jueves, 2 de febrero de 2012

TAI CHI




Ayer al acabar la clase de Tai Chi me acerqué a Juanjo –el profesor– y le di las gracias por el privilegio de haberme enseñado esta disciplina. Miento, por haberme enseñado no, por haberme mostrado cómo es en su perfección, que lo que es enseñar es sinónimo de haber aprendido ya la disciplina, y nada más lejos de la realidad.


Hace cinco largos años que estoy aprendiendo la ‘forma’ (sucesión de movimientos encadenados) que dura aproximadamente de 10 a 15 minutos, y todavía descubro un movimiento, una cadencia o un giro que estaba haciendo mal, y procuro incorporarlo a mi manera de hacer.

Me decía que el Tai Chi se mide por lustros. Tantos son los movimientos que hay que dominar en la forma de hacerlos, en la posición de las manos, de los brazos, de las piernas, de la cabeza, que no paras de aprender a poco que te fijes en el maestro. Y él, como en las enseñanzas de la vida, sólo te muestra el camino y la manera de actuar, y tú vas cogiendo, hoy un movimiento, mañana un tic, pasado una posición. Él raramente te corrige; es mejor así, que cada cual vaya avanzando según su capacidad y posibilidades.

Y, claro, son tantos los movimientos que hay que aprehender, que no puedes pensar en otra cosa más que en el próximo para no errar, y te pasas una hora larga sin pensar. Es como una meditación en movimiento, que une la bondad de meditar con la bondad de los ejercicios de articulaciones, músculos y órganos.

Parece, sin embargo, que no haces nada, pero cuando dejas de practicarlo una temporada y vuelves a ello, lo notas sensiblemente en las piernas y en los brazos. La energía sutil, lo que los orientales llaman Qi, se mueve de una manera correcta por todo el cuerpo y produce mejorías orgánicas palpables y reacciones comprobables. Cuando lo haces bien, concentrado y con una postura correcta, aunque haga mucho frio, tus manos permanecen calientes paradójicamente.

Creo que no es la primera vez que hablo de Tai Chi, y no será la última hasta que lo domine a la perfección. Pero eso es bastante complicado y se pueden tardar 15 o 20 años de dedicación asidua y de atención plena. Como la vida misma.

miércoles, 1 de febrero de 2012

FUMET PARA PESCADOS EN SALSA, SOPAS, BULLABESA O ARROCES









Lo mío es volver donde solía tarde o temprano. De forma que insisto en mi faceta de cocinilla. Esta vez os comunico un dato práctico que mejorará los platos de sopa de pescado y los arroces de marisco, para el que no lo sepa. Yo confieso que me enteré hace pocos meses, me pareció que era un dato sabido para los cocineros, pero al parecer no es así. Ahí va.

Cuando hacemos paella, uno de los pasos importantes en su elaboración es hacer un fumet. El fumet es un caldo de la familia de los caldos blancos, de muy fácil manufactura, que luego sirve para elaborar pescados en salsa, bullabesas, sopas de pescado y para cocer en él arroces. Naturalmente el arroz sale que te chupas todos los dedos, de las manos y de los pies. Pero es curioso que casi siempre la paella huele a amoniaco. Es un dato que se nota pero se pasa por alto como normal. Pues no es normal ni mucho menos. El olor, incluso el ligero sabor a amoniaco, viene dado por la excesiva cocción de las espinas de pescado. Si se cuecen más de veinte minutos, indefectiblemente el guiso olerá y sabrá a amoniaco, porque las espinas desprenden cuerpos amoniacales.

Así de fácil y de sencillo. Nunca cocer los restos de pescado por más de veinte minutos. Sólo de esta manera se podrá comer una sopa de pescado o una paella de mariscos con un sabor auténtico y exquisito.

FUMET

Ingredientes: Espinas de pescado blanco, huesos de rape, cabezas de pescado blanco, cáscaras de gambas, cebolla, ajo, verde de puerro, zanahoria, apio, pimienta en grano, laurel, perejil, eneldo.

Elaboración. Cortar la verdura en brunoise y pochar en una olla con aceite de oliva, salándola ligeramente. Cuando esté pochada añadir las espinas de pescado y rehogar igualmente, presionando sobre las cabezas de las gambas para que suelten sus jugos. Echar las hierbas y las especias y cubrir de agua fría. Cuando empiece a hervir contar veinte minutos y antes desespumar las veces que sea necesario. A los veinte minutos colar y pasar el líquido por una estameña.

martes, 31 de enero de 2012

GRACIAS




Hoy quiero hablar de vosotros, de los que estáis ahí esperando a ver lo que dice el otorrino loco hoy. A ver de qué se le ocurre hablar, cuáles son sus teorías, cómo se lo monta, cómo está –eso se traduce leyendo entre líneas–. A todos y cada uno os agradezco profundamente que invirtáis parte de vuestro tiempo en leer mis cosas, y si lo hacéis, digo yo que algún aliciente encontraréis en el hecho. Y si no, al menos, y a veces, os enterareis de cosas que son difíciles de retener en la memoria todo el tiempo. Posiblemente las supierais pero, lógicamente, las habéis olvidado. Quizá alguno oiga algo delicioso, o reproduzca alguna receta para su placer.

No tengo referencia de quién me lee. Lo que sí os digo es que tengo 73.000 visitas en mi contador y que hay quien me lee desde México lindo, desde Argentina, desde California, desde Chile. Hay veces que incluso me siento importante…es broma, tengo muchos defectos pero entre ellos no está el orgullo, ni la displicencia, ni el encontrarme pagado de mí mismo. Quisiera agradeceros vuestra deferencia para conmigo a todos los que entráis en mi blog, pero sólo puedo personalizar en unos cuantos.

Un abrazo y gracias a: Juan Carlos lesmes, Alicia Bauer, Cipriano Bonilla, Victor Antonio Dilas, hades_perico, Kadimah, Javier Jurado, Sara Asensio, Gustavo, Celestacha, AnaMercedes, Begoña Macho, ppri_pincha96, Sol, María Jiménez, Alicia en el país de la maravillas, Juan Pan, Natalia, María Ángeles Maté… ¡Os amo a todos!...menos a uno…. Siento no tener más referencias, porque, si las tuviera, os aseguro que llenaría la página.

«Menos a uno» es una frase que utilizaba uno de mis maestros al acabar un trabajo importante. Decía: «Todos habéis hecho un buen trabajo…menos uno» La carcajada entonces era general y se relajaba el ambiente.

Quisiera haceros llegar mis libros a todos los que entráis en mi blog; no puedo. He intentado venderlos en PDF por un módico precio, pero ahora ese precio me parece elevado. He decidido, para que todos podáis leerlos, cobrar 1’30 euros por el PDF de libros tan interesantes como: “La Serpiente Fuego” (Mi experiencia de 40 años de para-medicina). “Glosario de Términos Culinarios” (Mi experiencia de 40 años de cocina). “El bien escribir” (Mi experiencia de 40 años de escribir). “Breve Historia de las Religiones” (Un bonito recorrido por todas las religiones importantes del planeta). Y últimamente “Manual de Instrucciones para la vida” (Eso: una serie de instrucciones prácticas para llegar a la vida y para transitar por ella).

No los regalo, pero hoy en día uno se puede permitir el lujo de aumentar su cultura o su experiencia por 1’30 euros. No se alarme nadie, voy a comprender que no compréis ninguno. Simplemente es un intento para hacerme millonario que, una vez más, puede resultar fallido.

Gracias una vez más por leerme y gracias también por los comentarios de todos…menos uno.

lunes, 30 de enero de 2012

A PROPÓSITO DEL CÁNCER



Buscar en You Tube el resto de la sinfonía.


Las puñeteras células cancerosas, no solo se limitan a enmerdar el panorama, sino que juegan a ser malignas, muy malignas, u horrorosamente agresivas; con lo que el pronóstico va en función de esta aleatoria clasificación celular. Tienes un año de vida, te quedan tres meses, o vete rezando y poniéndote a bien con Dios.

Pero ¿Quién se cree esta patraña?

Primero: Las células orgánicas son incapaces de pensar (afortunadamente). Sólo tienen sus mandatos genéticos: Crece, multiplícate y muere. Y nada más. ¿Quién se puede creer que en un estadio determinado del crecimiento celular, a una de estas células incapaces de pensar, les entre un soplo de inteligencia y digan: ¡Hombre, pues ahora le voy a joder la marrana a este ciudadano y le voy a montar un carcinoma tipo III, para que se vaya enterando de lo que vale un peine…

Segundo: La agresividad del tumor va en función de la psicología del que lo padece, de su conocimiento del asunto, y de las elucubraciones del médico de turno, según su capacidad cognitiva, psicológica y humana.

Tercero: No existe la puñetera célula que por vía hemática o linfática, camine hacia otros pagos orgánicos y allí colonice y monte otro pollo parecido al primero. Está por descubrirse la puñetera célula metastásica.

Cuarto: Dios no está allá arriba –o donde quiera que tenga ubicada su residencia– para perjudicar, en ningún sentido, ni bajo ningún concepto a una de sus criaturas. Nos pone en el mundo para que seamos felices, aprendamos y atesoremos experiencias. Pero nos regala el ‘libre albedrio’ para que hagamos con nuestra vida lo que nos dé la gana, incluso acabar con ella bruscamente.

Quinto: Si Dio no es el gran victimario; si no es el responsable de nuestras enfermedades ¿De dónde vienen? ¿Por generación espontánea o algo así de friky?

Sexto: Nuestra mente es creativa, vivimos como pensamos; si pensamos bien, vivimos bien; si pensamos mal, vivimos mal. Por tanto, el fabricante de nuestras enfermedades es nuestro pensamiento caótico y sempiternamente negativo. No hay otra fuente de fabricación.

Mi querido amigo José Luis Mellado dice que: «Excepto el hachazo en la cresta, el resto de las enfermedades de la patología médica, son de origen psicosomático». Ahí le dio, de origen psicosomático. Esa es la clave: Todas las enfermedades, salvo las declaradamente externas al organismo –Radiaciones, temperaturas extremas, extenuación, agotamiento, ahogamiento, mala alimentación manifiesta, desnutrición, alcohol, drogas, accidentes, y cuatro más, mal contadas– son de origen psíquico.

Todo conflicto emocional importante y mal gestionado, produce una enfermedad orgánica. Dependerá de la intensidad del conflicto la intensidad y gravedad de la enfermedad. Existe así una correlación matemática –como en todas las ciencias del Universo– entre el conflicto vivido y el órgano afecto. ¡Matemática! Y esto quiere decir que un conflicto de ‘No puedo tragar la situación que padezco’, siempre tendrá aparejada una molestia, más o menos acusada, de faringe o amígdalas. Y así con todas las patologías orgánicas. ¡Con todas!

Naturalmente los médicos no tienen la culpa de no tener ni idea de estos extremos. Los intuyen, pero les anquilosa la responsabilidad y el protocolo. Definitivamente no se tiene ni idea de por dónde van los tiros. Cuando se cree que se consigue un logro en la curación del cáncer, al poco tiempo surge un fracaso. Todos son palos de ciego, que no se sabe muy bien hacia dónde van dirigidos.

Y los procesos cancerosos que se curan ‘milagrosamente’ los etiquetan de ‘curaciones espontáneas, que de momento no tienen explicación médica’. No seré yo el que se deje manejar por ningún protocolo médico. Mi entidad es única e irrepetible, y tendrían que hacerme una medicina para mí solo. Tan única e irrepetible como yo mismo.

domingo, 29 de enero de 2012

EL UNIVERSO SONORO





No puede crear la inteligencia humana obras que elevan al ser humano a planos superiores. Necesariamente tienen que estar inspiradas, guiadas por mentes superiores para enseñanza de los mortales.

Revisando me he dado de bruces con los motetes del renacimiento. Y uno de los máximos exponentes de este tipo de música divina es Tomás Luis de Vitoria. Compositor, maestro de capilla, y célebre polifonista del Renacimiento español. Se le ha considerado uno de los compositores más relevantes y avanzados de su época, con un estilo innovador que anunció el inminente Barroco. Fue discípulo de Palestrina de quien tomo el estilo y el misticismo. Traigo aquí uno de sus motetes más representativo.

Pero no era mi intención hablar de Tomás Luis, aunque se lo merecería con creces, pero para eso existen biógrafos más autorizados que yo, que me limito a coger referencias de fuentes generalmente bien informadas. Lo que quería decir es que todo este Universo que nos acoge es energía en movimiento, pura vibración sonora. Y que todo el Multiverso está formado por partículas atómicas en determinada vibración, que confiere a cada materia una densidad que la distingue de lo que le rodea.

El contexto atómico de cada materia se ve afectado por las ondas de vibración que provienen de fuentes externas. Y la calidad de la vibración que llega a cada materia puede estar acorde y armonizar sus átomos, o puede ser disonante y desarmonizar su estructura.

La música es una de las fuentes más poderosas del Universo. Sus vibraciones impregnan todo lo que encuentran en el camino de sus ondas, y dependiendo de su calidad, tienden a atemperar sus átomos o a sacudirlos en total descuerdo con su estructura. Así hay músicas que templan el ánimo y hay otras que lo enervan. Hay expresiones verbales nacidas de la laringe humana que calman al que las recibe, y sin embargo otras lo alteran hasta la desesperación. En presencia de ciertos congéneres sientes la necesidad de salir huyendo, sin embargo otros te cautivan y te embelesan con la cadencia y suave vibración de su voz.

Pero no solamente armonizan los átomos ciertas místicas musicales como los motetes de Tomás, sino que llegan a sanar los órganos y a regenerar la materia hasta mejorar su estructura y su función. Este es el fundamento de la Musicoterapia que bien aplicada puede sanar cualquier tipo de dolencia orgánica.

Las vibraciones provenientes del exterior pueden crear la gloria o el caos, pero las vibraciones que nosotros emitimos son tan creadoras como las que nos afectan. Por tanto tendremos cuidado, a partir de ahora, de levantar la voz y utilizarla como arma arrojadiza.
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