jueves, 5 de mayo de 2011

LA VERDAD QUE NOS HARÁ LIBRES





Las categorías de seres humanos, con respecto a su catadura moral, son infinitas como los granos de arena de las playas. Cada cual tiene su verdad y la ejerce como sabe o como puede. Cada hombre tiene, por nacimiento, por aprendizaje, por imitación o por rechazo, una serie de parámetros por los que encauza sus acciones. Una determinante de nuestra conducta es la religión que nos haya tocado por nacimiento, o aquella que abrazamos cuando llegamos a la edad en la que podemos discriminar y elegir. Pero los preceptos y las doctrinas de las innumerables religiones que existen en este mundo son tan diversos como contrapuestos. Y sería necesario, para elegir la mejor, empapar el alma y la mente de todas ellas, como hacemos para elegir la mejor composición musical, la mejor obra literaria o la mejor película. Pero en realidad ¿Cuál es la mejor? Cada adepto cree que la que él profesa es la mejor. Pero sin pararse a pensar en las demás y quizá con un desconocimiento absoluto de todas ellas. Simplemente sus padres profesaban la religión que él acoge, y basta de ninguna otra consideración.

La pregunta es un arma de doble filo y encierra una gran malicia ¿Cuál es la mejor religión? Esta pregunta le formuló un seguidor de la ‘Teoría de la liberación’ al Dalai Lama. Y ‘Su santidad’ contestó simple y llanamente: «La mejor religión es aquella que más te aproxima a Dios; al infinito. Es aquella que te hace mejor». No satisfecho con la respuesta, el cura insistió: «Pero ¿qué es lo que me hace mejor?». «Lo que te hace mejor…» –contestó Tenzin Gyatso– «…es aquello que te vuelve más compasivo, más sensible, más desapegado, más amoroso, más humano y humanitario, más responsable, más ético… La religión que consiga hacer eso por ti, esa es la mejor religión»

Esa es “la verdad que nos hará libes”. Esa es, definitivamente, la clave de la moral y de la ética humana. Cada cual tiene su verdad, pequeñita, restringida, cicatera, mínima, contingente, pero es su verdad. Lo que hay que pedir es que esa verdad que cada uno celamos en nuestra caja del tesoro, nos engalane con todas las virtudes que señala el Dalai Lama en su respuesta: Compasión, comprensión, paciencia, sensibilidad, desapego, amor incondicional, humanidad, responsabilidad, ética, moral, generosidad y sabiduría.

¿Qué más se puede añadir a este comentario que no lo empeore? ¿Qué más se puede añadir a este comentario para mejorarlo? Nada. Está perfecto como está. Igual que la verdad de cada cual es perfecta si consigue ese cúmulo de regalos señalados por ‘su santidad’

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