miércoles, 30 de diciembre de 2009

PARA CREYENTES

Dios creó a los hombres a su imagen y semejanza. Les ordenó crecer y multiplicarse, y les dotó de libre albedrío, para que hicieran con su vida lo que su necesidad de experiencias les indicase en cada caso. De esto se desprende, que el hombre, en el ejercicio de este don divino, puede interrumpir su propia vida a su capricho, siempre que tenga íntegras y en correcto funcionamiento sus capacidades mentales. Otra consideración –que no nos ocupa- es las consecuencias que pudieran derivarse del hecho. En este terreno no soy capaz de entrar. No sería franco, ni escribiría con la verdad. No lo sé.

Si esto es así –que tiene todos los visos de serlo- el ser humano racional puede hacer con su vida lo que quiera: Vivir bien, mal, feliz, infeliz, con salud, con dolor, rico, pobre, tener una muerte plácida, atroz, esperar pacientemente su hora final o interrumpir su ciclo vital, bruscamente, cuando así lo decida, arrojándose al vacío, tirándose al paso de un vehículo. O de una forma lenta e insidiosa, drogándose, bebiendo, agotando deliberadamente su capacidad vital o dejándose morir, sin capacidad de reacción, ante una desgracia.

Y si la gente se está suicidando lentamente, a su voluntad y libre albedrio ¿por qué no hacerlo mediante el hambre voluntaria? Haidar, ha estado ejerciendo constantemente su derecho al libre albedrio, y se la debe permitir que lo utilice a su capricho ¿Por qué prohibir la voluntad humana en el ejercicio de su derecho inalienable de decidir sobre cómo y hasta cuándo quiere vivir? ¡Qué manía de interferir decisivamente en la voluntad del prójimo!

En su afán de intervenir, decidir y poner el mingo, un determinado gobierno prohíbe fumar en puntuales lugares públicos. Pero, ni ellos, en su magnificencia absolutista, pueden prohibir a la gente que fume ¡Estaría bueno! ¡Hasta ahí podíamos llegar! Sólo faltaba que nos prohibieran tener vicios, comer o beber a nuestro antojo. Estaría bueno que se erigieran en una especie de taumaturgos, que intentaran moldear la voluntad humana para plegarla a las conveniencias de estos desgarramantas, que lo único que manejan aceptablemente es la propaganda política. Ni con actuaciones e intenciones espurias, se puede conseguir que un ser humano actúe en contra de su voluntad, de sus intenciones y de su libre albedrio.

Haidar puede hacer, decir o pensar lo que le dé la gana. Pero “ellos” no pensaban, ni decían lo mismo cuando un significado activista del separatismo de determinada región de la España, una, grande y libre, se embarcó voluntariamente en su huelga de hambre privada, para forzar al gobierno de estos chupalápidas a actuaciones fuera del derecho y de la unidad de la Patria. Entonces, el huelguista de marras, podía hacerlo impunemente, porque estaba ejerciendo su libertad.

Pues, eso: Menos chorradas intentando justificar lo inexplicable, y dejemos de prohibir a gente adulta y en pleno uso de sus facultades mentales, que hagan con su humana estructura lo que les venga en gana –siempre que no me cojan a mí en la redada-.

A este paso van a prohibir, por decreto ley, que la gente trasnoche y se mame, o que –lo que sería muy chusco- se vayan voluntariamente a la cama, a colmarse mutuamente de dicha y alegría pa el cuerpo. ¡No te fastidia, hombre…!

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