miércoles, 11 de enero de 2017

SIMON SINEK Y LOS MILLENIALS

A una generación entera les dijeron que eran especiales, les dijeron que podían tener todo en la vida sólo con desearlo. Si tomas a este grupo ves que se gradúan y entran a trabajar y son arrojados al mundo real, y en un instante se dan cuenta de que no son especiales, su mamá no les puede conseguir un ascenso; que nada llega por llegar y que no puedes tener, nada, sólo por desearlo. En un instante su autoestima se destruye.

Crecieron en un mundo de redes sociales:

El otro problema es que han crecido en un mundo de Facebook, Twiter e Instagram donde le puedes poner filtros a todo. Somos buenos fingiendo que la vida es increíble aunque estemos deprimidos. Todo el mundo parece fuerte y que lo ha logrado, cuando  la realidad es que hay muy poca gente fuerte y triunfadora; tienen pocos mecanismos para liderar con el estrés, y cuando el verdadero estrés llega a sus vidas, no buscan una persona, buscan un dispositivo, van a las redes sociales, que les proporcionan un alivio temporal.

La dopamina y las redes sociales:

Sabemos que la conexión con las redes sociales y nuestros teléfonos libera una sustancia química llamada dopamina, por eso cuando chateas te sientes bien. Entonces, cuando nos sentimos un poco decaídos o solos, enviamos 10 mensajes de texto a 10 personas diciendo: hola, hola, hola…La dopamina es exactamente la misma sustancia que nos hace sentir bien cuando fumamos, bebemos o apostamos. En otras palabras, es altamente adictiva. Tenemos restricciones para fumar, para beber o para apostar, y ningún impedimento para utilizar los medias o los móviles, que es equivalente a abrir el bar y decirles a nuestros jóvenes: Entren y sírvanse hasta que se caigan. El alcohol no es malo, mucho alcohol sí es malo. Apostar es divertido, mucho es peligroso. No hay nada de malo con los media, lo malo es el desenlace. Si te reúnes a cenar con tus amigos y estás mandando mensajes a alguien que no está allí, eso es un problema, una adicción.

Un mundo de gratificación instantánea:

A esto súmale la sensación de impaciencia. Han crecido en un mundo de satisfacción instantánea. Quieres comprar algo, vas a Amazon y te lo mandan en 24 horas. Quieres ver una película, te conectas en Internet y puedes verla. Quieres ver un show de TV ¡bing!, no tienes que esperar ni siquiera a la semana siguiente.

Algo que se llama mundo real:


Todo lo que quieres..”satisfacción instantánea”, excepto la satisfacción en tu trabajo, relaciones duraderas. No existe ninguna app para eso! Eso es un proceso lento, detallado e inconfortable. Entonces veo esos increíbles, fantásticos, idealistas trabajadores; chicos inteligentes que se han graduado recientemente en el instituto, que dejan el trabajo; y me siento con ellos y les pregunto: ¿cómo te va?. –Creo que voy a renunciar…. E insisto: ¿Por qué?!!! Y ellos están como: Creo que no estoy haciendo ningún impacto hevy…Has estado aquí 8 meses. Están parados en la ladera de la montaña y tienen este concepto abstracto de producir un impacto en el mundo, que es la cima. Pero no lo ven como una montaña. No me importa si subes la montaña deprisa o despacio, pero sigue siendo una montaña. Entonces, lo que esta generación de jóvenes necesita aprender es a tener paciencia, porque las cosas que realmente importan como el amor o la satisfacción en el trabajo, el disfrutar, el amor a la vida, la autoestima...todas esas cosas, toman tiempo. A veces puedes acelerarlas un poco, pero la mayor parte del camino es arduo, largo y difícil, y si no pides ayuda y aprendes de eso...te caerás de la montaña.



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