miércoles, 21 de marzo de 2012

LO QUE PARA UNO ES BUENO, PARA OTRO PUEDE NO SERLO




Las cosas que pasan en la vida, excepto las catástrofes con resultado de víctimas mortales, tienen una calidad neutra, no son ni buenas ni malas, depende de quién las sienta y quién las mire. Para unas personas la misma cosa puede ser un desastre y para otras una bendición. Dependiendo del color del cristal de tus gafas, verás las cosas negras o del color de las rosas.

Y definitivamente el que da la calidad a las cosas es el que las vive. Lo importante no son las cosas en sí, sino tu reacción ante las cosas. Si reaccionas mal, violentamente, con desesperación, con desasosiego, con miedo, te romperás, sufrirás y no aprenderás nada. Tendrás, por tanto, que estar delante de una situación similar otra vez, para aprender algo positivo. Es tu reacción lo que las define y lo que te permite avanzar en el conocimiento o no.

La fórmula magistral es afrontar las cosas sin juzgarlas, sin criticarlas e intentando vivirlas intensamente. Sólo de esta forma las sanarás y no se volverán a poner delante de tu persona, porque ya no hará falta para tu aprendizaje. Cuando estás viviendo una situación dramática, no es bueno intentar evadirse de ella distrayéndose, saliendo, entrando. Eso es lo que aconseja todo el mundo: No llores, no te preocupes, no lo pienses, diviértete. Mal asunto. Estas maniobras son frustrantes por lo que tienen de ineficaces. Se sufre lo mismo y acabas absolutamente desengañado.

Lo mejor, sin ningún género de dudas, es aceptar la situación sin criticarla, sin juzgarla e intentando vivirla intensamente. Si acaso, concederse un plazo para terminar con el dolor. De tres a seis meses es el tiempo adecuado para decidir acabar con la pena, la aflicción, la soledad y la añoranza. También ayuda, pasar a nivel consciente el hecho de que el que se va no se merece que le demos el carácter de maligno. Al fin y al cabo, si sufrimos intensamente su pérdida es indudable que nos está amargando la vida. Y eso no se lo merece ningún ausente.

El abandono, la pérdida, el desamor, la traición, son dramas que hay que superar sin odiar, sin intentar compensarlos de ninguna manera traumática. Dejemos que las heridas se cierren al cabo del tiempo, y mientras tanto lloremos en silencio hasta que la pena se agote por consunción, o hasta que llegue el día feliz en el que decidamos acabar con la desdicha.

LOVEUFOREVER

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