martes, 15 de marzo de 2011

¿A QUÉ ESPERAS PARA SER FELIZ?



Kiri Te Kanawa. O mio babbino caro.

¿A qué estamos esperando? ¿Por qué no nos ponemos en marcha? ¿Creemos que mañana será más luminoso y más cálido y entonces seremos felices? Estamos absolutamente equivocados. El mañana no nos va a traer nada que nosotros no nos fabriquemos. Esperamos tener un trabajo o cambiar el que tenemos por uno mejor. Esperamos que nuestra pareja piense a dónde vamos con esta situación y rectifique. Esperamos que se nos reconozcan nuestros méritos. Esperamos que nos toque la lotería. Esperamos, esperamos, esperamos. Y lo que esperamos nunca llega. La espera se hace dolorosa y nuestra insatisfacción llega a extremos de ira contra todo y contra nosotros mismos.

Y el caso es que el mañana no existe; es una quimera. Lo único que existe; lo único tangible, es este momento en el que vivo, respiro, me desenvuelvo, gozo o peno. Todo transcurre en este momento. No existe nada más. Y en este momento, o soy feliz o no lo soy, pero no puedo esperar al siguiente, imaginando que será mejor, porque el siguiente lo haremos nosotros con la misma técnica que el anterior: con la esperanza de que en ese otro siguiente momento se satisfagan nuestras peticiones, nuestros anhelos y nuestras carencias. Pero el mañana es inerte, no tiene capacidad de creación, y en el mañana no hay nada escrito, no hay dinero, ni amor, ni felicidad. Todo eso lo tenemos que fabricar nosotros en este momento.

Otro día más, otro fin de semana más de tedio y angustia, de insatisfacción y aburrimiento. Esperando que alguien venga y me saque del marasmo existencial en el que estoy metido. Mañana será mejor, esperaré sus regalos. Hoy no los tengo, sólo tengo la insatisfacción de mi mundo de deseos. Y me desespero cada vez que pasa un día más y no trae consigo nada que me satisfaga; nada que me haga vibrar; nada que me haga feliz. Si al menos viniera un pariente, un amigo. Si me llamaran por teléfono para proponerme alguna trastada…Pero el tiempo pasa y nadie llama, nadie viene a sacarme de casa…

Si estás esperando que todo eso se realice vas de culo, cuesta arriba y contra el viento. Mi experiencia me dice que nadie va a venir a hacerme morisquetas, ni a proponerme nada, ni a ofrecerme un viaje a Barcelona para ver el Parque Güel, ni siquiera para saber cómo estoy y cómo me lo monto. Como yo no me mueva no va a moverme nadie. Ponte en marcha. Sal a la calle. Mira escaparates. Camina por un parque. Mira a los árboles. Oye a Mozart. Ponte en el video qué bello es vivir y llora un rato. Las lágrimas son el rio de la vida. No te reprimas y llora un rato, ya verás qué a gusto te quedas.

Yo tengo la triste experiencia de sentir el olvido de los que yo creía mis amigos en dos momentos muy dolorosos de mi vida. En ambos no se cumplieron mis expectativas y sentí el dolor durante mucho tiempo. Ahora, con la lejanía del tiempo, sé que no es bueno crearte expectativas con respecto al prójimo, porque es muy doloroso que te defrauden. Y ahora comprendo que era yo el que debía de haber seguido llamando a ‘mis amigos’ y proponiéndoles aventuras, tertulias o excursiones. Yo y siempre yo soy el que llevo la batuta de mi vida, y en algunas ocasiones he dejado que dirijan los demás. Después me he quejado amargamente cuando el único responsable de los hechos he sido yo.

No esperes a mañana para llamar a tus amigos o a tu familia, para proponerles algo, para decirles que les quieres, para quedar con ellos y abrazarlos. Y si no lo haces por orgullo, por vanidad o por cualquier otra chorrada semejante, luego no te vengas quejando

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