martes, 2 de marzo de 2010

LA NUEVA ENERGÍA




Se me quedan en el tintero muchas cosas, muchas críticas, mucha bilis. Pero, conscientemente, no puedo estar contribuyendo a que las cosas sigan siendo así. Si me empeño en pensar en anécdotas que a mí me parecen reales y creadas por no sé qué extraño ser de allende la galaxia, estoy creando inconscientemente a ese personaje de ciencia ficción que está moviendo los hilos del teatro donde todos nosotros, pobres marionetas sin autonomía, nos movemos, vivimos, pensamos y nos retorcemos en nuestros debates internos.

En 1929 Heisenberg comprobó que no es posible medir simultáneamente la posición y la velocidad de las partículas subatómicas, ya que las propiedades análogas a la velocidad y la posición, que en el mundo subatómico son más vagas, adquieren consistencia únicamente en el momento de la medición. (Principio de indeterminación).

Esto significa que el observador altera lo observado por el mero hecho de su observación. Lo cual socava el supuesto clásico de la realidad objetiva, pero lo más impactante es que no es la unidad subatómica quien “decide” si se manifiesta como onda o como partícula, sino el observador.

Abundando en la teoría, muy chocante por otra parte para un ser de mediana inteligencia y percepción, se podía aducir que, no sólo el observador tiene la capacidad de decidir si la unidad subatómica debe mostrarse como onda o como partícula, sino que cualquier mente tiene la capacidad de crear, y por tanto de decidir y variar la próxima realidad. Esto ocurre con cualquier mente de mediana calidad. Pensemos lo que pueden fabricar millones de mentes, que unidas pueden dar a luz una realidad espléndida o catastrófica.

Según los acontecimientos cósmicos de hace ya algunas décadas, la energía que está llegando a La Tierra es muy superior a la que viene habitualmente y de distinta calidad. De alguna manera, y de forma inexplicable, la humanidad está sufriendo este cambio que trastoca su natural fisiologismo para adaptarse a la nueva situación: Ambulatorios colapsados, centros de tratamiento con demoras de meses, camas en los pasillos. Todo esto nos da una idea muy aproximada del planteamiento caótico actual. Es como darle poderes a un niño; los utilizará a su capricho. Notará su cambio, pero no sabrá controlarlo, a no ser que le ilustres sobre la nueva situación, sus ventajas y sus inconvenientes.

A la humanidad actual nos están ampliando la velocidad del sistema operativo mental, de forma que estamos entrando en un momento altamente creativo . Hace algunos años teníamos la capacidad de crear y variar la realidad a muy largo plazo. Este lapso de tiempo se ha ido reduciendo paulatinamente hasta hacerse mínimo, de manera que una colectividad, comprometida en una idea común, puede hacer milagros o caer en la más negra desesperación y en creaciones esperpénticas.

Seguramente todo lo que escribo tiene una influencia en cierta colectividad a quien impulso a unirse a mi creación. Comprendido el asunto, no me cabe más remedio que inducir a mis lectores al pensamiento positivo global, a la dicha y a la felicidad. Dicho esto renuncio a poner a bajar de un burro a políticos y demás unidades de desequilibrio del sistema actual, para crear una realidad paralela que, unida a otras miles de voluntades, equilibre la nefasta influencia de algunas mentes negras. He leído una anécdota que me cuenta mi admirada Bárbara Alpuente, referente a una viejuca que, en medio de una frío gélido, intenta vender su abrigo ,acuciada por sus necesidades vitales, en  una boca de metro de San Petesburgo. Un turista de este lado del mundo, se lo compra y después se lo ofrece como un regalo. La anciana se lo agradece y le pide: “Sean ustedes felices, nosotros lo necesitamos mucho”.

1 comentario:

  1. Se agradecen estos artículos sobre espiritualidad. Éste último me ha recordado a la famosa frase del Alquimista, en la que se menciona esa colectividad humana.
    Es cierto que hay cosas que pueden discutirse: si en verdad quien aparece en nuestras vidas lo hace porque tenía que ser así (destino) o porque podemos tener cierta capacidad para atraer cosas buenas (visualización positiva, karma, etc...) es tan discutible como fascinante.
    Es verdad, y se ve sobre todo a través de los medios, que cualquier cosa, sobre todo las malas, se magnifican. Es como si todos desearan contar malas noticias: es lo que vende.
    Al margen, el ambiente no ayuda: crisis económicas, sociales y espirituales, terremotos, inundaciones... Estamos indefensos ante los elementos y ante los propios hombres.
    Lo dicho: interesante, para darle más de una vuelta en la cabeza. Saludos.

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