lunes, 24 de septiembre de 2012

QUIERO



Hay cosas declaradas por el vulgo, la masa, el pueblo, la gente, la peña, la vasca, como ‘naturales’, y otras declaradas por el mismo colectivo ‘antinaturales’ o ‘anormales’. ¿En que se fundan estas consideraciones? Simplemente en la tradición escrita y oral, y la transmisión de padres a hijos. Ninguna consideración de tipo práctico; nada que nos ayude positivamente en nuestra carrera hacia el más allá.

Se considera como natural, por ejemplo, que una persona que ha llegado a su jubilación, debe tener los recursos económicos suficientes para pasar, desde su retiro hasta su muerte, tocándose la barriga a dos manos, holgando, y siendo un parásito de su propio trabajo. En este caso, el felizmente jubilado, tendrá la obligación de no meterse en los problemas de su entorno, so pena de que le llamen carca, carroza, jubilata, viejales u otras lindezas que menosprecian la experiencia y la capacidad de las personas mayores para solucionar problemas.

¿Es esto lo que se persigue después de una vida dedicada a los demás? ¿Lo que se intenta es traspasar la barrera forrado de pasta, que no te vas a poder llevar, y que se van a gastar alegremente tus deudos? ¿Para qué sirve el dinero? ¿Verdaderamente se es feliz teniendo que largarte de tu propia casa a las 9:00 a.m. para que abran las ventanas de par en par y pasen la aspiradora? ¿El dinero compensa de algún modo el desprecio que siente la sociedad por lo jubilados? ¿Lo poco que les considera? ¿Lo nada que se cuenta con los mayores para apoyar proyectos, para dar opiniones, para prestar su experiencia en todo?

Si tu compañera te ama, te comprende, te secunda y está a muerte contigo, puedes pasar los últimos años medio feliz, pero con la libido por los suelos, y añorando los años en los que el sexo era una parte importante de tu vida. Los mismos ancianos compensan la duda razonable diciendo el tópico de que luego lo importante es el cariño ¡Y… una mierda el cariño! En el 98% de los matrimonios ancianos, lo único que queda es rencor, insatisfacción, tedio, discusiones, insultos y poco más…

¿Qué esto es excesivamente negativo? En absoluto. Los ancianos deberían llegar a ese periodo ‘dorado’ de la vida con más experiencia, más sabiduría, más respeto, más tolerancia, más elasticidad, más comprensión, más paciencia…Pero es todo lo contrario, los ancianos se vuelven más egoístas, con peor carácter, menos tolerantes, más estúpidos, más retorcidos, más llenos de manías y más reactivos al agua. Y si no que me desdigan los empleados de los asilos de ancianos, que han proliferado al olor del dinero fácil que supone para los dueños.

Yo, con todos los respetos, quiero para mí todas las virtudes de las que carecen la mayoría de los ancianos. Quiero vivir en la indigencia, pero conformarme con lo que tengo. Quiero comer poco, pero agradecer cada bocado. Quiero mantener mi cabeza clara, despejada y exenta de fanatismos. Quiero creer en mí, a pesar de que los demás duden. Quiero ser paciente, cuando los demás estén acelerados. Quiero no responder a las afrentas con otras afrentas, ni a los engaños, con más engaños. Quiero no odiar a nadie, aunque la gente me odie. Quiero parecer ni demasiado bueno, ni demasiado sabio.

Quiero soñar, pero no desilusionarme cuando despierte. Quiero vivir el momento sin dejarme atrapar por mis pensamientos. Quiero no mirar la vista atrás porque el pasado ya pasó. Quiero poder asumir todo lo que he hecho y todo lo que he dicho. Quiero ver con tranquilidad cómo pierdo hasta la última peseta y me quedo sin cobijo y sin sitio donde reclinar la cabeza. Quiero verme indigente, sin una peseta, y no llorar amargamente por el hecho. Quiero no resistirme a nada, ni tampoco al momento supremo. Quiero saber comer, tanto en la mesa de un rey, como en la de un mendigo. Quiero no vivir pendiente de lo que piensen de mí los demás. Quiero no dar importancia a lo que piensen, digan o hagan las personas a mí alrededor.

Quiero, en suma, no echar de menos nada, ni ansiar nada, ni esperar nada. Quiero levantarme cada día dando gracias por lo que tengo y por lo que no tengo.

Para esto no hace falta jubilarse, ni tener dinero, ni seguridad, ni amor, ni siquiera salud. Todo vendrá dado por añadidura.

 
 
LOU4E

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