miércoles, 9 de junio de 2010

OÍR ALGO POR PRIMERA VEZ



Tengo algunos amigos lectores (hembras y varones) a quienes no entra en la cabeza un concepto, que yo exhibo con mucha tranquilidad y me es muy fácil de expresar, pero se conoce que no es tan sencillo de escuchar. Oír ya es otra cosa, y la gente oye pero no escucha, que son conceptos diferentes. El asunto es la base de toda la patología general, que, entre otras cosas, se diluye en causas genéticas, de agentes externos, de radiaciones ionizantes, de temperaturas extremas, de enfriamientos, de contagios y del azar. Todo menos concederle alguna chance al pensamiento humano. Y el caso es que, cuando ponemos a un médico contra las cuerdas inquiriéndole la causa de la enfermedad que padecemos, después de mucho elucubrar, acaba acusando al estrés del crimen orgánico. También meten al estrés entre el paquete de recomendaciones al salir de una enfermedad súbita y grave; siempre aconsejan un cambio de vida y una diferente manera de afrontar los problemas. Pero ¡Me cachis en la mar! Nunca dicen claramente –entre otras cosas porque no lo saben?- que la causa de la enfermedad reside en cada sistema de pensamiento de cada ser humano.



Alvaro Reja



Una de ellas me llama para comunicarme que un neurólogo ha apuntado el estrés como la causa de la pérdida de vista de determinada amiga. Y me pregunta ¿cómo es posible que la mente humana llegue a esos extremos? Ella ya lo sabe; yo se lo he dicho mil veces, pero ¡Contra! Necesita un repaso diario para convencerse del asunto. Padece determinada patología, muy molesta, con todo tipo de pruebas clínicas y radiológicas negativas, pero todavía no llega al fondo de su mente como la causante de su mogollón.

De vez en cuando releo algún libro, y en alguno de sus capítulos descubro una afirmación o un comentario absolutamente inédito para mí. He leído el libro varias veces, y ahí está, el concepto que andaba buscando y que me ha pasado desapercibido anteriormente. Alecciono a un amigo sobre determinado aspecto de la vida, con unos ejemplos ad hoc, que en principio no le llegan. Un buen día me llama para decirme que un gurú le ha dicho una cosa que le ha abierto la mente a determinado aspecto de su personalidad. El concepto es el mismo que le llevo diciendo desde hace años. Pero ha llegado el momento para él. Antes no estaba preparado para recibir ningún impacto de ninguna naturaleza.



Alvaro Reja


No pasa nada. Cada cual tiene su tempo para todo. Unos de una forma y otros de otra. Pero a todos les llega el momento. Sólo hay que tener paciencia y dejar que los acontecimientos laman suavemente nuestra piel. Pero, si queréis saber mi opinión, ya desgastada de tanto aireada, ‘casi’ todas las enfermedades son de origen psicosomático; empiezan en el coco, y, por tanto pueden acabar también en el coco. Explico el ‘casi’: Existen enfermedades claramente causadas por exceso de alcohol, drogas, deficiente alimentación, causas externas muy agresivas, frío, calor, radiaciones solares, rayos de diferente naturaleza, etc. El resto, todas nacen en la mente. Y naturalmente, si el paciente sabe e integra este concepto, él mismo puede contribuir poderosamente a su curación.

¿Y los cánceres también nacen en la mente? También ¿Y la úlcera de estómago? También ¿Y la artrosis? También. ¿Y cuál es el detonante que hace estallar la enfermedad en la mente? Un conflicto emocional agudo y no compartido. Y si permanece activo y no hacemos lo posible por sanarlo, seguirá actuando negativamente.

Yo sé –ya lo he dicho- que esto es bastante poco fácil de escuchar. Y, sobre todo, de creer. Pero es así. Yo no quiero tener razón. Mi pretensión es ser feliz, por tanto admito que la gente no lo crea, pero yo no voy a discutir. Ahora bien, si queréis que aclare algún concepto, estoy absolutamente abierto a ello. Un saludo.

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