viernes, 20 de mayo de 2011

PARA COMENZAR A COCINAR



La base de más de la mitad de los guisos de la cocina española, es una mezcla entre cebolla o cebolleta, ajo y pimientos; a los que se pueden añadir otro tipo de verduras y algunas hiervas y especias. Y en consecuencia, para comenzar a cocinar, es fundamental sofreír o pochar estas verduras. Siendo ésta la base y comienzo de tantos platos de cazuela, es fundamental saber la mejor manera de llevar a cabo un buen pochado o sofrito. Para ponerse a ello hace falta contar con los elementos fundamentales: Un buen fuego, una buena sartén del tamaño adecuado y un buen aceite. Obvio hablar del fuego aunque me parece fundamental su intensidad de la que luego hablaré. La sartén es importante, y, aunque parezca mentira, hay muchas clases diferentes en el mercado. Lo interesantes es escoger una acorde con nuestras necesidades. Los cocineros profesionales utilizan sartenes de aluminio, hierro colado, cobre, pero lo que yo recomiendo para cocinar en casa es una buena sartén antiadherente, que es barata, y, bien usada, dura mucho. El buen uso consiste en utilizar utensilios más blandos que la capa antiadherente para remover los alimentos: Madera, silicona, goma térmica… De esta forma es prácticamente imposible rayar el material que la recubre. No obstante, como en todos los órdenes de la vida, hay sartenes sublimes y otras que no lo son tanto. Yo no estoy capacitado para aconsejaros en este sentido, pero si acudís a Urbón Menaje, en Casado del Alisal, Teresa o Alberto, que son encantadores, os darán un cursillo completo de las sartenes más adecuadas para vuestro uso –tienen toda la gama. El capítulo del aceite es también importante. Todo el mundo coincide en el empleo de aceite de oliva virgen extra. Estamos hablando de verduras pochadas; si fuera para fritos de repostería, utilizaríamos mejor un aceite de semillas de uva, o simplemente de girasol.

Ponemos 5 ó 6 cucharadas de aceite en la sartén, de modo que cubra todo el fondo. Ponemos el fuego al máximo, y antes de que humee, echamos el ajo, le damos unas vueltas, y antes de que se queme añadimos la cebolla. En unos momentos, después de que hayamos removido para que se impregne de aceite, bajamos el fuego al 5 ó 6. A partir de aquí: paciencia. Vigilamos constantemente para que no se queme y vaya adquiriendo el color dorado tan característico. Paciencia y vigilar. La cocina requiere paciencia y dedicación. Cuando venga la práctica ya podremos hacer una cosa mientras se va cocinando otra u otras. Pero, de momento, que no se os hagan los dedos huéspedes.

miércoles, 18 de mayo de 2011

DEMOCRACIA REAL, YA

Sabéis que a veces me da por bajar de los cielos y mezclarme con la humanidad. Hoy es uno de esos días en los que siento que hay que hay que conducir a los humanos, que no entienden de cosas divinas.

Estaba previsto este orden de cosas. Los motivos son obvios: la gente no es tonta en absoluto, a pesar de la convicción al respecto de los políticos, y llega un momento en el que hasta los esclavos rompen sus cadenas. El movimiento ‘Democracia real, Ya’ es la crónica de un movimiento previsto a través de las redes sociales, que tienen la virtud de aunar voluntades y lograr que los partidarios de una idea, se sientan secundados por otros miles que sienten lo mismo. Los medios de comunicación están buscando qué hay detrás de todo esto. Incluso apuntan al que después del 11-M pronunció la célebre frase: «España no se merece un gobierno que la mienta». Todos los analistas están escudriñando, y no se dan cuenta de que la gente quiere lo que antes tenía y que le han quitado los partidos políticos. Porque ¿a qué viene el pasteleo de la derecha con la izquierda en el caso de Bildu? ¿Qué pretenden? ¿Comerse un trozo del pastel? Pero no comprenden que ya no hay pastel que comer. No se dan cuenta de que «Nadie hizo tanto daño a España en tan poco tiempo».

Quiero ofrecer a 'Democracia real, Ya' el tratamiento para que lo utilicen lo mejor que puedan, después de su acertado diagnóstico.

1.-Reforma de la ley electoral para impedir que se gobierne en minoría con apoyos indeseables que obligan a los gobiernos a hacer concesiones. Segunda vuelta hasta mayoría absoluta.

2.-Intervención de los bancos por parte del Estado. No podemos pagar todos, la deuda de los partidos políticos. ¿Dónde está el dinero que inyectó el PSOE a los bancos para que volvieran a conceder créditos a las empresas? Cuando los partidos paguen la deuda que contrajeron con los bancos tendrán las manos libres para obrar honestamente.

3.- Abolición de las autonomías. Es suficiente con los Ayuntamientos y Diputaciones Provinciales. Las Autonomías son la auténtica sangría de España. Sólo con esta medida, se paliaría el déficit en un tanto por ciento elevadísimo.

4.- Lucha abierta y armada contra el terrorismo. Nadie se ha opuesto nunca a la lucha armada contra ETA. En las manifestaciones de Miguel Ángel Blanco la gente estaba deseando que Aznar sacara los tanques de la Brunete camino de Las provincias Vascongadas. Han sido los partidos políticos los que se han apoyado en la justicia como única posibilidad. Y la cagada del PSOE de Felipe no significa nada por lo chapucera que fue. En la guerra abierta no hay tribunales, ni justicia.

5.- Erradicación de los cargos a dedo.

6.- Reforma integral de la Justicia (Independiente), y de la Enseñanza (Excelente).

7.- Exigencia en elecciones de que los candidatos presenten su Curriculum vitae, lo que saben y su experiencia. Igual que para cualquier oposición. Hasta para cubrir plazas de limpiadora, exigen exámenes...

8.- Exigencia a los constructores de hacer casas dignas a un precio razonable supervisado por el Estado. Y un tanto % de ellas para alquiler. Con precios razonables también.

9.- Exigencia a los cargos públicos de un reciclaje anual en el que presenten públicamente sus logros, sus éxitos y sus fracasos. Si no cumplen con un baremo, a la calle.

10.- Control estricto, con un plan exhaustivo, de las drogas, tráfico y consumo.

Estos diez mandamientos se encierran en dos:

a) Honradez.

b) Ética.

¡Que luego no digan que no tenéis ideario ni propuestas!

martes, 17 de mayo de 2011

EN MEDIO DEL PROCELOSO MAR DE LOS ACONTECIMIENTOS





En medio de la tribulación mantened la serenidad. No salgáis a la calle gritando porque eso es lo que quieren ellos para reprimir todo intento de sublevación. Baste a cada día su afán. Debo insistir en que el pensamiento es creativo; que vivimos como pensamos, por encima de lo que nos rodea, porque existe mucha gente que vive muy mal y sin embargo su entorno es bueno. Y hay gente que vive muy bien siendo su entorno muy malo. Todo depende de nuestra mente y de los parámetros de nuestra conciencia.

Cada cual puede hacer lo que le venga en gana, pero atento a las consecuencias que van a tener sus actos. Porque aquí; en este plano, nada suele quedar impune. El cielo y el infierno no tienen un lugar específico, no hay un lugar para el cielo y para el infierno. Ambos están aquí y ahora, en nuestras vidas, llenando cada momento de felicidad o de desdicha. Y ambos están fabricados por nuestra mente y por nuestros actos. El cielo está aquí; no hay otro lugar. El infierno, es esto, no hay otro sitio. Esta vida para algunos es el cielo, y para otros, el infierno. Pero, juguemos a transformar la situación a nuestro capricho. En casi todas las religiones; en todas las doctrinas, existen técnicas que demuestran cómo se puede transformar el momento, de un signo a otro, con el simple pensamiento. Basta con tener un objeto firme de meditación para transformar nuestro pensamiento, y con él, la situación. La técnica es muy sencilla: Cerramos los ojos y, en un primer momento dejamos libre nuestro pensamiento; nuestra imaginación. Pensamos con entera libertad. El maestro, en un momento determinado sugiere la visualización de una pizarra donde aparece escrita la palabra “pena”. Nos invita a que sintamos vivamente lo que significa la palabra. A poco avezados que estemos en este tipo de visualizaciones, sentiremos la pena que indica el cartel. Incluso habrá muchos que sientan manar lágrimas de sus ojos. Ni siquiera deja el maestro transcurrir tres minutos de pena, para llevar a los alumnos, que están sumergidos en el significado de la palabra, a contemplar y estar atentos, a partir de ese momento, a su respiración: Cómo entra el aire a nuestros pulmones, y cómo sale resbalando por todos las anécdotas anatómicas que encuentra en su camino. Cómo entra y como sale el aire de nuestros pulmones, cómo entra y como sale. Únicamente atentos y concentrados en cómo entra y sale el aire de nuestros pulmones. En este momento ha desaparecido la pena y, cada cual posee un estado neutro de ‘no pensamiento’ sostenido por el objeto de meditación de nuestra propia respiración.

Minutos más tarde, nos conduce suavemente a visualizar otra palabra en la pizarra mental: ¡Alegría!. Nos zambullimos en la sensación con la que nos envuelve la nueva palabra, y al momento nos encontramos felices en nuestro nuevo estado mental. Transcurridos unos minutos de dicha, el maestro vuelve a ordenar –si queremos. Solamente si nosotros queremos– que volvamos a centrarnos en nuestra respiración: Cómo entra y sale el aire en nuestros pulmones. Únicamente atentos a cómo entra y sale el aire de nuestros pulmones. Ya no hay nada que pensar, nada que sentir; solamente cómo entra y sale el aire de nuestros pulmones. En un instante desapareció la felicidad, por el mero y simple hecho, al alcance de cualquiera, de centrar nuestro pensamiento en una cosa tan nuestra como la propia respiración, y mantenernos ahí el tiempo que se nos antoje.

¿Qué es la vida? ¿Cuáles sus circunstancias? Lo que nosotros elaboramos con nuestra mente. Solamente lo que pensamos y en lo que mantenemos nuestro pensamiento. Eso es la vida. Que puede ser maravillosa, o caótica y llena de riscos, dependiendo de nuestra mente y de cómo sepamos abordar los problemas que se nos ponen delante. Tenemos el arma y la técnica. Ya no hay pretextos para lamentos. Llegará un venturoso día en el que declarar nuestra pena será un descrédito. Porque hay que ser panoli para albergar pena donde podíamos atesorar alegría.





LAS OPERADORAS DE TELEFONÍA






La relación actual con las operadoras de telefonía es absolutamente caótica; yo diría que kafkiana, absurdamente complicada y extraña. Pero hay que explicar las cosas desde el principio, a poder ser con pelos y señales, para que se entienda la clase de comunicación que se puede esperar de cualquier compañía de telefonía.

Hace aproximadamente un año que pensé en suspender la línea ADSL que tenía en el ordenador de mi consulta, y que empleaba exclusivamente para mandar los actos médicos de los pacientes de las compañías en las que prestaba mis servicios de especialista. En aquella época pagaba una fortuna a Telefónica; ya no tenía el volumen de pacientes de antaño y era absurdo seguir pagando por un servicio al que no sacaba partido. En principio quise cambiar las condiciones de mis contratos de dos líneas fijas con ADSL de alta velocidad y dos líneas móviles. Cada vez que llamaba al 900101010, acababa con las orejas coloradas y con los brazos agotados de sostener el teléfono a la altura de mis oídos. Al principio tenía que pulsar o decir el número del teléfono para el que quería la actuación. Varias veces tenía que repetir porque los sistemas de identificación de voz funcionan como funcionan. La segunda batalla se establece cuando una voz femenina te ordena que digas, de una manera clara y con pocas palabras, el motivo de tu llamada. «Perdone. No he entendido. Repita otra vez el motivo de su llamada» es la contestación sistemática a cualquier frase sencilla que se me ocurría decir, como: «Información sobre mi número de teléfono» o «gestiones pendientes». Al final, un buen día, harto de la frase: «Perdone. No he entendido. Repita otra vez el motivo de su llamada» Se me ocurrió decir: «Estoy hasta los testículos de Telefónica» Entonces oí una voz que decía: «Le pasamos con el departamento correspondiente». Desde entonces siempre recurría a la misma frase para que continuara de alguna manera la conversación. «Estoy hasta los testículos de Telefónica» ¿Para qué empeñarse en emplear otra? Pero en vez de pasarte con una operadora oías: «Lo sentimos. Todos nuestros operadores están ocupados. Permanezca a la espera. Gracias» A regañadientes permaneces a la espera ¿qué otra solución te queda?.

«Buenos días. Me llamo ‘fulanita de tal’ (Nunca entendí el nombre ni los apellidos) y voy a intentar solucionar de la mejor forma posible su problema». Entonces empiezas a repetir los motivos de tu llamada, que ya has dicho anteriormente a otra operadora. Entonces te dicen que te han pasado con el departamento equivocado y que te van a pasar al que te pertenece. Inmediatamente te ponen una canción, que hace años que no cambian, se conoce que para excitar más tu enfado o tus ganas de cagarte en todo lo más barrido. De vez en cuando, no obstante, aparece la voz de la operadora (casi siempre con un marcado acento hispano) que entre dientes te dice muy amablemente: «Señor Soto, perdón por la espera. Estoy intentando conectar con su departamento» o «Perdón, señor Soto, estoy verificando datos»

Muy de vez en cuando tienes la suerte de que te conteste él o la preparada del grupo, que suele ser un 3% (según estudios) de todos los contratados por Telefónica para sus servicios al cliente. Y entonces, no solamente entiendes lo que te dicen (esta vez sí hablan castellano) sino que te solucionan los problemas. Después de segregar adrenalina para combatir contra los 300, un operador me comentó que tenía un ‘asesor asignado’ que me iba a pasar para que me atendiera. Esta vez tenía un acento andaluz muy marcado y parecía, no sólo enterado de lo que hacía, sino con cierta solvencia. En la primera conversación asumió mi penalización por la portabilidad de los teléfonos, me sugirió qué terminales móviles podría ofrecerme a coste ‘0’, y me ofertó unos planes bastante asumibles. Desde ese momento, cuantas veces quise comunicar con él vía telefónica o e-mail siempre tuve problemas. Y cuando lo conseguí las condiciones no eran las iniciales. Mi paciencia tiene un límite. Y, sobre todo, tengo muchas cosas más importantes en las que ocuparme, que estar colgado del teléfono toda una mañana para que ‘dónde dije, digo, digo Diego’. He decidido seguir con mi operadora actual, a pesar de los inconvenientes que conlleva. Al fin y al cabo, que cuando se desconecte el ADSL también te quedes sin teléfono fijo (cosa que pasa muy frecuentemente), no tiene más importancia que la tú le quieras dar. Aconsejo, a ser posible, contratar servicios de telefonía en una oficina de calle, donde puedas mirar a los ojos a una persona y decirla, cara a cara, cuáles son tus necesidades. Y si se tercia que asuma que «Estés hasta los testículos de las operadoras de telefonía»

¡Qué lejos quedan los tiempo del monopolio de Telefónica, en los que hacían lo que les daba la gana contigo, pero con amabilidad, y podías hablar con una persona mirándola a los ojos!

domingo, 15 de mayo de 2011

POSIBILIDADES






Me encanta la cantidad de posibilidades e inspiraciones que me sugieren los artículos que leo en la prensa y en los semanales. Hoy me refiero específicamente al artículo de mi querida amiga Bárbara Alpuente, llamado Búnker, en el que define las relaciones humanas como absolutamente estancas y concretas en un determinado entorno siempre afín a nuestra manera de pensar, decir o sentir. Nos movemos en un espacio muy reducido de amistades, lecturas y televisión siempre acordes a nuestra manera de pensar. Y sólo leemos, hablamos o visionamos cosas que resulten cómplices con nuestras ideas. Aquellas que no van de acuerdo con nosotros las desechamos inmediatamente sin pensar en la parte que nos podría motivar positivamente. De forma que, como ella dice, vivimos en un búnker de paredes de cemento, en el que dejamos entrar lo que no nos perjudique; lo que nos gusta, aquello que no nos perturba; sólo a nuestros colores deportivos o políticos; sólo a nuestros amigos, que lo son porque piensan igual que nosotros.

Desde joven he tenido mis ideas; unas propias y otras nacidas de la gente que me rodeaba. Pero no he mostrado ningún rechazo a convivir, charlar y reír con gentes de distinto colores mentales. He tenido grandes amigos, rojos como las amapolas, con los que me he llevado perfectamente, a cambio de no hablar de los asuntos que nos diferenciaban claramente. Nos limitábamos a hablar de las cosas que nos unían, e incluso hacíamos causa común cuando nos sentíamos atacados como grupo profesional.

Así, he ido viviendo con las reservas propias hacia las facciones contrarias, o hacia aquellos grupos que laceraban mi mente con actitudes claramente totalitarias, separatistas o asesinas. Pero ¿Por qué ser necesariamente de un grupo, una idea, o un partido? ¿Por qué no ser de todos? Abarcar dentro de tu cabeza todas las ideas, todas las posibilidades, todas las iniciativas…En realidad la actitud contraria conlleva sufrimiento, porque no puedes ganar siempre, y eso genera dolor, rencor y revanchismo. Cada vez que pierde el Madrid o gana el Barcelona, se establece dentro de mí un mecanismo de frustración que tengo que sacar de dentro con algunas de las técnicas de control mental que empleo cada vez que caigo en un sentimiento humano. Cuando los socialistas ganaron las elecciones, hace ya siete largos, frustrantes y negativos años, comencé a sentir un rechazo profundo hacia todo aquello que oliera a rojo. Y eso que todavía no habían pactado con ETA, no había aprobado el matrimonio homosexual, no habían expulsado a Jesús de las escuelas, no habían concedido el principio de la independencia a Cataluña, no habían despreciado a las víctimas del terrorismo, no se habían cargado el Valle de los Caídos, no habían abierto causa contra Francisco Franco, no habían degradado la enseñanza hasta cotas de cloaca, no habían permitid el aborto libre, la píldora del día siguiente, el botellón, la maría, la coca y el caballo… Todo esto genera insatisfacción profunda en una persona con nobleza de espíritu, hombría de bien, honradez y ética profesional.

Un día, al levantarme de la cama y respirar hondo y profundo, antes de mirar por la ventana el cielo que me Dios me regalaba para me acompañara ese maravilloso día, salí de mi búnker privado y abracé un sentimiento de totalidad que todavía mantengo. Ya no me importa ningún político, ningún club de futbol, ninguna cadena de televisión, ninguna circunstancia, sea positiva o negativa. Comprendo que ninguna circunstancia ajena a mí me puede afectar. Sólo me perturba lo que nace en mi cabeza, no lo que intenta instalarse en ella proveniente del exterior. No comprendo todo tipo de ideología, pensamientos o actitudes, pero no las desecho; simplemente no dejo que entren en mi mente, y si entran, no permito que tomen carta de naturaleza. Simplemente las invito amablemente a que salgan cagando fuego de mí: «Señores: ¿Serían tan gentiles de mover sus personas de mi propiedad?. Mil gracias»


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