lunes, 27 de diciembre de 2010

CONTESTACIÓN A PEDRO

Hay quien no sabe más que protestar por todo y sumirse en la más negra desesperación. Como un colaborador de Yodona que escribe en la misma página que Bárbara Alpuente y está luchando contra todas las ideas cristianas, posiblemente para hacer prosélitos para su causa anticlerical. Yo le contesto con la carta que expongo a continuación y por su contenido, se ve fácilmente lo que decía el fulano en la suya.


No sé cómo llamarte para empezar mi carta. ‘Querido amigo’ no hace honor a la verdad. Ni eres querido –no te conozco– ni eres mi amigo. Quizá cuando llegues a mi edad y aprendas más de la vida y te abras a percibir otras realidades, podamos llegar a serlo, si tú creces deprisa y yo me estanco una temporada. Así que te llamaré simplemente Pedro.

Pedro: No tienes derecho a hacer proselitismo negativo con tus panfletos anticlericales y anti doctrina católica. Se ve que estás muy jodido, amigo. ¿De qué te sirve entonces ser inteligente, saber escribir y tener un trabajo remunerado por hacer el caldo gordo a los ateos? Hay gente que es sencilla y toca la zambomba, y pone el belén y escribe a los Reyes Magos y es feliz. No hace falta hacer elegías a la negritud para ser un puñetero desgraciado. Yo te veo pegando propaganda electoral dentro de muy poco y viviendo de lo que te den en un partido anticlerical y anti Dios, como tú. Y no es que ser creyente sea lo más de lo más, pero al menos tiene la ventaja de la esperanza en algo o en alguien. La desesperación de los ateos nace de la falta de paradigma, porque la política y la pasta no son buen espejo dónde mirarse. Y más ahora cuando la permisividad, la mediocridad y la apatía se han instaurado, de la mano de los antidoctrina, en toda la sociedad, y tienen ‘peones de brega’ que, como tú, que les hacen el juego sucio y el caldo gordo.




Tú serás capaz de adoctrinar a tus hijos en tus cicateras verdades, con tal de salirte con la tuya y demostrar, al cabo del tiempo, lo jodido que está todo y la mentira de ciertos conceptos que a ti te hacen desgraciado de lo más, pero que a la gente sencilla la hacen feliz. Y tus hijos, cuando se den cuenta de las maniobras de su padre, renegarán de ti por haberles privado de cosas tan sencillas como tocar la zambomba, poner el belén, escribir la carta a los Reyes Magos, o cantar villancicos.

Todo es más sencillo y más complicado de como tú lo ves. Mi realidad es que yo he escogido a los negros, las pateras, el gobierno, el belén y las zambombas antes de aterrizar en este bello y maltratado planeta azul. Y nadie puede interferir en mi elección, nadie. Dios existe, pero no es el muñidor de este caos, ni de los partidos, ni del deporte, ni de las drogas. Todo está escogido por nosotros con su consentimiento. Y el motivo de todo ello es que yo lo necesito para aprender y pasar página.

Sólo de esta manera yo puedo reprimir la tentación de echar sapos y culebras por mi boca en tu contra y en contra de todo aquello que no esté de acuerdo con mi especial manera de ver la vida cuando me pongo en el plano humano. Luego me acuerdo de mi parte divina y de que yo he escogido mis circunstancias, me calmo y pido perdón por mis raptos de rebeldía, y toco la zambomba, pongo el belén y le pido paz a los reyes magos. Y el niño negro que nace en una patera no representa ningún consuelo para mí porque su vida la escogió él estando en algún lugar recóndito de la galaxia, esperando a encarnarse en humano de este planeta para experimentar todo aquello que necesita para completar su formación.

Esta es mi verdad y soy feliz con ella. La tuya es muy distinta y estás encabronado. He ahí la pequeña diferencia entre tener un espíritu por encima de la carne, y no tenerlo. Y si después todo, lo que ahora me hace feliz no existe, que me quiten lo bailado.

Enrique de Soto Toledano. Médico jubilado. edesoto@telefonica.net.

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