jueves, 10 de junio de 2010

PREGUNTAS Y RESPUESTAS



Plantearse preguntas ante las situaciones de la vida, ante lo que se lee, o ante lo que se escucha es, cuanto menos, inteligente. Llega un momento en la vida del ser humano en el que se pasa del, sí porque sí, al ¿por qué? En toda ocasión y en todo lugar sentimos cosas que no podemos etiquetar, incluso no sabemos si son buenas o perjudiciales. Y si no tenemos a mano un diccionario, un tratado o Wikipedia, nos quedamos en blanco, incapaces de dar una respuesta coherente a nuestras propias cuestiones. Es importante, por tanto, poseer puntos de referencia adecuados y fiables, o, en todo caso, saber buscarlos. La juventud actual carece de explicaciones y de respuestas a sus preguntas, y más que grandes conocimientos y una memoria privilegiada lo que hace falta son cursillos acelerados de técnica de búsqueda. Pero, para más confusión, hay preguntas –montones de ellas- sin respuesta y sin una persona que te pueda ofrecer la verdad de determinado aspecto de la vida, como es la muerte ¿De dónde venimos? ¿A dónde vamos? ¿Por qué hay tantos millones de planetas en el Universo y nosotros somos los únicos seres vivos racionales que existen? ¿Por qué a la humanidad se le olvida frecuentemente que cuando muera no se va a llevar nada allá a donde va? Para todo esto se necesita algo más que conocimientos. Por muy sabio que sea el sabio, nunca nos podrá asegurar un más allá fulgurante y esplendoroso. Todo son lucubraciones.



Margarita de Grassa



No temáis. La falta de seguridad para responder a ciertas preguntas se suple con una gran dosis de experiencia, humildad, intuición y amor. Y afortunadamente lo que los ‘videntes’, ‘intuitivos’ y ‘espiritualistas’ afirman, poco después tiene una clara demostración científica, a pesar de los agnósticos. Pero, fundamentalmente, para afrontar la respuesta de los ‘iluminados’, hay que estar abierto a la posibilidad de otras realidades diferentes y una gran dosis de humildad y calidad humana, por no decir claramente, una gran cantidad de fe. Y fe, como sabéis, es creer firmemente lo que no se ve. Y para creer lo que no se ve, hay que tener una preparación que sólo se consigue a fuerza de experiencia, reveses y bofetadas. Pero, ¡que no cunda el pánico! Nada tiene que ver con la edad de la persona. Hay quien espabila y madura a los veintiuno, y hay quien llega a los setenta estúpido e ignaro como cuando cumplió los siete. También depende de las flores y de las espinas que encuentre en el camino, y de cómo afronte ambas.



Purificación Gazol



Ante todo, paciencia e impecabilidad. Y, de momento, suerte para tropezarte con rosas en la vía. Pero nunca olvidéis que las rosas, indefectiblemente, poseen espinas.

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