viernes, 9 de marzo de 2012

LAS COSAS SE ACABAN




El chamanismo explica que el dolor de la humanidad tiene su origen en tres principios:

1.- La gente no se atiene a mi voluntad; no dice, no hace o no piensa lo que yo quiero, y eso me enferma.
2.- Las cosas se acaban.
3.- La gente se muere. Y es la única cosa que yo tengo como segura, cierta e incontrovertible.

He hablado reiteradamente de la primera causa: La gente no hace, dice o piensa lo que yo quiero. Hoy quiero hablar de la segunda.

Las cosas se acaban. Todo tiende a terminar con arreglo a un lógico ciclo vital. Y nos aferramos como lapas a lo antiguo, a lo que tenemos, hasta un extremo difícil de imaginar, con un grito de protesta lo más agudo posible; hasta un punto que va contra todo razonamiento. La frase modelo podría ser: «Virgencita, Virgencita, que me quede como estoy», como en el chiste del parapléjico que va en silla de ruedas, sin frenos y cuesta abajo hacia el precipicio…Nos aferramos a todo como a la vida, pretendiendo ser eternos, inmortales y perpetuos.

En la segunda guerra, un grupo de niños de un asilo fue recogido por un grupo de mujeres de dudosa adscripción, que se vieron obligadas a atenderlos, pero vertían sobre los niños sus frustraciones y los maltrataban frecuentemente. Cuando entraron los aliados, los rescataron de las garras de aquellas gentes sin escrúpulos y sin conciencia. Y cuando las enfermeras aliadas les cogieron de los brazos de aquellas matronas sin alma, los niños lloraban y se aferraban a sus verdugos con toda la fuerza de sus pocos años. No querían el cambio aunque supusiera para ellos caricias, amor y alimentación adecuada. Querían seguir maltratados antes que someterse al cambio.

Las relaciones laborales, las amistades, los amores, muchas veces acaban por multitud de motivos que desilusionan, agotan y zahieren a ambos miembros de la pareja, o a uno de ellos. Y el otro se pregunta por qué, y no da crédito al desamor, queriendo que sea eterno; queriendo que sus sentimientos sean compartidos. Misión imposible, los sentimientos se acaban, se pierden y desaparecen como el humo de un incendio, que en principio es la consecuencia visible de un fuego devorador, y luego se extingue cuando la hoguera de la pasión se apaga, dejando sólo un aroma a lo que existió, un leve recuerdo, un aura misteriosa de la que se habla para referir los hechos, con palabras vacías de sentimientos.

Y la persona que siente desaparecer el amor en su interior, o que decide que para él no es bueno su mantenimiento, en principio tiene miedo de herir a su compañero y calla, finge o miente un cariño descafeinado y carente de enjundia y sentido con tal de no molestar la sensibilidad de nadie. Mejor hablar antes que después. En este caso la claridad del parlamento puede servir para mitigar antes el dolor de alma, que puede sentir el despreciado, que deberá de respetar la decisión y acatarla sin juzgar, sin criticar y asumiendo su parte de culpa, si la hubo.

En todas las cosas que acaban, existe un punto de elección y otro de determinación. No sabemos nunca qué hubiera ocurrido de continuar con el trabajo, con el proyecto, con el amor. Lo que sí conocemos es el dolor que hemos sentido en el punto de la ruptura. La pieza que hoy creemos equivocada, al cabo del tiempo será, quizá, una de las claves de la felicidad.

Mi sobrina Nuria se ha casado en USA con un americano, con quien tuvo una relación efímera en su estancia en América, hace más de veinte años. Ahora es inmensamente feliz. ¿Quién le iba a decir a ella, después de tanto tiempo, que se casaría con aquel americano desgarbado con quien mantuvo una relación efímera a miles de kilómetros de distancia?

Las cosas, definitivamente, no acaban, la terminación sólo permanece en nuestra cabeza. Ellas –las cosas– siempre permanecen de una u otra manera. Quizá las retomemos en otro momento o en otra vida. LOVEU FOR EVER.

jueves, 8 de marzo de 2012

EL WOK




Lo he descubierto hace una semana. Lo compré por 5 € en una oferta de Carrefour expres. Lo he utilizado en la receta que os escribo a continuación, y merece la pena.

Se trata de una especie de sartén redonda, empleada en el Este de Asia y Sureste Asiático, y su característica es la de ser abombada en el fondo. El tamaño medio suele ser de 30 cm de diámetro aproximadamente. Suele estar hecha de acero, hierro fundido e incluso se encuentran ejemplares de aluminio. La que yo he comprado es de una aleación rara.

Esta sartén se emplea para saltear (stir frying) los alimentos mediante un movimiento constante denominado en la gastronomía china (cantonesa) como "wok hei" (se trata de una técnica para extraer el qi del wok, de forma que los alimentos mantengan su sabor y su olor intactos). Aparte de saltear alimentos, el wok puede ser usado también para freír o cocinar al vapor colocando encima una cesta vaporizadora de bambú (o mushiki).

El wok debe ser usado muy caliente y con una llama alta. Pero también de puede utilizar en vitro con fuego fuerte. Es necesario precalentarlo durante un minuto. Para saltear se utiliza un mínimo de aceite. Una vez que se agregan los ingredientes es necesario revolver constantemente (stir frying). Una vez usado el wok se lava sólo con agua caliente y una brocha de bambú. Para guardarlo se debe secar y proteger con una capa de aceite para evitar la oxidación. La primera vez que se usa un wok nuevo es necesario "curarlo", para crear una capa protectora. La cura se hace poniendo el wok con aceite al fuego para que se queme y adhiera a su superficie.


La principal ventaja del wok, aparte de los materiales que se empleen en su construcción, es la parte cóncava existente en su interior. Esta forma proporciona una pequeña región de calor intenso en el fondo del wok con una cantidad relativamente pequeña de combustible. La forma permite además remover los alimentos en diferentes partes de la sartén sin que exista peligro de que se vuelque o se desborde. Las paredes curvadas proporcionan la posibilidad de que ningún alimento quede pegado en su superficie, y si lo hace, la temperatura es bastante inferior a la del fondo y por lo tanto no se quemará (dando lugar a un cambio de sabores).

WOK DE POLLO, VERDURAS Y FIDEOS CHINOS

Salpimentar el pollo. Picar el ajo. Quitar las semillas de los pimientos y picarlos. Lavar el calabacín y picarlo. Quitar la parte dura de los espárragos y cortarlos en trozos de unos 3 centímetros. Lavar y trocear los champiñones, la cebolla y la zanahoria.

Poner un litro de agua con sal a calentar y cuando hierva, verter los fideos y retirar inmediatamente del fuego. Dejar reposar 4 minutos. Soltar los fideos con un tenedor de madera y escurrir el agua. Reservar (esto es orientativo, lo mejor es que sigáis las indicaciones del paquete).
Calentar el wok y cuando haya tomado temperatura, añadir el aceite. Dorar el pollo, moviéndolo sin cesar. Sacar y reservar. Saltear las verduras sin dejar de mover. Incorporar la salsa de soja y salpimentar. Añadir los fideos e incorporar nuevamente el pollo, dar unas vueltas y servir.

NOTA: Existen 2 técnicas para utilizar el wok. La técnica “Chao” y la Baò. Si os interesa, a continuación os indico en qué consisten:

TÉCNICA CHAO:

Se calienta el wok a alta temperatura y cuando está caliente se añade una pequeña cantidad de aceite. Este instante se describe como la técnica “wok caliente, aceite frío”. Seguidamente se añade algún condimento seco (ajo, jengibre, etc.) y cuando éstos comienzan a oler se añade la carne y se comienza a mover. Cuando ésta está dorada y crujiente se añaden los vegetales, la sazón y los ingredientes líquidos (salsa de soja, vinagre, vino, etc.) En este momento el wok puede cubrirse unos instantes para que el vapor de los alimentos líquidos impregne y caliente los nuevos alimentos. Para que la carne quede jugosa, a veces es necesario sacarla del wok antes de añadir los vegetales para volver a incorporarla nuevamente justo antes de que los vegetales estén hechos.
En esta técnica, la comida se remueve y se lanza rápidamente al aire con un movimiento de muñeca o con una cuchara de madera, e incluso a veces se inclina el wok para que la llama inflame el aceite. Con este método los platos se realizan en un tiempo extremadamente corto, en minutos. Pero si el plato requiere más tiempo, se cocina añadiendo agua tras el agitado y cubriéndolo con una tapa, y cuando el vapor comience a salir por debajo de ésta, el plato estará listo. Es decir el alimento se fríe a altas temperaturas para darle sabor y después se cuece al vapor para garantizar que está cocinado completamente.

TÉCNICA BÀO:

En esta técnica, el wok se calienta al rojo vivo y cuando ha llegado a este punto, se añade el aceite, los condimentos y las carnes en una sucesión rápida sin mediar pausa entre unos y otros, sin dejar de remover y lanzar la comida contra las paredes del wok. Los ingredientes principales deberán cortarse en trozos pequeños para favorecer el cocinado. Con esta técnica utilizaremos más cantidad de aceite.

miércoles, 7 de marzo de 2012

SINCRETISMO DE VIDA




El dogma de cualquier religión, fundamento o puntos capitales de todo su sistema, en principio funciona, lo malo empieza cuando se quieren utilizar para fines que no tienen mucho que ver con la espiritualidad, con el amor al prójimo y con la caridad debida. Y es un auténtico caos cuando se emplea para reprimir las voluntades de los creyentes, y sus ministros se constituyen en enlaces entre Dios y los hombres.

La religión es, en cuanto que tiene su dogma, saludable en un principio, pero reprobable cuando se utiliza para sojuzgar a pueblos enteros o para extender dominios territoriales con el pretexto de la propagación de su evangelio o de sus enseñanzas. Todas son buenas en sus inicios y tienen una génesis que explica sus primeros momentos; unos preceptos que casi siempre se fundamentan en hechos prácticos, sociales, económicos o de salud, y, menos en el Islam, unos ministros que se encargan de administrar sus bienes, los donativos y diezmos de sus fieles y se constituyen en el puente de unión entre Dios y los hombres.

Todas las religiones son la verdadera, la más antigua y la única posible para la realización del hombre en la Tierra y para conseguir el Paraíso en el cielo. Pero esto no tiene nada que ver con Dios, ni con sus proyectos, ni con sus expectativas en cuanto a los hombres (sus humanas creaciones). Me creo más bien que Dios ha dotado al hombre de un cerebro y una mente capaz de crear su entorno y sus circunstancias en esta vida, para que cada unidad biológica en tránsito y evolución, decida sobre sus creencias, sobre su vida y sobre su destino; antes, durante o después de este periplo en la Tierra.

Y claro ¿Qué religión adoptar? Una sola o ninguna, que es lo que hacen el común de los mortales, pero lo más sensato es hacer buen uso de nuestra sabiduría, de nuestra capacidad cognitiva y de nuestros poderes mentales, para darnos cuenta de que en cada una de ellas existen cosas sorprendentes y maravillosas que, aparte de otras consideraciones, ayudan a vivir más y mejor en unión con todo nuestro núcleo humano. Cada una tiene su consuelo, sus prácticas y sus preceptos. Escoge lo que más resuene con tu naturaleza humana y divina y remítete al sincretismo que tú te hayas formado.

Pero, naturalmente, esto que te propongo –allá tú– no es definitivo, ni perpetuo. Y no vas a merecer las penas del infierno por la trasgresión de alguna norma que hayas adoptado. Yo vivo feliz con mi sincretismo; con aquello que he ido liberando de cada religión y que a mí me ayuda cada día a ser feliz y a procurar hacer felices a los seres con los que me relaciono. Pero si a la vuelta de la esquina me ofrecen, oigo o leo alguna norma, algún precepto o alguna técnica que presumo que me va a ayudar a ser más dichoso, sin ningún sonrojo, os prometo que voy a cambiar de chaqueta.

Esta es hoy mi manera de pensar, pero como soy humano y voluble, seguramente pasado mañana, cambiaré. Eso va inherente en la evolución de cada cual.

En próximos capítulos iré desgranando lo que yo he adoptado de cada una de las religiones.

martes, 6 de marzo de 2012

EL AMOR DURADERO




Un hombre, sobrepasada la década de los sesenta y próximo ya al inicio de los ochenta, acude a un centro de salud visiblemente nervioso, para hacerse un control de rutina. Mira constantemente el reloj y advierte a la recepcionista de que tiene una cita importante dentro de media ahora. La empleada toma conciencia, pero nada puede hacer ya que hay varias personas esperando su turno delante del hombre.

El protagonista de esta anécdota sigue paseando nervioso y no deja de mirar el reloj de hito en hito. Un médico que estaba en ese momento en la sala hablando con la auxiliar, se da cuenta de la premura del paciente y disimuladamente le invita a entrar subrepticiamente en una de las consultas.
Mientras lee su historial trata de calmarle y entra en conversación con él:

- Calma, mi querido amigo. El ponerse nervioso no arregla la situación ¿Y a qué se debe su prisa? ¿Tiene, tal vez, una consulta con otro médico después de esta?
- No doctor –contesta visiblemente emocionado– Es que voy a ver a mi mujer todos los días a las 11:30 al Sanatorio Santa Mónica.
- Pero, hombre de Dios. A su mujer no le importará que se retrase unos minutos.
- No doctor, no es el caso. Mi mujer hace diez años que está ingresada por un Alzheimer. Ni siquiera me conoce, pero yo a ella sí, y la sigo amando.

Es una anécdota antigua que se ha empleado con éxito para constituir la base de películas y novelas, pero seguro que cuando es contada, a alguno de los oyentes se le escapa una lágrima, porque toca directamente el centro de las emociones donde reside el amor verdadero.

Hace tiempo que abordo el asunto, y éste, si no lo es, al menos se acerca mucho a su esencia. De aquel amor que sólo entiende el que lo siente en el fondo de su ser. Es como el hecho de creer en Dios. Para ello se necesita fe, pero esa fe no está al alcance de todo el mundo, y sólo la comprende el que es creyente. Con esta historia sólo se conmueve el que siente o ha sentido alguna vez amor verdadero. Para el resto no es más que otra historia más, meliflua y tópica.
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