miércoles, 16 de noviembre de 2016

¿QUÉ TENEMOS EN LA CABEZA LOS SERES HUMANOS?


Bonita época la que estamos viviendo y la que nos toca vivir. Hemos asistido, no sin cierto temor, a acontecimientos tremendos: tsunamis, terremotos devastadores, volcanes amenazantes, guerras sin piedad, cambios de gobierno, erradicación de doctrinas, pensamientos y dogmas; cambios de estrategias en los países para lograr una absoluta sumisión de los ciudadanos; atentados en nombre de Alá –lo que equivale a tomar el nombre de Dios para cometer millones de asesinatos–, cambios de clima, sequías tremendas, hambrunas…No lo entiendo; no entiendo cómo asistimos a toda esta serie de acontecimientos con cara de póker, como si tuviéramos un as en la manga que nos proporcionara la patente de corso para ganar cualquier clase de jugada.

Seguimos empecinados en la idea de que Dios no existe, de que el signo del dólar es el actual faro que guía al ser humano a ‘el dorado’. En nombre de Dios se cometen todo tipo de atrocidades y, sin embargo, la humanidad se está perdiendo la fe o, cuanto menos, nadie tiene clara la gran verdad que hará que reine algo todopoderoso en la tierra. Los budistas adoran a Buda y sus verdades, los cristianos adoramos al Dios del Evangelio, los protestantes fundan en La Biblia cualquier duda, los hinduistas se miran en los textos védicos. Cada cual va a lo suyo guiados por la absurda idea de que ‘alguien o algo’ les sacará, a última hora, cuando estén a punto de precipitarse al vacío, de su marasmo mental. Nadie cree en sí mismo, nadie actúa con criterio e independencia, nadie ha creído, ni cree en el hombre como creación suprema de un Dios Mayor. Todos nos creemos hijos de un dios menor, vengativo, caprichoso, autoritario, fan de sus creyentes y enemigo de los que no creen en Él. ¿Qué padre sumiría a sus hijos en la incertidumbre, en el caos mental que supone saber; creer, que si no seguimos fiel y escrupulosamente sus doctrinas, sus mandatos, podemos perecer en el fuego eterno? ¿Quién sería capaz de regalar a su hijo un automóvil lujoso para, inmediatamente prohibirle su uso bajo la pena capital?

Yo, lo confieso en este foro, creo en Dios; en un Dios Mayor que ha creado el Universo y ha dotado a sus hijos con recursos suficientes para su sustento; que les ha dado el poder de crear con su pensamiento, el poder de hacer algo de la nada, el poder de ser felices con sus propios recursos, sin apoyarse en luminarias, escayolas o montajes extraños. Pero también les ha dotado del poder de transformar esta vida en un auténtico infierno para sus semejantes. El infierno en la Tierra. No está en ningún otro lugar, no hay que esperar a dejar nuestro cuerpo para pasar de plano y caer en el lugar destinado por Dios para aniquilar, mediante el fuego devastador, a aquellos hijos suyos queridos, que no cumplan con sus mandatos, para caer en el infierno. El verdadero infierno lo ha creado el hombre a base de egoísmo, de jactancia, de orgullo, de necesidad de aparentar ser tan poderoso como el Dios que lo creó. El fuego del infierno está aquí, no hay que buscarlo en ningún otro lugar; el infierno es ahora en la Tierra, no hay que esperar al momento de la muerte para dejar de creer en él.

¿Dónde está el temor de Dios que impedía a la gente robar, asesinar, maltratar, humillar? ¿Dónde está el Dios de nuestros padres? ¿Dónde el criterio, la bondad, la honradez, la solidaridad, la caridad, el deseo de excelencia, la pulcritud y la impecabilidad en nuestros actos, pensamientos y palabras? ¿Dónde la verdad? Todo está en un lugar donde nunca se nos ocurrirá buscar, donde siempre ha estado oculto como un tesoro, donde Dios lo guardó celosamente, para que sus hijos lo encontraran siempre que quisieran; en un lugar cercano, caliente, amoroso: En el interior de cada ser humano. Basta cerrar los ojos y no pensar, para darte de bruces con la luz, lo sublime y con Dios.





domingo, 13 de noviembre de 2016

VIDA


    
Vivo muy bien. Tengo lo que necesito, a pesar de que estoy abierto a recibir mucho más de lo que necesito. Tengo respeto y amor de mi pareja. Tengo una casa confortable, 4 gatos, una cocina en la que me relajo y mucha gente que me aprecia. Algunos creo que que…hasta me quieren.


Tengo la suficiente edad para decir lo que me apetece, a pesar de la gentuza que se siente afectada y me incoa expediente administrativo por transcribir en Facebook los textos de los demás. Voy a seguir contando mis experiencias, mis vivencias, mis anhelos y mis más íntimas ideas. Simplemente porque me da la gana, y al que no le guste, ya puede pensar en ir incoando muchos expedientes administrativos. Gustosamente gastaré mi cuantiosa fortuna en pagar las multas de estos sandios, tontos útiles, que por ‘nada’ son capaces de vender a Jesucristo por 40 monedas de plata.

Tengo que confesar. no sin rubor, que llegué a Palencia en el año 78 para hacerme cargo del Servicio de O.R.L. de la Residencia Lorenzo Ramirez. Desde esa fecha, por h o por b, no han parado de darme por el culo; de una manera o de otra; desde quitarme la plaza de Jefe de Servicio, que por derecho me correspondía, hasta jubilarme a destiempo, no darme nunca ni un solo adjunto que pudiera ayudarme en mi labor médico-quirúrgica, no pagarme las guardias localizadas, incompatibilizarme por el artículo 23, echarme literalmente y sin demostrar nunca ningún motivo plausible, de la compañía de seguros médicos adeslas, que me proporcionaba el 80% de los pacientes que recibía en mi consulta, etc., etc.

Posiblemente yo me lo programé para pagar, quién sabe si un karma adquirido en otra vida; pero me lo programé muy jodido. Vine a lavar mi alma a una bella ciudad, a orillas del Carrión, que estaba, muy a pesar mío, llena de palentinos, que cumplieron fielmente con su cometido. Nunca pude montar un servicio como el que, en Madrid era referente de todo el noroeste de España, incluida Palencia. Nunca pude hacer nada notable porque nunca me lo permitieron. Pero os aseguro que hay vida fuera de Palencia; hay hospitales, sólo a 45 km, que son modélicos en dirección, actuaciones, normativa, trato y ejercicio profesional. Hay mucha vida fuera de Palencia; sólo lo sabe el que viene de fuera o el que se va muy lejos y vuelve a la "tranquilidad de la charca". 

Es interesante, de vez en cuando, tomar perspectiva y darse cuenta de lo que aquí se cuece, al margen de toda consideración organizativa, normativa, académica o solidaria. Aquí hasta las ONGs están contaminadas. La negatividad, el desorden, la anarquía, el caciquismo y la molicie, se extienden como la niebla que a veces se levanta a orillas del río, contaminando a todo lo que engloba.

Hay gente buena: tres o cuatro, por la que merece la pena luchar...pero poco. Ya a estas alturas uno pierde la esperanza de transmitir a los demás lo que uno ha aprendido. Paz y bien para esta ciudad maravillosa, llena hasta las trancas de palentinos.


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