LAS TRECE JOYAS QUE
AUMENTARÁN VUESTRA FELICIDAD (4)
0, 11 y 12.
10.- Cuida
tu postura. Sé consciente de cómo estás en cada momento, en tu
equilibrio corporal, en cómo tienes de relajados los grupos musculares. En cada
situación, sentado, comiendo en la mesa, acostado, esperando de pie,
conduciendo, paseando, andando deprisa…En cada una de estas situaciones, la
postura más cómoda es abandonarse, relajar los hombros, arquear la espalda y
bajar la cabeza a su aire. Sin embargo es un error manifiesto.
Esperando de pie,
estudiar el peso de vuestro cuerpo y sobre qué pie cargáis ese peso. No estar
mucho tiempo cargando el peso sobre ambos pies o sobre uno de ellos; lo más
oportuno es, disimuladamente, cambiar el peso simultáneamente de un pie al otro.
Este proceder descansa mucho toda la musculatura que sostiene el estatismo
corporal.
Andando o paseando por
placer –que nada tienen que ver ambos conceptos– La postura más adecuada es
echar los hombros ligeramente hacia atrás, sacar pecho, mirar hacia adelante y
elevar ligeramente la barbilla. De esta manera descansa mucho la espalda y la
postura de las costillas obliga a llenar los pulmones de aire.
En la mesa para comer,
en la mesa de trabajo, delante del ordenador. Hay un dicho, perteneciente a las
normas de educación, que se expresa: «En la mesa, como en el caballo». El que
haya montado a caballo sabe que la primera norma es mantener la espalda recta y
relajada; sentarse sobre los huesos sacros, no sobre los muslos.
Solo un jinete relajado,
puede montar un caballo relajado. Solo una postura recta, equilibrada, permite
la comodidad del caballo, física y mental. Un jinete mal colocado,
desequilibra, paraliza y estanca a su caballo y no permite la relajación la
apertura y la musculación armoniosa.
Es exacto a todo lo que
se podría argumentar en la vida real. Una correcta postura, con la espalda
recta y relajada al mismo tiempo, dirá mucho de la educación del comensal. Y
contribuirá, de paso, a mejorar toda la musculatura de hombros y espalda.
11.- Escucha
música de tu gusto. La música amansa a las fieras…y a las personas.
Emociónate con ella, goza de ella, déjate llevar por la música. Y si puedes,
baila al compás de la música. Deja que el cuerpo se exprese. Quítate las vergüenzas
y baila como te indique el corazón, independientemente de la gente que te
rodee. Da rienda suelta a lo que llevas dentro, hasta que los caballos se te desboquen.
La música emite
vibraciones que inciden en tus átomos y los armonizan o, por el contrario, los
vuelven locos. Las músicas que te chirrían no las oigas; escucha sólo aquella
música que te pone alas en los pies, mariposas en el estómago y ensancha tu
corazón.
Las plantas crecen más
y mejor con música de Mozart y, curiosamente, la Canabis índica crece más con
el rock duro. Los animales de producción también responden a la música. Total,
oye la música que te gusta y déjate impregnar por ella.
12.- Come
racionalmente y con mesura. La norma es comer cada 3 ó 4 horas cantidades
moderadas de alimentos. Y en el capítulo de tipos de alimento: Abundantes
frutas y verduras, arroces, legumbres, hidratos de carbono moderadamente, más
pescado que carne. Evitar el alcohol, el tabaco, el café y los lácteos en
general, así como las latas de conserva, las harinas refinadas y el azúcar. No
consumir bebidas carbónicas y de beber, fermentados (vino o cerveza), no
destilados (licores en general).
Comer despacio,
masticando muchas veces los alimentos y, a poder ser, en silencio y
concentrados en lo que come (estar en lo que se celebra). Acompañar la comida
con una tisana caliente y acabar con otra tisana caliente.
Y, en general,
«Desayunar como un rey; comer como un príncipe y cenar como un mendigo». «Más
suela y menos carne en la cazuela» Y,
por último, evita todos aquellos alimentos que sabes que te sientan mal.
Reloj solar en la Huerta de Guadián. Palencia.
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