sábado, 13 de octubre de 2012


LAS TRECE JOYAS QUE AUMENTARÁN VUESTRA FELICIDAD  (5)

Y…13. Pero, para no acabar en un número primo, voy a añadir dos más de mi cosecha. Así quedan en 15, que es un número ‘bonito’.

13.- Arréglate. Ofrece siempre tu mejor aspecto, tu mejor olor, tu mejor sabor, tu mejor melodía, tu mejor actitud.
Dúchate por la mañana. Si lo haces por la noche, vuelve a ducharte de amanecida ¿Por qué? Es buena norma ducharse por la noche; se ofrece el mejor olor y una cuidada limpieza a la pareja, o a las sábanas…Pero por la noche, en el abandono del sueño, es raro que no emitamos secreciones, baba, sudor, humedades, que proporcionan ese característico ‘olor a cama’. Por eso es necesario volverse a duchar por la mañana.

Perfúmate con una colonia de baño; eso es suficiente junto con el olor a jabón y a fresco. Déjate asesorar por un experto sobre la colonia más sutil y que mejor se adapte a tu olor de piel. Mucha gente odia las colonias dulzonas y con olor rancio. Es perfecta una colonia cítrica y sutil. Ofrece a tu piel una crema hidratante después del baño o de la ducha –preferible ducha; el baño gasta mucha agua y no estamos para despilfarros…– y sé muy estricta con el olor a pies. Si es tu caso extrema tu higiene y date crema específica para pies. Hay dos cosas que se aguantan bastante mal: el olor a culo y el olor a pies.
Cada vez que acudas al cuarto de baño y utilices el inodoro, acaba tu limpieza con una visita prolongada al bidé. Es una norma de higiene que deberían de enseñar todas las madres/padres a sus hijos/as.

Ofrece tu mejor aspecto. Cuida tu pelo y cepíllalo 100 veces al día si no tienes tiempo para lavarlo. Arregla tus uñas. Las pintes o no, córtalas a una longitud moderada y procura no tener ‘lutos’ entre uña y pulpejo.
Viste tu cuerpo como a ti te siente bien. Porque se pongan de moda los pantalones cagaos, no quiere decir que realcen tu figura. Ponte cosas que mejoren tus líneas. Y mantén una provocativa discreción. Un sí es, no es, que siempre es atractivo.

Ofrece tu mejor sonrisa a la gente. El otro día leí una frase inteligente: «No se notará en ti el paso de los años si sonríes constantemente» Esto no quiere decir que pongas cara de idiota…pero sonríe a la vida, y de paso, al que se cruce en ella.
Ofrece tus mejores palabras y tu mejor educación. Ni hables chillando. Es muy femenino hablar bajito y se te entiende igual.

Todo esto se puede extrapolar, en lo fundamental a los hombres, excepto en algunos momentos puntuales…Una de las pocas diferencias es el afeitado, que los hombres deben practicar a diario, excepto si tu barba se irrita más de la cuenta. El resto es lo mismo.

14.- Respira correctamente. Procura llenar de aire tus pulmones frecuentemente. El aire es lo que nos mantiene vivos y vivimos como respiramos. Hazte consciente de vez en cuando de que respiras y, por lo menos cada media hora, llena de aire tus pulmones haciendo una inspiración profunda cinco veces seguidas. No inhibas tu respiración. En los momentos complicados mantén el ritmo o aceléralo.
Tu cerebro y las células de tu cuerpo esperan que les des el alimento que necesitan. No seas cicatero. Ofréceles aire a raudales.

15.- Ámate verdaderamente.
Cuando me amé de verdad, comprendí que en cualquier circunstancia estaba en el lugar correcto y en el momento preciso. Y entonces, pude relajarme. Hoy sé que eso tiene nombre… autoestima.

Cuando me amé de verdad, pude percibir que mi angustia y mi sufrimiento emocional, no son sino señales de que voy contra mis propias verdades. Hoy sé que eso es… autenticidad.
Cuando me amé de verdad, dejé de desear que mi vida fuera diferente, y comencé a ver que todo lo que acontece contribuye a mi crecimiento. Hoy sé que eso se llama… madurez.

Cuando me amé de verdad, comencé a comprender por qué es ofensivo tratar de forzar una situación o a una persona, sólo para alcanzar aquello que deseo, aun sabiendo que no es el momento o que la persona (tal vez yo mismo) no está preparada. Hoy sé que el nombre de eso es… respeto.

Cuando me amé de verdad, comencé a librarme de todo lo que no fuese saludable: personas y situaciones, todo y cualquier cosa que me empujara hacia abajo. Al principio, mi razón llamó egoísmo a esa actitud. Hoy sé que se llama… amor hacia uno mismo.

Cuando me amé de verdad, dejé de preocuparme por no tener tiempo libre y desistí de hacer grandes planes, abandoné los mega-proyectos de futuro. Hoy hago lo que encuentro correcto, lo que me gusta, cuando quiero y a mi propio ritmo. Hoy sé, que eso es… simplicidad.

Cuando me amé de verdad, desistí de querer tener siempre razón y, con eso, erré muchas menos veces. Así descubrí la… humildad.
Cuando me amé de verdad, desistí de revivir el pasado y de preocuparme por el futuro. Ahora me mantengo en el presente, que es donde la vida acontece. Hoy, vivo un día a la vez. Y eso se llama… plenitud.

Cuando me amé de verdad, comprendí que mi mente puede atormentarme y decepcionarme. Pero cuando yo la coloco al servicio de mi corazón, es una valiosa aliada. Y esto es… saber vivir!

No debemos tener miedo de cuestionarnos… Hasta los planetas chocan y del caos nacen las estrellas.

Charles Chaplin.
 
 

 

viernes, 12 de octubre de 2012

LAS TRECE JOYAS QUE EUMENTARÁN VUESTRA FELICIDAD (4)



LAS TRECE JOYAS QUE AUMENTARÁN VUESTRA FELICIDAD (4)

0, 11 y 12.

10.- Cuida tu postura. Sé consciente de cómo estás en cada momento, en tu equilibrio corporal, en cómo tienes de relajados los grupos musculares. En cada situación, sentado, comiendo en la mesa, acostado, esperando de pie, conduciendo, paseando, andando deprisa…En cada una de estas situaciones, la postura más cómoda es abandonarse, relajar los hombros, arquear la espalda y bajar la cabeza a su aire. Sin embargo es un error manifiesto.
Esperando de pie, estudiar el peso de vuestro cuerpo y sobre qué pie cargáis ese peso. No estar mucho tiempo cargando el peso sobre ambos pies o sobre uno de ellos; lo más oportuno es, disimuladamente, cambiar el peso simultáneamente de un pie al otro. Este proceder descansa mucho toda la musculatura que sostiene el estatismo corporal.

Andando o paseando por placer –que nada tienen que ver ambos conceptos– La postura más adecuada es echar los hombros ligeramente hacia atrás, sacar pecho, mirar hacia adelante y elevar ligeramente la barbilla. De esta manera descansa mucho la espalda y la postura de las costillas obliga a llenar los pulmones de aire.
En la mesa para comer, en la mesa de trabajo, delante del ordenador. Hay un dicho, perteneciente a las normas de educación, que se expresa: «En la mesa, como en el caballo». El que haya montado a caballo sabe que la primera norma es mantener la espalda recta y relajada; sentarse sobre los huesos sacros, no sobre los muslos.

Solo un jinete relajado, puede montar un caballo relajado. Solo una postura recta, equilibrada, permite la comodidad del caballo, física y mental. Un jinete mal colocado, desequilibra, paraliza y estanca a su caballo y no permite la relajación la apertura y la musculación armoniosa.
Es exacto a todo lo que se podría argumentar en la vida real. Una correcta postura, con la espalda recta y relajada al mismo tiempo, dirá mucho de la educación del comensal. Y contribuirá, de paso, a mejorar toda la musculatura de hombros y espalda.

11.- Escucha música de tu gusto. La música amansa a las fieras…y a las personas. Emociónate con ella, goza de ella, déjate llevar por la música. Y si puedes, baila al compás de la música. Deja que el cuerpo se exprese. Quítate las vergüenzas y baila como te indique el corazón, independientemente de la gente que te rodee. Da rienda suelta a lo que llevas dentro, hasta que los caballos se te desboquen.
La música emite vibraciones que inciden en tus átomos y los armonizan o, por el contrario, los vuelven locos. Las músicas que te chirrían no las oigas; escucha sólo aquella música que te pone alas en los pies, mariposas en el estómago y ensancha tu corazón.

Las plantas crecen más y mejor con música de Mozart y, curiosamente, la Canabis índica crece más con el rock duro. Los animales de producción también responden a la música. Total, oye la música que te gusta y déjate impregnar por ella.

12.- Come racionalmente y con mesura. La norma es comer cada 3 ó 4 horas cantidades moderadas de alimentos. Y en el capítulo de tipos de alimento: Abundantes frutas y verduras, arroces, legumbres, hidratos de carbono moderadamente, más pescado que carne. Evitar el alcohol, el tabaco, el café y los lácteos en general, así como las latas de conserva, las harinas refinadas y el azúcar. No consumir bebidas carbónicas y de beber, fermentados (vino o cerveza), no destilados (licores en general).
Comer despacio, masticando muchas veces los alimentos y, a poder ser, en silencio y concentrados en lo que come (estar en lo que se celebra). Acompañar la comida con una tisana caliente y acabar con otra tisana caliente.

Y, en general, «Desayunar como un rey; comer como un príncipe y cenar como un mendigo». «Más suela y menos carne en la cazuela»  Y, por último, evita todos aquellos alimentos que sabes que te sientan mal.
 
 
Reloj solar en la Huerta de Guadián. Palencia.
 

 

miércoles, 10 de octubre de 2012

LAS TRECE JOYAS QUE AUMENTARÁN VUESTRA FELICIDAD (3)


Seguimos con las joyas números 7, 8 y 9.

7.- El álbum de los momentos sublimes. Es el nombre de uno de los cursos de chamanismo, de Agustín Delgado Orea, que hice un par de veces. Ya sabéis de mi compulsión a agotar las posibilidades de acumular conocimientos hasta la saciedad. De éste hice dos, pero de Dimensión Alfa (variante de Silva Mind Control), impartido por Pilar Sevilla, me metí 14 en vena y sin anestesia.
Esta propuesta es que tengáis un álbum donde coleccionéis momentos sublimes de vuestra existencia en el planeta. Basta con sentarse un día con papel y bolígrafo, poner el registro en positivo y tener la voluntad de recordar aquellas anécdotas de vuestra vida que os llenaron de sentimientos de paz, dicha, felicidad, plenitud, mariposas en el estómago, lágrimas de felicidad, ganas de saltar, besar y abrazar.

Rescatar estos momentos os llenará de sonrisas y culebrillas por la espalda. Y, al igual que en aquellas ocasiones os hicieron rebosar de felicidad, también os rescatarán en los momentos bajos. Buscad en los cajones, en los álbumes, en los libros, en las carpetas, fotografías, escritos, cartas, recuerdos de aquellos momentos y pegarlos en posters colocados a tal efecto en cualquier pared  de la casa, en lugar visible, para que os recuerden, a cada mirada, momentos preciosos e irrepetibles, pero que remueven los sentimientos igual que en el momento en el que se produjeron. Llena tus paredes de belleza.
8.- Sé amable con la gente que te rodea, con la que convives habitualmente o no. Una sonrisa nacida del corazón es muy gratificante y en ocasiones sanadora. Dirígete a la gente con amabilidad y respeto. Inicialmente todo el mundo, a no ser que sea muy inculta o muy zafia, agradece el tratamiento de ‘usted’. Todavía no comprendo el tuteo despiadado que ejercen muchas personas en comercios, transportes públicos y contactos esporádicos. La simple educación –de la que carecen en gran medida muchos de los jóvenes– indica que se debe de tratar a la gente con respeto si quieres que la gente te respete. Y una de las máximas en España es dirigirte a los demás de usted si no te han sido previamente presentados.

Otra compulsión es despreciar las fórmulas de educación y cortesía: Por favor y gracias. ¡Que distinto es dirigirse a un camarero (que entre otras cosas, en ese momento está a tu servicio)  diciendo: Por favor ¿Nos pone dos cañas? A oír: Ponme dos birras…!
Saluda a la gente conocida y cruza sonrisas con la gente que se meta en tu campo visual. Ser amable con la gente, estate presto a la ayuda desinteresada, abraza a tus amigos y a tu familia y diles frecuentemente que les quieres. Si tú agradeces todas estas formas de educación, respeto, consideración y amor, considera que los demás también.

9.- Usa zapatos cómodos. Sabéis cómo agria el carácter, descompone el semblante y distorsiona la figura, llevar unos zapatos dolorosos. No compensa utilizar por coquetería unos zapatos chulos, si pasáis la velada atormentadas/os de mala manera. Hay mujeres –sobre todo esto pasa en damas– que ya van espabilando, y cuando salen de ‘marcha’, se llevan en el bolso unas francesitas muy cómodas, para calzárselas cuando ya ha pasado el momento de deslumbrar con el atuendo.

Mañana más y mejor.
 
 
Pasarela de Villalobón. Palencia.

LAS TRECE JOYAS QUE AUMENTARÁN VUESTRA FELICIDAD (2)


Continuamos con las trece joyas que aumentarán tu felicidad.

4.- Sé asertivo. Esto quiere decir que aprendas a decir que no, para variar. No digas a todo que sí para demostrar tu buen talante (fingido). Muchas veces es preferible decir, no, que sufrir mucho tiempo las consecuencias de haber dicho, sí.

Aprende a pedir lo que quieres y, desde ahora, di lo que sientas. Pide las cosas que deseas aunque te sean negadas. Multitud de veces vas a pedir considerando la posibilidad de la negación, pero pide. ¿Tienes miedo de pedir? «Yo y mi miedo vamos a pedir aumento de sueldo al jefe, o mejor trato, o más respeto, o que te cases conmigo…o que me regales tu amistad…»

Di lo que sientas sin ofender y sin atacar. Simplemente expresa tus sentimientos sin responsabilizar a lo demás de tu problema: «Cuando me levantaste la voz me sentí mal, despreciado y maltratado…» Nunca: «Eres un animal porque me chillaste…»

Abstente de ofender a la gente. Los pensamientos ofensivos y negativos guárdalos para otra ocasión. Y, muy importante, nunca mientas diciendo cosas que no sientes: «Me gusta mucho esa colonia que llevas» Porque te expones que te regalen un frasco al día siguiente.

5.- No gastes tu dinero en cosas, inviértelo en experiencias. En vez de comprar ropa, complementos, móviles de última generación, adornos, ‘pongos’, u otras inutilidades por el estilo, inviértelo en viajes, conciertos, cursos, clases de chino mandarino, o de cocina…

Pongo: Objeto inútil que compras en un viaje e, indefectiblemente, cuando vuelves a casa dices: «Y ahora ¿dónde lo pongo?»

6.- Enfréntate a tus retos. Hazlo con resolución. Decídete, ya. Deja de fumar, deja la pornografía, deja de decir a la gente lo que tiene que hacer, decir o pensar. Pero hazlo, ya. No dejes para mañana las cosas, hazlas hoy, ahora, ya. Tus retos hacen que tengas una baja autoestima al posponerlo indefinidamente. Por mucho que te cueste será mejor que te pongas colorado una vez y que resuelvas tu reto, a que te juzgues como un pelele por culpa de tu desidia.
 
 
Abadía Cisterciense de San Andrés de Arroyo. Palencia.
 

martes, 9 de octubre de 2012

LAS TRECE JOYAS QUE AUMENTARÁN VUESTRA FELICIDAD


Las joyas que me regalan las comparto con todos vosotros. Ayer, mi amiga Brave me mandó un collar de perlas, de las que todas y cada una son perfectas. Se trata de trece perlas de sabiduría para disminuir los números rojos que, en nuestro banco físico,  suponen nuestros sentimientos negativos. Todas ellas, llevadas a cabo, tienden a aumentar de una manera exponencial, la felicidad, el bienestar y las actitudes positivas.
Si me permitís, las voy a ir desgranando y añadiendo algún comentario de apoyo. Como son trece (número primo), cada día, hasta acabar, os mostraré tres, que me parece un número divino (y que también es primo).

LAS TRECE JOYAS QUE AUMENTARÁN VUESTRA FELICIDAD

1.- Haz ejercicio. Aunque mi pensamiento sea que el aforismo: Mens sana in corpore sano, está absolutamente equivocado, y que la mente es la que trabaja, y que por mucho ejercicio que se practique, si la mente es negativa, no nos servirá de nada, creo que es un empiece positivo, que deberá complementarse, naturalmente, con ejercicios para mejorar la mente.
Hay ejercicio para todas las edades. Elige el que mejor te resulte. Asesórate por un experto y empieza, ya, hoy mismo, no lo dejes para mañana. Muy importante, sea cual sea el ejercicio que practiques, pon tu mente, constantemente, en los grupos musculares que estás trabajando. Practica al menos tres días por semana, y con constancia. No te aburras al tercer día; la mejor forma de paliar las agujetas es seguir haciendo ejercicio.

Seguro que en tu ciudad existe un patronato de deportes, que tiene en sus ofertas un montón de modalidades que puedes practicar, desde atletismo, hasta golf, pasando por artes marciales, Tai Chi, Chi Kung…Si no, déjate asesorar por un experto y empieza a correr con método, no a lo tonto, porque puede ser muy negativo para tu corazón.

2.- Desayuna. Si ya lo haces, mejóralo, poco a poco, hasta conseguir ingerir un zumo de naranja, unas tortitas integrales con mermelada y un tazón de leche de soja con cereales. Has estado en ayunas toda la noche, y te dispones a salir de casa con el estómago vacío… No es un buen sistema para afrontar el nuevo día con energía y de manera positiva. Yo sé que toda la vida has estado saliendo de casa, desde que ibas a primaria, con el estómago vacío. Pero las costumbres, igual que los contratos, son para revisarlos, y esa actitud es imprescindible cambiarla por otra mejor y más saludable.
Los frutos secos aprovisionan de ácidos grasos esenciales de calidad, vitamina E, minerales y oligoelementos importantísimos como el zinc y el magnesio, que regulan los estados de tristeza. También son indicados otros alimentos ricos en hidratos de carbono como los higos, los plátanos y los dátiles.

La fruta fresca o en zumo recién licuado es indispensable por su riqueza en vitaminas antioxidantes A y C. Una opción muy apropiada es tomar, nada más levantarnos, una dosis de jalea real y un zumo recién exprimido;  también podemos añadir algunas almendras, un vaso de yogur de soja y una cucharadita de miel pura. Si se va a hacer un trabajo intelectual en conveniente aderezarlo con sendas cucharaditas de polen y lecitina de soja.
Entre los errores que conviene evitar el principal es el de omitir el desayuno o sustituirlo por una bebida excitante como el café. Los excitantes generan un estrés innecesario en el organismo y aportan energía de poca duración. Más tarde se puede producir una momentánea caída del nivel de glucosa, y provocar una sobrecarga en el cerebro que desencadene ansiedad, mareos, pérdidas de la atención y otros síntomas.

Otro error que conviene evitar en el desayuno es el de sobrecargarnos con alimentos pesados y excesivamente grasos, enlentecen y cargan la digestión, y provocan sensación de amodorramiento.

3.- Agradece por lo que tienes y por lo que no tienes. Nada más levantarte de la cama, dirígete a la ventana más próxima, mira al cielo y agradece por lo que tienes y por lo que no tienes.

He contado, en multitud de ocasiones la anécdota de las piedras del agradecimiento. Aquel cuento del senegalés cuyo hijo enfermó gravemente y por el que ofreció agradecimiento eterno por su curación. Una vez curado, el niño trajo de la playa unos guijarros de colores que supuestamente le había regalado un ser de luz. «Ve y dile a tu padre que cumpla con su promesa de agradecimiento. Que se meta uno de estos guijarros en el bolsillo, y siempre que lo toque agradezca por todo lo que se le ha dado».
Desde ese momento fue regalando piedrecitas y extendiendo el agradecimiento por todo el mundo. Yo tengo una de esas piedras en el bolsillo, y cada vez que la toco o la veo en mi mesilla al levantarme, agradezco por lo que tengo y por lo que no tengo. Hazte con algunas. Cógelas del río o cómpralas y regálalas como joyas.

Puedes empezar con la primera, y añadir una cada día, pero sin olvidar las precedentes y su práctica cotidiana.

Mañana más, y mejor.
 
 

lunes, 8 de octubre de 2012

MIEDO


¿Por qué te asustas? ¿Por qué sientes temor? El temor al pasado es irreflexivo. El temor al presente es paralizante y te priva de los recursos para defenderte o huir. El miedo al futuro es inútil; nunca sabes en realidad lo que va a pasar. Mantente en tu centro, no puedes hacer otra cosa que vivir el momento, porque, por mucho miedo que tengas, no vas a resolver la situación; sencillamente la vas a empeorar.

El miedo sólo está en tu mente, no existe en ningún otro sitio. El miedo ancestral en la época en la que había a nuestro alrededor depredadores, era oportuno para tensar los músculos, aportar más sangre donde se necesitaba para salir corriendo. Ahora no hay selva, no hay grandes felinos, ni depredadores humanos; sólo existen semejantes, a los que revestimos de un poder del que carecen. Subestimamos nuestras capacidades y damos a los demás un poder ficticio.

¿Por qué te asustas? ¿Por qué sientes temor? Nada de lo que temes es real, pero quizá tú contribuyes en gran medida a hacerlo realidad. La frase por excelencia, que viene a cuento en este momento es: «Atraes lo que temes». Pero nos han enseñado, desde nuestra más tierna infancia,  a tener miedo a todo lo que nos rodea. Para los padres todo lo que rodea a los hijos puede ser potencialmente letal. Y así hemos crecido, creyendo que existen peligros indeterminados a la vuelta de cada esquina, en cada objeto y en cada persona.

El miedo es una emoción caracterizada por un intenso sentimiento, habitualmente desagradable, provocado por la percepción de un peligro, real o supuesto, presente, futuro o incluso pasado. Es una emoción primaria que se deriva de la aversión natural al riesgo o la amenaza, y se manifiesta tanto en los animales como en el ser humano.

Estadísticamente, los miedos más comunes que declara la gente son:

1.- Miedo a la noche o a la obscuridad: Escotofobia, Nictofobia.

Cuento:

Marina era una niña que tenía mucho miedo de la oscuridad. Al apagarse la luz, todas las cosas y sombras le parecían los más temibles monstruos. Y aunque sus papás le explicaban cada día con mucha paciencia que aquello no eran monstruos, y ella les entendía, no dejaba de sentir un miedo atroz.
Un día recibieron en casa la visita de la tía Valeria. Era una mujer increíble, famosísima por su valentía y por haber hecho miles de viajes y vivido cientos de aventuras, de las que incluso habían hecho libros y películas. Marina, con ganas de vencer el miedo, le preguntó a su tía cómo era tan valiente, y si alguna vez había se había asustado.

 - Muchísimas veces, Marina. Recuerdo cuando era pequeña y tenía un miedo terrible a la oscuridad. No podía quedarme a oscuras ni un momento.
 La niña se emocionó muchísimo; ¿cómo era posible que alguien tan valiente pudiera haber tenido miedo a la oscuridad?

 - Te contaré un secreto, Marina. Quienes me ensañaron a ser valiente fueron unos niños ciegos. Ellos no pueden ver, así que si no hubieran descubierto el secreto de no tener miedo a la oscuridad, estarían siempre asustadísimos.
- ¡Es verdad! -dijo Marina, muy interesada- ¿me cuentas ese secreto?

 - ¡Claro! su secreto es cambiar de ojos. Como ellos no pueden ver, sus ojos son sus manos. Lo único que tienes que hacer para vencer el miedo a la oscuridad es hacer como ellos, cerrar los ojos de la cara y usar los de las manos. Te propongo un trato: esta noche, cuando vayas a dormir y apagues la luz, si hay algo que te dé miedo cierra los ojos, levántete con cuidado, y trata de ver qué es lo que te daba miedo con los ojos de tus manos... y mañana me cuentas cómo es el miedo.
Marina aceptó, algo preocupada. Sabía que tendría que ser valiente para cerrar los ojos y tocar aquello que le asustaba, pero estaba dispuesta a probarlo, porque ya era muy mayor, así que no protestó ni un pelín cuando sus padres la acostaron, y ella misma apagó la luz. Al poco rato, sintió miedo de una de las sombras en la habitación, y haciendo caso del consejo de la tía Valeria, cerró los ojos de la cara y abrió los de las manos, y con mucho valor fue a tocar aquella sombra misteriosa...

A la mañana siguiente, Marina llegó corriendo a la cocina, con una gran sonrisa, y cantando. "¡el miedo es blandito y suave!... ¡es mi osito de peluche!"

2.- Miedo a las alturas: Acrofobia.
3.- Miedo a la muerte:

4.- Miedo a los insectos: Entomofobia.
5.- Miedo al 2012:

Aparte de estos supuestos, existen personas que tienen:

1.- Miedo a volverse loco, y nos ser dueño de sus actos.
2.- Miedo a formar parte de un experimento (Matrix)

3.- Miedo a no sentir nada por nadie:
4.- Miedo a tenerle miedo a algo (paradox)

5.- Miedo a la nada; al vacío.
6.- Miedo a la pobreza.

7.- Miedo a quedarse sin nada.
8.- Miedo a la soledad.

9.-Miedo al abandono.
10.- Miedo a la traición.

Parecen muchos, pero se resuelven en muy pocos, porque unos se derivan de otros.
Hay tres miedos básicos que siempre surgen en todos los individuos:

Miedo a volverse loco. Miedo al orgasmo sexual y miedo a la muerte.
El primero, a la postre, es miedo a no controlar, perder los mecanismos de defensa y morir. El segundo es miedo al pecado y a morir en él, con lo que no seremos merecedores de los premios divinos. Y el último es el origen de todos: Miedo a la muerte por ser algo desconocido, amenazante e incierto.

Todos los miedos residen en nuestra mente, y en ella pueden terminar. La solución es tener una cultura de la muerte, para lo que es imprescindible tener una cultura de la vida. Sólo el que confía en el más allá, puede despojarse del miedo a pasar la barrera que nos separa. Para confiar en el ‘otro lado’ hace falta leer, estudiar, confiar y, sobre todo y por encima de todo, vivir el momento. Todo llegará, todo será feliz y tendrá un motivo y un lugar en el puzle.

 
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