«Nadie
es profeta en su tierra»
¡Verdad
del evangelio…! Lo que os transcribo, lo vengo diciendo yo desde hace 40 años.
No exagero ni un segundo: ¡40 años!. Y más concretamente: lo divulgo en mi
blog, en mis libros y en mis cursos. Pero, al parecer, ni puto caso. Yo soy médico
también, pero español, vivo en una capital de provincia y no escribo
elucubraciones, chorradas, mentiras sobre el corazón, ni los tics estúpidos de
la gente con respecto a la vida, al trabajo, al amor…
–Nada.
-¿Para qué? ¿Para tapar
síntomas? No. ¡Atienda a sus síntomas, escúchese! Y su alma le dará la receta.
Pero, ¿me meto en la
cama o no?
–Pregúnteselo usted
mismo, y haga lo que crea que le conviene más. ¡Crea en usted!
–Ah, ya veo: elige
usted el papel de víctima. Su actitud es: “He pillado una gripe. Soy víctima de
un virus. ¡Necesito medicinas!”.
Pues sí, como todos...
Pues sí, como todos...
–Pues allá usted... Mi
actitud sería: “Me he regalado una gripe. ¡Soy la única responsable! Debo
cuidarme un poco”. Y me metería en cama, reposaría, me relajaría, meditaría en
cómo me he maltratado últimamente...
¿Se ha “regalado” una
gripe, dice?
–¡Sí! Tu enfermedad
viene de ti, no viene de fuera. La enfermedad es un regalo que tú te haces para
encontrarte contigo mismo.
–Tu enfermedad refleja
una desarmonía interior, en tu alma. Tu enfermedad es tu aliada, te señala que
mires en tu alma, a ver qué te sucede. ¡Dale las gracias: te brinda la ocasión
de hacer las paces contigo mismo!
–¿Hacer la guerra a la
enfermedad? Eso propone la medicina actual, y las guerras matan, traen siempre
muertes.
–¡Un tercio de las
personas hospitalizadas lo son por efectos medicamentosos! En Estados Unidos,
700.000 personas mueren al año a causa de efectos secundarios de medicamentos y
de tratamientos hospitalarios.
–No. No si cambiamos el
enfoque: la medicina actual ha olvidado la salud, ¡es una medicina de
enfermedad y de muerte! No es una medicina de salud y de vida.
–En la antigua China,
un acupuntor era despedido si su paciente enfermaba. O sea, ¡el médico cuidaba
de la salud! ¿Ve? Toda nuestra medicina es, pues, el fracaso total.
Prefiere medicinas
alternativas, pues...
–Respetan más el
organismo que la medicina industrial, desde luego: homeopatía (¡será la
medicina del siglo XXI!)acupuntura,fitoterapia,reflexoterapia, masoterapia...la
practica del yoga..la meditacion .. Son más baratas...
y menos peligrosas.
–¡Dígale eso a la
medicina convencional! ¿Te salva ella de un cáncer?
–Lo que hará seguro es
envenenarte con cócteles químicos, quemarte con radiaciones, mutilarte con
extirpaciones...
¡Y, encima, cada día
aparecen más cánceres! ¿Por qué? Porque la gente vive olvidando su alma (que es
divina): la paz de tu alma será tu salud, porque tu cuerpo es el reflejo
material de tu alma. Si te reencuentras con tu alma, si la pacificas..., ¡no
habrá cáncer!
–Alimentaría su fe en
sí mismo: eso fortalece el sistema inmunitario, lo que aleja al cáncer. ¡El
miedo es el peor enemigo! El miedo mina tus autodefensas. ¡Nada de miedo, nada
de sumisión al cáncer! Tranquilidad, convicción, delicadeza, terapias suaves...
–La medicina
convencional debiera ser sólo un último recurso, y muy extremo... Y si tu alma
está en paz, eso jamás te hará falta.
–¡No! Las fabrican con
células ováricas de hámster cancerizadas para multiplicarlas y cultivarlas en
un suero de ternera estabilizado con aluminio (eso la de la hepatitis B, con su
virus): ¿inyectaría usted eso a sus hijos?
–Y yo a los míos: fui
médico, y por entonces no sabía aún todo lo que hoy sé... ¡Pero hoy mis hijos
no vacunan ya a sus hijos!
–¿Por qué? La medicina
actual mata moscas a martillazos: no siempre muere la mosca, pero siempre rompe
la mesa de cristal. Son tantos los dañinos efectos secundarios...
–Yo me hice médico para
ayudar. Me dediqué a la flebología, a las varices. Llegué a tener varias
clínicas. Pero fui dándome cuenta del poder mafioso de la industria médica, que
atenta contra nuestra salud, ¡que vive a costa de que estemos enfermos! Lo denuncié...
y me echaron del Colegio de Médicos.
–¡Mejor! Los
medicamentos están fabricados pensando en la lógica industrial del máximo
beneficio económico, y no pensando en nuestra salud. Al revés: si estamos
enfermos, ¡la mafia médica sigue ganando dinero!
–A la Organización
Mundial de la Salud (OMS), a las multinacionales farmacéuticas que la
financian, a los gobiernos obedientes, a hospitales y a médicos (muchos por
ignorancia)... ¿Y qué hay detrás? ¡El dinero!
No escoge usted
enemigos pequeños...
–Lo sé, pero si me
hubiera callado, hubiese enfermado y hoy estaría ya muerta.
–Hace dos días, ja,
ja... ¡una diarrea!
–Oh, no sé, no lo he
analizado... Me he limitado a no comer... ¡y ya me siento bien!
–Ja, ja... Si la
enfermedad te visita, ¡acógela, abrázala! ¡Haz la paz con ella! No salgas
corriendo como loco en busca de un médico, de un salvador... Tu salvador vive
dentro de ti. Tu salvador eres tú. ¡Tú eres dios!
¡Brillante! Lección necesaria más en los tiempos que corren en los que los 'medicamentazos' no parecen sentirle bien a nadie a la altura de los bolsillos. Cada vez me gusta más esta teoría. Gracias por este texto. Un abrazo.
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