sábado, 28 de mayo de 2011

viernes, 27 de mayo de 2011

ENJUAGUES DEPORTIVOS





Es poco fácil confiar actualmente en la ética y la honradez de las personas, porque, en realidad, yo no sé qué haría si estuviera ubicado en el centro del huracán con posibilidades reales de llevármelo crudo. Políticos, banqueros y financieros, están en el cenit de sus vacas gordas, en el que tienen impunidad para engrosar sus cuentas ocultas en la Bahamas, paraíso actual de los trincones del mundo. Todo el que puede lucrarse de los negocios, aunque sea de forma fraudulenta o poco ética, lo va a hacer refugiándose en que todo el mundo hace lo mismo.

Cuando llegué a Palencia –esta anécdota es de sobra conocida– un jefe de Servicio de la antigua Residencia Lorenzo Ramírez era, a la sazón, presidente del club de futbol Palencia, y él contaba los apaños que se hacían con los árbitros para que pitaran a favor de los locales. Incluso conozco personalmente a quien, determinado día, llevó en mano a un árbitro 20.000 duros (cien mil pesetas) cantidad sustanciosa para la época de la hablo. Y si esto pasaba hace 30 años, que había poco de dónde sacar, qué no pasará ahora que se mueve la pasta como las olas del mar. En realidad el futbol actual es el negocio más lucrativo del mundo, y la UEFA, organismo europeo que gestiona las competiciones interpaises, es una de las multinacionales más potentes. Hoy en día, ser presidente de un club de futbol de primera división, es una fuente inagotable de prebendas, negocios y comisiones por fichajes. Y serlo de un club puntero y jugando en Europa, la repanocha. Habitualmente los presidentes de clubs de futbol de elite, se escogen de entre los adinerados del país, pero cuando salen del cargo, por dimisión voluntaria o por elección de otro, se van con más pasta que con la que llegaron. Sé de buena tinta, que un pariente de uno de los mejores presidentes que ha tenido el Real Madrid, hombre honesto, buen padre y poseedor de una gran fortuna personal, comentó con sus amigos y allegados que a la muerte del prócer, no se podían creer la fortuna que había amasado durante su periodo de presidencia. Y si eso lo hizo un hombre honesto, con la legalidad, pero escasa ética, de los contratos, comisiones y contactos al más alto nivel donde se mueven los negocios; qué no podrán hacer los desahogados a quienes la honradez es solo una palabra del diccionario.

Es triste darse cuenta de que el deporte del futbol es una pantalla para enjuagues económicos, en los que participan, desde el presidente hasta el entrenador, pasando por el gerente y el director deportivo. Los jugadores están manipulados, pero cobran unos sueldos que para sí querrían los cirujanos que se juegan las coronarias y una acumulación de estrés en los quirófanos y que están cobrando emolumentos de mierda. Y los paganos, los verdaderamente mentidos con la situación, son los espectadores que se creen que los resultados son sinceros y que obedecen al buen hacer de los jugadores, o a la estrategia de los entrenadores. En un terreno en el que se mueven tantos miles de millones de pesetas, que produce ansiedad hacer cuentas, no se puede dar ni la honestidad, ni la legalidad, ni la honradez.

Recomiendo, para vuestra salud mental, que os divirtáis con el bello deporte, pero que no os hagáis forofos, porque cuando seáis conscientes de las manipulaciones a que someten los directivos al público en general, vais a segregar mucha adrenalina.

Laporta, Rosell, Florentino, Guardiola, Mouriño. Es igual. Todos son sicarios de un sistema económico y político que tiende a forrar a unos pocos a costa unos muchos, que son los aficionados que nutren a las televisiones y que son los que compran los productos que anuncian. Y la rueda sigue imparable. ¿Hasta dónde? Será lo que tenga que ser.

jueves, 26 de mayo de 2011

PATRONES




La repetición de patrones adquiridos durante la niñez o la juventud, está presente en toda la humanidad. Decisiones adoptadas en aquellos tiempos, nos persiguen sin tregua haciendo que reproduzcamos situaciones de frustración, complicación, confrontación, compensación, o aquellas en las que la dosis de adrenalina nos ha deparado un estado de placer. La necesidad nos acosa constantemente demandándonos la reproducción urgente de esa conjunción ideal de productos químicos y hormonales que nos produjeron satisfacción. En realidad el cuerpo humano es capaz de fabricar cualquier producto necesario para equilibrar nuestra homeostasis; incluso materias superiores en efectos a los opiáceos, que sedan el organismo y calman el dolor y las tensiones.

Las maniobras de relajación y visualización creativa tienden a exigir al organismo que fabrique esas sustancias necesarias para mitigar estados de urgencia vital. Y nosotros, carentes de un maestro que nos conduzca, adoptamos el papel de gurús inconscientes de nosotros mismos y, de una manera, la mayoría de las veces inconsciente, instamos a nuestras glándulas de secreción interna a que nos proporcionen la dosis exacta de productos enervantes o excitantes.

Están descritos multitud de casos en los que el niño, en edad oportuna y una vez maduras sus condiciones sexuales, recurre a la masturbación ante una frustración, una regañina o un mal resultado escolar. Y como el acto tiene una alta dosis de complacencia, sedación y amnesia, al final acaba constituyéndose en costumbre, a veces inveterada. Y a la larga, eliminada de sus archivos mentales la causa que provocó el primer acto placentero, buscan, a veces sin resultados positivos, la solución a un estado de cosas que no les parecen convenientes, y que tuvieron un principio.

Igualmente los niños severamente reprimidos por sus padres tienden a castigarles con su propia mala conducta. Es un mecanismo consciente de: «Pues ahora te vas a enterar de lo que es portarse mal…» Y sus actos, reprobables a todas luces, no provienen en modo alguno de la naturaleza maligna del niño, sino de una mala decisión de hacer sufrir a su padre en un momento de reprimenda mal entendida por el adolescente y a todas sus luces, injusta.

Las decisiones paternas, incluso durante la gestación del niño, influyen de una manera, a veces terriblemente decisiva en el subconsciente, provocando un sentimiento de rechazo a su naturaleza y a su sexo, que querrán compensar en la vida futura pulsando la aceptación de personas mayores parecidas a su padre. Bien son sabidas las preferencias de sexo de algunos padres. Los padres habitualmente quieren un heredero que pueda proporcionarle orgullo y satisfacción. Y las madres preferirán una niña que las ayude en sus labores y con quien poder establecer una relación de confidencialidad difícilmente alcanzable con un varón. Pero estos mecanismos inconscientes, los percibe el feto –existen multitud de estudios al respecto– como un rechazo y una agresión y provocará en la niña unas actitudes masculinas para compensar los deseos contrarios de su padre, y unas actitudes femeninas para complacer a su madre. Cuando se dan ambas circunstancias, crecerá un ser ambiguo con problemas de identidad. En caso contrario, tendremos a un ‘chicazo’ (mujer masculina) o a una ‘damisela’ (hombre femenino), que sólo alcanzarán su verdadera identidad, si, en un futuro se sienten arropados, definitivamente, por su padre o por su madre con respecto a las verdaderas apetencias, en el orden sexual de sus hijos.

En otro orden de cosas, los intentos de sentirse aceptados, impulsan a los seres humanos a ofrecer su cuerpo, sus encantos, o sus cualidades positivas a personas de una edad similar a las de sus padres que, la mayoría de las veces se sienten complacidos con la situación y la toman de buen grado. De ahí los favores sexuales de adolescentes a personas maduras que no se pueden entender bajo otros puntos de vista racionales.

Una vez entendida la circunstancia que nos impulsa a ciertos actos, podremos moderar su intención y dejarlos en su justa medida y equilibrio. No tiene nada que ver este comentario con la moral o con la ética. No quiero condenar ninguna actitud, ninguna compulsión, ningún supuesto vicio; sólo quiero ofrecer una posible solución a aquellas personas que persiguen, sin resultados, una solución para lo que ellos creen actos irreflexivos, que no son, ni más ni menos, que intentos de conseguir la aceptación de personajes para compensar la no aceptación de sus padres.

miércoles, 25 de mayo de 2011

HAZ LO QUE DIGO, NO LO QUE HAGO.



Hace algunos años tuve ocasión de contactar con una mujer de Valladolid, que supuestamente canalizaba al Comandante de la Flota Interestelar, Ashtar Sheran, en misión galáctica en nuestro sistema. Ella, metiéndose de lleno en su papel, permitía que la ‘entidad’ tomara momentáneamente posesión de su cuerpo para transmitir mensajes de índole general, o para dialogar con los asistentes en el terreno particular. Algunas de las canalizaciones, con asistencia multitudinaria, las hizo en mi consulta de la calle Mayor de Palencia. Alguno de los asistentes dudaba de la veracidad del fenómeno y creía que era Begoña la que sacaba de la manga comunicados y conversaciones. «¿Tú qué crees?» –Me preguntaban–. Yo, siempre respondía lo mismo: «No me importa quién lo diga. A mí me sirve y la doctrina es buena. Si todos hiciéramos lo que aquí se comunica –Sea Ashtar o Begoña– viviríamos mucho mejor y con más paz y serenidad de espíritu». Pero siempre se hacían las mismas preguntas que en toda ocasión eran contestadas igual. La gente no hacía nada de lo que oía. Se limitaban a asistir y a dudar.

La doctrina era buena, y a mí me han servido las tres palabras que completaban su despedida: «Comprensión, compasión y paciencia», así como muchos de los consejos, que en el plano particular me ofreció. «Constantemente estáis criticando a los demás por los defectos que vosotros exhibís en cada momento. No veis vuestra viga, pero os ocupáis constantemente de las pajas del prójimo» –Decía Begoña con la voz engolada y potente de Ashtar– «Entonces, ¿tenía razón Jesús de Nazaret?» –Preguntábamos– «Como tal» –Respondía el Comandante–.

Es, creo yo, el principal vicio del ser humano en la Tierra, criticar y no hacerse cargo de sus propios defectos, manías, compulsiones y obsesiones. Hasta los que se llaman a sí mismos maestros y consienten que se lo digan los que les rodean, están llenos de incomprensión, de insensibilidad y de impaciencia. Se llenan la boca de consejos, que luego expelen al buen tuntún, con la intención de que la persona que los escucha ponga en práctica sus consejos. Y se molestan porque, en la próxima entrevista, ven que la persona que recibió aquellas flores que crecieron en su boca, las ha dejado marchitar sin proporcionarles alimento. ¡Pero si tú estás haciendo lo mismo, pedazo de falaz, cretino, ignorante! ¿Pero no ves cómo tratas a la gente que te rodea? ¿No te das cuenta de lo desagradable, prepotente y desabrido que eres?

Hay personas que no cambiarán nunca, y se darán por ofendidas si ven en los demás alguna muestra de egoísmo, desprecio, desconsideración o humillación. Nunca tendrán la intención de mirar en su interior; nunca reconocerán que hacen lo que critican en los demás; se considerarán tocadas por el dedo divino, perfectas y divinas de la muerte. Pero posiblemente es lo que toca, y habrán elegido ser desagradables en este mundo para enseñanza de su prójimo. Y, además, hay que considerar que están cumpliendo fielmente con su papel; con el papel que ellos han elegido y que les ha sido asignado.

martes, 24 de mayo de 2011

ESO LLAMADO AMOR






En mi juventud –ya lejana en el tiempo– mi padre regentaba un negocio de reparación y puesta a punto de automóviles en la calle Fernán González de Madrid. En mis ratos libres me complacía perderme por allí, bajar al sótano donde reparaban las máquinas y enterarme someramente de los porqués de las cosas. Era frecuente tener que rectificar motores gripados por un exceso de calor o una pasada de revoluciones. Entonces había que desmontar el bloque donde se alojaban los cilindros, para rectificar sus alojamientos y encamisarlos. Después de rectificado el bloque y durante el montaje, había que unir las dos partes del motor por medio de unos tornillos muy largos que los entendidos llamabas ‘espárragos’ posiblemente por el parecido que mantenían con el fruto de la tierra. Los espárragos tenían un número de vueltas muy preciso para asegurar la unión de la culata con el bloque . Si no llegabas podían producirse fugas, si te pasabas en el número de vueltas podías partir la cabeza de uno de los espárragos, cuestión que tenía mal arreglo.

Dar demasiadas vueltas a las cosas no es uno de mis vicios, pero, de vez en cuando, es oportuno recalcar algún aspecto de la relación humana, no muy bien entendido y, por tanto susceptible de provocar reacciones indeseables. Recientemente he visto un vídeo de un gurú moderno, un tanto curil, de los que se dedican a dar cursillos para mayor gloria de Dios –que en realidad no necesita mucha más de la que ya atesora. Ha grabado algunos videos de corta duración en los que expone someramente los temas que va a tratar durante las dos partes en las que divide su curso. En la presentación anuncia el título de la primera parte que es: Relación de pareja. Y comenta que los humanos buscamos incesantemente en nuestro periplo por la vida, el complemento de nuestra alma gemela, con quién, al final, poder volver a nuestros Creador, purificados. Yo me pregunto entonces: ¿Será verdad que cada ser humano tiene una pareja ideal que constituye su mitad indivisible? Y si es verdad ¿Por qué tantas vicisitudes hasta dar con ella? ¿Por qué tanto sadismo inhumano por parte del muñidor de universos? No; yo creo que el hombre y la mujer son individuales en su naturaleza y espíritu. Nacen solos y se mueren solos que te cagas. Y durante el camino, para perpetuar esta caótica y desconsiderada especie animal, se relacionan con especímenes de distinto sexo, única posibilidad para procrear y llenar el mundo de mamones, que yo no sé cuándo puñetas van a aprender algo para llevarse decente y discretamente bien.

La relación entre un hombre y una mujer es pura química; meras reacciones hormonales que se ponen en marcha con la simple visualización de seres de distinto sexo. A una primera época de efervescencia y marketing, sigue otra en la que ya no se sabe muy bien a qué juegan y las relaciones se ven inmiscuidas por las convicciones religiosas y/o educacionales. Que si te casas para toda la vida…que si el matrimonio es indisoluble…que si ‘te casaste, la cagaste’… y otras ideas por el estilo que no tienen nada que ver con la realidad imperante.

La base de argumentación en la que pretendo apoyar mi comentario es que la idea del amor en las relaciones camina por vericuetos procelosos e inciertos que no se sabe muy bien a dónde nos llevarán. El amor no está definido convenientemente, y en mi concepto, el amor que el 50 % se los humanos sienten por el otro 50% de sexo diferente, no debía llamarse amor sino contrato, transacción comercial, apaño, amasijo, contubernio o cualquier palabra que defina una relación en la que tácitamente una de las partes ofrece una serie de cosas que la otra parte se ve obligada, por contrato mental, a devolver sistemáticamente. Esto no es amor, es una puñetera mierda. Yo te doy si tú me das, y en el momento en que se incline la balanza hacia un lado o al otro rompemos la baraja, es una añagaza para tenerse uno al otro implicado en una situación de dependencia y esclavitud constante.

Cuando somos dependientes; en los años infantiles en los que hemos de reforzar nuestros sentimientos, nuestra estima y nuestro crecimiento físico y psíquico, necesitamos amor a raudales que nos alimente el alma, única manera de crecer. Cuando cumplimos una cierta edad, rayana con la adolescencia, ya el amor que nos pueden dar no es necesario, ni cumple con ninguna función excepto la meramente chantajista emocional, que nos induce a actuar de determinada manera para seguir manteniendo la dosis de amor que nos ofrecen nuestros padres, parientes cercanos, amigos, parejas, única manera de que nos integren en la puñetera manada…

Pasado el periodo de necesidad vital de recibir amor, solamente sentimos placer dándolo. El único acto que necesitamos es amar con todas nuestras fuerzas y de una manera incondicional, parecida al amor que siente la madre por sus hijos dependientes y desvalidos. Ya no es necesario que nos amen; se puede prescindir de este estímulo, que se compensa con creces amando incondicionalmente. Y esta es la única necesidad vital del género humano: Amar. Yo te doy mi amor incondicional, y tú haz con él lo que quieras. Si me ofendes, re preguntaré por qué lo haces. Y si me pones en una situación humillante me tendré que alejar de ti. Pero sin rencor, sin rabia, sin odio. Te seguiré amando en la distancia. Comprendo la naturaleza humana en la que todo es posible en un momento determinado. Y mis flaquezas son universales como las tuyas. ¡Que Dios te bendiga!



lunes, 23 de mayo de 2011

MUCHAS VISITAS.




45.758 visitas a día de hoy, 23 de Mayo de 2011, en mi blog. No sé si son muchas o pocas. Son muchas en comparación con ninguna; son muy pocas en comparación con los cientos de miles de visitas que tienen otros blogs de futbol, o de algún ‘famoso’. El que no se conforma es porque no quiere. Yo estoy seguro de que dentro de mi corazón hay algo que me dice que alguien, por ahí; quizá en México D.F. o en Rosario (Argentina), o en Palencia, sin ir más lejos, hay una persona que me sigue asiduamente y que se preocupa cuando, a una hora prudencial, todavía no he bajado el post de cada día. Y estoy seguro de que aclaro sus ideas y contribuyo poderosamente a su tranquilidad y a su paz. Las redes sociales son una cosa, el blogg de un ciudadano es otra muy distinta. En la red se extiende una noticia como una mancha de aceite; no hay quien la pare. El blogg, sin embargo es algo muy privado y se difunde gracias a las recomendaciones de los que lo leen.

Para mí, mi blogg se ha constituido en una necesidad vital. Ya no puedo prescindir de escribirlo todos los días. A veces escribo 3 ó 4 seguidos y los guardo, y al día siguiente escribo otro nuevo y lo cuelgo antes que los anteriores. Así, hay blogs de actualidad que se me quedan desfasados, y cuando los releo me gustan y los actualizo para poderlos bajar con sentido del tiempo. Creo que me gustaría tener un millón de lectores que constituyeran un frente común para poner en práctica mis ideas de cambio para el mundo. Pero comprendo que Dios me ha traído aquí y yo me he programado para algo diferente; para escribir mi blogg en el anonimato y para que alguien, en algún lugar del mundo, me siga y esté de acuerdo con lo que digo, pienso o hago.

He pensado muchas veces por qué no puedo escribir un libro largo; una novela, con sus personajes, sus intrigas, su nudo y su desenlace. Quizá me he acostumbrado de tal manera a escribir un máximo de un folio, que pienso que no sabría cómo hilar los contenidos, ni lo que digo en todos y cada uno de ellos. Y así hasta 400 ó 500 páginas de un libro mediano. Que ahora algunos sobrepasan las 1.500.

Me gratifica pensar que Sonia o Javier me leen muy asiduamente; que Cristina, Teresa y Juancho esperan pacientemente que lo cuelgue para ver que ha escrito hoy el otorrino que hace Tai Chi y Meditación Transcendental. A todos un abrazo muy fuerte y mi gratitud porque algo que yo hago no resulta estéril.

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