domingo, 23 de septiembre de 2012

¡QUÉ CANALLA ES LA POLÍTICA!



 
Castillo de Fuensaldaña. Sede de las cortes durante
25 años.
 
 


Actual, megalítica y superflua sede de las cortes
regionales.
 



Es curioso cómo, ante esta situación, todo el mundo se aúna en el criterio anti-políticos. Es sorprendente cómo, a estas alturas, todo el mundo argumenta que el cáncer de España –Esta dulce España cantada por miles de poetas– está en las autonomías. Es estupefaciente, de qué forma todo el mundo piensa que  los ´padres’ de la constitución –que no se merece la mayúscula–,  durante los meses que tardaron en cagar tamaño desafuero, debían de estar emporrados a todas las horas del día.
Conociendo la conciencia de España y de los españoles, ¿cómo no se figuraron lo que iba a pasar? ¿Cómo pensaron que la única forma de no atizar el fuego del nacionalismo y los afanes secesionistas de Cataluña y de las provincias vascongadas, era forrarles de pasta y darles todo tipo de competencias? ¿Cómo creyeron, con lo listos que eran, que iban a desaparecer del mapa todos los estigmas con veleidades patrias? ¿En qué estaban pensando cuando, deliberadamente, multiplicaron por diecinueve el gasto público?

Voy frecuentemente a Valladolid y necesariamente tengo que pasar por el super, mega edificio de las cortes de Castilla y León.
Las Cortes de Castilla y León tienen su sede en un moderno y funcional edificio situado en una de las áreas más pujantes de Valladolid.

 Ubicado al pie de la avenida de Salamanca, verdadero eje neurálgico de las comunicaciones de la ciudad, y abierto a ella a través de una amplia plaza de nueva ejecución que reorganiza el espacio urbano del Plan Parcial Villa del Prado, la nueva sede de las Cortes de Castilla y León, más allá de proporcionar unas instalaciones adecuadas y dignas para el ejercicio de las tareas parlamentarias, tiene la vocación de convertirse en uno de los edificios más representativos de la Comunidad Autónoma: el lugar donde se produce el debate político y la caja de resonancia de las inquietudes y expectativas de su dinámica sociedad, que renueva sus dotaciones urbanísticas y su imagen exterior, y simboliza con su acentuado carácter representativo la esencia democrática de la más destacada institución de la Comunidad, configurando, en definitiva, un edificio para las Cortes del Siglo XXI, que cubre sobradamente sus necesidades funcionales y ofrece al mismo tiempo la imagen más moderna y pujante posible de Castilla y León.
El anterior párrafo es una absurda justificación de las razones –únicamente económicas– que movieron a los políticos autonómicos a gastarse miles de millones de pesetas en construir un edificio modélico, pero superfluo a todas luces. Que, naturalmente, devengó comisiones de todo tipo. En una alocución de uno de sus presidentes tuve que oír con intranquilidad que, como reza en el subrayado del párrafo anterior, dijo textualmente que las cortes (con minúscula) de Castilla y León se merecían un edificio ‘digno’ ¡Qué canalla es la política!

Durante casi 25 años, las Cortes de Castilla y León encontraron alojamiento en el interior de los históricos muros del Castillo de Fuensaldaña, localidad situada a 7 km de Valladolid, al pie de la carretera VA-900, que conduce desde esta ciudad a las localidades de Cigales y Trigueros del Valle.
La construcción del Castillo se remonta a 1451, por encargo de D. Alonso Pérez de Vivero, Contador Mayor del Rey Juan II, aunque la mayor parte de su edificación corrió a cargo de su sucesor Juan de Vivero, segundo Conde de Fuensaldaña y protector del matrimonio secreto de los Reyes Católicos, celebrado en su Palacio de Valladolid.

A la escuela de Valladolid pertenece también el modelo al que responde la planta del Castillo, de forma cuadrada con torreones circulares en las esquinas, y una gran Torre del Homenaje, con una sola dependencia por cada una de sus plantas y acceso por la primera de ellas a través de un puente levadizo.
Cuando en 1983, tras la aprobación del Estatuto de Autonomía, fueron elegidas las primeras Cortes de Castilla y León, la Diputación Provincial, que había restaurado el Castillo con fines turísticos, lo puso a disposición de la recién creada Institución, que, tras las necesarias obras de adaptación, lo vino utilizando hasta su traslado a la Nueva Sede de Valladolid que tuvo lugar en junio de 2007, a comienzos de la VII Legislatura Autonómica.

Así pues, a lo largo de casi un cuarto de siglo, las distintas dependencias del Parlamento de Castilla y León, tanto el Hemiciclo como las oficinas de los Grupos Parlamentarios, así como la Biblioteca, las Salas de Comisiones y los distintos Servicios Administrativos, se ubicaron en el Castillo de Fuensaldaña.
Y si fue ‘digno’ el castillo durante tanto tiempo para tales caballeros ¿Qué tienen estos actuales que no tuvieran sus escuderos? ¡Qué canalla es la política!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...