viernes, 20 de enero de 2012

ASPIRINA PARA LOS POLLOS



Sí, sí, me encanta Tchaikovsky. Por encima de Mozart, de Beethoven, y de cualquiera. Reconociendo la valía de todos. Pero Tchaikovsky me sublima. Es mi ideal en música.


Me viene a la memoria una conversación oída en casa de un familiar. Se desarrolla entre un hombre escéptico ante la medicina actual, y su hermana. Él sufre de frecuentes dolores de cabeza. Ella se interesa por él.


- «¿Y no has pensado, a pesar de tu animadversión por la medicina, en que te digan por qué te duele la cabeza?»

- «Ni por un cortijo con caballos –contesta él, categórico– Nunca me he planteado que un diagnóstico pueda ser definitivo. Las cosas cambian en una décima de segundo: Una obstrucción deja de existir; una tumoración se reduce de tamaño y desaparece; un entripado, se limpia…La medicina está llena de casos de curaciones espontáneas que no se pueden explicar por los medios normales».

- La hermana insiste: «Pero por lo menos toma algún analgésico»

- «¿Sabes porque no lo tomo? Por si no me hace efecto…»

- «Pero, hombre, siempre hay fármacos de mayor efecto, específicos para tipo de dolor…»

- «Si, mujer. Y si no, pues llegamos hasta los opiáceos. Mira, quiero vivir feliz al margen de los médicos, sus diagnósticos y sus tratamientos. No quiero tener, en ningún momento un estado alterado de conciencia. Pretendo vivir toda mi vida conscientemente. He tenido bastante con mi experiencia de cuarenta años de ejercicio profesional, y creo tener la suficiente experiencia como para no fiarme en absoluto de la medicina actual. Si algún día pierdo la conciencia, ya no decidiré yo, decidirán las personas que me rodean, pero procuraré dejar escritas mis últimas voluntades…»

- «¡Ah, pues a mí me importa un bledo. Yo me tomo un analgésico potente si me duele algo y me quedo como una romera».

Diferentes maneras de ver la vida. Tics y manías que nos han ido inculcando los medios de comunicación y las multinacionales de la farmacia, para que consumamos drogas, a troche y moche, sin necesidad de prescripción. Hasta hace muy poco no hacía falta receta médica para que los farmacéuticos te vendieran cualquier fármaco. Excepto los opiáceos y algunos dicepóxidos, cualquier cosa se podía vender, y si no, siempre había un amiguete médico que te daba la receta para una centramina que te permitía estudiar toda la noche con los ojos como platos.

En cada casa existe un cajón lleno de botes de pastillas, jarabes y supositorios para una situación de emergencia. La gente no aguanta ni la más ligera molestia física sin echar mano de la farmacia casera, o sin pedir a la vecina una aspirina o una saldeva. Es la cultura del dolor que han implantado en occidente.

En una película de Cleve Owen y Angelina Jolie, en la que él es cirujano solidario y opera gratis en un campo de refugiados de África, y ella es una hija de familia pastosa que acaba en la cama del cirujano. A lo que te voy, tuerta. Un bue día ella se espanta porque están interviniendo a una africana, de un problema grave de intestino, prácticamente sin anestesia. Ante las protestas de ella, de Angelina, el chico bueno la explica que aquello no el Londres, es África en todo su esplendor, y que en África en todo su esplendor, cuando a alguien le duele la cabeza se aguanta porque no hay aspirinas.

Yo comparo al cuerpo humano con un saco de mierda y desperdicios, en el que hay una serie de tubos por donde circulan líquidos. Todo suena a veces, todo se revuelve e incluso duele, y como la mente es la que rige la gestión del saco, en vez de ir al ambulatorio (ahora Centro de Salud, que es más fino pero igual de ineficaz) podíamos esperar un poco, y en vez de pensar en calamidades sin cuento, gestionar los pensamientos y dirigirlos hacia tareas de más fuste.

jueves, 19 de enero de 2012

COMPARACIÓN DE MAGNITUDES

Ayer se me ocurrió recordar la comparación entre el tamaño de la Tierra, el planeta que habitamos, con el resto del Universo mundo. Dije que se me ponía la carne de gallina, y en realidad lo que se me ponen son los pelos de punta al leer las magnitudes inconmensurables que nos envuelven. Traje a la memoria que la Tierra, nuestro planeta –nuestro, pero mal gestionado bajo todos los puntos de vista– tiene escasos 12.756 Km de diámetro. Eso quiere decir que si introducimos una barra de metal de 13.000 Km de longitud en la tierra y perforamos constantemente, llegará un momento en el que aflore en los antípodas, es decir, el punto opuesto en el que hemos empezado a perforar. Ese será el diámetro de la Tierra. VV Cephy, sin embargo, el astro caliente reputado como el más grande descubierto hasta el momento, tienen un diámetro de 2.644.800.000 Km. La comparación con nuestro Sol también es increíble y, sin embargo pensamos que el Sol es la repanocha…

Aquí os muestro el video que os dejará un tanto chocados:





Después imaginemos –si tenemos esa capacidad a esos niveles de magnitud– dónde quedamos nosotros ¿qué somos en el Universo? Y luego tengamos una idea de a dónde van nuestros pensamientos, nuestras intrigas, nuestros negocios, nuestros odios y nuestras preferencias. O te vuela la cabeza, o te va a entrar una sobredosis de humildad, y podrás ver las cosas de distinta manera.

Y, a más a más –como dicen los catalanes– quería contaros una anécdota simpática para que empecéis bien el día. Soy excesivamente forofo del Real Madrid club de futbol. Esto, naturalmente, me trae quebraderos de cabeza cada vez que el Barҫa –que es más que un club. Que yo me pregunto ¿Qué significa eso de ser ‘más que un club? ¿Qué hay más allá de un club?¿Será que tienen poderes? ¿O que levitan? ¿O que tienen otro tipo de negocios? ¿O qué puñetas significa ser ‘más que un club’–, le moja la oreja al Madrid y además en su campo ¡La debacle! ¡El despimporren! ¡La ruina pelona! ¿Y ahora qué hacemos? ¿Y cómo gestionamos este desdoro, este baldón, esta afrenta, esta humillación?

Pues de ninguna manera, hombre, de ninguna manera. La vida sigue, los precios suben, los impuestos suben, los políticos mienten y roban. O sea, como siempre. Y mañana amanecerá de nuevo y la Tierra seguirá siendo muy pequeña pero muy bella. Y nuestras intrigas seguirán quedándose pequeñas, y sólo lo compensaremos trabajando para los demás; haciendo algún servicio a la gente. Aunque pensemos que nuestro servicio se va a quedar muy pequeño…en comparación con VV Cephey.

miércoles, 18 de enero de 2012

PERMÍTETE SUFRIR POR UNOS MOMENTOS





Estos días grises invitan a la tristeza y a la melancolía; empujan a quedarse en casa al abrigo de una manta, cómodamente arrellanados en el sillón, con un libro en la mano y un bote de pringles en el regazo. No constituye una pérdida de tiempo el acto, ni mucho menos, hay veces que toca el recogimiento, la indolencia y dejarse mecer por un rato en brazos de la pereza. No todo van a ser carreras, idas y venidas, también, de vez en cuando, hay que bajar el ritmo hasta quedarnos a ralentí.

Empecé mi monólogo queriendo retorcer el discurso y, en un momento dado, descubrir una cosa que todo el mundo sabe, aunque no piensa, que el sol está allí, por encima de las nubes, de la niebla y del mal tiempo, y que tarde a temprano brillará de nuevo y nos regalará su calor, su luz y su energía. Pero no lo voy a hacer, hoy me pide el cuerpo quedarme en la melancolía, meditar, lamer mis heridas –siempre las hay–, y recapacitar sobre lo efímero de la vida, sobre lo pequeños que somos, y acerca de lo cicateras que quedan nuestras intrigas en comparación con la inmensidad del Universo en el que vivimos, nos movemos, pensamos, sufrimos y amamos.

Hace tiempo monté un blogg sobre un estudio comparativo de los inconmensurables tamaños de algunos astros con respecto a la tierra en la que habitamos. A mí se me puso la carne de gallina aquel día en que tuve delante de mis narices el tamaño de VV Cephey, reputado como el más grande astro conocido, con un diámetro de 2.644.800.000 Km., en comparación a los 12.756 Km. De la Tierra. Es decir, VV Cephey es 649.900 veces mayor que la tierra. He intentado comparar tamaños y es como una bacteria de Escherichia Coli, en comparación con la tierra.

Y en este contexto, y a pesar de todo, estoy convencido de que yo soy importante, de que estoy aquí para cumplir una misión poderosa, aunque a mí todavía se me escapan los motivos y el propósito. Y soy tan importante; eres tan importante, que te puedes permitir el lujo de escoger incluso sufrir un poco, puede que 649.900 veces menos que el sufrimiento máximo. Siéntate en tu sillón, abrígate con tu mejor y más suave de las mantas, pon ‘Melodía’ a medio volumen y sueña con la inmensidad del Universo que tiene Dios reservada para nosotros.

martes, 17 de enero de 2012

SENSACIONES, SENTIMIENTOS Y EMOCIONES





A veces me embarga la tristeza. Como una melancolía de algo que no puedo alcanzar; como a algún sitio donde tuviera que volver, y no estoy seguro de si me esperan o no. La incertidumbre es parte de la sensación. Todos son sentimientos que anidan en mi corazón y que ponen en marcha emociones. Y la continuación del argumento es que las emociones habría que negociarlas para que den sus frutos.

Todas las sensaciones, todos los sentimientos, todas las emociones tienen dos orígenes. Uno externo a mí, dependiendo de las vivencias que aparecen a mí alrededor; y otro interno, subordinado exclusivamente a mis pensamientos. Las primeras son las más difíciles de gestionar. Dice mi amigo ‘Piñón’, que ante una desgracia que te afecta directamente, es inútil intentar gestionar nada; lo que hay que hacer es meterse en el drama hasta el cuello y sufrir y llorar, que es lo que toca. «Si vives intensamente la situación como corresponde al drama –dice– se agotará el sentimiento negativo antes, que si te empeñas en poner parches a la situación, si intentas olvidar o pensar en otra cosa, o entretenerte, o divertirte, o cualquiera de las chorradas que te pueden aconsejar».

No obstante, hay que tener la conciencia del tiempo y poner un plazo razonable a la extinción total del incendio. Seis meses es una cifra razonable para acabar con el drama y recuperar nuestra vida de antes de la desgracia. Esta es la mejor gestión ante un drama: No juzgarlo (lo más probable es que queramos buscar culpables), no criticarlo (seguro que vomitamos sapos y culebras en contra del hecho, del que lo causó o del desdichado día en el que ocurrió), y sumerjámonos en la ciénaga hasta el cuello.

Uno de los factores fundamentales de este tipo de dramas es la conformidad y la aceptación religiosa, social o moral del asunto. Recuerdo la anécdota de un psiquiatra americano, que refería la petición de una paciente, que acudía a su consulta literalmente metida en un pozo de mierda hasta la barbilla, rogándole, encarecidamente, que dijera a la gente que la rodeaba que no hiciera olas. Salvado este aspecto, todo el mundo puede salir del pozo de heces en el que está sumergido, si quiere, con ayuda o sin ella.

El segundo origen de las sensaciones, sentimientos y emociones, es el intrínseco. Mis propios pensamientos son los que generan mis conflictos. Se trata de pura ficción sentimental: Yo pienso, yo creo…Y para este grupo hay un remedio inmediato: No pensar, puesto que el pensamiento es la causa. Y como he dicho en anteriores ocasiones, tenemos a nuestro alcance muchas técnicas para no pensar, que también valen, llegado el caso, para el primer origen, el extrínseco a mí.

No tengo intención de profundizar en las técnicas que evitan el pensamiento. Enumero algunas en las que, si tenéis interés, iré profundizando. Son las que yo empleo, naturalmente hay otras muchas que no quiero despreciar premeditadamente.

Técnicas que evitan el pensamiento: Meditación Transcendental, contar pasos, contar de 5000 a 0 en sentido inverso, recitar mantras, retahílas u oraciones. Practicar Tai Chi, Chi Kung, yoga o cualquier disciplina que mejore el funcionamiento orgánico, físico y mental. Hacer sudokus, crucigramas o acrósticos. Leer, ver películas, cantar…

Encantado de poder profundizar en todas y cada una de las técnicas que enumero y en otras que me brindéis a mi consideración.

lunes, 16 de enero de 2012

EL TEMPLO





Me gusta el olor a olíbano, madera, piedra y humedad. Me gusta el ambiente divino y humano que se respira sentado en cualquier banco, con El Santísimo a la vista y un ramo de rosas rojas en el suelo, como señalando el sitio exacto donde está el misterio. Me gusta sentir un gran amor en esas circunstancias. Lo siento y me ayuda a ello lo que me transmiten todas las circunstancias y mi espíritu desdoblado y sentado a mi lado, fingiendo ser independiente cuando es una parte indivisible de mi alma.

Me gusta el ruido de los portones de madera, quejándose por los goznes al abrirse y emitiendo ecos que chocan por todas las paredes hasta diluirse en el más divino de los silencios. Me gustan las pisadas de la gente; de la poca gente que entra para hacer una visita a Dios o para contemplar la maravilla de cuadros, esculturas, retablos, vírgenes y santos.

De vez en vez, un monaguillo transita el crucero para llevar utensilios de Misa al altar principal, o para llevar algún recado de acá para allá. Una dama rancia y empeletada se levanta, hace una rutinaria genuflexión y se encamina a la puerta de salida satisfecha de la obra realizada. Una pareja cuchichea mientras busca asiento, y un cura, al pasar por el Santísimo hinca su rodilla en el suelo de piedra e inclina su cabeza; genuflexo da gracias a Dios por lo que tiene y por lo que no tiene.

De mi espíritu desdoblado y fingiendo su independencia, se extiende una mano que toma la mía, es una mano caliente y poderosa, que me infunde, a la vez, un inmenso amor y una plena confianza, y ese contacto me hace despegarme del asiento y comienzo a volar con él cogido de mi mano por todo el ámbito.

Una vez sentados de nuevo, nos fundimos en uno solo, y yo siento la compleción total de mi espíritu y su doble. No puedo pedir más, es un momento lleno de belleza y amor que no tiene parangón, pero que puede repetirse tantas veces como yo evoque al doble de mi espíritu, aquel que me completa y me hace volar.

Salgo al frío de la calle, pero no lo siento ¡Tanto calor llevo dentro después de la experiencia vivida! Es un lugar de meditación lleno de amor y de energía divina, que huele a olíbano, piedra, madera y humedad y suena a misterio y a cielo en la tierra.
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