lunes, 21 de junio de 2010

YO, MI PEOR ENEMIGO



A veces se hace complicado ser consciente de que hay algunas personas deseando abrir su ordenador cada mañana, para leer lo que escribes y cómo lo escribes. Lo comprendo. Yo estoy deseando que se transmitan conmigo y que me digan lo que hay que hacer y cómo lo tengo que hacer. Pero ya pasó el tiempo de estar supeditado a los dictados de los demás y llegó el momento de estar supeditado a los dictados de tu corazón. No hay nadie ahí fuera que te pueda ayudar. Sólo estás tú con tu soberana identidad. Todo depende de ti, las decisiones las tomas tú. Nadie te obliga, nadie te pone un cuchillo en la garganta para que te decantes por una manera de actuar, de decir o de pensar. Eres exclusivamente tú quien decide sobre tu vida.





De niño deseaba que hubiera alguien con carácter y sabiduría que guiara mis pasos por la vida, pero me dio igual: a veces los seguía, a veces no. Y no me daba cuenta del asunto. Durante el servicio militar acataba las órdenes de sargentos, tenientes y capitanes con disciplina y agrado. Fue mucho lo que aprendí durante el servicio a mi Patria, pero los mandos me enseñaban la forma de organizarme para sobrevivir y para proteger la supervivencia de los demás, bajo amenaza. Esa era la realidad. Pero era feliz porque no tenía que someter a mi mente a ningún juego; a ningún dilema, a ninguna alternativa.






Estaríamos satisfechos si, un día al levantarnos, no tuviéramos que pensar en ir a buscarnos la vida. Si no nos viéramos obligados a trabajar para sobrevivir, si no nos hubiéramos cargado de obligaciones que nos abrumaran hasta la extenuación. Pero no es así: Nadie decide por nosotros, nadie. Yo decido sobre mi vida, sobre lo que me rodea y sobre cómo repercutirá en mi porvenir. Y me levanto, cada mañana, decidiendo sobre los distintos aspectos de mi vida: cómo voy a pasar el día, si me voy a levantar alegre o cabreado, si me va a doler algo o, por el contrario, voy a encontrarme pletórico y en plena forma. Todas son mis propias decisiones, que modelan mi día a día, mi carácter, mi humor y mi salud.

La decisión está tomada. Quiero vivir plenamente cada momento de mi vida. A pesar de las circunstancias, y de que éstas sean, a juicio de los que me rodean, buenas o malas. Hace tiempo que dejé de considerar esa diferencia entre las cosas ¿Qué es bueno y con respecto a qué? ¿Qué es malo y con respecto a qué? Porque, en un momento, una cosa que alguien considera mala, para mí puede ser muy buena. Y una cosa favorable para mucha gente, para mí puede ser nefasta. Depende del punto de vista y de las circunstancias. Una cosa que parece buena ahora, podría ser mala con el tiempo.





Definitivamente no quiero estar supeditado a las cosas externas. He decidido estar en mí, todo el tiempo que me permita mi volubilidad y mi pasión por el cambio de pensamiento repentino y fugaz. Pero esto también consigo corregirlo viviendo intensamente el momento. Poniendo el 100% de mi capacidad, de mi mente y de mi concentración en lo que hago, en lo digo, o en lo que veo.







¿Sabéis lo que es estar jodido de solemnidad? Creéis que lo sabéis, pero no tenéis ni idea de lo mal que se pueden poner las cosas a partir de ese momento en el que consideráis que no puede ser peor la circunstancia. Siempre se puede tensar un poco más la cuerda que os tiene cogidos por el cuello. Y lo que hay que hacer. Perdón. Lo que hago yo, es vivir el momento y considerar 1º Que yo he elegido mis circunstancias para tener la experiencia. 2º Que tengo en mi mano vivir la circunstancia bien o mal. Es mi decisión. 3º Que todo va a pasar como está previsto y en el tiempo previsto a pesar de mi preocupación del momento. Esto se llama pánico escénico. Miedo a la vida. Que nos cagamos en cuanto las cosas pueden ponerse peor. Que ya estamos pensando en la ambulancia, en la UVI, en la muerte por inanición, en el abandono o en la cárcel. ¡Con la cantidad de cosas buenas en las que se puede pensar! ¡Dios mio! Hay miles y miles de circunstancias favorables y reales, absolutamente reales, por las que vivir feliz. Otra cosa es que vivamos empeñados en hacernos la puñeta porque: “todo no se puede tener” o “Llevo siete días de suerte, estará al caer el maderazo” o “Hoy hace un magnífico día, pero ya verás cómo viene un gilipollas y nos lo jode” Sí, estoy de acuerdo. Va venir el mayor ‘tonto el culo’ del mundo a cagarte el día. Y ese eres tú, atontolinao. ¡Que no te enteras!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...