jueves, 12 de abril de 2012

TIMOS EN LA RED





Confieso humildemente que dejándome llevar por el romanticismo, por mi credulidad y por mis emociones, he estado a punto de ser víctima del timo de la estampita a través de la red.
Recibo un e-mail, que previamente Outlook me había quitado de en medio archivándolo en ‘correo no deseado’. Pero me gusta meter la mano en la madriguera y de vez en cuando lo abro para limpiarlo. En esas, veo un e-mail atractivo escrito en francés. Lo rescato, lo leo y me entero de que proviene de una enferma ingresada en un hospital del Reino Unido, que dice haber elegido mi dirección entre un millón con ayuda de la Providencia. Está a punto de fallecer de una enfermedad terminal y quiere cumplir su voluntad de hacer obras de caridad a los niños desvalidos, por mi mano, con un dinero que tiene en una maleta negra, depositada en la caja fuerte de un banco de Benín.

Me carteo con ella y me agradece toda la ayuda que la pueda prestar en nombre de Dios, pidiéndome que me comunique por e-mail con su banquero. Le escribo y me pide una serie de datos intranscendentes. Me pregunto por dónde saldrá la cosa. Me pide una serie de requisitos para que yo reciba la maleta. En mi último e-mail la digo que estoy deseando saber cuáles son las condiciones y que si hay alguna monetaria, siento decirla que estoy en la mayor indigencia.
El truco está en que tengo que pagar 480 €, producto del alquiler de la caja fuerte durante tres años, para recibir la maleta que, según Yolaine Marie Velayoudón –que así se llama la presunta timadora– contiene la bonita suma de 2.020.000 €, de nada. ¡Claro, el cambio es barato! Menos mal que pronuncié la palabra mágica: “Indigente” y eso les puso con pies en polvorosa…


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