lunes, 14 de febrero de 2011

CINISMO VS ENVIDIA

La envidia nace del desconocimiento del presente y del futuro. Todos sentimos envidia de algunos seres humanos que creemos privilegiados, que también tienen sus historias de envidias personales por seres que gozan de lo que ellos, en otra escala, querrían tener. Y así sigue la rueda. En la selva existen animales que carecen de depredadores. El león es una muestra de ello. Pero yo no sé si elegiría ser león con lo poco que comen, con lo poco que hacen el amor y con la cantidad de enemigos que se crean cuando llegan a viejos. Tampoco me agradaría ser elefante. Cuando eres bebé, como te descuides te comen las hienas, o feneces de hambre en una sequía pertinaz. No sabría con cuál asimilarme. En esta vida y con mi nivel de conciencia, elegiría exactamente lo que elegí antes de aterrizar. Porque ¿Quién vive absolutamente feliz en este plano, a no ser que haya alcanzado el conocimiento de que lo ideal es vivir el momento? El que no tiene problemas físicos tiene problemas morales, y el que no, tiene una envidia que le corroe. Y al otro lo que le gusta es hacer sufrir un poquito a los demás. Y al de más allá lo que le gustaría es comprarse un menesteroso para zurrarle la badana todos los días.




Luego, llegas al cenit de tus ideales –cada cual de los suyos, que para gustos hay colores– y resulta que no era eso lo que querías, después de haber pisado varias cabezas para llegar a la cumbre. Es como el niño que el día de reyes quiere quitarle al juguete a su hermano, teniendo el suyo entre sus manos. Es una cuestión de insatisfacción personal. En verdad no es rico el que más atesora, sino el que menos necesita. Pero eso vete tú a decírselo a los parados –creo que ya rondan por los 5 millones– de España.

Otro parámetro bastante chusco es que no están todos los que son, ni son todos lo que están. Leí, por casualidad, una frase que me puso en alerta de lo que pasa frecuentemente en este plano: «Aquí, el que piensa, no actúa; y el que actúa no tiene capacidad de pensar» Y ¿Por qué? –me pregunto, yo, y conmigo todos los filósofos del mundo– ¿tiene que ser así? ¿Por qué los holgazanes, caraduras, vivalavirgen tienen que vivir como el Maharajá de Kapurthala, mientras yo, con todas mis capacidades puestas al servicio de la sociedad en la que vivo, hago encaje de bolillos para llegar a fin de mes?

Sólo quisiera saber

para apurar mis desvelos

(dejando a una parte, cielos,

el delito de nacer),

qué más os pude ofender

para castigarme más.

¿No nacieron los demás?

Pues si los demás nacieron,

¿qué privilegios tuvieron

qué yo no gocé jamás?



Hasta Don Pedro Calderón, lo expresó en su obra. Y habitualmente lo que escriben los autores tiene mucho que ver con su interior, con lo que bulle en su cabeza y con lo que sienten. Es hermosísimo este segundo párrafo de La vida es sueño. La primera vez que lo leí, me lo quedé para mí, porque, hay gente que, como yo, por mucho que haga en esta vida van arrastrados por su destino inexorable, sin poder anclar su barco porque la corriente de la vida es demasiado fuerte, e indefectiblemente la nave chocará contra la escollera.




¿Cuál es la solución del enigma que nos ha tocado vivir? Después de mucho latir, poco gozar, mucho criticar y poco pensar, he llegado a la conclusión de que aquí (a esta tierra), he venido con mis ideas muy claras con respecto a lo que tengo que hacer y a lo que puedo esperar de la vida. Porque he convenido de antemano lo que voy a hacer, lo que me va a pasar, lo que voy a sufrir y lo que voy a gozar. Me he propuesto elevar mi nivel de conciencia y no hay otra manera que pasar por las horcas caudinas y las humillaciones que yo mismo me he dispuesto. ‘Yo mismo’ Nadie ha contribuido. Solamente me aconsejaron la mejor manera de aprobar los diferentes exámenes que me había propuesto pasar. El resto corría de mi cuenta. Yo elegí mis amores, mis odios, mis miserias, mis triunfos, mis halagos y mis denuestos. Nadie tiene la culpa. Y menos yo, puesto que la culpa no existe.

Los holgazanes, caraduras, vivalavirgen, están ahí puestos por mí y están cumpliendo fielmente el papel que les ha tocado en la comedia, en la que, a su vez y curiosamente, ellos eligieron esos roles, quizá de una manera esporádica o incluso vitalicia con paga incluida. Así que, aquel día de sol radiante dejé de criticar, de comparar y de tener envidia. No viene a cuento con estas premisas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...