jueves, 2 de junio de 2011




A lo mejor lo que hay que hacer, en vez de llenar un folio con pensamientos e ideas, es brindar sólo uno, sólo una idea para andar ese día de una manera relajada y tranquila. Hoy se me ocurre recomendar una cosa: No juzgar a nadie, ni nada, ni siquiera a uno mismo, durante todo el día. mañana Dios dirá.

miércoles, 1 de junio de 2011

MI NUEVO PROYECTO




Jaime Delgado, el hombre de poder, el chamán con el fui a Méjico, en la presentación de su libro Las frases que harán grandes a vuestros hijos, dijo una cosa que me ha dado una pista muy interesante. Tanto, que me he puesto manos a la obra. Habló de que hacía cinco años que empezó el proyecto de su libro que, al fin, ha culminado felizmente con el alumbramiento de una obra de menos de 100 páginas, pero clara, concisa y muy legible. Empezó a escribir, en aquella época a la que refiere, elaborando un tocho de 600 páginas que no había quién se lo leyera. Es una muy práctica manera de abordar un proyecto editorial. Las novelas pueden soportar magníficamente muchos cientos de páginas, sobre todo si enganchan al lector desde el principio, pero los tratados, manuales o fascículos, efectivamente, cuanto más breves, mejor.

Yo siempre he considerado que un libro, para despertar el interés del público, debía de ser una pieza pesada, con multitud de citas y extensa bibliografía. No debe ser así. En esta época en la que el tiempo acucia a todo el mundo, la comunicación cuanto más breve y concisa, mejor para su asimilación. Esto dificulta un tanto la norma de repetir las cosas tres veces para que el oyente las integre, y adornarla con ejemplos para que el concepto cale hondo en el que lo lee. No obstante, me propongo –y ya he abordado la tarea con un inicio de 11 páginas– escribir un librito breve que contenga, lo más claramente posible, todas las ideas que mejorarán la calidad de vida del que las lea. El comienzo es bueno; estoy muy ilusionado. El final, por lo tanto, tiene que ser bueno también.

Creo que, además de un buen contenido, un libro tiene que gozar de un título sugestivo y una portada impactante. El título tengo que pasarlo por algunos filtros. La portada es otra historia. Mi sobrino Juan García-Escudero de Soto, es creativo de publicidad. Su categoría está avalada por varias decenas de medallas de oro y premios especiales de cuantos festivales nacionales e internacionales ha acudido con sus campañas. Últimamente, en el recién terminado Festival de San Sebastián –Ibero-Americano– ha ganado cinco medallas de oro y dos premios especiales del jurado. Así se las gasta el muchacho, que ya forma parte de la elite de los creativos de publicidad a nivel mundial. Pues bien, me propongo, a pesar de lo escaso de su tiempo, someterle a un duro chantaje emocional para conseguir que me haga una portada impactante, campo en el que, entre otras cosas, tiene una amplia experiencia.

Los comienzos, la ilusión y los materiales de construcción son buenos. Las ideas están agolpándose y pugnando por salir de mi caletre cuanto antes. “Poco a poco se sube la vieja al chopo”. Pienso escribir todos los días hasta acabar la obrita, que –esa es otra– luego habrá que editar. Ya me buscaré las fuentes de financiación oportunas. El Universo proveerá. Y yo os tendré puntualmente informados.

De todos modos, a pesar de que mi intención es firme, os agradecería que me dijerais si suscitaría vuestro interés una pequeña obra donde pudierais leer verdades que ayudan a vivir mejor y más feliz. O me contestáis haciendo un comentario al final del post en mi blogg –lo que equivale a: “Al final de artículo en mi cuaderno en Internet”– o me escribís un e-mail a edesoto@telefonica.net Os quedaría muy agradecido de vuestras pistas. Un abrazo a todos.



martes, 31 de mayo de 2011

COMPLACIDO CON EL RESULTADO




De vez en cuando la vida te da satisfacciones, que te llenan los pocos espacios vacíos que van quedando en el alma. Yo enseño independientemente de los resultados que obtengo; esta debe ser la máxima del docente en cualquier campo de la ciencia. Y cuando obtienes un resultado positivo, te llenas de gozo y agradecimiento porque ves que tu labor no es del todo estéril. Esto no me hace seguir la tarea con renovados bríos para seguir intentando que otra persona mejore su calidad de vida, pero me nutre y me compensa del resto de los empujones de la vida.

La parábola es la de un joven con cierto carisma, que acude a mí porque tiene repetidos problemas en su faringe. En efecto, a la exploración, aparece llena de gránulos, casi del tamaño de un guisante, y congestiva. Sus molestias, por lo tanto, tienen una causa específica que las provoca. Como es mi misión mejorar al paciente y ponerle en antecedentes de la causa emocional de su padecimiento, y después de mandarle una medicación mitad anti congestiva y sedante de mucosas, mitad placebo –como todas– intento entrar en su alma, muy suavemente, refiriéndole la causa –sí, o sí– de su mal.

Escucha toda mi explicación con los ojos muy abiertos y esbozando una sonrisa de complacencia. Le pongo en antecedentes del conflicto emocional responsable de sus repetidos cuadros de faringitis, y al final, el esbozo de sonrisa se transforma en franca mueca de aprobación. Está muy complacido y promete poner en práctica todas las teorías con respecto a la mente que he tratado de explicarle. Siempre con una sonrisa en la boca, me da las gracias y se despide de mí.

Ayer le he vuelto a ver. Cuando se sienta frente a mí, y sin mediar más comentarios, me dice que está perfectamente de su garganta y que la mejoría empezó cuando fue consciente de su causa. Desde entonces las molestias han disminuido dramáticamente y él se encuentra complacido y encantado. Naturalmente abundo en todas mis teorías, por si la vez anterior me dejé algo en el tintero. Y sólo al final le pregunto la causa de su nueva visita imaginando que ha venido a algo más que a mostrarse complacido y darme las gracias. Esta vez tiene molestias en un oído, por el que no oye desde hace algunas horas. Se siente regocijado cuando le cuento el motivo de su hipoacusia, y asiente complacido. No obstante le extraigo tapones de cerumen de ambos oídos y le cuento que los niños pequeños se fabrican otitis medias porque no quieren oír los gritos de alguna persona mayor que tienen cerca. No sólo está de acuerdo, sino que cree saber el conflicto que le ha ocasionado su nuevo problema.

Le regalo mi libro La Serpiente de Fuego, y se marcha muy ufano. Antes de irse me pongo a su disposición para resolverle cualquier duda que surja de su lectura. Le advierto que tenga presente siempre y en todo momento la idea de que la mente es la muñidora de nuestras enfermedades. Y que muy fácilmente se olvida el concepto y hay que tenerlo muy a mano. Mi intención es mejorar su calidad de vida y la de cualquiera que quiera charlar conmigo de estos conceptos.

lunes, 30 de mayo de 2011





El Jueves fui a Valladolid con mucha alegría para ver a mis amigos Jaime Delgado y Silvia del Monte. Hacía tres largos años que no coincidíamos y nos llamaron para anunciarnos la presentación del libro de Jaime, Las frases que harán grandes a tus hijos. Tuve ocasión de volver a ver a antiguos compañeros de viaje y de conocer a otros de los que solo tenía referencia oral. Jaime me ofreció presentarle y lo hice. No preparé nada, así que me dejé guiar por la intuición, y estoy seguro de que lo que dije era exactamente lo que tenía que decir.

El acto fue multitudinario gracias al poder de convocatoria de Francisco, y Jaime estuvo, como siempre; como los personajes de poder, que con su sola presencia dicen miles de cosas sin necesidad de hablar, y leyendo entre líneas captas matices que nunca hubieran pensado que podrías integrar. Lydia encantadora y amorosa. Recordamos el viaje a Méjico que para todos constituyó un antes y un después en nuestras vidas, y nos reímos mucho recordando anécdotas de las que hubo a montones.

Jaime ha tenido la virtud de extractar en menos de 100 páginas un tema para el cualquier persona hubiera necesitado más de 600. Se trata de poner en antecedentes a los padres y educadores de cómo deben hablar a los niños y la manera de crear en ellos, en vez de frustración, odio y revanchismo, seguridad, alta autoestima y voluntad férrea.

Posiblemente me manden algunos ejemplares que os brindo a aquellos que les interese el asunto. Yo lo he leído e incluso hice una presentación PP que también os ofrezco. No sé cuándo tendremos ocasión de verles de nuevo, pero me encantaría que hicieran la presentación también en Palencia para educadores y padres, y que hiera el curso que tiene programado sobre el mismo tema. Estoy seguro de que si tiene que ser, será.

Es curiosa la cantidad de sentimientos que se agolpan dentro de uno ante un acontecimiento como éste, en el que retomas el contacto, después de un tiempo, con gente que te ha aportado muchas cosas en un pasado. Mis sentimientos son de cariño y respeto; nunca de protagonismo. Cuando estoy cerca de alguien importante, que me ha brindado su amistad, nunca interfiero en su vida, ni me apetece, en absoluto, tener ningún protagonismo de cara a los demás. Pero esto es poco fácil de encajar para otros, que se meten hasta en la sopa con tal de ser el novio en la boda, o el neófito en el bautizo. A costa de estos personajes siniestros y ciertamente impresentables.

Ayer domingo tenían programado visitar Garón, que es uno de los sitios más energéticos que hay en España. Para Jaime podría ser una experiencia interesante. El plan era ir temprano a la ermita, subir al páramo donde está la puerta dimensional, y comer en amor y compaña sentados en una de las muchas mesas que están preparadas a tal efecto. Pero cuando hay alguien interesado en apartarte de su camino, llegas a los sitios pronto, pero no aparece nadie hasta dos horas después; te prometen comer y te tienes que comprar un bocata en el bar del pueblo; te cae el diluvio encima –menos mal que nos cobijó el cobertizo de la ermita–, y estás esperando que los demás acaben de comer durante otras dos horas.

El motivo de nuestra dedicación –al menos de la mía– era volver a ver a dos amigos entrañables, que sólo tienen el pequeño defecto de ser mejicanos; y ya se sabe que los mejicanos no entienden los horarios ni la puntualidad como los españoles. Al final cumplimos con nuestro propósito, y después de abrazarnos fraternalmente y prometernos una pronta visita, llegamos a casa a las 7:00, con un bocata de tortilla y tomate natural y una botella de agua mineral para un manantial de aguas puras y cristalinas. Un abrazo muy fuerte.

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