sábado, 16 de enero de 2010

¡FACHA! (Parte 3)

José Antonio Primo de Rivera


José Antonio Primo de Rivera habla del fascismo en el diario ABC el 22 de marzo de 1933, en una carta dirigida a su director Juan Ignacio Luca de Tena. Algunas de sus afirmaciones son las siguientes:

El fascismo no es una táctica: la violencia. Es una idea: la unidad. Frente al marxismo, que afirma como dogma la lucha de clases, y frente al liberalismo, que exige como mecánica la lucha de partidos, el fascismo sostiene que hay algo sobre los partidos y sobre las clases, algo de naturaleza permanente, trascendente, suprema: la unidad histórica llamada Patria. La Patria, que no es meramente el territorio donde se despedazan aunque sólo sea con las armas de la injuria varios partidos rivales ganosos todos del Poder. Ni el campo indiferente en que se desarrolla la eterna pugna entre la burguesía, que trata de explotar a un proletariado, y un proletariado, que trata de tiranizar a una burguesía. Sino la unidad entrañable de todos al servicio de una misión histórica, de un supremo destino común, que asigna a cada cual su tarea, sus derechos y sus sacrificios.

En un Estado fascista no triunfa la clase más fuerte ni el partido más numeroso que no por ser más numeroso ha de tener siempre razón, aunque otra cosa diga un sufragismo estúpido, que triunfa el principio ordenado común a todos, el pensamiento nacional constante, del que el Estado es órgano.

Para encender una fe, no de derecha (que en el fondo aspira a conservarlo todo, hasta lo injusto), ni de izquierda (que en el fondo aspira a destruirlo todo, hasta lo bueno), sino una fe colectiva, integradora, nacional, ha nacido el fascismo. En su fe reside su fecundidad, contra la que no podrán nada las persecuciones. Bien lo saben quienes medran con la discordia. Por eso, no se atreven sino con calumnias. Tratan de presentarlo a los obreros como un movimiento de señoritos, cuando no hay nada más lejano del señorito ocioso, convidado a una vida en la que no cumple ninguna función, que el ciudadano del Estado fascista, a quien no se reconoce ningún derecho sino en razón del servicio que presta desde su sitio. Si algo merece llamarse de veras un Estado de trabajadores, es el Estado fascista. Por eso, en el Estado fascista y ya lo llegarán a saber los obreros, pese a quien pese los sindicatos de trabajadores se elevan a la directa dignidad de órganos del Estado.

Emilio Gentile

Emilio Gentile describe el fascismo como "la sacralización de la política" a través de métodos totalitarios.

Robert Paxton

Robert Paxton, profesor emérito de la Universidad de Columbia, define el fascismo en su libro Anatomía del fascismo como:

[...] una forma de comportamiento político marcada por la obsesiva preocupación por el declinar, humillación o victimismo de la comunidad, así como por cultos compensatorios de unidad, energía y pureza, en los que un partido de masas o un conjunto de militantes nacionalistas comprometidos, trabajando en difícil pero efectiva colaboración con las élites tradicionales, abandona las libertades democráticas y persigue, con redentora violencia y sin restricciones éticas o legales, metas de limpieza interna y expansión externa.



Expuesto lo anterior, se deduce fácilmente, que el fascismo no es, ni más ni menos, que cualquiera de las doctrinas o ideologías o filosofías políticas que hemos reseñado, con la intención de dar una pincelada de cada una, para forma el cuadro más abstracto que darse puede. Es, sencillamente, una más. Con sus defectos y sus virtudes. Por supuesto mucho menos demagógica que la democracia y mucho menos autoritaria que el comunismo. Entonces, ¿por qué la consideran como un insulto? ¿Lo asimilan al gobierno del General Franco? ¿Y, qué? ¿Qué tubo Franco que no tuvieran Hitler, Mussolini, Stalin, Lenin…? ¿Qué hizo Franco? Oponerse frontalmente al Socialismo, que había sido la perdición de todos los países donde imperó por algún tiempo, y en los que todavía impera –Cuba, por ejemplo-. ¿Y sólo por eso esgrimen la palabra, el epíteto, como si fuera un pecado del que un hubiera de arrepentirse eternamente?

Es como si la derecha de España llamase a Teresa Fernández de la Vega “¡Socialista, que eres una socialista. Sociata, so sociata…!” Y ella se diera por aludida, recordando, por ejemplo, todos los crímenes que perpetró el partido socialista obrero español antes y durante la guerra civil. Que fueron, muy parecidos o peores y más numerosos, que los que se cometieron por parte de la derecha. Puestos a poner en marcha la “memoria histórica”, a ver si tomamos algún reconstituyente cerebral y recordamos todos de dónde venimos y hacia dónde vamos.

Desde ahora, cuando me tachen de “Facha”, contestaré: ¡Sí, y a mucha honra!.

En la próxima y última entrega –la cuarta-, tengo intención de mostrarles un apéndice, donde expongo las definiciones de algunos regímenes políticos de los que hablo en este trabajo.

(Continuará)



PERDER PARA GANAR (Victoria pírrica)

Esta es la grandeza de las probabilidades, de los factores de incertidumbre, de la concatenación de posibilidades y del factor azar. A esta sí se la puede calificar de victoria pírrica, porque, mediante un gran esfuerzo se vence en una batalla, pero el resultado no sirve para nada en el computo de la guerra. He rogado a los hados que perdiera el “FCBARCELONA, més que un club” algo, algo, por caridad. Que estos chicos descansen de su presión mediática, de la carga que supone ser omnipotentes, super, super y super de la muerte. Es que les iba a dar algo, un trastorno de Bazo, o algo. No se puede ganar todo en esta vida. Bueno, sí se puede, pero no se debe. ¡Que ninguno estamos preparados para esto, Señor! ¡Qué bochorno! ¡Desde Abril del 2009 ganando todos los títulos a los que se han presentado! Y porque no había más. ¡Me cachis!

Insisto. De vez en cuando viene bien una dosis de humildad, incluso para los sublimes de la elite de cualquier actividad en la vida. En el deporte, como en el deporte; y en la vida, con humildad y sin prepotencia, ni risitas por lo bajini, ni escarnio, ni mofa, ni befa. Normalitos, buenos, ganadores, pero campechanos. Porque, si no, lo que se juegan es que, en vez de admiración, inspiren un odio que te cagas. Yo los admiro desde antes de los seis títulos, y ahora que han perdido la clasificación para la copa del Rey, mucho más. ¡Caray! Ahora son humanos y se han colocado a nivel de todos los demás. Muchos de los que les denostaban, ahora están empezando a fascinarse con ellos. Muy bien, requetebién. Ahora están las cosas normales, y no habrá nadie a quien le dé pigricia hablar bien del “FCBARCELONA, més que un club”.

Esto no quiere decir que tengan que perder por obligación, pero sí por devoción. No hay cosa que inspire más odio y desprecio a los demás que un ganador prepotente y gilipollas, alentado por su representante. Me viene a la memoria un chaval, elato él, chulín, fuertote, mal encarado. Que, además, ganaba a las tabas, al taco, a las canicas, a las carreras de chapas, al rescate, a “rusia” y a lo que se pusiera. Estaba superdotado para dar por el culo a los demás. Y a fe que lo hacía, y, bien. Nadie se atrevía con él: Te podía estar pateando en el culo hasta que te perdiera de vista o hasta que se le cansase la pierna. Inspiraba respeto y miedo. Un buen día, a mediados de curso, acertó a aterrizar en el colegio el hijo de un oficial de la base de Torrejón, que, por cuestiones laborales, llegaba en aquella fecha a Madrid. Era un muchachote alto y rubio. Entre el final de los pantalones cortos y las medias escocesas, dejaba ver unos pelillos incipientes que, a nuestra edad, eran un dato de hombría que provocaba admiración. Colt, se llamaba.  Como el inventor del afamado revolver americano que salía en las películas del Oeste. Una mañana, el prepotente, quiso medir sus fuerzas con él y le puso una zancadilla cuando pasaba corriendo por su lado. El hombretón americano, fue a dar con toda su anatomía al suelo y rodó aparatosamente, tal era la velocidad que llevaba. Se levantó, se miró la sangre de una de sus rodillas, se sacudió el polvo de los pantalones y al alzar la vista para mirar a su verdugo, vio como le hacía una higa. Le pidió explicaciones educadamente y con su acento americano, y el otro le hizo otra higa como única respuesta. El american people, sin explicaciones y sin dilación, se acercó a una distancia de tiro y le propino un puñetazo en plena cara, que le hizo caer al suelo medio noqueado. ¡Un puñetazo en la cara! ¡Le había dado un puñetazo con el puño cerrado! Aquella actitud era inédita en nuestro círculo y a nuestra edad. Eso sólo se veía en las películas. Nosotros nos limitábamos a darnos manotazos, a cogernos por el cuello e intentar tirar al suelo al contrario. Aquello del puñetazo nos dejo estupefactos. Pero lo más relevante es que todos nos alegramos. A partir de aquel momento, el prepotente, asqueroso de Gustavo, se hizo más humano y acabó siendo amigo de Colt y de otros muchos que empezamos a considerarlo como mortal.

¡FACHA! (Parte 2)

Franklin D. Roosevelt


Franklin Delano Roosevelt, Presidente de los Estados Unidos entre 1933 y 1945, en su texto de 1942, Mensaje del Presidente de los Estados Unidos transmitiendo recomendaciones relativas al fortalecimiento y la imposición de las leyes antitrust, describió el fascismo de la forma siguiente.

La primera verdad, es que la libertad de una democracia no está a salvo si la gente tolera el crecimiento del poder en manos privadas hasta el punto de que se convierte en algo más fuerte que el propio estado democrático. Eso, en esencia, es el fascismo - la propiedad del estado por parte de un individuo, de un grupo, o de cualquier otro que controle el poder privado-.

Stanley G. Payne

Stanley G. Payne, en su obra de 1980 Fascismo: Comparación y definición, usa una larga lista de características para identificar al fascismo, incluyendo (entre otras):

Creación de un estado autoritario. Creación y control de un sector económico integrado en el estado. Uso de simbología fascista. Antiliberalismo (ver referencia en el apéndice en la última parte). Anticomunismo (“). Conservadurismo (“).

Roger Griffin

Roger Griffin pone el énfasis en el aspecto de la retórica popular fascista que reclama un "renacimiento" de la nación y la etnia entremezcladas. Según Griffin:

El fascismo se define mejor como una forma revolucionaria de nacionalismo, una que pretende ser una revolución política, social y ética, fusionando al "pueblo" en una dinámica comunidad nacional, bajo el mando de las nuevas elites infusas en valores heroicos. El mito central que inspira ese proyecto es el de que tan solo un único movimiento populista e interclasista de purificación, un renacimiento nacional catárquico (palingénesis), puede detener la ola de decadencia.

También según Griffin, durante los años 1990 se desarrolló un amplio consenso académico en el ámbito de las ciencias sociales dentro del mundo angloparlante, centrado en la siguiente definición de fascismo:

El fascismo es una forma genuínamente revolucionaria de anti liberalismo transcláseo, y en su último análisis, nacionalismo anticonservador. Como tal, es una ideología profundamente inmersa en conceptos de modernización y modernidad, ha asumido una considerable variedad de formas externas para adaptarse al contexto histórico y nacional particular en el que aparece, y ha desatado una gran cantidad de corrientes culturales e intelectuales, tanto entre la izquierda como entre la derecha, anti modernas y pro modernas, con el fin de articularse como un cuerpo de ideas, lemas y doctrinas. En el período de entre guerras se manifestó principalmente en la forma de un "partido armado" dirigido por una elite, que intentó, normalmente de forma infructuosa, generar un movimiento de masas populista a través de un estilo político lleno de liturgia y un programa de políticas radicales que prometían vencer una amenaza representada por el socialismo internacional, acabar con la degeneración que afectaba la nación bajo el liberalismo, y traer una renovación radical de la vida social, política y cultural del país, como parte de lo que era comúnmente considerado como una nueva era inaugurada en la civilización occidental. El mito movilizador central del fascismo, que condiciona su ideología, su propaganda, su estilo político y sus acciones, es la visión del inminente renacer de la nación desde la decadencia.

Griffin afirma que la definición anterior puede condensarse en una sola frase:

El fascismo es una ideología política cuyo núcleo mítico, en sus varias permutaciones, es una forma palingénica de ultranacionalismo populista.

La palabra palingénico se refiere a la noción de renacimiento (en este caso, renacimiento nacional), y tiene un significado similar a los términos "apocalíptico" y "milenario", aunque sin connotaciones religiosas.

Ramiro Ledesma Ramos

El fundador de las JONS, uno de los principales teóricos del fascismo en España, analiza el fascismo en su libro ¿Fascismo en España?

Fácilmente se comprenderá que cuantas veces utilizamos aquí la palabra "Fascismo" lo hacemos como una concesión al vocabulario polémico mundial, pero sin gran fe en la exactitud expresiva, ya que, por nuestra parte, nos inclinamos a negar al fascismo propiamente dicho características universales...

Nos fijaremos en dos factores, que sin ser desde luego los únicos, ni quizá los de más profundidad, han influido considerablemente en la universalización del fascismo.

1) Su tendencia al descubrimiento jurídico-político de un Estado nuevo, con la pretensión histórica de que ese Estado signifique, para el espíritu y las necesidades de la época, lo que el Estado liberal-parlamentario significó en todo el siglo XIX, hasta la Gran guerra.

2) Su estrategia de lucha contra una fuerza social -el marxismo, el partido clasista de los proletarios-, venciéndola revolucionariamente, y sustituyéndola en la ilusión y en el entusiasmo de las masas...

No hay ni puede haber una Internacional fascista. El fascismo, como fenómeno mundial, no es hijo de una fe ecuménica, irradiada proféticamente por nadie. Es más bien un concepto que recoge una actitud mundial, que señala una coincidencia amplísima en la manera de acercarse el hombre de nuestra época a las cuestiones políticas, sociales y económicas más altas. Pero hay en esa actitud mundial zonas irreductibles, que son las primeras en denunciar la no universalidad originaria del fascismo. Pues su dimensión más profunda es lo "nacional". De ahí que el fascismo no tenga otra universalidad que la que le preste el soporte "nacional" en que nace ...

¿Qué significa, en resumen, ser fascista? ¿Qué características ofrece esa actitud moral, política y económica que en el mundo entero se califica hoy de actitud fascista? ¿Qué aspiraciones y qué propósitos tienen esos movimientos que el mundo conoce y señala como movimientos fascistas?

Parece que esas preguntas pueden hoy ser contestadas, y ello, de acuerdo con lo que antes dijimos, sin necesidad de dirigir exclusivamente el catalejo hacia Italia y hacia Mussolini, sino capturando una dimensión esencial de nuestra época, y de la que, en realidad, es ya consecuencia y producto el fascismo italiano mismo.

Señalemos brevemente, en esquemas, las características y afirmaciones centrales, definitorias, que en opinión nuestra determinan el fascismo como fenómeno mundial:

1) La Patria es la categoría histórica y social más firme. Y el culto a la Patria, el impulso creador más vigoroso.

2) El Estado liberal-parlamentario no es ya el Estado nacional. Las instituciones demoburguesas viven al margen del interés de la Patria y del interés del pueblo. No representan ni interpretan ese interés.

3) La oposición a la democracia burguesa y parlamentaria es la oposición a los poderes feudalistas de la sociedad actual.

4) El marxismo es la solución bestial, antinacional y antihumana que representa el clasismo proletario para resolver los evidentes problemas e injusticias, propias del régimen capitalista. La primera incompatibilidad de tipo irresoluble del fascismo se manifiesta frente a los marxistas. Tan irresoluble, que sólo la violencia más implacable es una solución.

5) Desde el momento en que el fascismo no es un producto de los sectores más conformistas de la sociedad, es decir, de los grupos más satisfechos y partidarios de la actual ordenación económica y política, su régimen y su victoria implican, necesariamente, grandes transformaciones revolucionarias.

6) El fascismo busca un nuevo sentido de la autoridad, de la disciplina y de la violencia. Respecto a la autoridad, vinculándola en jefes verdaderos. Respecto a la disciplina, convirtiéndola en liberación, en eficacia y en grandeza del hombre.

Idea nacional profunda. Oposición a las instituciones demoburguesas, al Estado liberal-parlamentario. Desenmascaramiento de los verdaderos poderes feudalistas de la actual sociedad. Incompatibilidad con el marxismo. Economía nacional y economía del pueblo frente al gran capitalismo financiero y monopolista. Sentido de la autoridad, de la disciplina y de la violencia.

(continuará)

jueves, 14 de enero de 2010

¡FACHA! (Parte 1)

La progresía actual utiliza la palabra como un arma arrojadiza; como una azagaya letal, emponzoñada con el veneno de la ignorancia y de la estulticia más necia. Su idiocia estriba en no querer aprender; en limitarse a utilizar los dardos que, desde decenios, han utilizado los torpes que, apoyándose en el recuento de unos papelillos que, arrojados estúpidamente en un cajón de paredes de cristal, les aúpan en un poder omnímodo e hidrópico de sensaciones placenteras, que les producen los aplausos y los halagos de los que, como ellos, hacen de la ignorancia su bandera. Repiten la palabra a tontas y a locas cada vez que alguna persona en sus cabales, formada, educada y con hombría, quiere rebatirles algún argumento espurio, o alguna maniobra artera para hacerse con otra parcela de poder, usurpada a sus legítimos poseedores, o les quiere limitar el flujo dinerario hacia sus partidos, nunca peor empleado, desde luego jamás para el bien común o comunitario. ¡Eres un facha! Exclamarán entonces, vomitando incapacidad y ausencia de otros argumentos válidos con que defender su taimada y atrevida malversación, en beneficio propio.

Por si no conocen lo que es el fascismo, me voy a permitir, por el poder que me otorgan mis canas, mi experiencia y mis horas de ratón de biblioteca, ilustrarles un poco. Puede que después de leer se les quede cara de tardo. Ya sé que nunca se harán cargo de sus responsabilidades y de sus errores. Sólo quiero expresar mi derecho al pataleo ante este estado de plétora de elementos saqueadores de los dineros que pertenecen a todos los ciudadanos, y de los que sólo quieren gozar ellos, en su magnífica compañía de los menos, en contra, cada vez con más desvergüenza, de los más.

Definiciones de fascismo

Las distintas definiciones de fascismo y de lo que constituye un gobierno fascista existentes, son objeto de gran controversia, y fuente de numerosas y acaloradas disputas. Historiadores, estudiosos de la política y otros académicos llevan décadas discutiendo la naturaleza exacta del fascismo y sus principios básicos.

La mayoría de académicos coincide en que un "régimen fascista" es, por encima de todo, una forma de gobierno autoritaria, aunque no todos los regímenes autoritarios sean fascistas. El autoristarismo es, en el fascismo, tan solo una de sus características, de forma que la mayoría de académicos afirman que son necesarios más rasgos identificativos para poder definir un régimen autoritario como fascista.

De forma similar, el fascismo como ideología es también difícil de definir. Originalmente, el fascismo se refería a un movimiento político que existió en un solo país (Italia) durante menos de 30 años, y que gobernó dicho país entre 1922 y 1943 bajo el mando de Benito Mussolini. Es evidente que si esa definición se limita al fascismo italiano original, el término fascismo tendrá poco sentido fuera de la historia de la política italiana. La mayoría de académicos, por tanto, prefiere usar la palabra fascismo en un sentido más genérico para referirse a una ideología (o grupo de ideologías) que fue influyente en muchos países en muchos momentos distintos. Para ese propósito, hay que identificar un "mínimo fascista", es decir, las condiciones mínimas indispensables que debe cumplir un grupo político para poder ser considerado fascista. La mejor forma de hacerlo es considerar cuál ha sido la propia definición de fascismo para diversos autores relevantes.

Benito Mussolini

Benito Mussolini, Il Duce, dictador de Italia antes de y durante la Segunda Guerra Mundial, firmó una entrada en la Enciclopedia Italiana en 1932 titulada Doctrina del fascismo. Suele citarse a ese texto como la definición "original" del fascismo italiano, el cual, a su vez, es considerado el fascismo "original". Sin embargo, el valor de las afirmaciones de Mussolini sobre su propio movimiento político es objeto de discusión.

Algunos extractos destacados de una de las traducciones de la Doctrina del fascismo:

Aunque el XIX fuera el siglo del socialismo, el liberalismo y la democracia, eso no significa que el siglo XX deba ser también el del socialismo, el liberalismo y la democracia. Las doctrinas políticas pasan; las naciones permanecen. Somos libres de creer que este es el siglo de la autoridad, un siglo que tiende hacia 'el bien', un siglo fascista. Si el XIX fue el siglo del individuo (liberalismo implica individualismo), somos libres de creer que este es el siglo del 'colectivo', y por tanto el siglo del estado

La concepción fascista del estado es totalmente incluyente; fuera del mismo no puede existir ningún valor humano o espiritual, mucho menos tener valor. Comprendido esto, el fascismo es totalitario, y el estado fascista - síntesis y unidad que incluye todos los valores - interpreta, desarrolla y potencia toda la vida de un pueblo

El fascismo es una concepción religiosa en la que un hombre es visto bajo la perspectiva de su relación inmanente con una ley superior y con una voluntad objetiva que trasciende al individuo particular y le eleva a la pertenencia consciente a una sociedad espiritual. Cualquiera que no haya visto en las políticas religiosas del régimen fascista nada más que mero oportunismo, no ha entendido que el fascismo, aparte de ser un sistema de gobierno, es también, y sobre todo, un sistema de pensamiento.

(Continuará)

ELLA

¡Qué cultura tan extraña la de la muerte en Occidente! Se sufre, pero no se sabe de ella. Nos vamos encaminando indefectiblemente al final, pero no le conocemos. Todo el mundo la sufre, pero nadie habla de ella. Creemos que no nos va a tocar nunca; que la gente que nos rodea es poco menos que inmortal, y que nosotros somos eternos. ¡Qué incertidumbre acerca de ella! ¿Qué pasará? ¿A dónde nos llevará? ¿Será dolorosa? ¿Enervante? ¿Rápida? ¿Sorprendente? Ni lo sabemos, ni queremos enterarnos de los pormenores. Sólo pensamos en ella cuando la vemos cerca o muy abundante. Y, ahora la cosecha de la parca ha sido ópima: cientos de miles de personas en un solo racimo; todas juntas y a la vez. Por lo menos se han muerto en compañía –si eso es bueno-.

La abuela de mi maestro chamán, Agustín, estaba muy malita, la pobre; más para allá, que para acá. Todo el mundo esperaba su próximo deceso; todo el mundo sufría ya su pérdida. La estaban matando antes de tiempo. ¡Qué manía!, la gente te asesina mentalmente de una manera lenta, pero segura ¡Que nadie se entere de mi enfermedad, porque ya me estarán enterrando sin esperar al triste desenlace! La pobre viejita languidecía en su lecho rodeada de sus deudos. Las plañideras lloraban por adelantado. ¡Qué cuadro, para una abuela! El caso es que, en un momento determinado, la enfermedad hizo crisis bruscamente y la moribunda empezó a resollar, cuando antes su aliento cabía en un silbido. Abrió los ojos y miro en derredor. Sonrió y pidió de comer. Al preguntarla por sus pensamientos y sus sensaciones en aquellos momentos supremos, contestó:

- Vino a por mí la muerte, toda vestida de negro, y me dijo: “Vamos, Paulina, que ha llegado tu hora”. Ni lo sueñes –la contesté-. Como no te vayas y me dejes en paz seis meses más, te echo encima a mi nieto que es karateca. Y, miren ustedes, la negra se me marchó de delante y comencé a sentirme bien.

Bueno, pues si hay que regatear con la de la guadaña, regateamos ¡No faltaba más! Y si hay que amenazarla, lo haremos si con ello prolongamos seis meses nuestra vida ¡Con lo bonita que es!.

Pero una vez en la otra orilla, una vez que Caronte nos haya cruzado la laguna Estigia, me imagino un paraíso donde la gente destile bondad, buenas maneras, amor, comprensión y sabiduría. Nos saldrá a recibir una representación de la flor y nata de la otra vida; la elite de los muertos, junto con nuestros familiares y amigos que nos precedieron, y después de los emocionantes saludos, nos conducirán a nuestra casa: ¡La vuelta al hogar! ¡Qué emoción y que gran dicha la vuelta a casa! Y allí, rodeados de lo mejor de nuestra alma, nos aleccionarán sobre las condiciones del sitio, sobre lo que allí nos espera y sobre nuestra transmisión con los que han quedado allá abajo. Un poco más tarde, nos asignarán una tarea para realizar, siempre en pro de los que han quedado en la Tierra. Y, si no, que me quiten lo bailao.

Es bueno morirse cuando no aguantas la presión de los acontecimientos o cuando has tirado la toalla o cuando así lo decides. A lo mejor la muerte no está datada; quizá no sepa nadie el día ni la hora, y los que lo decidamos seamos nosotros. ¡Vete tú a saber! Y, en el ínterin, podíamos familiarizarnos con ella –lo menos posible, la verdad- y no sufrir cuando alguien, próximo a nosotros; casi de la familia, nos abandona. Considerar el óbito como una cosa natural, como el nacer. Y así es en verdad: el nacimiento a una nueva vida sin impuestos, ni políticos estridentes. ¡Es broma!

SOBRE FACHAS E IGUALDAD DE SEXO.

Mantengo en la actualidad varios contenciosos semánticos y de interpretación. Dos de estos conceptos me traen por la calle de la amargura cada vez que los oigo; tantas veces como tardos hablan en los medios de comunicación. Uno de ellos es el término “fascista”, que esgrimen los progres ante cualquier situación en la que quedan al descubierto sus inmundicias, a guisa de insulto –qué bobada-, siendo un término mucho menos lesivo para las masas –en general- que, marxismo, comunismo o independestismo, que, entre otras mil desgracias, han generado muchas más muertas civiles que el fascismo. Otro esperpento en liza es el término “igualdad” –con su ministerio y todo- referido a los sexos: hombre y mujer. Ambos chocantes por lo inexactos y poco documentados.

Me propongo, al respecto, aclarar las ideas de más de un progre intentando agredir, y más de una fémina echada al monte de la igual de sexos. Empezaré por el fascio. Igual que en el caso de la libertad, para facilitar la lectura, lo dividiré en cuatro entregas. Tras este, publicaré un ensayo, in extenso, sobre la igualdad entre hombre y mujer. En esta ocasión, igual que las dos precedentes, dividiré el ensayo en cuatro entregas. Así que, mañana comenzaré con la primera entrega del ensayo sobre el fascismo y sobre el epíteto “Facha”, y, a continuación la emprenderé contra la igualdad de sexos. “Emprenderé” no ha sido una errata, sino una declaración de intenciones, ya que pienso poner en claro el tan controvertido asunto, que incluso está aupando a una, casi adolescente, a la elit  de la más abyecta inutilidad de intenciones y de cometidos.

DEL VIEJO, EL CONSEJO

“De vez en cuando hay que carpir la tierra para quitarle las malas hierbas”. Eso me decía mi abuelo que le oyó al suyo: “Rapaz, de vez en cuando hay que carpir la tierra, si no, las malezas agostan las cosechas y luego comemos mierda”. Es una medida que los labriegos llevan a cabo cada cierto tiempo, por pura imitación. Mi abuelo era muy terne. Si un mal Diciembre, con sus heladas, no se lo hubiera llevado por delante con una pulmonía doble, todavía me estaría dando consejos. Del viejo el consejo, decía mi madre cuando no queríamos escuchar alguna máxima salida de las entrañas de la sabiduría popular. Tenían razón. De vez en cuando hay que carpir la tierra para quitarle las malas hierbas. De vez en cuando habría que carpir la política y las finanzas, para quitarles las malas gentes que no dejan crecer la cosecha de trabajo bien hecho y conducente a que todos comamos, vivamos y nos amemos sin los inconvenientes, físicos y mentales, que cada día introducen las finanzas y la política en el campo, del que debería de nacer una buena cosecha para regocijo de todos, no sólo de los sinvergüenzas, que se levantan a diario pensando a quién le pueden robar un duro o de quién se pueden aprovechar para auparse, un escalón más, en la escalera del delito flagrante contra la propiedad y los derechos humanos.

Hace tiempo que la gente no refranea. Creo que han sido los políticos los que han apartado de la vida pública los sabios refranes de nuestros abuelos, no fuera a ser que la juventud aprendiera de ellos.

“Cada uno como pueda se explique y se rasque donde le pique”

“Palabras melosas, siempre engañosa”

“A cejas en acento circunflejo, se ven mentiras desde lejos”

“Por el canto se conoce al pájaro”

“Por el dinero se deja entrar al extranjero”

“Por los votos, se levantan los cotos”

“Por pulido que sea, no hay culo que no pea”

“Mentiroso sin memoria, pierde el hilo de la historia”

“Mentiras de día y pedos de noche, los hay a troche y moche”

“Roba tú allá, que yo afanaré por acá”

Claro, a la vista de estas consejas de vieja, podría uno ponerse al loro de la cuestión y considerar como embustes, los discursos de los políticos. Pero, mucho hablar, todo el mundo a quejar, Y ¿qué solución adoptar? La mía la sé yo, pero se puede considerar por algunos ciudadanos responsables, como una solución descabellada. La expongo por si cunde el ejemplo:

Dije en otro artículo que me había tenido que someter a una dura oposición, para acceder a mi puesto de trabajo, que he ejercido durante 40 años. Naturalmente, todo el que goza de un puesto de trabajo, ya sea por oposición, por curriculum, a por demostración de sus habilidades, ha tenido que trabajar duro para hacerse acreedor a un puesto de responsabilidad. En el reino animal, asumen la responsabilidad de conducir a la manada, el macho o la hembra de más rango y sabiduría; de más dominancia. Este puesto, además de un honor, es de un gran compromiso, porque va repercutir, de una manera brutal e inmediata, en todos los miembros del clan. No obstante, los machos o hembras adultas, con deseos de ocupar el puesto de los jefes de manada, tienen que librar con ellos una dura batalla física, a veces con resultados de muerte de uno de los dos contendientes, para asumir la responsabilidad del puesto. El macho o la hembra dominantes, han pasado por esta fase, han luchado para ocupar el puesto y luego tienen que acreditarse en él, demostrando sus capacidades.

En esta época en la que nos ha tocado vivir, para acceder a un puesto de responsabilidad política, no es necesario ningún nivel de capacitación, ni de estudios, ni de curriculum, ni de demostración. El 85% de los gobernantes actuales, no tienen estudios superiores, y por el pelo de la dehesa -¿y se ha de casar usted con un rústico labriego?-, ni inferiores. Basta con ser un “animal político”, presentarse a las elecciones por algún partido, con un programa elaborado mediante técnicas de captación de masas, para conseguir el mayor número de votos, y, ya. Durante los cuatro años siguientes, u ocho, si la gente sigue siendo inculta e incompetente, vivirán como dioses del Olimpo, a costa de los imbéciles que les han votado y que no van a recibir ni una sola satisfacción de orden material, ni intelectual. El que de esta manera, sin méritos de ninguna clase, ni trabajo, ni desvelos, se ha aupado a lo más alto de la escala de la gobernación de un país, sólo por el hecho de que la generación que les ha votado, no ha pensado en lo que hacía con todas sus consecuencias, se rodea de inútiles, útiles para ellos y para sus fines, que tampoco pueden exhibir ningún mérito. Y así sigue la cadena hasta diluirse en la tecnocracia, que es la que verdaderamente sabe, que es la que sostiene técnicamente a todos los estamentos públicos, pero que se encuentra ahogada por el poder y jugándose el puesto y el pan de sus hijos, de manera que es absolutamente dependiente del color político de cada legislatura.

Verdaderamente este sistema no es justo, ecuánime, ni da a cada quién lo que se merece. Es un sistema absolutista y dictatorial durante los años del mandato de determinado partido, que se dedicará a desmontar todas las actuaciones del antecesor por muy adecuadas que fueran en su momento. Y, lo que es peor, a cambiar las leyes y ahogar al poder judicial y legislativo, intentando perpetuarse en el poder. Y esto lo hacen todos: derechas, izquierdas y centros. Y los programas tienen tan pocas diferencias, que hay que buscar el meollo en la semántica. ¡Qué hay que jorobarse!

Y, naturalmente, hay campañas millonarias y maniobras de concienciación de masas y de estructuración y propaganda políticas, para que la gente vote en masa, aunque no sepa nada de nada. Ya se encargan los dominantes de impregnar los medios de comunicación con mensajes descarados, para que la gente caiga en el garlito de la absoluta necesidad y el imperioso deber de votar. Pero ¿es una obligación votar? No. Votar es un derecho que se ha otorgado a todas las personas mayores de edad –cada vez más temprana- para demostrar la libertad de las masas, que, previo a las elecciones, se han visto bombardeadas desde todos los flancos, con la artillería de las consignas políticas. “Si no votas o lo haces en blanco, no tendrás derecho a protestar” ¿Y por qué no voy a tener derecho a protestar, si me están jorobando constantemente con medidas que atentan contra mi integridad económica, física y mental, aunque no haya votado? ¿A quién se le ha ocurrido semejante disloque de los conceptos? ¿A un político? Ya me lo imaginaba. Pues, bien. Yo no he votado en la vida y pienso seguir sin votar, y protestando de estos inicuos, incultos, incompetentes, zafios, rastreros, mentirosos, ateos y estultos.

Y, para más abundamiento, pienso que si nadie votase en unas elecciones, los políticos –ya es una palabra peyorativa en el lenguaje coloquial- se morirían de vergüenza y empezarían a pensar en cambiar el sistema. Para mi inteligencia, es el único modo que se podría adoptar para cambiar de arriba abajo las instituciones y sanear la vida del país. No hay otro. Todo lo demás son paños calientes.

Una última reflexión. Los culpables de la recesión económica son los bancos. Y los bancos son los que inyectan miles de millones a los partidos políticos, antes de las elecciones, para sus campañas millonarias. Esos millones nunca se devuelven en metálico, sino con prebendas, cuando no con dinero físico abundante como no hace mucho tiempo les ha arrimado el gobierno (pero, naturalmente, del erario público y no para saldar sus deudas). ¿Cómo van a regular a la banca, si es la que tiene cogida la sartén por el mango? De hecho, actualmente, no dan ni un duro como no sea a ciudadanos con solvencia. Y si tienen solvencia ¿para qué quieren un préstamo o una línea de descuento del banco? Los gobiernos se pliegan a los bancos, y los bancos roban en la mayor impunidad, porque no hay gobierno que los regule. No en vano la banca le ha enchufado al gobierno un montón de millones de euros, para sus fines espurios.

Os apoyo a no votar en las próximas elecciones. Sólo por una vez. A ver qué pasa. Entonces, ya veréis saltar todo por los aíres y cambiar las cosas como por arte de magia…





ENSAYO SOBRE LA LIBERTAD (Parte 4 y última)

Viajé por cuestiones académicas, junto a un amigo de la profesión, a una ciudad alejada de la nuestra. La combinación de trenes no nos permitió llegar a una hora prudente y bajábamos las maletas de nuestro ferrocarril a las 3:00 de la madrugada. Encontramos un taxi que nos condujo a la casa de un colega, que nos la había prestado durante el tiempo de nuestra estancia. La vivienda era moderna y confortable, limpia y ventilada. Teníamos hechas las camas y todo dispuesto en la cocina para que desayunásemos abundantemente. No teníamos mucha hambre y sólo nos tomamos un café con leche. Un rato sentados en el salón y la dosis de cafeína, despertaron en mi amigo las ganas de fumarse un cigarrillo. Echó mano al bolsillo de la chaqueta y, a continuación, de todos los posibles. Nada, no tenía ni un pitillo para apagar su sed de nicotina. Buscó por toda la casa.  Nuestro colega se conoce que no fumaba, porque no se veía ni un cenicero . Se empezó a poner nervioso. Al principio lo llevó bastante bien, por no dar el cante en mi presencia. Pero, a medida que iban transcurriendo los minutos, le iba notando desasosegado en un principio, más tarde, francamente nervioso. A la media hora no pudo más y me confesó que era superior a sus fuerzas aquella situación. Debía de ir a buscar tabaco por donde fuera. Me brindé amable, pero molesto, a acompañarle. Cuando salimos de la casa eran las 4:15.


En los primeros 15 minutos no encontramos ni un alma que nos pudiera dar noticias de dónde podíamos comprar tabaco. La estación quedaba francamente lejos para volver, y allí tampoco era seguro que pudiera haber alguna máquina expendedora. Después de dialogar violentamente con sus razones y entrar en justificaciones que sólo entendía él, le pegó una patada a una bolsa de basura que hizo que su contenido quedase desparramado por el suelo. Se encaró con un mendigo, que no nos supo dar razones, y se meo en una esquina, haciendo gala del más soez de los comportamientos. Cuando estaba a punto de pegarle un puñetazo en plena cara para que entrase en razón, acertaron a pasar por allí un grupo de chavales que volvían de alguna movida. Se hicieron cargo del mono de mi amigo y le dieron unos cuantos cigarrillos. Él quiso pagárselos, pero los muchachos rechazaron el detalle y verbalizaron alguna frase de solidaridad con la situación. Hasta que no encendió uno de aquellos pitillos no recuperó la sensatez, ni la compostura, ni el color de su semblante. Era un profesional como la copa de un pino, con la libertad para fumar todo lo que le viniera en gana, pero encadenado a su vicio, que le restaba la misma libertad que le concedía el primer privilegio. Yo, afortunadamente, no fumaba. Nunca se me daría la circunstancia que acababa de vivir. Para mí la libertad era: Hacer cada vez menos cosas, y encadenarme, cada vez menos, a los condicionamientos que mi amigo se había impuesto voluntariamente.

Según Shiradta Gautama, El Buda, el sufrimiento de la gente nace de los deseos. Pero dado que no se puede vivir sin desear, porque los deseos mueven constantemente a la persona, se tradujo la palabra deseos, por apegos. Los apegos son los deseos sin los cuales la gente no puede ser feliz, pero absolutamente prescindibles en el momento en que recapacitemos en el extremo de que, si yo no puedo vivir sin Pepita, en el momento en el que desaparezca ella, desaparecerá mi felicidad para siempre, jamás. La frase queda así: El sufrimiento de la gente nace de los apegos. Eliminamos los apegos y desaparece el sufrimiento. Lo auténtico, sin duda, es ir desapegándose de todo y de todos. No como una suerte de desamor por todo y por todos, sino por amor hacia todo. Lo mejor que puedes hacer por la persona amada es dejarla libre.

Entonces, la libertad no estriba en dejar que el individuo haga su voluntad, sino en enseñarle las consecuencias del ejercicio de la libertad. Yo seré cada vez más libre, a medida que vaya prescindiendo de todo lo superfluo; de todo aquello que no constituya una necesidad vital. Se puede vivir con muy poco. Y se puede vivir, bien. Remito al lector a el libro “Las voces del desierto” de la escritora Marlo Morgan, donde demuestra, por medio de una serie de vicisitudes, que se puede vivir prácticamente sin nada. Si no te falta nada, eres feliz. Pero para sentir tu plenitud, en medio de la baraúnda de ofertas para el consumo, que diariamente nos bombardean desde todos los medios de comunicación escrita, hablada y visual, hay que tener una fortuna, para satisfacer todos los caprichos que se derivan de dichas ofertas. Al final, el individuo, con todas sus posesiones, continuará siendo infeliz y sintiéndose incompleto, día a día, porque también día a día, los publicistas de las ofertas, se las ingenian para embaucar a la gente con un par de caprichos más por minuto. Mi felicidad, mi libertad, estriban en dar la espalda a ofertas y vicios. Si no los tengo, no me veré obligado a salir de madrugada, en una ciudad desconocida, a buscar tabaco con el que satisfacer mi necesidad de la dosis periódica de nicotina. Soy libre.

Un individuo, acompañado de unos familiares, acude a un restaurante. Cuando acude el metre a su mesa, le pregunta de sopetón:

- ¿Tienen sopa de tomate?

- No señor. No tenemos sopa de tomate. Tenemos sopa de pollo, sopa de cocido, sopa de menudillos, sopa de arroz, sopa de pasta, sopa china, sopa romana, sopa de pan, y algunas otras, pero no tenemos sopa de tomate.

- ¡Ah, bueno. Pues yo quería sopa de tomate. Es la única que me gusta. Entonces me voy!.

Curiosa situación. A él sólo le gusta la sopa de tomate. Y como no tienen sopa de tomate, se tiene que ir de allí a buscarla como un tonto del culo.

Hay que abrirse a todo. Probar todo. Sentir todo, no anquilosarse por nada, ni atarse a nada. ¡Esto es ser libre!.









miércoles, 13 de enero de 2010

ENSAYO SOBRE LA LIBERTAD (Parte 3)

Puntos de vista


Naturalmente, a lo largo del espectro político, diversos grupos difieren sobre lo que creen que constituye una "verdadera" libertad política. Friedrich Hayek señaló que la famosa "libertad" ha sido probablemente la palabra de la que más se ha abusado en la historia reciente actual.

En el liberalismo libertario, la libertad se define en términos de interferencia con la personal búsqueda de la felicidad, ya sea por el gobierno o de otras personas, donde se define como la intromisión injustificada de prevenir a otros de su voluntad en la realización de su curso de acción elegido o en el uso de las cosas. Esto no significa que necesariamente los libertarios son favorables al capitalismo. En lugar de ello, simplemente se oponen a cualquier interferencia en actos entre adultos que consienten, incluidos los actos empresariales. En general las empresas favorecen reglamentos que las protegen de la competencia, que obliga a muchas restricciones a consentir actos capitalistas entre adultos.

Por otra parte, una facción de la izquierda política hace más hincapié en la libertad como la capacidad del individuo de realizar su propio potencial y la búsqueda de la felicidad. Libertad, en este sentido, puede incluir la liberación de la miseria, la pobreza, la privación o la opresión.

En el caso del anarquismo, la libertad es entendida como propiedad de uno mismo, y la ausencia de coacción o imposición; la anarquía se relaciona a la libertad negativa o de no interferencia en la soberanía individual así como la desaparición del poder público. Los anarquistas consideran que tanto las libertades personales como las económicas son igualmente importantes, y que la asociación o la cooperación debe ser voluntaria, dando el estatus de soberano a todo pacto recíproco entre personas adultas, haciendo innecesaria e indeseable toda interferencia externa a tales pactos (autoridad injustificada, involuntaria o permanente). Los anarquistas entienden la libertad como una condición inherente al ser humano y su desarrollo.

En ocasiones se trata a la libertad como si fuera casi sinónimo de democracia, mientras que otros ven conflicto o incluso la oposición, entre los dos conceptos, puesto que mientras la democracia gira en torno a la voluntad general, en cambio la libertad es el eje de conceptos políticos como el imperio de la ley, donde la protección de los derechos civiles es ajena a la regla de la mayoría.

Como ejemplo de los distintos usos de la palabra libertad, algunos dicen que el Iraq era libre bajo Paul Bremer sobre la base de que su gobierno era un gobierno humanista y no vasallo a otros gobiernos, mucho antes de las elecciones que se celebraron. Otros han argumentado que el Iraq era libre bajo el régimen de Saddam Hussein porque con él Iraq no era una colonia; mientras que una tercera parte de la reclamación es que, ni como Estado Dictatorial, ni como Estado Colonial, Iraq es ejemplo de la libertad política.

Los ecologistas sostienen que a menudo las libertades políticas sociales deben incluir algunas restricciones a la utilización de los ecosistemas. Sostienen que no puede haber lugar para, por ejemplo, "la libertad para contaminar" o "libertad a deforestar" dadas las consecuencias. La popularidad de los todoterrenos, el golf, y la expansión urbana han sido utilizados como prueba de que algunas ideas de la libertad y la conservación ecológica pueden chocar. Esto conduce a veces a graves enfrentamientos y choques de los valores reflejados en las campañas de publicidad, por ejemplo, en relación con pieles de PETA (Personas por la ética en el trato a los animales).

Se han producido numerosos debates filosóficos sobre la naturaleza de la libertad, las reclamadas diferencias entre los distintos tipos de libertad, y la medida en que la libertad es deseable. Los deterministas sostienen que todas las acciones humanas están predeterminadas y por lo tanto, la libertad es una ilusión. Isaiah Berlin vio una distinción entre la libertad negativa y libertad positiva.

En la jurisprudencia, la libertad es el derecho a determinar la propia acción autónoma, que generalmente se concede en los campos en los que el tema no tiene la obligación de cumplir las leyes a obedecer o de acuerdo a la interpretación de que la hipotética natural ilimitada libertad, está limitada por la ley para algunos asuntos.

Punto de vista personal

Después de leer todo este interesante ensayo sobre la libertad, se llega a la conclusión de que el individuo no sabe intelectualmente lo suficiente como para entender estos conceptos. Sería necesaria la institución de una materia, de obligado estudio, que formase al individuo sobre la libertad, desarrollando todos los puntos que anteriormente han leído en el somero ensayo inicial.

Pero me voy a remitir a un aspecto fundamental, que la sociedad y la política pasan por alto, haciendo caso omiso de extremo tan importante. Me refiero al párrafo:

“La libertad se sitúa en la interioridad de la persona y siguiendo esa línea de pensamiento afirma Ricardo Yekes Stork: "Es una de las notas definitorias de la persona. Permite al hombre alcanzar su máxima grandeza pero también su mayor degradación. Es quizás su don más valioso porque empapa y define todo su actuar. El hombre es libre desde lo más profundo de su ser. Por eso los hombres modernos han identificado el ejercicio de la libertad con la realización de la persona: se trata de un derecho y de un ideal al que no podemos ni queremos renunciar. No se concibe que se pueda ser verdaderamente humano sin ser libre de verdad."

Estoy absolutamente de acuerdo: “Permite al hombre alcanzar su máxima grandeza pero también su mayor degradación”.

Cuando la política se nutre de la incapacidad del individuo para discernir, y las demagogias que utiliza hablan de conceptos como “libertad”, no entendidos por la gente más que en el sentido de “hacer la voluntad personal” (asimilando al “Cree y peca” de San Agustín) Permite al hombre, por una parte, alcanzar su máxima grandeza. Pero también “su mayor degradación”. El ser humano se encadena a los vicios y a las comodidades. Más a los primeros que a las segundas, aunque ambas son un imán poderoso. Al grito de “¡Libertad, libertad!...” piden la eliminación de las trabas que les permitan emborracharse, consumir drogas, robar, violar cualquier derecho de los demás... En una palabra, delinquir y emponzoñarse, cada vez más, en las sucias aguas de la ciénaga de la libertad mal enseñada, ya que no mal entendida.

“Conoced la verdad y ella os hará libres”, dijo Jesús de Nazaret hace dos mil años. Y la verdad que hace libre al hombre, es que la libertad no está en hacer cada vez más cosas; tener cada vez menos trabas para cometer actos inverosímiles, atroces, cuando no prohibidos por la ley individual y colectiva, sino en hacer cada vez menos cosas. En tener cada vez menos necesidades que nos encadenen al ecúleo de los deseos.
 (Contuará mañana)

martes, 12 de enero de 2010

ENSAYO SOBRE LA LIBERTAD (Parte 2)

Autonomía interior


En el marco de control interno, la libertad es también conocida como la libre determinación, la soberanía individual, o la autonomía.

La libertad también puede significar autonomía interna, o de maestría sobre la condición interna. Esto tiene varios significados posibles:

La capacidad de actuar de conformidad con los dictados de la razón.

La capacidad de actuar de conformidad con el propio ser verdadero o valores.

La capacidad de actuar de conformidad con los valores universales (como la verdad y el bien).

La capacidad de actuar con independencia de los dictados de la razón y la insta de deseos, es decir, arbitrariamente (autónoma).

En una obra de Hans Sachs, el filósofo griego Diógenes se refiere a Alejandro Magno, diciéndole: Vos sois el siervo de mis siervos. El filósofo ha conquistado al miedo, la lujuria, y la ira; Alejandro todavía sirve a estos maestros. A pesar de haber conquistado el mundo exterior, todavía no ha dominado el mundo interior. Este tipo de dominio no depende de nada ni nadie más que nosotros mismos.

En el siglo XX notables personalidades han sido el ejemplo de esta forma de incluir la libertad, como Nelson Mandela, el rabino Leo Baeck, Gandhi, Lech Wałęsa y Václav Havel.

El filósofo francés Jean-Jacques Rousseau afirmó que la condición de la libertad es inherente a la humanidad, una inevitable faceta de la posesión del alma, con la implicación de que todas las interacciones sociales, con posterioridad al nacimiento, implican una pérdida de libertad, voluntaria o involuntariamente. Él hizo la famosa frase El hombre nace libre, pero en todas partes está encadenado. Esto no es correcto según las palabras de Ricardo Yepes Stork que afirma que "Yo no soy libre de tener una determinada constitución biopsicológica, ni de nacer en un determinado momento histórico o en cierta región, pero sí soy libre de asumirla o no en mi proyecto biográfico. Imaginarse una libertad pura, carente de estas condiciones, sin limitación, es una utopía; una libertad así sencillamente no existe, pues todos estamos determinados inicialmente en nuestras decisiones por la situación que vivimos y por el tiempo en que hemos nacido". Dicho de otro modo: nuestra libertad no excluye sino más bien presupone el complicado dinamismo en el cual se mueve el hombre. Por lo que la esfera de la libertad no se da de una vez y para siempre, sino que ha de ser conquistada todos los días, a través de cada una de las acciones.

Rudolf Steiner desarrolló una filosofía de la Libertad basada en el desarrollo las intuiciones éticas en circunstancias sensibles.

En política

La libertad política es el derecho, o la capacidad y habilidad, de la libre determinación, como expresión de la voluntad del individuo, concerniente a qué tipo de organización social desea tener, desarrollar o a cuál pertenecer.

Está definida por el liberalismo como la capacidad de actuar sin restricciones del gobierno, o más ampliamente definida como la capacidad de tener acceso a determinados recursos por parte del gobierno sin limitación social por la mayoría de las variantes del socialismo.

Libertades cívicas

El concepto de la libertad política está estrechamente vinculado con los conceptos de las libertades cívicas o civiles y los derechos individuales, incluidas en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que, sin embargo, no han llegado a ser universales.

Las libertades cívicas pueden considerarse como la capacidad de realizar diferentes actos de trascendencia pública sin impedimento estatal, y gozando para su disfrute de la protección del mismo Estado. Entre éstas podemos destacar:

Libertad de asociación.

Libertad de circulación.

Libertad de enseñanza: el derecho de las personas a educar a sus hijos conforme a sus propias convicciones.

Libertad de empresa.

Libertad de expresión: derecho de expresar y defender públicamente las ideas y opiniones propias.

Libertad de reunión.

Libertad de pensamiento.

Libertad de prensa.

Libertad intelectual.

Libertad para portar armas.

Libertad religiosa.

Libertad sexual.

Libertad de consumo: derecho de disponer de los propios recursos de forma legal para la adquisición o consumo de bienes en tanto no se lesione al bien común.

(Continuará mañana)

lunes, 11 de enero de 2010

ENSAYO SOBRE LA LIBERTAD (Parte 1)

Es imprescindible, en esta época de deterioro de todas las escalas, de todos los parámetros y de todos los puntos de vista, alertar sobre el significado de la libertad y sus consecuencias. Necesariamente distará este ensayo de la brevedad de los anteriores, y por esta razón, lo dividiré en varias entregas.


Ruego que no te canses de leer. Colgaré una entrega por día durante los próximos 4 días. Dado su interés te ruego que lo leas hasta el final. No se trata de una opinión propia. Es la recopilación del punto de vista de varios personajes con la mente clara y las ideas justas.

La libertad es un concepto muy amplio al que se le han dado numerosas interpretaciones por parte de diferentes filosofías y escuelas de pensamiento. Se suele considerar que la palabra libertad designa la facultad del ser humano que le permite decidir llevar a cabo o no una determinada acción según su inteligencia o voluntad. La libertad es aquella facultad que permite a otras facultades actuar y que está regida por la justicia.

Históricamente, en especial desde las Revoluciones burguesas del siglo XVIII y XIX, la libertad suele estar muy unida a los conceptos de justicia e igualdad.

Este estado define a quien no es esclavo, ni sujeto, ni impedido al deseo de otros de forma coercitiva. En otras palabras, lo que permite al hombre decidir si quiere hacer algo o no, lo hace libre, pero también responsable de sus actos. En caso de que no se cumpla esto último se estaría hablando de libertinaje. Pues la libertad implica una clara opción por el bien, sólo desde esta opción se estaría actuando desde la concepción de la Teleología. (Doctrina filosófica que estudia las causas finales de las cosas: su doctrina postula que todo está regido por la finalidad o teleología).

La protección de la libertad interpersonal puede ser objeto de una investigación social y política, mientras que el fundamento metafísico de la libertad interior es una cuestión psicológica y filosófica. Ambas formas de la libertad se unen en cada individuo como el interior y exterior de una malla de valores, juntos en una dinámica de compromiso y de lucha por el poder; las sociedades que luchan por el poder en la definición de los valores de los individuos y de la persona que lucha por la aceptación social y el respeto en el establecimiento de valores de la propia en el mismo.

Origen etimológico

La primera representación escrita del concepto "libertad" se cree que es la palabra cuneiforme sumeria “Ama-gi”. Pudiera ser la primera instancia de los seres humanos utilizando la escritura para representar a la idea de "libertad". Traducido literalmente, significa "volver a la madre". Las razones se desconocen.

En castellano la palabra libertad proviene del latín libertas-ātis, de igual significado. Como curiosidad, la palabra inglesa para libertad, freedom, proviene de una raíz indoeuropea que significa "amar"; la palabra de la misma lengua para decir miedo, afraid, viene de la misma raíz, usado como contraposición a libertad mediante el prefijo, a, por influencia del latín vulgar.

En filosofía

El filósofo Isaiah Berlin (1909-1997), señala una importante diferencia entre la "libertad de" (libertad negativa), y la "libertad para" (libertad positiva). Por ejemplo, la libertad de la opresión y la libertad para desarrollar el potencial propio. Estos dos tipos de libertad son, en realidad, las que se reflejan en la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

La libertad como la ausencia de moderación, significa no querer subyugar, careciendo de presentación, sin fuerza o la desigualdad. El logro de esta forma de la libertad depende de una combinación de la resistencia del individuo (o grupo) y su entorno; si una persona está en la cárcel o incluso, limitado por una falta de recursos, es libre dentro de su poder y el ambiente que lo rodea, pero no libre de desafiar la realidad. Las leyes naturales limitan esta forma de libertad. Por ejemplo, nadie es libre de volar (aunque podamos o no ser libres para intentarlo). Isaiah Berlin parece llamar a este tipo de libertad "libertad negativa". Una ausencia de obstáculos en el camino de la acción (especialmente por parte de otras personas). Esto se distingue de la "libertad positiva", que se refiere a la facultad de tomar decisiones que conduzcan a la acción.

La ética filosófica señala que la libertad es inherente al hombre, es un dato fundamental originario de la existencia humana que no puede remitirse a ningún otro y que, por eso mismo, no es posible eliminar ni contradecir. Todos los actos humanos presuponen a la libertad para poder ser moralmente imputables (libre albedrío). La libertad se sitúa en la interioridad de la persona, y siguiendo esa línea de pensamiento, afirma Ricardo Yekes Stork: "Es una de las notas definitorias de la persona. Permite al hombre alcanzar su máxima grandeza pero también su mayor degradación. Es quizás su don más valioso porque empapa y define todo su actuar. El hombre es libre desde lo más profundo de su ser. Por eso los hombres modernos han identificado el ejercicio de la libertad con la realización de la persona: se trata de un derecho y de un ideal al que no podemos ni queremos renunciar. No se concibe que se pueda ser verdaderamente humano sin ser libre de verdad."

La libertad ha sido a menudo utilizada para aludir a la revolución o rebelión. Por ejemplo, la Biblia registra la historia de Moisés conduciendo a su pueblo fuera de Egipto y de su opresión (la esclavitud), y en la libertad para adorar a Dios. (continuará mañana).

LA NIEVE

Volvía a casa desde la consulta. Hacía frio, y mi naturaleza esmorecida acrecentaba la sensación en mi cuerpo. No obstante, suelo ser disciplinado y firme en mis decisiones. Si digo una cosa, suelo cumplirla. Al salir de la consulta me metí un plástico de embalar entre la camisa y el jersey. El frio se ceba con mis partes pudendas; hice, por tanto, que el papel bajase hasta cubrirlas. La bufanda, la gorra inglesa y los guantes de forro polar, junto con mi parka provista de un plumas por debajo, completaron mi equipo. De esta guisa salí a la calle. La ola gélida envolvió mi cara e intentó meterse por cualquier rendija. Los pantalones de pana eran poca protección para la baja temperatura. Se me empezaron a enfriar las piernas y los muslos, hasta donde les permitió la protección que había dispuesto. Las manos, embutidas en las manoplas, se defendían escasamente, así que opté por meterlas en los exiguos bolsillos que el diseñador había colocado. Soplaba un viento gélido que te hacía arrugarte sobre ti mismo, intentando guardar el calor que se disipaba por momentos con cada ráfaga. La gente imitaba la misma postura, miraba hacia abajo y se inclinaba ligeramente hacía el sentido de su marcha.

A los pocos minutos me encontré, en mi caminar, con una amiga –ya anciana, pero vigorosa- que venía de entregar una prenda a una clienta. Llevaba una chamarra con capucha de piel, pero no se había cubierto la cabeza con ella. Su paso era rápido, de manera que tuve que acelerar el mío para alcanzarla. Después de los saludos, la pregunté cómo no se tapaba la cabeza con la capucha. “Sudo mucho” –me contestó- ¡Toma! Unos tanto y otros tan poco –pensé-. Al separarnos en un jardín que bordea un grupo de edificaciones, y quedarme sólo en mis pensamientos de “aquí y ahora”, comenzó a nevar. ¡Qué gran sorpresa para mí! Ya lo había hecho los días anteriores, pero en aquella circunstancia me cogió desprevenido. Los copos caían mansamente, sin atropellarse unos a otros, llenando mi punto de vista de manchitas blancas que se interponían entre mi persona y los objetos lejanos. ¡Qué emoción! Días anteriores me hicieron llegar a la consideración de que la nieve, con su inmensa belleza, era un regalo de Dios para los humanos, y así lo tomé, como un regalo que Dios me hacía. Con cada copo que me tocaba la cara, se me caía una lágrima de felicidad y agradecimiento. Hacía “pucheros” y las lágrimas se mezclaban con la secreción líquida que salía de mi nariz por causa del frio. Dejé que todo me impregnase y permití que todo fluyera. La sensación me duró hasta que llegué a casa y se terminó la magia que me habían proporcionado aquellos inolvidables momentos.

Todo lo que me rodea –pensé después- cambia de cariz dependiendo de mi intención al observar los hechos y los objetos. La misma situación, dependiendo del punto de vista, puede ser feliz para unos, y lesiva para otros. Pero las situaciones y los objetos son inertes; en el fondo no tienen ningún significado, a no ser que tú se lo prestes. Y ahí radica la magia de la vida: en que tú te emociones con los hechos y con los objetos más comunes. No tienes que forzar la emoción, ni siquiera pensar: me voy a emocionar. Al hacerte uno con la nieve; al identificarte con la situación y dejar que te penetre, surge la emoción por sí sola, y te impregna hasta lo más recóndito de tu ser.

Nieva para todo el mundo, pero unos ven la nieve, y otros la magia.



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