viernes, 1 de junio de 2012

LA FUENTE

Me he permitido sacar esta carta del mazo del Tarot de Osho.



Arcanos Menores. Palo de Fuego. As de Fuego.    

   

 Comentario:

Cuando hablamos de estar "enraizados" o "centrados", es de esta carta de lo que estamos hablando, de La Fuente. Cuando iniciamos un proyecto creativo es con esta fuente con la que sintonizamos.

  Esta carta nos recuerda que hay una vasta reserva de energía disponible para nosotros y que podemos obtenerla, no mediante el pensamiento y la  planificación, sino permaneciendo  lo suficientemente enraizados, centrados y silenciosos como para ponernos en contacto con ella. La Fuente está dentro de cada uno de nosotros como un sol personal, individual, que nos da vida y nos nutre. Es energía pura, disponible, vibrante, lista para proporcionarnos  aquello que necesitamos a la hora de llevar algo a cabo, y lista para darnos la bienvenida cuando volvamos a casa y queramos descansar.

  Por tanto, bien sea que estés en el comienzo de algo nuevo y necesites inspiración inmediata, o hayas acabado de terminar algo y quieras descansar, ve a la fuente: Siempre te está esperando y ni siquiera tienes que dar un paso fuera de tu casa para encontrarla.

♦ ♦ ♦

 El Zen te pide que salgas de la cabeza y vayas a la fuente básica... No es que el Zen no sea consciente de los usos de la energía en la cabeza, son que  si toda la energía se utiliza ahí,  nunca vas a tener conciencia de tu eternidad... Nunca vas a saber, a modo de experiencia, en qué consiste ser uno con el todo.

 Cuando la energía está precisamente en el centro, vibrante, cuando no se desplaza a ninguna parte, ni a la cabeza ni al corazón, sino que está en la mismísima fuente de donde el corazón la obtiene, vibrando en ella… esto es el verdadero significado Zazen.  Zazen significa ubicarse simplemente en la propia fuente, sin moverse a ningún lado para surja una fuerza tremenda, una transformación de la energía en luz y amor, en una vida más grande, en compasión, en creatividad. Puede tomar muchas formas, pero primero tienes que aprender a permanecer en la fuente. Entonces la fuente decidirá cuál es tu potencial. Puedes relajarte en la fuente que te llevará a tu verdadero potencial.

(Osho, The Zen Manifesto: Freedom from Oneself Chapter 11)




miércoles, 30 de mayo de 2012

PARANOIA







He tenido mucha suerte en la vida. Paradójicamente pienso que la suerte es la meditada reflexión de las cosas de cada día, pero en aquella ocasión yo no reflexioné, alguien debió de meditar por mí.

Corrían velozmente los años 50 y yo trataba de alcanzarlos al galope tendido. Mis dos hermanos menores: José María (Chema) y José Manuel (Chemita) andaban, el primero imitando a un  estudiante; el segundo todavía jugando a las chapas. Vivíamos en una casona enorme y destartalada de la calle de las Huertas de Madrid. Era un primer piso –principal lo llamaban entonces– y a pesar de ello tenía una enorme terraza que daba a los patios interiores de toda la manzana, que proporcionaban luz y ventilación a todas las viviendas. En el tercero había una pensión para estudiantes que se llamaba Pensión Elvira, como la propietaria. Su nieto, que vivía en el cuarto piso con sus padres, era mi mejor amigo. Con él jugaba, con él me peleaba y con el competía.
Yo estudiaba la carrera de medicina y él, Juan Ignacio, se metió de auxiliar de vuelo en Iberia. Eso le permitía vivir muy bien, pero acompañaba al sueldo, como pegado con ‘sinteticón’, el peligro de la Marihuana, que en Colombia, donde él iba por lo menos dos veces al mes, se vendía a dos pesetas el kilo. Cuando llegaba a casa con el alijo congregaba a todos los amigotes. Nos juntábamos al olor de la maría, y encima de una mesa redonda que servía para todo, abría el paquetón y nos dedicábamos a desmenuzarla y a separar los cañamones. Sólo con el polvillo ya te colocabas. Aquello, en comparación con las mierdas que se fumaban en España era ‘para negra’.

Yo era muy temeroso, rallando en la hipocondría supina, pero aquel día me decidí a echarme un ‘porrete’ para ver lo que pasaba. Dicen que los primeros porros te sacan de dentro una frase hecha: «…Pues yo no siento nada» provocada por las ganas de nuevas sensaciones y experiencias oníricas. Después, llega la fase de la risa fácil por nada, más tarde la de la psicodelia, durante la que todo te parece maravilloso y diferente. Cuando llegué a ese punto, me enamoré de una fotografía de Marisol que vi en una revista del corazón y ardí de deseo por ella, que en situaciones normales no me gustaba en absoluto.
Nunca lo hubiera hecho, lo que siguió me marcó a fuego para toda la vida. Empecé a sentir una angustia tremenda, como si tuviera que hacer algo, ya. Me vibraba todo el cuerpo y sentía los latidos de mi corazón en cada uno de mis órganos, en todos mis aparatos, desde los pies hasta la cabeza. Después me empezó a entrar una angustia de muerte que no tengo capacidad para describir. Todos los que estaban por allí, al tanto de la fiesta, trataron de contralarme desesperadamente para que no ‘cantara la gallina’. La casa era grande, enorme, pero no hasta el punto de que no se oyera lo que estaba pasando en la otra punta.

En un momento me aceleré a tope, y era tanta mi zozobra, que salí corriendo en busca de ayuda. Entré en la habitación de mis padres, en la que, en ese preciso instante, estaba mi madre charlando con su prima Maruja. Descontrolado, me tiré en la cama y exclamé dramáticamente: «Mamá, ayúdame». Mi madre, alarmada, pero con todo el sentido de lo que estaba pasando –no era tonta y no sería la primera vez que tenía la mosca detrás de la oreja– me largó un valium para el cuerpo, que a los cinco minutos dio al traste con toda mi angustia. Me hizo acostar en una de las muchas camas que había en aquella casa de Troya, y me quedé plácidamente dormido agradeciéndo su ayuda y susurrando: «Mamá, te quiero…»
Chema y Chemita no tuvieron tanta suerte. Ambos siguieron enganchados a la maría, que les metió hasta el cuello, a uno en el caballo, y al otro en la farlopa. Chema, en una casa de deshabituación, se enrolló con una interna que le pegó un SIDA del que murió al poco tiempo, después de arrastrar a mi madre a una vida que no se merecía. Chemita murió recientemente de un carcinoma de pulmón a consecuencia de sus excesos con la farlopa. Ambos perdieron a su mujer y a sus dos hijas –engendraron a dos maravillosas criaturas cada uno, de las que no pudieron gozar. Sus esposas, perfectas amas de casa, se hartaron, a pesar de que ambos eran adorables en otros conceptos, de sus acosos, de sus malos tratos, de sus reproches, de sus paranoias, de sus insultos, de sus amenazas, y acabaron separándose.

No tuvieron, evidentemente, la suerte que me regalaron a mí (sin meditar, ni reflexionar), de sufrir un ‘muermo’ la primera vez que se me ocurrió aspirar hasta los pies el humo de un porro de maría en flor, colombiana; lo más puro que se podía conseguir en aquella época. ¡Gracias!.
LU4E. :) no :(

TENDIENDO A LA EXCELENCIA





A la pregunta obligada de: «¿Qué tal estás?» Sigue, indefectiblemente, una contestación negativa: «Pues mal... ¡Con la que está cayendo…!» o «Jodido ¿Cómo quieres que esté? ¿O es que tú estás bien?» o «Sobreviviendo» o «Capeando el temporal»…Lo extraño, inusual e insólito es oír una contestación positiva. No sé quién, ni dónde inventó aquello de: «Yo, cuando me preguntan qué tal estoy, siempre digo que bien. Si es un amigo se alegrará; si un enemigo se fastidiará. En cualquier caso sabré que la contestación ha satisfecho mis intenciones». Tiene su ‘puntillo’, la verdad. Pero la contestación por excelencia, “La Contestación”, la ha elaborado Juanjo Mendoza, nuestro instructor de artes marciales, que, siempre que le preguntan ¿Cómo estás?, contesta: «Entre bien y excelente». Todo el mundo se sorprende, se sonríe y la mayoría la adopta para prodigarla por ahí.
Yo, sin ir más lejos, siempre contestó de esta forma a la pregunta ¿Qué tal estás?: Entre bien y excelente. Pero últimamente Juanjo ha introducido una coletilla que suma a la contestación de siempre: «Entre bien y excelente, y mejorando» ¡Toma calidad de vida! Y, encima, mejorando ¿Qué más se puede pedir?
El punto entre bien y excelente es, muy bien, y si mejoras pronto llegarás al excelente. Pero está bien darle el puntillo de dinamismo a la contestación. Eso quiere decir que no estás quieto en el muy bien, porque te mueves constantemente hacia la excelencia. Es similar al «Progresa adecuadamente» de las evaluaciones de la enseñanza primaria.
Pues claro, hombre. ¡Siempre quejándose y contando penas!... Alguna vez hay que ponerse positivo y contestar algo que resuene en una frecuencia alta y vibrante, que mejore la situación progresivamente. Porque esa es otra. Las palabras tienen su vibración propia, unas positivas y otras negativas. Y el tono es importante. Si emites una palabra con vibración negativa y encima la gritas, el coctel puede ser explosivo. Si, por el contrario, hablas con palabras de vibración positiva y las susurras, todo el mundo se relaja y se siente bien en tu presencia. Si es eso lo que pretendes no pierdas tiempo y empieza a pensar qué vas a decir y en qué tono antes de hablar.
Si lo que vas a decir no es más bello que el silencio, ¡Cállate!
lu4e.




martes, 29 de mayo de 2012

LA RIQUEZA, LA SABIDURÍA Y LA FORTALEZA DE LA TORÁ





¿Qué es "la Torá"? En hebreo "Torá" significa "enseñanza, dirección, instrucción."

La Torá está formada por los cinco primeros libros del Antiguo Testamento: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio. En estos libros se recogen las normas prácticas del pueblo judío que todavía hoy cumplen, y algunos proverbios.
Entre ellos –entre los proverbios– hay tres respuestas, a tres preguntas que están en la mente de todo humano: ¿Quién es sabio?, ¿Quién es rico?, ¿Quién es fuerte? Todos, de una manera u otra, nos evaluamos constantemente y buscamos el beneplácito de los demás y su aceptación. No hay cosa más triste en esta vida que sentir el rechazo del prójimo y ver en su cara la reprobación ante nuestros actos. De esta manera, procuramos cumplir con ciertas normas y aprender de nuestros mayores ciertos comportamientos, ideas y conceptos para merecer la aprobación de la familia, de la tribu, del pueblo, de la ciudad…

La sabiduría es una joya preciada que eleva al individuo a cotas muy altas de conocimiento, y con ellas, a una correcta evaluación de las cosas, de las circunstancias, de los hechos. Uno se pregunta si los conocimientos académicos son suficientes para considerarse sabio. No, el conocimiento académico, el título, no basta; es necesario complementar el conocimiento científico con algo más, ese factor que impregna al anciano de sabiduría a lo largo de los años: la experiencia. Y ésta se consigue viviendo los hechos y dejándose impregnar por la veteranía de los demás. Esta es la respuesta de la Torá a la primera pregunta ¿Quién es sabio? Es sabio el que aprende de los demás.
La Riqueza  es la meta de todo el mundo; llegar a un punto en el que te sientas protegido por tus pertenencias, por lo que posees, por lo que atesoras. Y por ella luchas, te afanas y, a veces, no te importa lo que pueda pasar a tu alrededor. Tu meta es muy precisa: Llegar a tener más dinero que nadie, porque el dinero da poder, el dinero da seguridad, el dinero da sexo y ‘amor’. Nos enseñan así desde la cuna. Hay que esforzarse en esta vida para llegar a tener, a poseer, a acumular, a ser más poderoso que el prójimo.

Pero bien es sabido que “El dinero no da la felicidad”. La felicidad está donde la colocó Dios en el acto de la creación de cada ser humano: dentro de cada uno. No está fuera, no está allí, en el dinero, en las posesiones, en el amor, en la pareja, en los hijos… La felicidad no se puede encontrar fuera porque está dentro de cada uno. ¿Quién es rico? Es rico el que se conforma con lo que tiene. El que carece de ansias de riqueza, el que prefiere ser a tener.

La Fortaleza es un bien físico y mental deseado por todo el mundo. Ser físicamente fuerte nos coloca en un plano más elevado que el resto. Ser un Sansón en medio de pigmeos es un hecho que dota al ser que lo posee de unas cualidades mentales superiores y por tanto le confiere seguridad y poder. Así, el poder físico hay que complementarlo con el poder mental porque, si no, el león no se reconocerá como tal en medio de una manada de corderos. El león solamente cobró confianza en sí mismo cuando alguien le hizo reconocerse en la superficie de un lago. Es superior, pues, el poder mental al físico. Por tanto. ¿Quién es fuerte? Es fuerte el que vence sus pasiones. El que se deja arrastrar por las pasiones que determinan los pecados capitales, nunca podrá ser fuerte de espíritu. Sólo aquel que vence la propensión a la ira, la pereza, la gula, la lujuria, la avaricia, la envidia y la soberbia, puede considerarse como verdaderamente fuerte.

¿Quién es sabio? Es sabio el que aprende de los demás.

¿Quién es rico? Es rico el que se conforma con lo que tiene.

¿Quién es fuerte? Es fuerte el que vence sus pasiones.

lunes, 28 de mayo de 2012

LA BANCA







Los bancarios no lo tienen fácil. Últimamente la gente está muy agresiva con ellos, y, en realidad están trabajando por un sueldo muy discreto. Bien es verdad que se someten a los programas de los jefes en materia de ventas y colación de productos de los que, la mayoría de las veces, no cuentan al cliente más que lo que ellos quieren. Por otra parte hay ‘listillos’, vendidos a los poderes del banco, que se dedican a meter en las cuentas débitos por cualquier concepto: 40 € por aquí, 30 € por allá. Y si no surgen protestas, todas esas cantidades suman muchos miles de euros al mes que se ingresan en las arcas del banco.
La banca surgió por la necesidad de facilitar el trueque y la utilización de los activos en metal. Así nacieron los orfebres que tenían a su cargo los capitales en metálico y respondían de ellos con documentos firmados para que el impositor no tuviera necesidad de acudir al orfebre a por sus monedas. Así el orfebre se convierte en banquero.

Así llega el banco hasta los tiempos modernos, después de sufrir multitud de avatares. Y en este momento las funciones de los bancos se reducen a: 1.- La intermediación del Crédito. 2.- La intermediación de los pagos y 3.- La administración de los capitales. Se entiende que está montado el negocio en el que el banco se lucra de las imposiciones de los clientes para hacer sus propios negocios o para facilitar préstamos con interés –lo que sigue llamándose usura de agiotistas y logreros.
Como tal negocio, está sometido a los vaivenes de los mercados, y unas veces ganan y otras pierden. Pero, hete aquí que, ahora, por circunstancias que quiero entender que son intenciones espurias por parte de los banqueros y sus socios, el negocio, debido a diferentes factores, no funciona. Los negocios son así: unas veces funcionan y otras no; unas veces arriba y otras abajo. Y cuando un comerciante fracasa en sus gestiones, el Estado no acude en su ayuda, sólo se le permite acudir a un banco para pedir un crédito e intentar reflotar su maltrecho peculio.
Sin embargo el Estado acude en defensa de los bancos inyectándoles capital de los contribuyentes y de las arcas públicas. ¿Para qué? Para que los accionistas y los dueños no sufran detrimento de sus capitales. Sólo y exclusivamente para eso. No he oído de ningún carnicero, pescadero, comerciante de telas, mecánico, etc. Que fracasado su negocio acuda presto el Estado a su rescate. Sin embargo con los bancos, sí ¿Por qué?. El Estado debía de acudir en defensa de los impositores, que son los ciudadanos que tienen depósitos dinerarios en el banco, no en defensa de los dueños. A los dueños y a los accionistas que les den. Como cualquier ciudadano han arriesgado su dinero y no tiene que acudir el Estado en su rescate. ¡Que se hundan! Y que sólo salgan a flote los impositores con ayuda del Estado.






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