos durante el juego y cómo estos acontecimientos influyen en el rendimiento del jugador. ¿Cómo influye el índice intelectual del jugador y su manera de afrontar los hechos de la vida, es otro estudio interesante. Cuando convenza a Florentino de poner en marcha los estudios pertinentes, ya os transmitiré los resultados.



He aquí la primera parte del video del viaje chamánico a México del año 2005. Iré subiendo el resto a medida que vaya montándolo. Un saludo a mis amigos mexicanos y a todos mis seguidores.

martes, 30 de noviembre de 2010

¿QUÉ ES METER LA PATA?

Todos metemos la pata varias veces al día, y mucha gente lo anota, se duele y se castiga por ello. Los hijos de puta no, porque ya lo tienen asumido y procuran que sus meteduras de pata redunden en perjuicio de alguien, y, ellos, en vez de castigarse castigan al desgraciado tercero en discordia. Pero eso de ‘meter la pata’ es otro concepto equivocado. Quizá sea no ejercer la reflexión en un cien por cien, pero nadie es capaz de mantener la atención las veinticuatro horas del día. Con el nivel de conciencia que cada uno tiene en el momento en el que mete la pata, es lo único que podía hacer, es lo único que podía pensar, y es lo único que podía decir. Hay que hacerse consciente de ello, asumirlo y pasar página. Posiblemente sea la tercera o cuarta del día, pero ya vendrá el tiempo de pasar tres, luego dos, y por fin una, o ninguna.

Yo no he conocido a nadie que no haya metido la pata alguna vez, y mucha gente varias veces por minuto. Es su naturaleza. Están en un nivel de conciencia que les permite meter la pata. Pero eso no es malo, ni debe tener connotaciones negativas; hay que hacerse consciente de ello, no culpabilizarse y pasar página. Pero, escucha, yo estoy hablando de meter la pata, pata. De preguntar a una amiga, que hace algún tiempo que no ves, por su marido, y haberla palmado el mes pasado, o cosas por el estilo. Porque tirar cuatro copas a la vez de encima de una mesa con el vuelo del abrigo, y querer evitarlo cuando todo el mundo te mira, es para vivirlo y despelotarse de risa.


Parque del Sotillo. Palencia

Esas meteduras de pata de llamar al amigo Juan, cuando se llama Federico, no son meteduras de pata, son ‘despistes’. La verdadera verdad del Evangelio es que hay mucha gente despistada, que sufre deslices por inocencia pura. En ningún caso yo me culparía por meter la pata. Se saca y arreglado. Aunque lo más mejor, si hay terceros afectados, es pedir perdón humildemente y seguir metiendo la pata.

La ignorancia de ciertos conceptos tampoco es punible. Es como si yo hablase con un arquitecto de cuestiones técnicas que sólo saben ellos, o discutir de filosofía con mi frutero de cabecera. ¿Quién lo sabe todo? Pues, nadie. ¿Se puede uno culpabilizar por ello? Pues, no.

Dicho esto –que es una frase que da para mucho–, me he reído un montón con la novela corta, porque no tiene que ver nada el culo con el jubileo. Y el sentido del humor es una cualidad que todo el mundo debía detener a barullo y nos iría mejor a todos. Metamos la pata o no.


Chopos lombardos en La Carcavilla.

Otras meteduras de pata son demoledoras para el género humano mientras no aprenda a gestionar sus emociones de manera diferente a la que en este momento las administramos: Me acuesto con una amiga de mi mujer y se entera. Critico gravemente a un amigo en su ausencia y se lo dicen con pruebas, pelos y señales. Me descuido dando marcha atrás y me empotro en el coche que estaba detrás de mí. En fin, estas meteduras de pata podemos tenerlas bajo control para no incurrir en ellas, porque esas ya no son despistes, ni falta de información, son una putada que podía haber tenido solución a poco que hubiésemos reflexionado en las consecuencias.

Total. Procuremos hacer al prójimo lo que quisiéramos que hicieran con nosotros. Esto es buen sistema.

domingo, 28 de noviembre de 2010

LA EXPRESIÓN DE LA NEGATIVIDAD ES FABRICANTE DE DESDICHAS

«…Y estoy hasta los mismísimos epiplones de oír chorradas en la radio, en la TV, y de leer despropósitos en los periódicos, porque fulano es un incompetente. Pero, claro, el que tiene la culpa es el ignorante que lo mantiene en su puesto. Las ‘patadas al diccionario’ cada día son más frecuentes y las expresiones chabacanas y fuera de la ortodoxia y del bien escribir y el bien decir, se han instaurado en la sociedad. Parece que haya una confabulación para establecer un estado de mediocridad palmaria, para que no se noten los despropósitos de quienes debían de dar ejemplo. Es inadmisible el comentario que ha formulado ‘zutano’ con respecto a la recogida tardía de la amapola mediterránea. Lo que debía de hacer es aprender antes de hablar como un gárrulo hidrópico de inepcia».

No creáis que me ha costado trabajo sacarme de la manga estas críticas. Podía haber estado soltando sapos y culebras a través del teclado de mi ordenanza hasta mañana. Porque uno de mis mayores defectos, aquel en el que tengo que reparar constantemente, es el de la crítica inmisericorde, y por ende, de la negatividad que conlleva.


Parque del Salón de Isabel II. Palencia

En efecto, la negatividad ha tomado carta de naturaleza en la sociedad española actual, y, de verdad, se han tomado por buenos los conceptos de que el idioma lo hace el pueblo y de que ‘hay que legalizarlo porque está en la calle’. Estos dos despropósitos, que hacen que nos deslicemos por la pendiente sin saber muy bien a dónde vamos a parar, son los que aceptan como buenas toda clase de críticas y negatividades. Y tanto unas como otras son como una especie de bumerán, que vuelve al sitio desde donde se lanzó impactando en la cabeza del lanzador.

Hay una máxima muy sabia que reza: «Lo que crees, creas». Ésta toma como base la teoría del pensamiento creativo, que postula que el pensamiento es el fabricante de nuestras circunstancias. También se apoya en el hecho incontrovertible de que las células del cuerpo carecen de la capacidad de pensar. Actúan por mandatos genéticos, y estos son exclusivamente: cumple con los cometidos para los que has sido creada, crece, cumple con tus funciones químicas con arreglo a estos patrones que se te ofrecen y que son inamovibles, multiplícate con respecto a esas pautas, y muere cuando llegue tu hora. Pero estas células se constituyen en órganos con una función específica, y puesto que las células no se pueden escapar ni un adarme de su cometido, los órganos tampoco. Pero estos conjuntos organizados de células responden a ciertos impulsos cerebrales, siempre producidos por situaciones emocionales externas. De forma que te creas tus propias disfunciones orgánicas con tus pensamientos. De igual manera, el clima general de los órganos, va en función de lo que se hace, de lo que se dice y de lo que se piensa. El estómago de un optimista no funciona de la misma forma que el de un colérico compulsivo. Y sin llegar a estos extremos, el decir: «Me encuentro bien», y pensarlo, crea ese clima especial en nuestro cerebro, que se transmite a cada órgano de nuestra economía orgánica.





¿Qué conlleva la negatividad y el expresarla? Un efecto retroceso que se vuelve contra el pensador. Y como quiera que «En lo que te enfocas, se expande», llegará un momento en el que no cabrán dentro de tu cabeza todas las negatividades y las críticas que eres capaz de fabricar, y llegado a un punto estallará esparciendo tu masa encefálica por todo el contorno. Y ya nunca más podrás criticar, ni comparar, y tendrás paciencia para sobrellevar las bolsas de basura y las latas vacías dejadas indolentemente por algún ‘alma de Dios’, en la belleza de un parque romántico o del Monte El Viejo, o pasarás por alto la imprudencia de una conductora que hace lo que quiere en una rotonda.

sábado, 27 de noviembre de 2010

LOS SENTIMIENTOS DEL PENSAMIENTO EN SUPERFICIE

Reclamas mi opinión a gritos. Quisieras que pensara igual que tú, y que, igual que tú, me brotaran los sentimientos en forma de lágrimas. Temo decepcionarte. La causa es la que hemos estado hablando todos estos días: La vida es algo diferente a esta especie de melodrama que hemos inventado. No es que yo no tenga sentimientos, los tengo y muy tiernos. Las caricias son un alimento para mi alma, los besos son para mí una bendición, y los halagos me nutren el corazón. Existe una clave evidente para explicar lo desacertado de las definiciones. Es como los primeros pasos de un niño en la escuela. Se extraña por cada cosa que oye, ve o siente. Pero esas cosas quedan lejos cuando un adolescente acude a las aulas: Aquellas eran cosas de niños. Y, a su vez, cuando el adolescente entra de lleno en las disciplinas de la universidad, se admira de que le subyugaran tanto aquellas, para él hora, nimiedades de los dieciocho.

No te confundas, yo no estoy por encima del bien y del mal, sólo intuyo que las cosas van por otro camino diferente del sentimentalismo, que nos hará descarrilar los sentimientos a poco que nos rasquen el corazón, ahora apoyado en estos conceptos.


El Cristo del Otero (Victorio Macho). Palencia


Cuando uno se instala y hace suyo el concepto de Amor incondicional, ya huelgan las definiciones de Adiós, Amigo, Amor al prójimo, Caridad…porque ya todo está compendiado en un solo concepto: Amor incondicional. En el que no entran los plisados de las acepciones. Escojo uno al azar: Celos. Lo define muy tiernamente como: «Es cuando el corazón se retuerce porque no confía en sí mismo». Pero esta definición carece de sentido ante la incondicionalidad del amor, porque, cuando existe de verdad, borramos de nuestras bases de datos la palabra celos porque ya no tiene significado.

Adiós: «Es cuando un corazón que se va, deja la mitad con quien se queda». Volvemos al mismo punto de la enseñanza. Cuando se acude a las aulas de la universidad, carece de sentido la palabra adiós, porque no existe el adiós. Yo tengo que aprobar la signatura del desapego. Debo ser feliz con Adelaide, pero ella no es el paradigma de mi felicidad, y se comprende fácilmente que si Adelaide desaparece, no puede llevarse toda mi felicidad. En cuanto se comprende este concepto, se concreta la felicidad en mi persona y en nada más ajeno a mí.

Todo esto puede parecer presuntuoso, pero si seguimos fomentando el sentimentalismo, que es una aberración del amor incondicional, la gente seguirá sufriendo por las ausencias, por los celos, o por las mil chorradas que ha inventado la mente en superficie, y que no tienen nada que ver con el verdadero amor (que no depende de condiciones), o con la felicidad (que está dentro de mí, y en ningún otro lugar).



Parque de la Carcavilla. Palencia.


En este asunto reclamo mi parte de verdad. Ya sé que posiblemente no la tenga ‘toda’, pero sí la poseo en parte. Dame sólo esa parte hasta que te convenzas de que ‘esa parte’ es mucho.

Mi amor incondicional para ti, y para todo aquel que se cruce en mi camino y haya asumido cualquier rol, desde la Madre Teresa, hasta Otegui, pasando por algún ser humano de cuyo nombre no debo acordarme.

jueves, 25 de noviembre de 2010

LA EXCELENCIA ES BUENA PARA LA SALUD

Oí comentar en cierta ocasión a Eduardo Punset, que para llegar a la élite de cualquier deporte de competición –tenis por ejemplo–, hacía falta entrenar duro al menos 10.000 horas. Diez mil horas equivalen a 417 días enteros dándole a la zapatilla, sudando, sufriendo, llorando y queriéndote cagar en todo. Pero lo mejor es que tienes que tener un estímulo y algún que otro aliciente. Si gozas de todos los ingredientes, se cocina una mente maravillosa que podrá moldear un cuerpo vencedor. Y quien habla de deporte, puede hablar de cualquier disciplina intelectual, para la que también hacen falta, a razón de ocho horas diarias incluidos días de fiesta –¡qué menos para conseguir la excelencia–, 3 años y medio de duro entrenamiento. Lo que quiere decir que un estudiante sobresaliente de cualquier carrera universitaria, debe estudiar 20.000 horas antes de salir al mundo a comérselo todo con aptitudes y sabiduría.

Pero esto no es fácil. Se necesitan muchos huevos para hacer esa tortilla. Y además de los huevos, necesitaremos un sazonador (el tutor), un poco de cebolla (la intención) y patatas fritas (la ineludible obligación de hacer). Todo esto se puede asimilar a una simbiosis entre la familia, los educadores y los legisladores. Poner las cosas fáciles no es bueno para nada, y si así hubieran tenido sus caminos Rafa Nadal, Fernando Alonso, Cristiano Ronaldo, Leo Messí, etc. hoy no estaríamos gozando de su talento.




Os juro que aunque se ponga la RAE a legislar en materia de ortografía, para facilitarle la labor a los ignorantes, zoquetes, estúpidos, ineptos, ignorantes, yo seguiré escribiendo el adverbio ‘cómo’ con acento. Si algún desgarramantas quiere escribirlo sin acento o quiere poner sólo, equivalente a solamente, sin acento, allá él y su idiocia crónica, y si los sandios al uso quieren seguir contestando negativamente a cualquier pregunta con el consabido ‘para nada’, en vez de en absoluto, o no, allá ellos con sus manías.

¿Quién me va a enseñar estilo literario cuando dentro de algunos años todos los educadores escriban deporte: dxt? ¿Quién se pondrá a escribir una novela sin acentos, sin signos de puntuación y sin reglas de ortografía? ¿Quién será capaz de molestarse lo más mínimo por alcanzar una meta, si las metas ya no servirán para nada ante el deterioro de todo tipo?

Es bueno tratar de ser excelente para la salud. Tratando de alcanzar cotas excelsas, no se tiene tiempo para pensar en las batuecas. Y pensar en las batuecas (estar distraído y ajeno a aquello de que se trata), es muy malo.





Pensar en las Batuecas es muy sano,

y más hacerse el loco en lo importante.

Que limpie nuestra senda el de delante

y hallemos el camino abierto y llano.



Hay muchos que así opinan y, no en vano,

muy cómoda es su vida. Mas, no obstante,

parece más bien poco interesante

que estar siempre tranquilo te hace anciano.



Me agrada, y lo confieso con holgura,

el riesgo y el sentirme siempre alerta;

acaso con mis años es locura,



mas noto sin la intriga el alma muerta.

Que en medio del fragor de la aventura

mi mente aletargada se despierta.



(Francisco Escobar Bravo)



¡Que sí! ¡Que sí! Que no podemos vivir en la holganza, que hay que currárselo todo, y bien, para acostarse por la noche, poner una pierna aquí y la otra allá, mirar ligeramente atrás y pensar que hoy hemos cumplido con nuestra obligación de poner psicología en vez de sicología.
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