lunes, 7 de junio de 2010

REGALOS ESPIRITUALES



Que pase algo sólo una vez al año, es digno de mención. Todo el trabajo de doce meses, que se exhibe en una fecha determinada, en la que los seguidores, aficionados o practicantes de alguna actividad se dan cita para verse, abrazarse y aplaudirse. Todo el año nos dedicamos a aprender y a practicar, y al final nos reunimos para mostrar a la gente lo que hemos logrado. No se trata de una competición, la gente que participa va allí para enseñar a los demás sus habilidades sin afán de rivalizar. Y ahí está, sin trampa ni cartón, el trabajo, el esfuerzo y la constancia.

Dentro del Chi Kung hay tantas modalidades como escuelas y como objetos se utilizan para su práctica. Dentro de este arte se engloba el Tai Chi, que difiere del Chi Kung, no sólo por la forma externa de los ejercicios sino en la manera en que orienta la movilización del Chi. Y dentro de éste, se practica con abanico, con espada y con otras armas de defensa. El abanico también era un arma en la época en la que se prohibió el uso de elementos de ataque con punta o con filo. Entonces se escondían cuchillas en los bordes de los abanicos para combatir a los enemigos.



Tenemos la fortuna de contar en Palencia con un maestro de Chi Kung, al que admiro por su amplitud de conocimientos y por su dominio de múltiples técnicas, Juanjo Mendoza. Me gustaría aprender espada, abanico y todas las técnicas que él sabe, pero me temo que para eso hace falta tiempo. Quizá algún día pueda tener la oportunidad de tocarlas todas. De momento me conformo con el Chi Kung y la forma de Tai Chi. Sin embargo, ahí estamos, unos y otros, intentando perfeccionar lo poco que podemos aprender en tan escaso tiempo.




Y la verdad es que cualquier técnica requiere una dedicación por encima de lo habitual. Un deportista de elite, según los investigadores, ha tenido que practicar su disciplina un mínimo de diez mil horas que equivale a trabajar, sin descanso, 416 días con sus noches. Y diez mil horas de entrenamiento, sudando la camiseta, son muchas horas. Esta mañana hablaba con un experto, le comentaba que practicaba un mínimo de cinco horas a la semana las técnicas de Chi Kung. “Es poco tiempo de entrenamiento” –me ha contestado- Y eso es así. Hay que dedicar muchas horas para llegar a la excelencia en cualquier actividad de la vida. Pero, bueno, cada uno con sus capacidades y sus posibilidades hace lo que puede, pero: “Tended a la perfección en cualquier faceta".


Lo he pasado muy bien. El día invitaba a gozar de la hierba, de los árboles y de los amigos. Hay veces que el motivo de la reunión es lo de menos, lo que importa es la gente que te da calor, que te habla, que te mira a los ojos, y que comparte contigo cualquier cosa. La calva se me ha puesto roja como un tomate, me escuece la piel, pero estoy satisfecho y gratificado. Al final, Paz, me ha obsequiado una gorra de visera con un dragón azul y la leyenda “Dragón”, bordada encima con letras rojas. En la visera una letras chinas, que ni idea de lo que significan (¿Dragón, quizá?), en seda azul más fuerte que la del dragón. Es muy chula (la gorra, no Paz). Me ha hecho mucha ilusión.



Pero lo que de verdad me ha ensanchado el alma y me ha emocionado, es que un monitor de León, Juan Pan (Juancho), con el que coincido en algún curso, y por supuestos en los encuentros de Palencia, me ha recomendado que siga escribiendo, porque es seguidor de este blog. Y eso no se paga con dinero. Es un regalo espiritual de los que te dejan cicatriz. Va por ti, Juancho.

1 comentario:

  1. Oleee!! Muchas Gracias Enrique. Eres un sabio maestro. Que las palabras que salen de tu corazon siguan iluminando el dia a dia de todos los que te leemos. Que cada vez seran mas.

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