Compro quesos y embutidos en El Árbol de la calle Mayor. Entre otros factores de comodidad, buen pan y cercanía a mi consulta, tiene una charcutera que es un encanto, siempre tiene una sonrisa en la boca, una voz dulce y un consejo gastronómico pronto a ilustrar al cliente sobre las excelencias de determinado artículo o la forma de prepararlo. El otro día me quedé mirando un embutido de pollo asado que ofrecía una pinta estupenda. Después de partirme 150 gr en lonchas muy finitas –casi todo el mundo coincide en la petición- y envolvérmelo con esmero de profesional, me advirtió que el producto que me vendía, quedaba un poco seco para comerlo solo o en bocadillo, y me aconsejó que lo regara con un chorrito de aceite de oliva virgen y le espolvoreara un poquito de pimentón picante o dulce, al gusto. Me quedé con el consejo, y aquella noche di buena cuenta de unas cuantas lonchas con aceite y pimentón picante. A fe mía que estaba excelente, así que, al día siguiente, me saqué de la manga para cenar una ensalada de pollo en embutido a la que nombré Ensalada Carmen Lupe, en honor a mi charcutera de cabecera.
Ingredientes: (para 4 personas) Una lechuga, tres patatas medianas, tres huevos, 200 gr de embutido de pollo asado, vinagre balsámico, pimienta negra recién molida, sal, pimentón picante, piña troceada en lata, aceite de oliva virgen extra, perejil picado.
Preparación: Lavar la lechuga y cortar en juliana, ponerla en una fuente como lecho. Cocer las patatas y los huevos. Una vez que estén hechos, cortarlos en rodajas finas. Disponer las rodajas de patata encima del lecho de lechuga; salpimentar y echar un chorrito de aceite. Encima de las patatas disponer las rodajas de huevo duro; salpimentar y espolvorear con perejil picado; regar con un chorrito de aceite. Encima del huevo ir poniendo trozos del embutido de pollo, hasta cubrir las rodajas de huevo. Regar con un chorro de vinagre balsámico y aceite al gusto. Espolvorear con pimentón picante y adornar con trocitos de piña. Como colofón, una ramita de perejil.
Ni qué decir tiene que resultó una auténtica gourmandise, y yo quedé como un auténtico cuisinier. Gracias a Carmen y…¡Bon appétit!
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