viernes, 23 de marzo de 2012

PARA JESÚS MORALEJO. INOCENCIA.

Querido amigo Jesús: Allá donde te encuentres, estarás bien. Las pequeñas estupideces de este mundo, la enfermedad, el poder y la gloria no significan nada donde tú estás. Ahora comprenderás los misterios de este mundo y te habrás dado cuenta de que es mejor ser que tener, y que el poder y la gloria no valen nada. Quizá te mereciste más en este plano. Nos parece que las buenas personas viven peor que las malas, retorcidas, elatas, sandias y estúpidas que todos conocemos y que nos rodean por todas partes. Pero ¿Qué sería el mundo sin estos pelafustanes? Para el común de la buena gente, muy aburrido. ¿Qué aprenderíamos sin estos desgarramantas? Nada o muy poco. Porque nos reflejamos uno en otros justo para aprender, para templar y para moderar. Lo poco que te conocí –quizá si hubieran sido otras las circunstancias lo hubiéramos hecho más– me complació y no encontré otra persona en tu entorno con quien poder cruzar dos palabras distendidamente. A veces basta con eso, no se necesitan grandes favores ni grandes peroratas. Descansa en paz querido colega.
Hoy, a raíz de la noticia, he sacado una carta para mí, que comparto con todos:
INOCENCIA.



INOCENCIA
El anciano de esta carta irradia un gozo infantil hacia el mundo. Hay una sensación de gracia a su alrededor, como si estuviera en casa consigo mismo y con lo que la vida le ha deparado. Parece estar manteniendo una comunicación juguetona con la mantis religiosa que descansa en sus dedos, como si ambos fueses grandes amigos. Las flores rosadas que caen en forma de cascada a su alrededor, representan un tiempo de «soltar», de relajación y de dulzura; y son una respuesta a su presencia, un reflejo de sus propias cualidades. ♦ La inocencia que procede de una experiencia profunda de la vida es como la de un niño, pero no es infantil. La inocencia de los niños es hermosa pero ignorante, y será reemplazada por la desconfianza y la duda a medida que el niño crezca y aprenda que el mundo puede ser peligroso y desafiante. Sin embargo, la inocencia de una existencia plenamente vivida tiene una cualidad de sabiduría y aceptación de las maravillas de la vida siempre cambiantes. (Tarot Osho Zen)
El Zen dice que si olvidas el conocimiento que has adquirido –incluido tu nombre, tu identidad, todo, ya que te ha sido dado por otros–, abandonas todo lo que los demás te han dado, tendrás una cualidad totalmente diferente a tu ser: la inocencia.
Ésta será la crucifixión de la persona, de la personalidad. Pero habrá una resurrección: la de tu inocencia; volverás a ser un niño otra vez, renacerás. (Osho, ‘Dang Dang Doko Dang, cap 7)


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