martes, 9 de octubre de 2012

LAS TRECE JOYAS QUE AUMENTARÁN VUESTRA FELICIDAD


Las joyas que me regalan las comparto con todos vosotros. Ayer, mi amiga Brave me mandó un collar de perlas, de las que todas y cada una son perfectas. Se trata de trece perlas de sabiduría para disminuir los números rojos que, en nuestro banco físico,  suponen nuestros sentimientos negativos. Todas ellas, llevadas a cabo, tienden a aumentar de una manera exponencial, la felicidad, el bienestar y las actitudes positivas.
Si me permitís, las voy a ir desgranando y añadiendo algún comentario de apoyo. Como son trece (número primo), cada día, hasta acabar, os mostraré tres, que me parece un número divino (y que también es primo).

LAS TRECE JOYAS QUE AUMENTARÁN VUESTRA FELICIDAD

1.- Haz ejercicio. Aunque mi pensamiento sea que el aforismo: Mens sana in corpore sano, está absolutamente equivocado, y que la mente es la que trabaja, y que por mucho ejercicio que se practique, si la mente es negativa, no nos servirá de nada, creo que es un empiece positivo, que deberá complementarse, naturalmente, con ejercicios para mejorar la mente.
Hay ejercicio para todas las edades. Elige el que mejor te resulte. Asesórate por un experto y empieza, ya, hoy mismo, no lo dejes para mañana. Muy importante, sea cual sea el ejercicio que practiques, pon tu mente, constantemente, en los grupos musculares que estás trabajando. Practica al menos tres días por semana, y con constancia. No te aburras al tercer día; la mejor forma de paliar las agujetas es seguir haciendo ejercicio.

Seguro que en tu ciudad existe un patronato de deportes, que tiene en sus ofertas un montón de modalidades que puedes practicar, desde atletismo, hasta golf, pasando por artes marciales, Tai Chi, Chi Kung…Si no, déjate asesorar por un experto y empieza a correr con método, no a lo tonto, porque puede ser muy negativo para tu corazón.

2.- Desayuna. Si ya lo haces, mejóralo, poco a poco, hasta conseguir ingerir un zumo de naranja, unas tortitas integrales con mermelada y un tazón de leche de soja con cereales. Has estado en ayunas toda la noche, y te dispones a salir de casa con el estómago vacío… No es un buen sistema para afrontar el nuevo día con energía y de manera positiva. Yo sé que toda la vida has estado saliendo de casa, desde que ibas a primaria, con el estómago vacío. Pero las costumbres, igual que los contratos, son para revisarlos, y esa actitud es imprescindible cambiarla por otra mejor y más saludable.
Los frutos secos aprovisionan de ácidos grasos esenciales de calidad, vitamina E, minerales y oligoelementos importantísimos como el zinc y el magnesio, que regulan los estados de tristeza. También son indicados otros alimentos ricos en hidratos de carbono como los higos, los plátanos y los dátiles.

La fruta fresca o en zumo recién licuado es indispensable por su riqueza en vitaminas antioxidantes A y C. Una opción muy apropiada es tomar, nada más levantarnos, una dosis de jalea real y un zumo recién exprimido;  también podemos añadir algunas almendras, un vaso de yogur de soja y una cucharadita de miel pura. Si se va a hacer un trabajo intelectual en conveniente aderezarlo con sendas cucharaditas de polen y lecitina de soja.
Entre los errores que conviene evitar el principal es el de omitir el desayuno o sustituirlo por una bebida excitante como el café. Los excitantes generan un estrés innecesario en el organismo y aportan energía de poca duración. Más tarde se puede producir una momentánea caída del nivel de glucosa, y provocar una sobrecarga en el cerebro que desencadene ansiedad, mareos, pérdidas de la atención y otros síntomas.

Otro error que conviene evitar en el desayuno es el de sobrecargarnos con alimentos pesados y excesivamente grasos, enlentecen y cargan la digestión, y provocan sensación de amodorramiento.

3.- Agradece por lo que tienes y por lo que no tienes. Nada más levantarte de la cama, dirígete a la ventana más próxima, mira al cielo y agradece por lo que tienes y por lo que no tienes.

He contado, en multitud de ocasiones la anécdota de las piedras del agradecimiento. Aquel cuento del senegalés cuyo hijo enfermó gravemente y por el que ofreció agradecimiento eterno por su curación. Una vez curado, el niño trajo de la playa unos guijarros de colores que supuestamente le había regalado un ser de luz. «Ve y dile a tu padre que cumpla con su promesa de agradecimiento. Que se meta uno de estos guijarros en el bolsillo, y siempre que lo toque agradezca por todo lo que se le ha dado».
Desde ese momento fue regalando piedrecitas y extendiendo el agradecimiento por todo el mundo. Yo tengo una de esas piedras en el bolsillo, y cada vez que la toco o la veo en mi mesilla al levantarme, agradezco por lo que tengo y por lo que no tengo. Hazte con algunas. Cógelas del río o cómpralas y regálalas como joyas.

Puedes empezar con la primera, y añadir una cada día, pero sin olvidar las precedentes y su práctica cotidiana.

Mañana más, y mejor.
 
 

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