lunes, 30 de abril de 2012

LAS ESPERAS




Hay quien se las sabe todas, otros no saben nada de nada. Algunos dicen que se saben la teoría, pero que lo difícil es ponerla en práctica. El caso es que, preguntes a quien preguntes, la respuesta es: «Ya, ya lo sabía, pero el género humano lleva implícitas ciertas características que le hacen acomodarse a una serie de parámetros aunque le perjudiquen»

En el grupo de “¿Qué me vas a contar a mí, si la tengo pelada de esto, o de lo otro, o de lo de más allá?” Aparte de tenerla pelada –frase bastante al uso, y no privativa de los hombres– está el listo que desprecia olímpicamente todo aquello que le pueda a ayudar a sobrellevar con mejor cara los avatares que constantemente nos depara la vida. Todo lo que no sea pesar, medir o sentir, para ellos no existe: Ya hay otros métodos que te dejan ‘niquelao’ como una buena moña que te deje ‘pallá’, un canuto, una buena esnifada de farlopa o un pico de caballo por su sitio.

Le enseñas a un amigo un vídeo donde, de una manera muy explícita y muy clara, te cuentan, en tres escasos minutos, la manera de ser feliz y sacar de la vida lo bueno que te puede dar –http://youtu.be/mB4ItrJIdig– y, en acabando, te dicen que es verdad, pero que quién vive así, quién hace estas cosas tan magníficamente sugeridas, o que la peña no quiere complicaciones esotéricas o más elevadas que ‘Sálvame de Luxe’. Cada cual está en lo suyo y de lo suyo gasta.

Hay gente para todo: para escuchar y aprender, para escuchar y no aprender ni una mierda, para criticar constantemente y no pasar a nivel consciente las verdades que a diario se nos ofrecen para nuestra felicidad y aprendizaje. Y la verdad es que se sienten zarandeados en algunas ocasiones, pero inmediatamente borran del disco duro lo que les han podido aportar y siguen en su rollo particular de descreídos, sabiondos y matones de bar.

Si alguien, en cierta ocasión, tratara de poner en práctica la sencillez de los consejos de estas perlas de sabiduría, que nos dan de manera gratuita, experimentaría que es sencillo y que solamente hay que perseverar en la observancia de una cosa tan fácil como: “Estar a lo que se celebra”. Me he apropiado de esta frase que un psicólogo navarro decía para explicar que lo que hay que hacer es vivir el momento y sacarle a la vida lo que tiene de bueno. Me canso de decir que las cosas, en su calidad de lo que son, no tienen bondad ni maldad, son neutras; lo que para mí es bueno, para ti puede ser agobiante, y viceversa. Lo que les otorga calidad es la reacción del que las recibe. Ese es uno de los secretos que te harán libre.

De manera que tenemos sólo dos posibilidades, juntas o separadas –mejor que las juntemos–: “Estate en lo que se celebra” y no juzgues, no critiques y dedícate a vivir las cosas de la vida con la mejor de tus sonrisas.

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