viernes, 17 de febrero de 2012

LOS SECRETOS DEL GENOMA HUMANO





Estoy leyendo insistentemente en estos últimos días, y por distintos conductos, que la ciencia está empeñada en diseñar el ADN de la especie humana, y que un concepto interesante respecto a este asunto, es que sólo parece útil el 25% de su contenido, al resto, lo llaman despectivamente, ‘chatarra’, queriendo explicar su aparente inutilidad.

Las técnicas quirúrgicas nadie puede negar que están en el cenit de las realizaciones humanas. Sus manipulaciones son capaces de reconstruir, reparar y curar desajustes, accidentes y patologías, y dejar al organismo intervenido, como nuevo. Pero dentro de la misma técnica, de la misma edad, de la misma patología, los resultados son diversos: Unos van francamente bien, otros se quedan igual que estaban y los terceros van francamente peor.

La historia de los trasplantados de órganos es muy curiosa y atrayente. Sólo un ejemplo para ilustrar este extremo del ser humano. Un paciente entró en un plan de rehabilitación psicológica para su preparación prequirúrgica, en el que incluían ejercicios de dibujo. Sus obras distaban mucho de ser atractivas; no había dibujado bien en su vida. Una vez recibido un nuevo corazón siguió con el programa psicológico y, curiosamente sus dibujos, muy al contrario de los iniciales, eran bonitos y atractivos para la vista.

En estudios recientes sobre el estrés celular, monitorizaron unas células, tomadas mediante frotis del paladar de un individuo muestra. Al donante lo monitorizaron de igual manera, en otra estancia del hospital para someterlo a estrés y estudiar la posible repercusión en sus células, que permanecían en otra sala del mismo recinto. Sorprendentemente, cuando estresaban al individuo, sus células denotaban el mismo estrés. Pero no sólo en la habitación contigua, sino a 50 metros de distancia y a 50 kilómetros.

La ciencia de los fractales (Un fractal es una construcción autosimilar, su forma es hecha de copias más pequeñas de la misma figura) estudia lo chocante de dibujos, figuras, objetos o especímenes de la naturaleza, que están constituidos de multitud de individuos en miniatura que reproducen exactamente la figura total. Ahora se estudia con interés la posibilidad de introducir la teoría de los fractales en el cuerpo humano, suponiendo que cada célula podría ser capaz de constituir un individuo en miniatura.

¿A dónde quiero ir a parar? Dos conceptos fundamentales: El 75% del ADN que la ciencia considera como chatarra genómica, puede que esté repleto de información codificada para explicar los fenómenos anteriores. Y dos: No tenemos ni idea de por dónde van los tiros. Lo que si tengo por cierto es que la ciencia Newtoniana está absolutamente pasada de moda, y ahora, afortunadamente, se está dejando paso, con honores, a la ciencia cuántica: Física, matemática, mecánica y medicina.

AQUELLOS TIEMPOS DEL CUPLÉ





Bajé a la calle con un capacho de esparto, me encaminé por la calle de las huertas hacia la calle de León. Allí había una fábrica de hielo en un sótano. Bajabas por unas angostas escaleras que daban acceso a una estancia donde había una serie de recipientes cuadrados de unos 2 metros de largo, que estaban dispuestos, uno al lado del otro, todos verticales. Olía a amoniaco que apestaba porque empleaban el sistema de absorción para producir bajas temperaturas, que consistía en aprovechar la evaporación y posterior condensación de una mezcla de agua y amoniaco calentada mediante resistencias eléctricas.

Cuando los manómetros indicaban que los recipientes habían llegado a la temperatura óptima de congelación del agua, los volcaban en unos recogedores de madera donde los empleados los partían con garfios de acero. Ponías el capacho a su alcance y ellos introducían en él el ¼ de barra que era suficiente para las necesidades de la casa y, sobre todo, de un peso adecuado para llevarlo en el capacho. Media barra ya era demasiado y había que transportarla entre dos.

En casa había una nevera, que se trataba de un armario de madera forrado de planchas de cinc para que no dejaran escapar el frío al exterior, y un sistema de puerta hermética mediante unas gomas aislantes y un cierre lo más seguro posible. Allí dentro ibas colocando los trozos de hielo en departamentos y encima, debajo, o a los lados colocabas los alimentos, que, dependiendo de cuanto tardase el hielo en derretirse, se conservaban entre tres y cinco días frescos. Cuando se derretía el hielo, el agua de amoniaco resultante, se recogía en una cubeta de cinc con un grifo, por el que, periódicamente se vaciaba el contenido. Estábamos en pleno verano y había que hacer estas labores.

En invierno en las cocinas –que siempre daban al patio de luces–, debajo de la ventana, había un armario con estantes, colgado con tirantas de metal, completamente fuera de la fachada, con una puerta de acceso al interior, y la pared contraria hecha con rejilla de metal para que el frío seco de los inviernos de Madrid conservase los alimentos de una manera natural. Recuerdo que la mantequilla nadaba en un pocillo de agua con tapa, y siempre aparecía en aquella nevera de la cocina, junto con algo de pescado, carne y algunas verduras.

En aquella época –Madrid, años cuarenta y cinco, cincuenta– era muy clásico merendar caberito, que consistía en un trozo de pan, preferiblemente un cantero, al que se hacía un hoyo para chorrearle aceite de oliva y azúcar, y volverlo a tapar con la misma miga.
¡Me vas a contar tú ahora lo que vale un peine, con tus neveras fabricadoras de cubitos de hielo, tus bollicaos y tus memeces trufadas de clases de karate-do y de violín!. Ya, ya te iré contando cómo vivíamos en mi generación, para que te lleves las manos a la cabeza y no te quejes de nada, colega de la vega.

miércoles, 15 de febrero de 2012

LA TERTULIA




LA TERTULIA

El número de los tipos extraños es infinito como las estrellas del cielo, y en un bar de copas abundan, posiblemente, más que en cualquier parte. Mi querida amiga Rocío, propietaria de uno de estos bares de copas, tiene montones de anécdotas de gente friki, extraña y absolutamente incomprensible. Yo he presenciado hoy una escena que verdaderamente me ha dejado atónito, pero tengo la capacidad, fruto de mis muchos años de trato con pacientes, de no extrañarme por nada y seguir la sinrazón de cualquiera de estos tipos raros.

Andábamos Rocío y yo cerniendo en su ordenador portátil y otro amigo de ella, de tercero en concordia, cuando, inopinadamente, se dirige a nosotros un chaval de veintipocos años en estos términos:

- ¡Hoy acabo de recibir la alegría más grande mi vida: Dentro de dos meses se jubila un catedrático de mi facultad. Y estoy tan contento que voy a organizar una fiesta por todo lo alto!
- ¿Aquí? –le pregunto yo, porque alguien tenía que decir algo entendible.
- No, en Alicante.
- Hombre ¿Y por qué no aquí? –Insisto ya convencido de que él no conocía en profundidad a ninguno de los que estábamos allí.
- Bueno, pues una en Alicante y otra aquí…

Sale a la calle a fumar, y el tercero en concordia comenta que vaya imbécil que está hecho el pavo. Rocío lo corrobora, pero como es una profesional como la copa de un pino, deja colgada la conversación en ese punto. Yo me permito el lujo de meter baza para quitarle hierro al asunto. ¿Qué demontres nos importaba a nosotros su historia con el catedrático?...En vez de ese ‘humo mental’, podría habernos deseado muy buena tarde, o habernos dado una bendición, o habernos ofrecido un caramelo, o, simplemente haberse callado.

Y de estas, mil. Mi querida amiga Rocío me va a contar anécdotas de este pelo, ocurridas en “La Tertulia” –que así se llama el pub–, para que os las refiera a vosotros y hagáis cuatro risas, que falta os hace.
Todos los lunes y miércoles, desde hace mucho tiempo, vamos a tomar una tisana a “La Tertulia” entre clase y clase, con mi profesor Juanjo Mendoza; y durante ese rato gozamos de la compañía de mi querida amiga Rocío, que, además de servirnos de una manera impecable, a veces echamos parrafadas bastante sustanciosas. A partir de las 20:00 acompañan a la copa con una tapa tan excelente como el trato de la dueña. Y así no hay forma de dejar de ir en cuanto tenemos ocasión. ¡Va por ti, mi querida amiga Rocío!

martes, 14 de febrero de 2012

HUMUS






Hoy toca comida árabe. Y dentro de la extensión de este asunto traigo una cosa sencilla, que todo el mundo puede hacer, alimenticia, económica y absolutamente vegetariana. Se trata del HUMUS (garbanzo en árabe)

Ingredientes: Garbanzos, 4 cucharadas de Tahín, 2 dientes de ajo, una cucharadita de comino molido, una cucharadita de pimentón dulce, una cucharadita de perejil picado, dos cucharadas de aceite de oliva, un chorro de zumo de limón, sal, pimienta.
Para el Tahín: Semillas de sésamo o ajonjolí, agua y una pizca de sal.

Elaboración:
Tahín: Tostar las semillas de sésamo en una sartén o en el horno. Introducirlas en un vaso de batidora con agua. Batir hasta conseguir una pasta de consistencia media.
Humus: Emplear un frasco de garbanzos precocidos o cocerlos en agua abundante con un puerro y un trozo de carne o de jamón, desespumar y añadir una hoja de laurel, un chorro de aceite y un poco de sal; cerrar la olla a presión y cocer 45 minutos. Poner los garbanzos, una vez cocidos, en un vaso de batidora reservando unos pocos. Añadir 4 cucharadas de Tahín, un diente de ajo, el comino, pimentón, perejil y un poco de sal, dos cucharadas de aceite de oliva, un chorro de zumo de limón y pimienta. Una vez batido todo, añadir agua hasta conseguir la consistencia del paté.
Extender en un plato y regar con un chorrito de aceite de oliva, un espolvoreo de pimentón, unas escamas de sal de Maldón y unos garbanzos cocidos. Untar en crudités o en pan tostado.

LAS ADICCIONES



Son insidiosas, sibilinas y engañosas. Nadie es consciente de que es adicto a algo o a alguien, pero la realidad es que estamos llenos de apegos, unos inocentes y otros graves.
En general se consideran las adicciones a estupefacientes o drogas opiáceas y se desprecian las demás.

 ¿Me queréis decir si habéis considerado alguna vez los tics, las manías, los apegos y las chorradas de las que nos revestimos desde por la mañana hasta que nos dormimos como manojos de nervios en nuestra cama?

Un industrial de fortuna no podía ir de viaje sin llevarse su almohada. Hay gente que tiene que probar los colchones de los hoteles, que se levanta siempre por el mismo lado de la cama, que utiliza desde hace años la misma crema de afeitar, la misma pasta de dientes, la misma colonia, los mismos potingues para el pelo, las uñas, las cejas, las ojeras, los pies y el culo.

Eso sin contar con los que rayan en la patología obsesiva compulsiva y no pisan raya en el suelo, o se lavan veinte veces al día las manos, o fuman sin parar, o comen sin medida, o huyen de los insectos como de la plaga, o tienen que consumir productos precisos comprados en el mismo sitio de siempre, o comen obsesivamente aun sabiendo de que les va a sentar fatal.

Pero hay una adicción oculta que perjudica al individuo y acaba minando su salud, su integridad y su familia, cuando no su peculio: la adicción al sexo o satiriasis. Habitualmente no es reconocida y fácilmente se confunde con una hipersexualidad. Pero la diferencia entre ésta y la adicción, es que el hipersexual; aquel que tiene una vida sexual muy activa, se encuentra satisfecho de sí mismo, y el que padece satirismo tiene enormes complejos de culpa e insatisfacción constante.

El adicto al sexo es un gran consumidor de pornografía, con la que se satisface manualmente, a veces sin llegar a la eyaculación. Conozco a gente que busca cualquier oportunidad para sentarse al ordenador y buscar páginas de contenido pornográfico, para satisfacer su vacío o para compensar los reveses que sufre en la vida, o en su fortuna, o en el amor. Pero la satisfacción es tan efímera, tan insustancial, que al rato surge de nuevo el síndrome de abstinencia, que obliga a volver a consumir pornografía, a recurrir a la masturbación, al sexo esporádico o a la prostitución.

Es una variante de: “la felicidad está fuera de mí y la busco desesperadamente, pero no la encuentro”. Sería un reduccionismo absurdo proclamar aquí y ahora, que la felicidad está dentro de cada uno, igual que Dios, y que deberíamos de buscar el placer en cada uno y no fuera. Y, además de dogmático sería absolutamente insuficiente. El final es el mismo: Buscar la felicidad dentro, pero después de un convencimiento total.

Las organizaciones de ayuda han elaborado un plan de doce pasos para colaborar en la curación de las adicciones. Pero hay gente que no tiene la misma idea de Dios. Primero exhibimos el paso creado por la organización de ayuda a la adicción al alcohol. Y elaboramos otros doce pasos que estén más acordes con todo tipo de creencias espirituales.

En cursiva pondré los puntos originales y en cursiva, negrita los que yo creo verdaderos y efectivos teniendo en cuenta mi idea de Dios.

El primero lo podemos dejar igual:

1.- Admitimos que éramos incapaces de afrontar solos el satirismo (adicción al sexo), y que nuestra vida se había vuelto ingobernable.

Esto supone que el individuo sienta que necesita ayuda, y que tenga el valor de entregarse a alguien que se la pueda brindar. Es imprescindible una conciencia de que eso que hacemos es nocivo para nuestra salud, para nuestras relaciones y para todo nuestro entorno.

2. Llegamos a creer que un Poder Superior a nosotros podría devolvernos el sano juicio.

¿Pero qué pasa si no creemos en ese poder superior que nos pueda devolver el sano juicio? Yo sé de muchos adictos al alcohol y a las drogas que están muy denostados por los demás; por los que les rodean, y por todos aquellos a quienes han perjudicado con su adicción. Y los que los ven con repulsa, se declaran exentos de todo enganche. Los que padecen satirismo también.

Así que la cosa tiene que pasar por un reconocimiento de la situación, por mirarse el ombligo y confesarse que somos tan adictos como un cocainómano. ¡Igual de adicto que un adicto a la farlopa! ¡Igual! ¿Con qué derecho le juzgas entonces, si estás buscando la satisfacción sexual en cada mirada a las nalgas de las jovencitas? ¡Eres igual de adicto!

Y ¿Quién te va a sacar del hoyo? Tú mismo, porque, si Dios existe –que es lo más probable– te dio libre albedrío para que hicieses con tu vida lo que se te pusiera en la séptima amapola; no va a venir ahora y, contradiciendo sus designios y su regalo, te va echar una mano para sacarte de la adicción…

Así que, majete, el poder superior está dentro de ti, no confíes en otra cosa:

2.- Llega a creer que un poder superior está dentro de ti para devolverte a tu sano juicio.

3.- Resolvimos confiar nuestra voluntad y nuestra vida al cuidado de Dios, según nuestro propio entendimiento de Él.

Él cuida de sus criaturas a su manera. Está a su lado inspirando, sugiriendo, apuntando, sembrando el camino de pistas. Al final eres tú, y solamente tú, el que tienes el poder de decisión y el que debe cuidar de ti mismo, confiando en que tu Creador te ha dado la sabiduría y el poder suficiente para hacerlo. Lo demás me parece ahuecar el ala y escurrir el bulto pasándole la ‘patata caliente’ a Dios. Por lo tanto:

3.- Resolvimos confiar nuestra voluntad y nuestra vida al cuidado de nuestra ser superior, puesto en nuestro interior por Dios.

4. Sin temor, hicimos un sincero y minucioso inventario moral propio.


Este punto está bordado, así que lo dejo como está. Es fundamental conocerte a ti mismo: «Nosce te ipsum, y conocerás al mundo y sus dioses». Única posibilidad de conocer tus carencias, tus compulsiones y tus vicios.

5. Admitimos ante Dios, ante nosotros mismos y ante otro ser humano, la naturaleza exacta de nuestras faltas.

La verdad es que no te hace falta admitir ante Dios tus faltas. Él te creó y conoce perfectamente tu interior y tus capacidades. Ante ti mismo, sí. Acepta tu defecto y, sobre todo acéptalo ante otro semejante. Esta catarsis es el principio de la curación.

5.- Admite la naturaleza exacta de tus faltas ante ti mismo y ante otro semejante.

6. Estuvimos enteramente dispuestos a que Dios eliminase todos estos defectos de carácter.
¡Que, no! ¡Que Dios no te va a eliminar nada! ¡Tú te lo vas a eliminar con los potenciales que Dios te ha dado!. ¡Es responsabilidad tuya, no de Dios! Así que:

6.- Estuvimos enteramente dispuestos a que los potenciales que Dios ha puesto en nosotros, eliminasen todos estos defectos de carácter.

7. Humildemente pedimos a Dios que limpiase nuestras culpas.

Repito, por si no lo sabéis: Dios no te va a juzgar, ni va a perdonarte nada. Eres tú el que te va a juzgar y te va a condenar. De forma que:

7.- Humildemente pedimos a nuestro ser superior ecuanimidad, benevolencia y justicia para juzgar nuestras faltas y así poder limpiarlas.

8. Hicimos una lista de todas las personas a quienes habíamos perjudicado, y estuvimos enteramente dispuestos a reparar el mal que les ocasionamos.
Enteramente de acuerdo.

9. Reparamos directamente el mal causado a estas personas cuando nos fue posible, excepto en los casos en que el hacerlo les hubiere infligido más daño, o perjudicado a un tercero.
Absolutamente en sintonía con mi manera de pensar.

10. Proseguimos con nuestro inventario moral, admitiendo espontáneamente nuestras faltas al momento de reconocerlas.
Yo no lo podría haber expresado mejor, ni más claro.

11. Mediante la oración y la meditación, tratamos de mejorar nuestro contacto consciente con Dios, según nuestro propio entendimiento de Él, y le pedimos tan sólo la capacidad para reconocer Su voluntad y las fuerzas para cumplirla.

 Mejor así:

11.- Mediante la oración y la meditación, tratamos de mejorar nuestro contacto consiente con Dios y reconocemos la capacidad de entender que Él está dentro de nosotros, y que tenemos fuerzas para cumplir lo que nosotros hemos decidido.

12. Habiendo logrado un despertar espiritual como resultado de estos pasos, tratamos de llevar este mensaje a otras personas y a practicar estos principios en todas nuestras acciones
Totalmente de acuerdo.

¡Manos a la obra! Mucha gente lo ha logrado. Tú también lo puedes conseguir si llegas a entender que Dios está dentro de ti, y que tú decides.





lunes, 13 de febrero de 2012

MORIR DE AMOR




Hay quien muere de amor. Hay quien decide –porque a estas alturas ya sabréis que todo en vuestra vida es una cuestión de decisión– abandonarse en el tedio y en la melancolía. Y hay quien decide refugiarse en un estado constante de alteración de conciencia, por medio del alcohol y las drogas, para escapar de una vida que no le gusta, que le hiere y que le angustia. Ella escogió un coctel de decisiones para acabar miserablemente con su corta y espléndida vida.

¡Cuántas veces me ha hecho vibrar! ¡Cuántas veces he derramado lágrimas de plenitud, de alegría y de admiración! ¡Cuántas veces he reproducido sus canciones, casi hasta rayar los cedés! Desde aquí, estés donde quiera que te hayan llevado tus ideas y tus convicciones, te mando mi amor más sentido y te deseo que no seas demasiado severa contigo; que no te juzgues sin ecuanimidad y que decidas plantearte una vida de felicidad la próxima vez que reencarnes en cualquiera de mil planetas con vida inteligente que existen en esta galaxia y los millones que nos envuelven.

Whitney no supo comprender que la felicidad está dentro de nosotros mismos, que es inútil buscarla fuera porque allí no está, y que lo único que importa en este mundo, en este plano, en esta realidad virtual que nos ha tocado vivir, es el amor total, que neutraliza todos los intentos de aleccionarnos a conveniencia de sus espurios designios para los hombres.

Yo siempre he considerado la existencia de un viejo arrugado, carcomido de odio y trufado de rencor que, delante de un enorme ordenador donde todos estamos metidos como realidades virtuales; como hologramas de energía que asemejamos peso y volumen, cuando lo que somos es pura energía vibrante, crea programas constantemente para hacernos tropezar y para desviarnos de la felicidad, que es el motivo por el que todos escogimos encarnarnos en este bello planeta de un sistema solar sito en un suburbio de la galaxia.

Y la única manera de escapar de los programas sibilinos, llenos de trampas, de añagazas y de argucias que el muy cabrón crea, es comprender que todo está en tu mente, que vives como piensas y que si piensas bien, indefectiblemente vivirás bien. Y que el amor total, sin condiciones, hacia ti mismo y hacia los demás, es el único antídoto; el mejor revulsivo para la serie de ocasiones que nos pone delante para que a él –el muy felón– se le alegre el ojillo.

La próxima vez que decidas regresar, tráete contigo un manual de instrucciones para la vida, y si no lo encuentras allá, bájatelo de mi blog. Me encantan las bromas, que de vez en cuando me brotan de mi alma de payaso. Mientras tanto, yo seguiré viviendo la felicidad que me proporcionan tus canciones. Descansa en paz, querida Whitney.
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