lunes, 2 de enero de 2012

EL SENTIDO DE LA VIDA




El sentido de la vida se va adquiriendo con los años. Cuando llegas a una edad en la que se puede decir que has tenido muchas experiencias, se van abriendo tus canales, y un día, inopinadamente, te das cuenta de que provienes de una fuente que todo lo crea, lo visible y lo invisible, lo posible y lo imposible, lo bueno y lo menos bueno; todo es creado por esa fuente. Yo, como consecuencia, he sido creado por esa fuente. Por lo tanto esa fuente soy yo y esa fuente está en mí igual que un pedazo de pastel emana de del pastel original, es una parte de él y esa esencia del pastel también está en el trozo. Y si está en mí, también está en mis pensamientos, en mis apetencias, en lo que tengo y en lo que me falta; también está en lo que me falta o en lo que ansío. Si entiendo este razonamiento, de alguna manera estoy en sintonía, en espíritu con todo lo que desearía tener y me falta en la vida. De esta manera, la conclusión es que formo parte de lo que me falta y de lo que ansío; definitivamente ya estoy en sintonía.

A partir de este razonamiento, de que estoy conectado con la fuente de la que provengo y de la que todo proviene, llego a conclusión de que lo tengo todo y no me falta nada. Sólo tengo que pensar que estoy completo con lo que soy y con lo que tengo, y que no necesito tener más de lo que tengo. Y cuando pierdo algo, en realidad no lo pierdo porque forma parte de mí; siempre ha formado parte de mí puesto que provenimos de la misma fuente: Somos iguales y uno en nuestra esencia y naturaleza.

El entresijo de la cuestión es que todos pensamos a partir de un ente irreal y ficticio, creado por nosotros, que se llama ego, cuya primera enseñanza es que no somos una creación divina, y que sólo somos lo que tenemos, cuanto más tengas, más valioso serás. Pero el dilema es que si eres lo que tienes y por avatares de la vida lo pierdes, lo que eres también desaparecerá en el proceso. La segunda enseñanza del ego es que no sólo soy lo que tengo, sino también lo que hago; lo que llamamos ‘logros’. La tercera enseñanza es que sólo soy lo que los demás piensan de mí, es decir, soy mi reputación. La cuarta enseñanza es que estoy separado del resto de los seres de la creación, y de todo lo que echo en falta en la vida. Y como colofón nos enseña que también estamos separados de Dios.

Con este panorama me doy cuenta de que yo no rijo mi vida, que el que me dirige y me guía es el ego, esa falsa personalidad creada por mí para mi protección es este planeta. Y cuando rompo mis cadenas y me aparto del ego –estoy en ello– soy un ser conectado a mi creador que todo lo posee y que no tiene que hacer nada para sobrevivir. El Tao no hace nada, ni deja nada por hacer, quieras o no quieras, sea tu voluntad o no la sea.

Y ahora, seguir pidiendo por esa boca. Nada os satisfará, ni siquiera mientras lo compráis o mientras desenvolvéis el paquete.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...