sábado, 19 de diciembre de 2009

LA HONRADEZ MAL ENTENDIDA

A Don Lorenzo Silva. En referencia a “La Viga y la Paja” del XL semanal de fecha 15 de Noviembre de 2009.

Muy Sr. Mio:

Entre:”Debemos creer en la existencia de personas honestas y trabajadoras que merecen una recompensa” y: Premio ésta carta…”Porque un poco de ironía, y de autocrítica, no está de más para enfrentar este ya cotidiano y desesperanzador cataclismo” Media un abismo.

Soy de los que tienen la convicción filosófica e ideológica de que: “La gente puede hacer, decir, o pensar lo que le dé la gana, porque de lo suyo gasta..” Pero también tengo por cierto, que cuando me pisan el pie, siempre voy a preguntar: ¿Por qué me pisas? Me haces daño.

Estoy jubilado de un sistema provincial de salud. Ejerzo la medicina en una ciudad de Castilla y León, y en mis 68 años, siempre he procurado ser honesto y honrado; actuar en bien para todo el mundo. Jamás se me ha ocurrido pringarme en el IVA, ni descargar música ni películas de internet, ni he pensado en trucar la toma de luz para pagar menos. Y pienso que nunca voy a ocupar un cargo público, porque, con esta manera de pensar y de actuar, no me permitirían permanecer mucho tiempo en él, por agravio comparativo. Tengo la sospecha de que ningún dolo tiene justificación moral, y que la frase “El que roba a un ladrón tiene cien años de perdón” la acuñó Luis Candelas, para buscarse una coartada moral.

He oído en algunos programas radiofónicos de opinión, que “los oyentes no entienden la ironía”. Pero son palabras y se las lleva el viento. En letra impresa es complicado decir digo, donde dije Diego. Y la prensa la lee todo el mundo –he exagerado deliberadamente- Y su espacio, más, porque son escritos cortos y sin complicaciones; de los que no exigen coger el diccionario para ver el significado de alguna poco frecuente expresión.

Por último, no creo que mis familiares y amigos, que saben de mi condición moral, vayan a leer, nunca, nada negativo de mi persona. Y si lo hicieran, tendría ganado a pulso que me llamaran sinvergüenza, porque me lo merezco. Yo no he votado en mi vida; mis ideas van por otros derroteros. Pero tengo el humano deber de exigir al que me manda –me da igual el puesto que ocupa en el escalafón- que tenga moral y que esa moral se traduzca en honradez y hombría de bien. Jamás me ha dado envidia de los chorizos, ni de los incultos, ni los incapaces, ni de los mediocres. Y nunca he aceptado a un superior que no me demostrase su valía intelectual, moral y humana. Me miro por dentro y me encuentro satisfecho de mi proceder ético y estético.

A ver si va a tener razón Don Ramón María del Valle Inclán cuando, completando la frase de Mourlane Michelena, le dijo a su amigo Jacinto Miquelarena: “Qué país, Miquelarena, aquí el que no nace hijo de puta, acaba siéndolo con el tiempo”.

jueves, 17 de diciembre de 2009

EL MUNDIALITO DE CLUBES

La verdad es que estar por encima de las circunstancias es una gran cosa. Entonces las circunstancias no pasan por encima de ti; tú pasas por encima de las circunstancias. De esta manera no sufres porque la gente no hace, no dice o no piensa lo que tú quieres –que le pasa a todo el mundo- y te limitas a pensar que todo el mundo puede hacer, decir o pensar lo que le dé la gana, porque de lo suyo gastan y están viviendo su experiencia vital. Esta filosofía, inspirada en la ciencia chamánica, te hace vivir mejor, más feliz y con menos complicaciones. Pero es tan lindo criticar de vez en cuando…Sin afán de que la gente se someta a tu voluntad; simplemente por divertimento.

Ayer reflexionaba yo sobre lo malo que es el sentimiento de “voy de sobrado por la vida”, siendo un mantecón; o “después de mí, el diluvio”, siendo un auténtico gilipollas. A la gente no le puede dar cuartelillo porque se endiosa, se vuelve tonta del culo y así no vamos a ninguna parte. Los adeptos –y a veces adictos- fomentan los sentimientos de superioridad de la gente, siendo unos tocados por el dedo divino, con un florero en su sucio culo; es decir, sin ningún mérito. El pasado, ya pasó, no me puede afectar. Lo malo es que los mentecatos, los cucuruchos y los cachirulos, se aferran a los logros del pasado como a una tabla de salvación. Y eso no funciona porque vivimos en este momento, no en el 2-6, ni en el 5-0. No. Vivimos hoy. Y, hoy, es muy malo que la gente siga teniéndola lisa, porque no se sabe nunca dónde vamos a ir a parar con la suerte del pardillo.

A veces me permito el lujo –la verdad es que pocas- de dejar aflorar mis instintos de gran dictador –como todo el mundo-, y pienso lo que fulano, mengano o zutano deberían de hacer. En estas, me sorprendo deseando fervientemente que el Barcelona futbol club no gane el “mundialito”, porque si lo gana, apaga y vámonos. Se acabó el Madrid, el Valencia, el Sevilla, el Recre, España, el castellano y la madre que te parió. Y con el subidón de Alcorcón, de los títulos que les ha reglado la providencia con la mediación de algunos árbitros, del 1-0, del independentismo, de Laporta, del entrenador –que también suda de España el muy asqueroso- y del plebiscito de independentismo que ha sido un fracaso para el resto de España, pero para ellos es como la gloria bendita, hacen un muro de hormigón armado para separarse de España y de todo lo español. Entonces es cuando el Barcelona futbol club, va a ser más que un club…

Acto seguido oigo las declaraciones de Higüaín, delantero del Real Madrid, que con un par y un palito, se declara poco favorable a que el Barcelona gane el “mundialito”. ¡Pues claro! ¿O es que a los socios y a los jugadores del Barcelona les gusta que el Madrid gane algo? Lo que pasa es que el resto no lo dicen. De momento Laporta puede seguir con sus veleidades independentistas arropado por los triunfos del Barcelona, y Guardiola –que tiene un apellido de lo más cortijero de reses bravas- con una flor en el recto, porque, hay que ver la suerte que tiene el pavo con los goles a última hora, con los árbitros y con la plantilla. Pero hay que darse cuenta de que esto son circunstancias. Hoy es así, mañana, no.

Pero, como colofón, sería maravilloso para todo el mundo que el Barcelona no ganase el “mundialito”. Se asentaría, tendría menos humos y su entrenador y su presidente, cambiarían el discurso nefasto de independentismo, por otro más patriótico de ¡Viva España y la madre que la parió! Que, entre otras consideraciones, se atiborra de cava y productos catalanes. Así es la vida.

LOS PORQUES DE LAS ENFERMEDADES ORGÁNICAS

El cuerpo humano es la máquina perfecta por excelencia. No hay artefacto ideado por la humana mente que se asemeje a este amasijo de células de distinta naturaleza y con distintas funciones, que constituyen el ser vivo. Cada órgano, cada aparato, tienen su misión específica para desarrollar sus cometidos a la perfección. Sus fisiologías son perfectas, como perfecto es el Ser que los creó. La maravilla de esta creación divina es un reto para todos aquellos que pretendan emular al Sumo Hacedor. Simplemente es imposible acercarse a años luz de la incomparable belleza de los seres vivos; de su capacidad vital, de sus recursos, de su economía, de su funcionamiento.

Cada pieza del engranaje está concienzudamente; sublimemente pensada, para actuar con toda su capacidad; perfectamente, impecablemente. Y cada una entona el canto preciso para que el coro entero suene a música celestial; se escuche como una perfecta melodía que al oírla, los cabellos se erizan y una corriente eléctrica recorre el cuerpo de arriba abajo. ¡Qué maravilla es el ser humano! Sólo me cabe ponerle una pega: Su perfecto funcionamiento está regido por el pensamiento.

Los órganos son inertes, no tienen capacidad de pensar, ni de razonar. Tienen su impronta genética –parte del concierto del Creador- que les impulsa a efectuar intachablemente su plan fisiológico. Ninguna orden emana de su interior, ninguna idea surge de su perfecta armonía. Sólo obedecen a las órdenes supremas del que los creó. No se puede hablar, en este contexto, del “oncogén” –que yo no he visto, ni conozco, ni me lo han presentado- porque el oncogen –gen responsable de los procesos cancerígenos de la humana arquitectura?- existe en todos los organismos vivos. Cada individuo posee los suyos, pero para que desencadenen una respuesta orgánica negativa; para que se cumpla la orden de: “Reproduce tus células anárquicamente para producir un tumor”, es necesario poner en marcha el maldito oncogén con la química transmisora de mi pensamiento.

El máximo rector de la fisiología de las glándulas de secreción interna – y por tanto de los órganos- es el cerebro humano. Los órganos no tienen capacidad de pensar por sí mismos, sí obedecen a las decisiones de los pensamientos de mi cerebro. Así, ante una situación de emergencia: pánico, furia, ira, estrujamos las hormonas de las cápsulas suprarrenales para poner en circulación adrenalina y noradrenalina, que preparan al organismo para combatir o huir de un potencial peligro echando mano de toda su energía de reserva. El corazón acelera sus pulsaciones, se acelera la frecuencia respiratoria para captar más aire. El hipotálamo produce corticotropina, que obliga a la hipófisis a segregar hormona adrenocorticotrópica, que a su vez obliga a la corteza suprarrenal a liberar a la sangre glucocorticoides, de los que el fundamental es el cortisol, que prepara al organismo a enfrentar la tensión movilizando todas sus reservas energéticas: Extrae los aminoácidos almacenados en los músculos y en otros tejidos, ayuda a que lleguen al hígado y acelera su conversión en glucosa que tanto se necesita; también libera los ácidos grasos del tejido adiposo. Pero todos estos procesos tienen origen en nuestro entorno, no nacen en el interior de nuestros órganos. Estos sólo responden a las órdenes que vienen codificadas desde nuestro cerebro alertado por nuestros pensamientos de ira, miedo, supervivencia o apareamiento.

El resumen es sencillo. El cuerpo humano, lo creó el Profundo para durar diez veces más de lo que lo hace, para dar más oportunidades a los seres vivos para seguir aprendiendo. Los órganos no tienen capacidad de pensar y por tanto de decidir por sí mismos, si deben cambiar su funcionamiento o si deben de empezar a reproducir anárquicamente un grupo de las células de las que están compuestos. Los órganos de nuestra economía funcionan acompasados a los mandatos de nuestro cerebro que, a su vez, responden a nuestros pensamientos o instintos.

¿Quién causa entonces las enfermedades orgánicas? No estoy hablando en esta ocasión de las patologías orgánicas ocasionadas por venenos, alimentos en mal estado o consumidos en exceso; falta de una suficiente alimentación, alcohol, drogas, inhalantes letales, accidentes y catástrofes naturales. Me refiero exclusivamente a las patologías por mal funcionamiento orgánico, sin otra mediación que la del cerebro humano. Dejo la respuesta a mi pregunta al criterio del agudo lector. En el fondo de su corazón sabe, perfectamente, a qué se deben sus enfermedades. ¿O, no?
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