miércoles, 2 de diciembre de 2009

CARMEN, LA CARTONES

CARMEN, "LA CARTONES"

2.12.09

Me gusta que cada cual haga lo que le dé la gana siempre que le haga feliz lo que hace. Y si no le hace feliz es absurdo que lo haga, de manera que cuando alguien hace algo, será porque le gusta y le hace feliz.

Carmen, con Fernandito, el librero y Eliodoro Gallego, forman parte del paisaje palentino, como el Cristo del Otero o el Puente de Hierro. Encorvada, arrugada, sucia, con faldas hasta el borde sus calcetines mugrientos. Lo único que le falta es un pañuelo a la cabeza para ser igual que “Doña Rogelia”. Pero tiene un encanto que para sí quisieran los políticos. Siempre de acá para allá recogiendo cartones de los puntos de recogida de basura; siempre acarreando papelones mucho más grandes que ella, de manera que los tiene que llevar de lado para poder ver el camino. Siempre seria, comprometida con su trabajo, como si la hiciera falta para vivir; como si tuviera que alimentar a su prole. Pero no tiene prole y no aguanta ni a sus sobrinos a decir de las malas lenguas, que ¡vete tú a saber! El caso es que siempre lleva una mueca de medio risa socarrona que a mí me resulta alucinógena; como diciendo: Rite, rite, que como no te apartes tú…

Siempre que la veo la saludo, me mira y me responde a mí: “Adios, Carmen”, con un: “Adios, hombre”. Ella es feliz. Bendita sea Carmen con toda su mugre y con su andar vacilante y siempre acartonado. ¡Que Dios te bendiga!

FERNANDITO, EL LIBRERO

FERNANDITO, EL LIBRERO

2.12.09

Fernando forma parte del paisaje palentino. Palencia no sería igual sin la presencia de Fernando en conferencias, foros, exposiciones, plenos...Yo diría: Fernando y su "maletón"; el maletón que siempre le acompaña, unido tenazmente a su mano diestra. Siempre amable, siempre locuaz, siempre simpático. Siento que no me haya pedido "auto stop". Me hubiera gustado compartir con él un trayecto. Cuando le vea la próxima vez, le ofreceré hacerle un reportaje. Fernando, me caes muy bien. Junto con Miguel Negrete, Eliodoro Gallego y Carmen "la cartones", hacéis de esta ciudad una anécdota maravillosa. Enrique de Soto.

¿QUÉ LE PASA A NADAL?


¿QUÉ LE PASA A NADAL?

2.12.09


Con todos mis respeto a Nadal y a un deporte que me gusta ver en TV, pero que desconozco absolutamente.

Durante mi larga vida he practicado muchos deportes. Mi versatilidad era encomiable (Como no tengo quién me alague, voy a hacerlo yo mismo). Todo fibra, nunca tenía un tirón ni una distensión. Jamás he tenido una lesión hasta los 40. Entonces tuve una rotura fibrilar en el abductor de la pierna derecha, al dar una patada lateral sin calentar previamente. En aquellos tiempos imperaba la fortaleza física y el corazón. No había mucha competencia en ningún deporte de competición, porque los buenos eran buenísimos y los malos todos los demás. Las ligas de futbol, las de baloncesto, el tenis; cualquier deporte de alta competición, prácticamente tenía asignados los tres primeros puestos. Es lo que había. Ahora es diferente. Al olor de los sueldos millonarios y las primas estrambóticas, los deportistas se han puesto a entrenar como locos y se han igualado las potencias físicas. La diferencia ahora está en la concentración.




Yo no sabía lo que era la concentración hasta que no he empezado a practicar Tai Chi. Es una técnica oriental de defensa y ataque, cuyos movimientos son tan precisos y reglados, que de no estar en los que estás, es imposible que te salga un movimiento que se asemeje a la perfección. Empecé la disciplina queriéndome comer la técnica como siempre he tenido por costumbre, pero a los pocos meses me di con la cabeza en la pared. Uno de mis compañeros de disciplina, ya veterano, al pedirle por favor algún video donde pudiera ver los movimientos, me dijo que era inútil. Poco a poco –me recomendó- Es una bobada que veas nada en video o en un libro; al final vas a tener que asimilar los movimientos con el tiempo. A los dos años de practicarlo, he entendido lo que me decía Fernando: El Tai Chi es una disciplina cuyo aprendizaje se mide por décadas. Para practicarlo hay que estar pendiente de lo que haces si quieres que te salga algo parecido a la realidad purista que enseña el maestro Mendoza.

Esto es la concentración: Siempre pendiente de la secuencia de movimientos, de la posición de las manos, de la cabeza, del tronco, de los pies; de la sincronía entre los miembros, de la respiración…Y si te desconcentras no das ni una a derechas; no te sale nada. Ni que decir tiene, que si tienes problemas personales, practicar una de estas artes marciales, es un magnífico antídoto contra el estrés. No piensas, no padeces. Es una meditación de dos horas; las que duran las clases que yo hago. Dos horas concentrado centran mucho. Y yo me propongo estar centrado y concentrado todo el tiempo. Imagino cómo será un deporte de competición con respecto a la concentración. No te puedes permitir un pensamiento diferente de lo que tienes que hacer en cada momento, porque una distracción puede suponer perder un punto vital.

Nadal, por sus problemas personales, está desconcentrado; pensando en su culo y no en el juego. Pero no hay mal que cien años dure, ni cuerpo que lo aguante. En su caso ya no necesita la pasta de los premios: ya tiene suficiente para retirarse. Así que tendrá que tirar de él la afición y las ganas de ganar. ¿Llegará un día en el que se le olvide definitivamente el problema familiar? Categóricamente, sí. Pero ¿cuánto le durará la tontería? Ni él mismo lo sabe. Puede recapacitar, centrarse y romper con el pasado en un mes, en un año o seguir haciéndose pajas mentales hasta que se muera. Pero, cuidado, es un deporte de juventud que no te permite estar pensando en el mañana. Es una lástima. Si no hubiera sido por su problema, a estas alturas podía haber ganado 8 ó 10 títulos más.

lunes, 30 de noviembre de 2009

DEJAR DE FUMAR ES POSIBLE


DEJAR DE FUMAR ES POSIBLE

30.11.09


No está demostrado de una manera fehaciente que el tabaco produzca cáncer de pulmón ni de laringe ni de boca ni de lengua. Es una simple deducción médica basada en la estadística. En mis cuarenta años de ejercicio de la medicina, jamás he leído en una revista de solvencia los experimentos que hayan demostrado, taxativamente, que el tabaco es el responsable del carcinoma humano, que en nada tiene que ver con el carcinoma en animales de experimentación. Es un hecho cierto, no se me ocurre negarlo, que el tabaco es un irritante poderoso de mucosas: de la boca, de la faringe, de la laringe, de la tráquea y de los bronquios, por orden descendente. Sin embargo me niego a creer que el tabaco desencadene, per se, un tumor maligno. Y, aunque así fuera –que insisto, no lo es- en nada variaría mi planteamiento para que el tabaco perjudique mínimamente al hombre (No lo digo para ofender, siempre se ha englobado en la palabra hombre al espécimen del género humano, sea cual sea su sexo).

Los ciudadanos, en general (Meto en la palabra a personas de ambos sexos), no tienen el respeto debido a las cosas y a sus congéneres. Y los objetos y a las personas que nos rodean y conviven cotidianamente con nosotros, hay que respetarlos con un trato exquisito; impecable. Hay que abrir las ventanas de la casa de par en par, en invierno y en verano, para que la casa se airee y respire. Es el “ventilar” de nuestras madres. “Abre las ventanas que hay que ventilar” –he oído a mi madre toda la vida-. Hay que eliminar el polvo –no sacudiendo las alfombras y las mopas por la ventana, que eso son prácticas del pueblo-, sino aspirando concienzudamente, que para eso se han inventad las aspiradoras. Hay que doblar la ropa después de quitársela, porque, si no, la ropa se arruga, se taza y se deforma. Cuando se mueven muebles, sillas, butacas, no es conveniente arrastrarlas porque se raya el suelo. El culo de los cacharros y de las sartenes de cocina hay que limpiarlos tenazmente con estropajo de aluminio para quitarles las quemaduras (si tengo tiempo os contaré la anécdota de mi amiga Cristina, a quien una pariente la regaló, como si de un tesoro se tratara, una sartén carbonizada). No se pueden golpear los objetos que no funcionan a la primera, ni darle patadas al coche porque no arranca. Hay que cuidar y mimar a la gente que te cuida y que te mima; hay que regar el jardín para que no se sequen las flores.

Me ha salido un pequeño tratado de “Cómo actuar en la vida, para escrupulosos”, pero no pretendía aleccionar a nadie sobre hechos que son incontrovertibles y que debían de estar en las prácticas diarias de todo el mundo, porque todas las actitudes tienen su parte práctica, su parte estética y su parte moral. Así, no pueden pensar de qué color van a pintar el techo mientras hacen el amor con su marido/marida… , por ejemplo. Pues, Señor, hay mucha gente que no demuestra ningún respeto a sus semejantes, a los objetos, ni a nada. Y aquí meto a los fumadores –a casi todos, por no decir todos-…En este momento me acabo de acordar de aquel chiste en el que una persona humana pregunta a otra del mismo género, estirpe y condición, si sabe cómo de llaman los habitantes de Guadalajara, y el interpelado contesta: “No, todos no” Sigo. Los fumadores no le tienen ningún respeto al tabaco. Fuman en cualquier lugar y en cualquier circunstancia: en la montaña, en la playa, haga frío o calor, trabajando, estudiando, viendo la televisión, comiendo, follando…Se les fuman los cigarros los ceniceros, que es el colmo del desinterés, y no se acuerdan cuándo se han fumado el último. Están ansiosos e insatisfechos; son el colmo.

Otra reflexión es el complejo de culpa que sufren los fumadores. Se consideran como peleles por no ser capaces de dejar una cosa, que ellos saben positivamente que les perjudica hasta el extremo de dar con sus huesos en la tumba. Yo sé que me perjudica, pero no hay huevos de dejarlo.

Hasta ahora tenemos varios argumentos que constituyen los pilares de mi propuesta:

- El tabaco no produce cáncer. Lo más, una irritación de mucosas.

- Con esta premisa, ya no existe el complejo de culpa, porque el tabaco no te va a matar.

- No le tienes respeto al tabaco, y al tabaco hay que respetarlo como a cualquier objeto o a cualquier adlátere.

- Fumas en cualquier sitio y bajo cualquier circunstancia. La mayoría de tus pitillos se los fuma el cenicero a medias contigo.



Las dos primeras aseveraciones son obvias; tienes que creerlas a pies juntillas. Las dos siguientes tienes que tenerlas integradas porque son verdad.

Mi propuesta final: Ritualiza el acto de fumar. No fumes a tontas y a locas. Piensa en lo que haces. Sácale el mayor partido al hecho de fumar, puesto que te gusta tanto.

Cuando te propongas fumar, sólo fuma, no hagas nada al mismo tiempo. Apártate para fumar a un sitio tranquilo y, a poder ser sin factores de interrupción. Siéntate cómodamente, enciende una vela y un incienso. Prende el cigarrillo como los fumadores de puros encienden su veguero, con paciencia, con mimo. Agita el pitillo para que se airee una vez encendido. Y, por fin, dale la primera calada degustando, paladeando, embocando el humo, sintiendo como resbala por la lengua, por la tráquea, hasta llegar a los pulmones. Luego hazte consciente del recorrido en sentido inverso hasta que lo exhales por la boca y por la nariz. Coméntate cómo te sientes en voz alta: ¡Qué bueno está esto! Esta chupada me ha llegado hasta el dedo gordo del pie derecho. No me extraña que la gente se enganche al tabaco ¡Qué bueno está! ¡Qué placer! Y así, centímetro a centímetro, hasta el agotamiento de la fuente de deleite. Y con cada cigarro, lo mismo, la misma técnica, el mismo placer.

Yo aseguro, según mi experiencia, que si siguen ustedes este método –nada fácil por otra parte. Nadie dijo que fuera sencillo ser impecable-, si no dejan de fumar, fumarán 2 ó 3 cigarros al día. La OMS (Organización Mundial de la Salud) juzga como permisible hasta 5 cigarrillos al día. ¡Que ustedes lo fumen bien!
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