domingo, 16 de mayo de 2010

JAVIER:




Mi más cordial enhorabuena para aquellos que tienen un contrato indefinido, ‘aunque eso no sea garantía de permanecer en la misma empresa toda la vida’. ¡Jopé! Puestos a rebuscar, nos hacemos pajas mentales con cualquier cosa. Hay quién tiene que proporcionarse la dosis diaria de inseguridad, insatisfacción y mala leche, para empezar el día. Pero no se trata de eso, se trata de que hay que empezar el día dando gracias por lo que se tiene y por lo que no se tiene, hacer las cosas impecablemente, y dejar que todo pase de una manera natural. Y no pierdas de vista el concepto, clásico en mí, de: “vives como piensas”. Que te va a llevar, indefectiblemente, a la quiebra de la empresa donde ocupas un puesto ‘indefinido’.






Y aquí empieza el disloque de neuronas. El tener contrato indefinido no debe ser la antesala de la compra del piso. Eso podía ser antes, cuando se pensaba que era preferible comprar que estar toda la vida alquilado. Pero nuestros padres vivieron toda la vida en ese régimen hasta que llegó el bum del ladrillo y se les metió a los españoles por los ojos la imperiosa necesidad de comprar piso.

Actualmente, en la UE la vivienda en alquiler supone un 30% del total de las transacciones sobre viviendas, frente al 7’5% de España. Y el alquiler de viviendas VPO en Europa es de un 18% frente al 1% de España. ¿Es por tanto imperioso comprar vivienda? No. Lo que es imperioso es vivir feliz y dejar que caiga la breva por su propio peso. Caerá, ten por seguro que caerá. De momento, si no hay más remedio que vivir independiente, alquilar una de las miles de casas que existen en todas las poblaciones de España, de más de 500 habitantes, es lo sensato, hasta que escampe, y las leyes permitan vivir decentemente con un solo sueldo, como hacían nuestros padres. Y los muebles, de IKEA. Por tres gordas amueblas la casa y después no tienes remordimientos de conciencia de quemar una mesa en la pira de los recuerdos.






Si te empeñas en comprar una vivienda. Pues muy sencillo: después de plantearte la solvencia de la empresa, los avales bancarios, la elección de la zona, los materiales, etc. –que es lo mínimo que se puede pedir de una persona sensata- firmas y no te vuelvas a ocupar del asuntos hasta la entrega de llaves. De todas formas lo que vaya a pasar, pasará, por encima de tus intentos de controlarlo todo.

Sí, antes se vivía bien con un sueldo. Sí, eran otros tiempos, en los que el dinero, la pela, se podía estirar como chicle. Antes de nacer la cantidad de seres oscuros que están metidos en todas las instituciones, y que se están forrando la andorga a costa de todos, pensando en que se lo van a llevar a la tumba fría en un hatillo. Me acuerdo de aquel chiste feliz, que narraba el testamento de un millonario, cuyas últimas voluntades eran que sus hijos le metieran en la caja un millón de euros. Reunidos los hijos en cónclave, discuten sobre la conveniencia de cumplir con aquella voluntad tan inútil como insensata. Consultado el hijo menor, después de tirarse los trebejos a la cabeza los tres mayores, exclama: ¿A papá un millón de euros sólo? Ni hablar, le metemos la chequera y que disponga a su voluntad…





Si las cosas tienen solución, no te preocupes. Si no tienen solución, no te preocupes. En cualquier caso, no te preocupes. Vive feliz tu momento y sé impecable en tu trabajo. Lo demás te vendrá dado por añadidura.

1 comentario:

  1. El tema musical para acompañar la entrada, chapó.
    Sobre el tema, es verdad que mi entrada en el blog, leída desde la distancia, parece tremendamente negativa, aunque no te miento si digo que conozco quien no se ha alegrado de tener un contrato indefinido porque eso suponía cobrar menos... Y que a veces le saco demasiada punta a las cosas o, por darlo muchas vueltas, me paso de rosca.
    Supongo que el hecho de hacer prevalecer las cosas positivas por encima de las negativas sea cuestión de tomarse la vida con otra filosofía.
    De cualquier manera, ¡gracias!

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