jueves, 25 de febrero de 2010

LA PEINETA

¡Dale bola! ¡Y vuelta con lo mismo! ¡Y siempre igual! La pertinaz propaganda que lo impregna todo y todo lo empapa. Y los tontos útiles siguen haciendo el caldo gordo a la izquierda. Y la derecha sigue tan papamoscas como siempre: blandita, acomodaticia, contemporizadora. No sea que pierda los votos de los ignaros que votan con la víscera en vez con el corazón y la cabeza; reflexionando, midiendo, pesando, cortando, como un orífice hace con el oro. Aznar nunca me ha caído bien; le he tachado de artificial, sobreactuador, con mala figura, mala cara, bigotillo absurdo para tapar un labio superior  excesivamente largo. Pero a estas alturas nadie puede negar que su política fue intachable en lo que se refiere a economía y trabajo. Felipe empezó a sumir a España en la desesperación y Aznar la sacó del pozo. En el Pozo precisamente empezó a fraguarse el hormigón que tiene a España presa de una política nefasta, de un descrédito mundial y de un paro difícil de soportar. Pero no porque sea una situación mundial la que ha desencadenado el problema, es porque España no ha hecho lo que debía en su debido momento, ni ha adoptado medidas, ni llama a las cosas por su nombre. Y, parece mentira cómo puede haber personas que puedan comparar la peineta de Aznar con la permisividad con el terrorismo, con la banca, con la juventud, con la enseñanza, con la droga, etc. Aznar les ha hecho una peineta a un grupo de tontos útiles que, en vez de oponerse frontalmente a la política del gobierno actual, que los va a sumir en la miseria no tardando mucho, se dedican a llamar asesino a Aznar por un caso pasado, manido y trasnochado, pero Zapatero está haciendo peinetas todos los días a los jóvenes, a los maduros y a los ancianos con sus políticas erráticas de persona que no tiene seguro nada más que lo que hay que hacer para conseguir votos y ganar voluntades. Miente como un bellaco, pero tiene el extraño don de la palabra segura y convincente. Nunca ha dicho una sola verdad, pero unta al más pintao con tal de que le aúpe y le sostenga un poco más, antes de la catástrofe que, no sólo va a salpicar al pueblo, sino a sus gobernantes.


La ‘peineta’ de Aznar es un gesto chungo que no demuestra la categoría del individuo en cuestión, pero se la afean y lo proclaman a los cuatro vientos. Las ‘peinetas’ verbales de Zapatero, no son gestos físicos, pero perjudican más que un corte de manga.

Yo le dedico una ‘peineta’ a todos los políticos actuales (menos a mi amigo Enrique, que es majete…Agua pasada no mueve molino.)

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