domingo, 18 de julio de 2010

CONTESTACIÓN A BÁRBARA


Mí querida y admirada, Bárbara: ¡Tienes razón!... Es broma. En realidad te escribo para participarte mi punto de vista. Aquí, como en el deseo de tener razón: de que todo el mundo se atenga a mi voluntad, de lo que digo, de lo que pienso y de lo que hago, juegan un importantísimo papel tres factores que impulsan a todo el mundo a querer tener razón: El pavor, la inseguridad y la defensa. Todos son humanos y adolecemos de lo mismo: Un miedo que te rilas en los gayumbos.







Nacemos solos y nos morimos solos, y, entre medias nos hacemos a la idea de que estamos acompañados, pero el sentimiento es ilusorio, porque, en realidad, estamos solos todo el tiempo. Y cuando creemos que estamos compartiendo o amando, en realidad estamos estableciendo relaciones comerciales en las que si tú me das, yo te correspondo.






“Yo no quiero tener razón, quiero ser feliz”, me enseñó uno de mis muchos maestros. Y lo aprendí para ejercerlo. Yo no quiero tener razón, porque eso no me lleva a ningún sitio. Pero quiero aliados y cómplices para sentirme seguro, sin considerar que se puede estar ‘solo’ aunque estés rodeado de gente. Es una sensación muy aleccionadora y te enriquece cuando llegas a la conclusión de que no necesitas que te acompañen, ni que te quieran. Solamente tenemos la necesidad vital de querer de una forma incondicional. Porque ‘dar es igual que recibir’. Para esto también hay un remedio: Vivir el momento. Tu Carpe diem. Lo voy a publicar en mi blog: enriquedesoto.es.





Un abrazo muy fuerte. Naturalmente de una manera incondicional.


(Ilustraciones de Anja Klauss)

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