sábado, 16 de enero de 2010

¡FACHA! (Parte 3)

José Antonio Primo de Rivera


José Antonio Primo de Rivera habla del fascismo en el diario ABC el 22 de marzo de 1933, en una carta dirigida a su director Juan Ignacio Luca de Tena. Algunas de sus afirmaciones son las siguientes:

El fascismo no es una táctica: la violencia. Es una idea: la unidad. Frente al marxismo, que afirma como dogma la lucha de clases, y frente al liberalismo, que exige como mecánica la lucha de partidos, el fascismo sostiene que hay algo sobre los partidos y sobre las clases, algo de naturaleza permanente, trascendente, suprema: la unidad histórica llamada Patria. La Patria, que no es meramente el territorio donde se despedazan aunque sólo sea con las armas de la injuria varios partidos rivales ganosos todos del Poder. Ni el campo indiferente en que se desarrolla la eterna pugna entre la burguesía, que trata de explotar a un proletariado, y un proletariado, que trata de tiranizar a una burguesía. Sino la unidad entrañable de todos al servicio de una misión histórica, de un supremo destino común, que asigna a cada cual su tarea, sus derechos y sus sacrificios.

En un Estado fascista no triunfa la clase más fuerte ni el partido más numeroso que no por ser más numeroso ha de tener siempre razón, aunque otra cosa diga un sufragismo estúpido, que triunfa el principio ordenado común a todos, el pensamiento nacional constante, del que el Estado es órgano.

Para encender una fe, no de derecha (que en el fondo aspira a conservarlo todo, hasta lo injusto), ni de izquierda (que en el fondo aspira a destruirlo todo, hasta lo bueno), sino una fe colectiva, integradora, nacional, ha nacido el fascismo. En su fe reside su fecundidad, contra la que no podrán nada las persecuciones. Bien lo saben quienes medran con la discordia. Por eso, no se atreven sino con calumnias. Tratan de presentarlo a los obreros como un movimiento de señoritos, cuando no hay nada más lejano del señorito ocioso, convidado a una vida en la que no cumple ninguna función, que el ciudadano del Estado fascista, a quien no se reconoce ningún derecho sino en razón del servicio que presta desde su sitio. Si algo merece llamarse de veras un Estado de trabajadores, es el Estado fascista. Por eso, en el Estado fascista y ya lo llegarán a saber los obreros, pese a quien pese los sindicatos de trabajadores se elevan a la directa dignidad de órganos del Estado.

Emilio Gentile

Emilio Gentile describe el fascismo como "la sacralización de la política" a través de métodos totalitarios.

Robert Paxton

Robert Paxton, profesor emérito de la Universidad de Columbia, define el fascismo en su libro Anatomía del fascismo como:

[...] una forma de comportamiento político marcada por la obsesiva preocupación por el declinar, humillación o victimismo de la comunidad, así como por cultos compensatorios de unidad, energía y pureza, en los que un partido de masas o un conjunto de militantes nacionalistas comprometidos, trabajando en difícil pero efectiva colaboración con las élites tradicionales, abandona las libertades democráticas y persigue, con redentora violencia y sin restricciones éticas o legales, metas de limpieza interna y expansión externa.



Expuesto lo anterior, se deduce fácilmente, que el fascismo no es, ni más ni menos, que cualquiera de las doctrinas o ideologías o filosofías políticas que hemos reseñado, con la intención de dar una pincelada de cada una, para forma el cuadro más abstracto que darse puede. Es, sencillamente, una más. Con sus defectos y sus virtudes. Por supuesto mucho menos demagógica que la democracia y mucho menos autoritaria que el comunismo. Entonces, ¿por qué la consideran como un insulto? ¿Lo asimilan al gobierno del General Franco? ¿Y, qué? ¿Qué tubo Franco que no tuvieran Hitler, Mussolini, Stalin, Lenin…? ¿Qué hizo Franco? Oponerse frontalmente al Socialismo, que había sido la perdición de todos los países donde imperó por algún tiempo, y en los que todavía impera –Cuba, por ejemplo-. ¿Y sólo por eso esgrimen la palabra, el epíteto, como si fuera un pecado del que un hubiera de arrepentirse eternamente?

Es como si la derecha de España llamase a Teresa Fernández de la Vega “¡Socialista, que eres una socialista. Sociata, so sociata…!” Y ella se diera por aludida, recordando, por ejemplo, todos los crímenes que perpetró el partido socialista obrero español antes y durante la guerra civil. Que fueron, muy parecidos o peores y más numerosos, que los que se cometieron por parte de la derecha. Puestos a poner en marcha la “memoria histórica”, a ver si tomamos algún reconstituyente cerebral y recordamos todos de dónde venimos y hacia dónde vamos.

Desde ahora, cuando me tachen de “Facha”, contestaré: ¡Sí, y a mucha honra!.

En la próxima y última entrega –la cuarta-, tengo intención de mostrarles un apéndice, donde expongo las definiciones de algunos regímenes políticos de los que hablo en este trabajo.

(Continuará)



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